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Librojuego - Melania - Capítulo 10

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Capítulo 10

Darse cuenta de que había estado jugando con su cosita en medio del salón, la había perturbado, «podría haberme visto cualquiera» pensó, así que decidió por el bien de todos subirse a la habitación a acostarse.

 

Se metió entre las sábanas, pero no podía dormir, tenía una inquietud que no podía achacar ni a la proximidad de los exámenes ni a nada por el estilo. Sentía calor y unos sudores fríos le recorrían el cuerpo, se destapó y comenzó a dar vueltas en la cama, se puso bocabajo y parece que se encontraba más cómoda. Comenzó con un movimiento rítmico a mover las caderas, haciendo que la respiración se hiciera más pausada y entrecortada. De repente Melania se paró en seco como dándose cuenta de lo que estaba haciendo.

 

Me cago en su puta madre — dijo con un susurro más alto de lo que había estado esperando. Acto seguido se dio la vuelta, se despojó de toda la ropa y comenzó a masturbarse ferozmente.

 

Rápidamente doblo las piernas dejando las rodillas hacia el techo de la habitación, separándolas levemente y metiendo la mano directamente hacia su coño, el cual esta mojado, pero que se mojó mucho más con el primer roce, el cual hizo que Melania emitiera un gemido ronco y profundo. En seguida metió dos dedos dentro de su vagina y del puro placer del instante tuvo que arquear la espalda. La velocidad que imprimió a su follada durante los minutos siguientes hicieron que un jadeo continuo inundara la habitación.

 

Con el primer orgasmo decidió tomarse un descanso. Estaba empapada de sudor y las gotas que le caían por el cuerpo se empeñaban en hacer rapel por sus pezones, para llegar deslizándose por su cuerpo y reposar junto a su ombligo, donde ya había un pequeño lago de placer.

 

Tras ese pequeño descanso decidió serenarse, « vamos a hacer las cosas despacito y con buena letra » pensó. Cogió la almohada en la que previamente había tenido la cabeza apoyada, la doblo y se puso a horcajadas sobre ella y comenzó una lenta tortura. El movimiento de vaivén que iba iniciándose le producía un placer mucho más profundo pero a la vez no tan intenso que el que había experimentado antes, sin embargo su cabalgada no se detuvo. Sus fluidos vaginales empezaron a mezclarse con el sudor que goteaba de su cuerpo, haciendo que toda la almohada se empapara y produciendo en Melania unos gemidos cada vez más intensos, que amenazaban con despertar a su hermano. «Mierda, mi hermano» y una oleada difícil de descifrar volvió a acogerla, lo que hizo que tuviera que cabalgar más salvajemente.

 

Tras más de diez minutos exhaustos, con las piernas y el abdomen totalmente doloridos, llego un intensísimo orgasmo que casi la hace caer de la cama, del cual tardo en recuperarse varios minutos.

 

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