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Dogging en el faro

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Dogging en el faro

De vacaciones en la costa dorada y por recomendación de unos amigos fuímos a una playa salvaje y apartada de la civilización, su único atractivo, un faro.

Nos despertamos pronto esa mañana y como todos los días de vacaciones echamos un polvo de los que te alegran el día. Pero más que calmar nuestro apetito sexual, lo potenció y cuando nos montamos en el coche para ir a la playa, mi mujer me puso la mano en el paquete y me dijo:

- Hoy toca follar en la playa. Que me pone muy cachonda.

- Jajajaja. A mi también me pone mucho morenaza.

Media hora de coche nos acercó al parking más cercano a la playa donde íbamos. Desde ese aparcamiento había más de cinco kilómetros hasta el faro. Esa zona era nudista, una playa salvaje sin apenas gente y muy dispersa. Había que ir andando por la playa y aunque era una zona de dunas bajas no había otro camino.

En nuestro paseo, y con la calentura que llevábamos, nos planteamos jugar como otras veces a: “ me lo follaría”. Ese juego consiste en observar a la gente con la que nos cruzamos y decir si nos lo follaríamos o no.

Las primeras que vimos eran tres chicas que iban andando delante de nosotros. Iban vestidas con bikini.

- A la del centro me la follaría. -Le dije a Elisa..

- Tiene un buen culo, pero es bajita para mí. - Dijo mi mujer riéndose.

Cuando le adelantamos giré la cabeza para saludarlas y de paso darles un repaso frontal.

Cuando íbamos un poco más adelante volví a decir:

- Si si. Me follaría a la del centro. También tiene buenas tetas.

- Es bajita.

Los dos nos echamos a reír y continuando vimos dentro del agua una pareja de avanzada edad. Estaban los dos desnudos metidos en el agua hasta la cintura.

Tendrían como unos sesenta años y cuerpos entraditos en carnes.

- Casi que no me los follaría ehhhh. -Dije yo.

- jajajajjaaj. Yo igual tampoco.

Nos cruzamos con otra pareja que no nos gustó a ninguno de los dos y hasta Elisa puso cara rara.

Ya casi estábamos llegando al faro cuando vimos venir de frente una pareja, ella era delgada pero con un buen cuerpo y el era alto y fuerte, de lejos y se le marcaban los cuadriceps de las piernas y se le veía corpulento, pero conforme se acercaba aún parecía más fuerte, se le marcaban los abdominales y el pectoral. No estaba muy definido pero sí que se le veía muy fuerte, como yo más o menos. Con un brazo tatuado y solo con un bañador muy pequeño en el que se le marcaba un bulto bastante grande. Ella llevaba un bikini de rayas que dejaba ver su figura y la parte de arriba de triángulo que escondían muy poco trozo de unos pechos redondos y duros.

El chico se quedó mirando a Elisa fijamente y de reojo ví como mi chica también fijaba la mirada en él.

- Este si que te ha gustado ehhh?- Le pregunté a mi mujer, que con una sonrisa de vicio me dijo:

- A ese me lo follaría ahora mismo. Vaya potencia, así me gustan a mí.

- Ella tampoco está mal ehhh. Tb me la follaría, pero el que resalta es él. Esta potente el tío. Me gusta hasta a mí.

Seguimos hasta el faro y en la orilla había un chico desnudó que estaba metido en el agua hasta las rodillas.

- Buenos días, nos saludo muy amable.

- Buenos días. - Respondimos los dos, siguiendo nuestro camino.

No tardamos en comentar acerca de él.

- Muy delgado, y tampoco era tan alto. - comentó mi mujer.

- Claro, y sobretodo si lo comparas con el potente no?

- Es que no hay comparación. Además el bulto del bañador...... se me contrae el coño de recordar su imagen.

Nada más pasar el faro y viendo que más adelante no había nadie, me quité el bañador y solo con la mochila puesta, seguimos caminando unos quinientos metros más. Nos tumbamos entre dos dunas, de manera que no se nos viera. Elisa se quitó el bikini rojo tipo tanga que llevaba, la parte de arriba de triángulo y dejó sus pechos al aire. Se veía deliciosa, desnuda, bronceada y caliente. Se me acercó y me dió un beso que me puso caliente a mi también. Me agarró la polla y dándole unas sacudidas la puso morcillona.

- Voy a necesitar que me folles pronto.

Metí la mano entre sus piernas y comprobé lo húmeda que estaba.

- Si que te ha puesto cachonda el potente de la playa ehhhh.

- Si. Para que te voy a engañar. Me ha puesto como una perra.

Nos tumbamos un rato entre las dunas, antes de darnos el primer baño. Elisa me masturbaba muy despacio y yo hacía lo mismo acariciándole el clítoris. Estábamos calientes, muy calientes.

Nos fuímos al agua, estaba templada y muy clara, cubría poco y tuvimos que entrar bastante para que nos cubriera hasta el cuello. Nos empezamos a meter mano y ella se puso a horcajadas cogiéndose en mi cuello y empezó a moverse, refrotando su coño contra mi polla pero sin meterla.

A lo lejos vimos que había llegado otra pareja y estaba charlando con el chico que estaba junto al faro.

- Con lo bien que estamos solos. No me apetece tener a nadie cerca. Quiero follarte y no pensar en si nos ven o no.

- Que más da que los vean. No nos conocen.

- Vamos a la arena que necesito tu polla dentro. Ya. - Me dijo mi mujer encaminada a la playa y tirando de mi mano.

Volvimos a nuestro escondite entre las dunas y Elisa se puso a cuatro patas mirando al mar y me dijo:

- Vamos métemela que lo necesito. Fóllame fuerte.

Yo para ese momento ya tenía la polla más que a tope y poniéndome detrás de ella se la metí de un solo golpe. Mi polla se deslizó en su interior suavemente, extralubricada. Empecé a follarla duro y a los pocos empujones, su vagina estrujaba mi polla. Era la señal de su primer orgasmo. Elisa estaba muy caliente y se notaba. No llevaríamos ni cinco minutos en esa posición cuando por la playa a menos de veinte metros de nosotros vimos aparecer a la pareja que estaba antes hablando con el chico del faro.

Cual no sería nuestra sorpresa al comprobar que era el potente que nos habíamos cruzado antes y su pareja.

Seguí follando a mi mujer que cuando vió quienes eran tuvo otro orgasmo. Esta vez más fuerte y duradero. Al vernos, los dos se quedaron parados observando nuestra escena.

El potente se giró hacia su pareja y le dijo algo que no pudimos oír y acto seguido se quitó el minúsculo bañador. Ante nuestros ojos apareció una buena polla, como la mía de larga pero bastante más gorda. La mujer también se desnudó, tenía las tetas redonditas y pequeñas pero muy proporcionadas con su cuerpo, no tenía ni un pelo en su pubis. La imagen de esa pareja desnudos, me puso más caliente todavía y agarrándole el pelo a mi chica le levanté la cabeza para que los mirara bien y de paso ellos viesen que follábamos fuerte.

Un par de minutos después, siguieron su camino y nosotros cambiamos de postura. Me tumbé y mi mujer se puso a cabalgarme. No tardamos ni cinco minutos en empezar a oír gemidos y algún grito de placer. Mi mujer y yo nos miramos.

- Están follando al lado nuestro?

- Eso parece. -Me respondió ella. - Parece que el potente se ha puesto cachondo y quiere guerra.

- Pues parece que la están matando de lo que grita.

- No me extraña que grite. Con el pollón que tenía el tío. La tiene que estar reventando. - Dijo Elisa relamiéndose.

Vamos al agua. Quiero ver como están follando.

Nos levantamos y nos fuimos al agua. Aún no habíamos entrado en ella cuando nos giramos y los vimos. Ella estaba tumbada boca arriba con la cabeza apuntando hacia el agua y el estaba encima suyo follándola como un animal. Se le veía toda la musculatura en tensión y estaba sudando. La imagen era digna de la mejor película porno.

- Dios, me voy a correr solo de verlo. - Dijo mi mujer agarrándose tan fuerte a mi brazo que me clavaba las uñas, y apretando lo muslos. Señal de que se estaba corriendo.

El potente levantó la cabeza y nos miró, se sonrió y siguió empujando más fuerte si cabe. Los gemidos de su pareja se convirtieron en gritos y convulsionando pudimos oír cómo le decía.

- Me corro, me corro, sigue así. Ahhhhhh.

- Y se quedó quieta un momento mientras el la perforaba con la fuerza de un toro.

Elisa había bajado una mano hasta mi polla y me estaba pajeando mientras con la otra mano se tocaba las tetas. Yo por mi parte había bajado una mano hasta su encharcado coño y le había metido dos dedos, cosa que le estaba haciendo ver las estrellas. El potente paró de empujar a su pareja y mirándonos, salió de dentro de ella, mostrándonos una soberbia erección. Mirando a su pareja le hizo un gesto con la cabeza señalándonos, ella se volvió a mirarnos y al ver como estábamos, se incorporó y se puso junto a él. Sin mediar palabra fue la chica la que tomó la iniciativa. Se puso de pie y se acercó a nosotros y sin decir nada, fué directa a comerle la boca a Elisa. Le agarró de culo y empezó a sobárselo mientras su otra mano fue a parar a mi polla, compartiendo espacio con la mano de mi mujer. Cuando separaron sus bocas, la chica se puso de rodillas y empezó a hacerme una manada, se metía mi polla entera hasta adentro y luego la sacaba toda. Era una mamada muy húmeda y caliente, puse una de mis manos en su cabeza para acompañar ese movimiento. El potente se había puesto de pie y mi mujer supo lo que tenía que hacer, fué hasta la toalla de nuestros vecinos de duna, y sin decir nada, se puso de rodillas y se metió el capullo de esa hinchada polla en la boca, mientras la mano subía y bajada por el tronco de esa polla llena de venas hinchadas. Cuando Elisa hace eso puede volver loco a cualquier hombre, y este no era una excepción. Pero le cogió la melena y sujetándole la cabeza le empezó a follar la boca, la metía casi hasta la garganta, dejando sin respiración a Elisa.

De repente su chica sacó mi polla de su boca y levantando la cabeza me dijo:

- Al principio cuesta tragártela entera, pero luego es un placer. Me llamo Angela y el es Jose. - Y poniéndose de pie me dió un pico en señal de saludo, justo antes de comerme la boca con un beso que me hizo agarrarla por el trasero, atraerla hacia mí y devorarla.

- Yo me llamo Mario y ella es Elisa.

- Come bien la polla tu mujer, ehhhh. Mira la cara de mi marido.

- Si, si. Es muy buena, y parece que esa polla le está gustando. -Le dije a Angela.

- Pues espera que se la esté follando que aún le va a gustar más. Esa polla es perfecta.

- Te voy a enseñar como se mueve la mía. - Le dije yo con cierta envidia.

La cogí de la mano y nos acercamos hasta donde estaban los otros. Justo al lado de mi mujer hice ponerse a Angela a cuatro, mirándolos y dándole un azote, me fuí a nuestra toalla a por un condón. Cuando volví, las dos chicas estaban de rodillas lamiendo a la vez, la polla de José. Se alternaban entre la polla y los huevos. Me acerqué y puse la polla justo al lado y la boca de mi mujer pasó a lamer mi duro miembro, una de sus manos a mis huevos y fué entonces cuando Ángela pasó a mi polla también empezando una mamada a dos bocas.

Entonces Jose me dijo:

- Me voy a follar a tu mujer, quiero probar ese coñito.

- Fóllatela. - Le dije yo.

Y sin decir nada más cogió un condón y se lo puso. Se hincó de rodillas detrás de Elisa y dirigiendo con la mano su polla, la apuntó en la entrada de la vagina de mi mujer y empezó a empujar.

- Dios como me abres el coño. Me encanta. Joder que bueno como me llenas. Ahhhhhh. - Comenzó a gritar mi mujer.

- Ahora te voy a follar bien follada. - Le respondió José, comenzando a empujar con fuerza a Elisa que empezaba a gemir de placer, al verse dilatada por ese pollón.

Entonces Ángela se puso de rodillas y mostrándome su culito en pompa me dijo:

- Vamos moreno, fóllame bien fuerte. Que tengo el coño que se me hace agua.

Cogí el condón y me lo puse en el acto. Ese culito estaba pidiendo guerra y yo se la iba a dar. Toqué su coño metiendo dos dedos antes de follarla. Estaba caliente y muy húmeda.

La escena era lo más morboso que había visto hasta la fecha. Mi mujer estaba siendo follada brutalemente mientras yo me iba a follar un coño, caliente, húmedo y muy dilatado. Se la metí de un solo empujón. Mi polla ardía al son de los gritos de mi mujer que estaba siendo empalada a menos de tres metros.

Jose salió del interior de mi mujer y tumbándose boca arriba y con su erección apuntando al cielo, le dijo a Elisa:

- Vamos, cabalgame. Quiero ver lo buena zorra que eres.

- Te voy a sacar la leche. Voy a hacer que te explote la polla. Pronto llenarás ese condón dentro de mí. - Le dijo mi mujer al potente.

- Enséñale como te mueves. - Le dije a mi mujer, que estaba ya subida a horcajadas encima de su amante.

Yo seguía empujando a Angela como si fuese una yegüa y yo su semental. Se movía adelante y atrás, buscando profundidad en la penetración. Hasta que dijo:

- Ponte como él. Que yo también te quiero sacar la leche.

Me tumbé en el suelo al lado de Jose, de manera que podía ver la cara de mi mujer mientras montaba a su amante. Estaba fuera de sí, disfrutando cada movimiento.

Angela agarró mi polla con una mano y de un solo golpe se ensartó hasta el fondo. Un suspiro salió de su boca, justo antes de empezar a moverse arriba y abajo, deslizándose por mi miembro con su chorreante coño. Cuando me comenzó a montar, su orgasmo fue instantáneo.

- ahhhhhh. Siiiiiii. Que gusto. Mmmmmmmmmmmm. - Dijo gritando y quedándose quieta mientras su vagina se convulsionaba alrededor de mi polla que estaba ya a tope.

- Te gusta la polla de mi marido ehhhh? - Le dijo Elisa al ver su cara mientras se corría.

- Me encanta su polla, que dura la tiene. Mmmmmmmmm. Me está tocando e punto exacto. Que delicia.

Jose estaba sudando, dando golpes de cadera para hacer la follada de mi mujer más efectiva, y parece que lo conseguía, por la cara de placer de ambos. Las grandes y fuertes manos fueron a parar a los pechos de Elisa que se retorcía y contoneaba, alojando ese pollón en su interior, una y otra vez.

Por nuestra parte, Ángela estaba sentada encima de mis caderas y hacía círculos encima de mí, consiguiendo que mi miembro rozara por todas las paredes de su vagina. Proporcionándole un placer que reflejaba en su rostro.

Al poco rato de estar en esa postura, Elisa empezó a gritar de manera escandalosa.

- ohhhhh como se te está poniendo la polla. Si, vamos córrete.... vamos lléname de leche. Ohhhh. Que gorda se te ha puesto.

- Si. Si. Me voy a correr. Te voy a llenar de leche. - Dijo Jose agarrando por las caderas a su amazona, mientras convulsionaba, a la vez que lanzaba unos fuertes y espesos chorros de semen que quedaban atrapados dentro del condón.

A mi por mi parte me faltaba poco para terminar. El movimiento de Angela y la presión que lograba contrayendo su coño, era irresistible. Y más después de haber visto como su macho se corría dentro de Elisa. Me había puesto muy caliente viendo aquello.

- Ahora voy a ser yo quien te va a sacar la leche. - Me dijo Angela acelerando sus movimientos de cadera. - Pero no te corras dentro. Avísame que quiero tu probar tu leche.

- Te voy a llenar la boca, me estás volviendo loco, moviéndote así. Sigue que me voy a correr.

Mientras tanto a Jose se había puesto de pie, se había quitado el condón y Elisa sentada mirándonos como follábamos, se dedicaba a lamer los restos de semen de la gorda polla de su empotrador.

Viendo esa escena sumado a los movimientos expertos del coño de mi amante no pude resistirme más y agarrando por la cintura a Angela, la aparté de encima mío y quitándome el condón mientras me ponía de pie, le sujeté la cabeza tirando de su pelo hacia atrás para dejar su cara expuesta le dije:

- Abre la boca.

Y mientras me miraba a los ojos con cara de vicio, le regué con unos buenos chorros de semen la boca y la cara de mi amazona. Mi mujer dejó la polla de José y se acercó a limpiar los restos de mi leche dela cara de Angela. Las dos acabaron besándose compartiendo mi sabor, mientras se tocaban las tetas. Fué que el primer polvo entre los cuatro, pero no el último.

Pasámos el resto del día en esa playa, con nuestros nuevos amigos, tomando algo más que el sol.