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Tarde follando con mis primos mellizos.

en Amor filial

Incluye:

Incesto, bisexualidad, anal, doble penetración.

 

—He visto con qué te tocas —me dice a la cara el muy cabrón de Jon.

—Y yo también —me dice Carola, su hermana. Ambos, son primos míos.

Los dos se han asomado a mi habitación. Se supone que mis padres no estarán en todo el fin de semana y cuando he vuelto a casa con la compra, voy y me encuentro a estos dos gamberros (son mis primos pequeños... bueno, en realidad solo nos llevamos dos años), saliendo de mi cuarto y sonriendo malévolamente. Putos mellizos.

—¿Y? —les espeto.

—Eres muy…

—Si vais a decir que soy un pervertido y un cerdo es que no tenéis ni puta idea. Si vais a amenazar con delatarme a vuestros padres, a los míos o a la sota de bastos, me la trae floja. A cada uno le tira lo que le tira.

—Vamos, Mikel, jo, no te pongas así de estirado —me dice Carola.

La muy cabrona siempre me ha puesto a cien. Y más ahora. Llevaba como un par de años sin verla, desde que empecé la Uni, y madre mía cómo ha cambiado. Ha tardado pero de pronto ha echado cuerpo de mujer. Hoy ha venido a casa en sandalias, que enmarcaban unos bonitos pies de piel blanca y uñas pintadas en un rosado coral, falda muy corta, top negro y una coleta alta, todo muy en su look casi-gótico-a-la-moda-de-noséqué-Youtuber. Jon por su parte también está muy bien, fibrado, con el pelo algo largo, vestido de skater y con su mirada siempre con los párpados casi entornados.

—Entonces, ¿qué cojones queréis?

Se miran.

—¿No está claro? —me dice Jon sin dejar de mirarme.

Carola, clavando la mirada alternamente en mis ojos y mi paquete, y sin mirar a otra cosa, saca el duro rabo de su hermano de sus pantalones desabrochados.

—¿Qué coño estábais haciendo? —les pregunto viendo a Carola manipual el manubrio fraterno.

—Bueno, nos hemos puesto algo cachondos y se la he chupado a Jon un rato —confiesa Carola sin dejar de masturbar a su hermano en el pasillo.

—Sois unos…

—¿Incestuosos? ¿Pervertidos? —insinúa ella.

Se acerca a mí, tirando de la polla de su hermano que ha empezado a quitarle la falda y a bajarle las bragas. No tiene nada de pelo y sus labios dejan un rastro pegajoso en las bragas que Jon le baja. Me empieza a frotar la entrepierna que ya está dura como un tubo de escape e igual de caliente. Con esa misma mano me empieza a desabrochar el pantalón y no puedo decirle que no lo deseo porque es mentira. Jon suspira, pero cuando ve salir mi polla se sobresalta.

—Joder Mikel, vaya ciruelo…

Me limito a sonreír y la fría mano de Carola se enrosca en mi polla. La mueve despacio, la está palpando y reconociendo. La recorre con la punta de los dedos, presiona las venas hinchadas, prueba varias veces a cerrar la mano en torno a ella.

—Ufff…

—No deberíamos ir a un sitio más… ¿cómodo?… Aunque si quieres que te la chupe en el pasillo no pasa nada —dijo Carola con voz profunda, saboreando cada palabra. Hijadeputa. Se agacha momentáneamente y se mete el capullo de su hermano en la boca, sacándolo con un fuerte sonido de succión.

Pero casi automáticamente hago que me suelte y vamos a mi dormitorio, que es grande, con una cama bastante decente, en la buhardillla. El techo cae casi hasta el suelo y hay dos tragaluces que aún dejan entrar la luz de la tarde. La cama está hecha y Carola se sienta en ella, llamándonos con los brazos. Me recuerda a Lucy, la amiga de Mina Harker de Drácula. «Ven a mí, Jack, ven a mí…» decía la zorra de la vampiresa.

Pero como impulsado por mi propia polla que ignora todo lo demás, me acerco a ella. Jon también lo hace. Sin mediar palabra, mientras ella se abre de piernas para que le podamos ver bien el coño y se quita la parte de arriba de la ropa, nosotros nos desnudamos. Por inercia, cierro la puerta. Cuando me vuelvo, veo que ya ha empezado a comerle la polla a su hermano sin pudor ninguno. Jon, como os he dicho, está fibrado y tiene dos tatuajes, un símbolo que no reconozco en un hombro y un brazalete rojo y negro justo debajo del codo. Veo que su hermana tiene el mismo, cosa en la que no había caído antes.

Carola traga polla con entusiasmo. Sus generosos pechos se agitan. Os lo juro, mi prima está buenísima. Tiene un pequeño piercing en el ombligo y varios pendientes que tintinean conforme agita la cabeza tragando y sacando el miembro de Jon de las profundidades de su boca. Tiene los pezones durísimos, la areola arrugada, de color rosa claro, y su mano izquierda se afana como una loca en un encharcado coño que hace ruidos de succión.

Me acerca y ella, tras pasarse la punta del rabo de su hermano por los labios, me sonríe y me dice que me acerque, que me toca a mí.

*

Me toca a mí, primo, déjame escribir esta parte.

A estas alturas estoy muy muy cachonda, tengo por fin la polla de Mikel en mis manos y mientras tanto, Jon se pone también de rodillas, porque es bien goloso. Todo y que nos encanta follar entre nosotros cuando nuestros padres no están o incluso alguna noche que otra cuando la necesidad aprieta, a Jon también le van los del otro bando, así que, después de haber descubierto la bisexualidad de Mikel, no podemos desaprovecharla.

Primero me acerco yo. Vuelvo a coger esa polla enorme e hinchada —joder, cuando vaya a follarme con eso lo mismo me parte en dos… ¡qué ganas!—, y tras darle un par de frotes con la mano bien fuerte, acerco la cabeza. Pongo cara de niña buena, le miro directamente a sus preciosos ojos color miel, y saco la lengua para darle una larga lamida, desde la base de la polla hasta la punta. Ya tiene un par de gotitas de líquido, transparente y denso. Se estremece, y me apunto un tanto. Así que me la meto en la boca. Hago lo que aprendí: primero el glande, succiono despacio, acaricio el frenillo con la punta de la lengua, ya dentro de la boca, pero muy despacio, y me la voy calzando poco a poco, despacio, que sienta que gano cada centímetro de su polla. No me la meto entera. Primero un tercio, la saco, lamo, vuelvo, dos tercios, la saco, relamo mi propia saliva densa. Jon, a mi lado, espera su turno masturbándose. Y ahora, la parte complicada con este tamaño. Mikel se yergue sobre mí, colosal, enorme, y me encanta. Me vuelvo a meter la polla, llego hasta la campanilla, controlo la arcada, abro más la boca, me cruje un poco la mandíbula, saco la lengua por debajo de la polla y trago hasta la garganta. No ha sido para tanto y ahora estoy ensartada y el coño me palpita de júbilo. Tengo la polla de Mikel entera en mi boca, en mi garganta, clavada, conteniendo la respiración. La vuelvo a sacar, despacio y otra vez. Lo hago varias veces, y en la última siento la impaciencia de mi hermano.

Mikel ve cómo Jon se acerca, le cojo la polla y se la ofrezco. Mi hermano se la mete en la boca y ahora nos la turnamos. Mikel aguanta, madre mía, cómo aguanta, y se la chupamos un largo rato mezclando nuestras salivas en todo el tronco de su polla. Cuando Jon se esfuerza en chuparla entera yo bajo y le como esos huevazos, pesados, grandes. Me los meto en la boca, lamo todo el escroto y me encuentro nuestra saliva que resbala por todo el tronco. Se acercan los labios de mi hermano y se los lamo con la polla entre ellos. Al sacarla me acerco, chupo el capullo y nos besamos, sacamos las lenguas y las juntamos en su glande, haciéndole enloquecer. Nos coge las cabezas y las junta. Nos besamos, con su sabor en nuestras lenguas. Jon vuelve a su polla como un imán y después me la mete a mí en la boca. A esas alturas estamos loquísimos y queremos más, queremos su semen. Nos pertenece.

Mi mano empieza a masturbarlo alternando la mamada, primero mi hermano, luego yo, y sentimos que se acerca el momento. Veo que palpita su polla, se lame los labios, gime suavemente, entona un «diooooos» muy bajito, le miro a los ojos y abro la boca. Jon me cede la corrida, y su semen me llena la boca. Algo sale fuera y me azota la mejilla, caliente, muy caliente. Joder, lo quiero todo, quiero más, quiero que no deje de soltar leche por esa polla. Las últimas palpitaciones me dejan la boca bien llena, y le miro. Cierro la boca, trago y la vuelvo a abrir. Otro chorro emerge súbitamente y me da en las tetas, haciéndome reír.

*

Sigo yo, suelta.

Se ríe, la muy cabrona, cuando me sale un último chorro con un estertor. Ha sido, sin exagerar, la mejor mamada de mi vida. Jon se acerca a su cara, lame mi semen de ella y luego de sus magníficas tetas que, por otro lado, me muero por probar.

Llega el turno de Jon, que ha estado muy buenecito y complaciente y veo cómo le cae un hilo de presemen al suelo, prácticamente, de su polla que en este momento está más que dura y palpitante. Y es una buena polla, todo sea dicha. Vale, la mía le saca algo de ventaja, pero es muy blanquita, con un glande rosado oscuro y tiene los huevos contraídos, con un escroto igualmente claro. Es hasta bonito. Su cuerpo duro del ejercicio es bello de ver. Y aunque en mi condición bi, aprecio mucho esa estética, tampoco es lo prioritario. Es la atracción lo que cuenta. Y esa polla y él me atraen.

Por otro lado mi prima se ha tumbado en la cama pero le digo que de eso nada. Ahora vamos a atender a Jon. Ella hace un mohín.

—Piénsalo. Así cuando él se haya corrido, podrás apoyarte en alguien mientras te lo como o te follo, lo que ocurra antes. Y, Jon, no te preocupes, que para ti también habrá.

Ambos sonríen.

Es algo complicado pero al final encontramos una solución que nos gusta a todos. Carola está demasiado cachonda y en cuanto me siento en el sofá de mi habitación (es bastante grande, esa buhardilla, casi un apartamento), ella viene corriendo y se sienta en mi regazo. ¿Así que vamos a jugar a eso…?

Jon viene hasta nosotros. No tardamos en entrar en faena. Desde su postura tengo acceso total a mi prima, a su entrepierna, que empiezo a tocar y a sus tetas, cuyos pezones caen en mis labios cuando es ella la que chupa la polla de su hermano. Al rato me la pasa. Me cabe perfectamente en la boca y Carola gime y me aprieta la mano para que le meta los dedos. El rabo de Jon sabe denso, caliente, palpitante. Me la meto casi entera en la boca y disfruto de su sabor dulce y agrio. Le acaricio con una mano los huevos, que están arrugados. Le masturbo, elevo más la polla para que Carola la tome en la boca, lamiéndome la mano, que no la ha abandonado y se cubre de su saliva. Lo masturbamos entre los dos y lo llevamos pronto al borde del orgasmo.

—Me… voy… a correeeeeeeer… —nos informa, como sino viéramos su polla palpitar como una loca.

Carola y yo compartimos su eyaculación. La mayoría impacta en el pecho de ella pero también en el mío. Nos limpiamos mutuamente mientras Jon cae en la alfombra tratando de recuperar la respiración mientras tiene la polla llena de nuestras salivas. Mi prima me dedica un largo rato de besos con lengua que saben a semen entremezclado, vicio y más sexo mientras no dejo de masturbarla. Empieza a gemir en mi boca y le meto los dedos profundamente.

La levanto en vilo, la llevo hasta la cama y allí la tumbo. Entonces es cuando me dedico a explorar a mi prima. Su hermano sube también a la cámara. La hacemos objeto de todas nuestras atenciones. Empiezo besándola y su hermano acude a la llamada de los labios, mezclándose entonces nuestras tres lenguas. Nuestras manos coinciden en su entre pierna y de pronto tiene cuatro dedos en su vagina que alternan por masturbarla y penetrarla. Está enloqueciendo, atrae nuestras cabezas, nos besamos sin parar. Reclamo sus labios, los mezclo con los de Jon y me trago la lengua de mi primo sin preámbulos mientras Carola nos lame los labios. Bajo, dejo a su hermano en su boca y me deleito con sus pechos que todavía tiene rastros de semen de nosotros dos. Muerdo sus pezones y lamo las areolas arrugadas, comprimo el pecho en mis manos y noto que es muy sensible puesto que gime cuando lo hago. Acabo de bajar, siguiendo el reguero del semen hasta su entrepierna. Ahí me deleito con el sabor de su pubis rasurado y de sus ingles para seguir bajando hasta su coño. Tiene los labios mayores pequeños tanto que si se abre de piernas el coño entero asoma. El clítoris durísimo y los labios menores sobresalen ligeramente con forma casi semicircular. Saco los dedos de Jon despacio, se los chupo, llenos de fluido de Carola, y él levanta la pierna de su hermana, tirando de la corva con suavidad para que tenga aún más abierto su coño. Al estar cerca del borde de la cama consigo unas perspectivas divinas…

*

Aparta, pesado. Me toca. Yo te la he chupado mientras escribías, ahora baja al pilón.

Noto cómo Mikel baja y su lengua se pierde en mi ombligo, se deleita un rato y me hace cosquillas, me provoca. Yo estoy ocupada con la boca de mi hermano, esa boca que tan bien conozco y que suelo besar y devorar a la mínima provocación. Ni de veces que… me distraigo.

Al final mi primito grande baja hasta mi coño. Me lame despacio el pubis, trazando caminos de saliva, y baja por mis ingles que son muy sensibles. Saca los dedos de Jon de mi interior, escucho cómo los lame y de pronto me los encuentro en mi boca, llenos de mi sabor y el de la saliva de Mikel, que comparto con Jon.

Me estremezco en el momento en que Mikel pasa su lengua por mi entrepierna. De mi ano hasta el clítoris y vuelta, pasando por mi vagina, donde perfora con ese músculo bucal como si buscara petróleo. A esas alturas mi coño es poco menos que una cascada de fluidos, excitadísima, al borde del infarto. Noto que atrapa mi clítoris con los labios y tira suavemente. En el interior de la boca juega con la punta de la lengua en él y eso me arranca el aliento haciéndome agitar las caderas, como si quisieran devorarlo. Mi mano viaja hasta su cabeza y la otra, que no sabe estarse quieta, hasta la polla de Jon, que no ha tardado en endurecerse de nuevo, y empiezo a masturbarle. Siento su respiración pesada y profunda cuando lo hago. Y enloquezco cuando Mikel combina su lengua y sus dedos en mi entrepierna. Ufff… mi primo me está comiendo el coño… cuánto tiempo llevo queriendo eso, no os voy a engañar.

Jon baja, me come las tetas y acude a compañar a Mikel, ocupándose de mi clítoris mientras él me masturba y de repente, el muy capullo de mi primo me mete también un dedo por el culo. Podría haberme indignado pero sentir los dos dedos entrar y salir a la vez me hace perder la razón. Empiezo a respirar muy rápido, más fuerte. No dejo de estrujarme las tetas, no sé a qué agarrarme cuando el orgasmo viene y me empieza a sacudir. Ya he tenido un par durante el tercio de mamadas pero el de ahora es violento, cultivado, baja como una avalancha y siento como si me meara: he eyaculado. Puede que en la cara de mi primo. Ni lo sé ni me importa. Solo siento cómo me palpita el ano, que tiene un dedo clavado hasta el fondo y eso me enciende aún más dándome un segundo orgasmo, anal. El otro dedo es casi aplastado por mi coño contrayéndose rápidamente para permanecer como medio segundo totalmente contraído y vuelto a soltar. Así durante tres largos minutos de orgasmo continuo. Solo me ha pasado un par de veces. Ahí es cuando me desmayé.

¡Y qué dulce despertar! Esa tarde parece no acabarse nunca. Mikel lo ha hecho. Me la ha metido. Me ha penetrado, me ha taladrado, me está follando. Y joder cómo se siente esa pedazo de polla en mi interior, qué presión más grande y maravillosa, más aún recién corrida. Es para volverse loca. Jon se ha sentado a mi lado mientras despertaba y lo veo arriba, mientras Mikel me folla, sonriéndome. Abro la boca, saco la lengua. Le pido que me escupa dentro. Me encanta que lo haga, me hace sentir sucia y a la vez me da vueltas la cabeza. Lo hace y Mikel sonríe mientras entra entero dentro de mí. Lo miro. Sus ojos están turbios de sexo y deseo, penetrándome con alevosía y disfrute, sacándola entera, haciéndome suspirar porque la vuelva a clavar profunda. Levanto un poco la cabeza, abro la boca y saco la lengua igual que con Jon. Me enciende cuando su saliva entra en mi boca igual. No es un escupitajo, no es un gapo, no es nada de eso: es saliva de alguien que me gusta y me enciende, saliva con la que se puede lubricar la polla que entra en mi boca. Es excitante, es brutal… Y me está follando. Jon se retrepa, se acerca más y entonces veo su polla dura y se me hace la boca agua.

Paso la otra pierna por delante de Mikel, me doy la vuelta y mientras mi primo me vuelve a penetrar ahora con más profundidad, haciéndome retumbar su polla todo mi cerebro, me meto el miembro de mi hermano hasta el fondo. Por un momento estoy ensartada en dos pollas, lo pienso y no puedo evitarlo: me corro. Es un orgasmo del tamaño de un tsunami que casi me hace desgañitarme… solo que era la polla de mi hermano lo que tenía en la boca y de pronto solo siento la necesidad de chupar con toda la fuerza de mis pulmones mientras me corro, mi culo se estremece con el pulgar de Mikel dentro (sí, me ha metido el pulgar, el muy cabrón, así, sin preguntar… y más me enciende que lo haga, que reclame, tome y use partes de mí) y toda su polla nota mu coño convulsionando a su alre4dedor. Pongo perdida la cama, a Mikel, pero a él parece no importarle y empieza a darle fuerza a su pistón sin aflojar ni medio segundo, de hecho aumenta. Y va a hacerlo. Sus manos ahora se centran en mis caderas, mi culo está abierto y siento que mi ano “boquea”. Empieza a darme más fuerte, siento su polla entrar y salir a una velocidad vertiginosa. Jon gime, me coge la cabeza y se corre dentro de mi boca. Dios, me encanta su semen… Entra casi directo a mi garganta, soy su recipiente, en estos momentos, mientras Mikel se tensa, sus dedos se clavan en mi vientre y cadera como garfios y se corre, llenándome, me siento totalmente suya, de los dos, su recipiente de semen, su puta para que se corran y me usen, una mujer compartida, entregada y plenamente consciente de eso.

De mi coño chorrea semen, de mis labios también… tumbada, jadeando, usada y deliciosamente follada, me encuentro en un cielo que no podría alcanzar de troa forma. Es simplemente lo que quiero para mí.

*

Correrme en su coño, estallar, derramarme, ha sido una experiencia increíble, mejor de lo que esperaba.

Gracias.

Calla.

Decía que follar con Carola ha sido una pasada, el sentirla así, el tenerla abierta de piernas, el disponer de esas vistas de su culo, el verla chuparle la polla a su hermano y cómo él se corría en su boca, escucharla tragar… se me pone dura de recordarlo.

De recordar nada. Te la estoy chupando ahora mismo…

¡Que me dejes escribir! ¡¡Ni se te ocurra morder!!

Descansamos. Ya era de noche así que pedimos algo de comer y nos dimos una ducha. Seguimos en mi buhardilla, abriendo las ventanas para que entrara el aire frío de la noche y se llevara el olor a zorrera. Varias luces led cuelgan por las vigas y las paredes, haciendo de esa gran zona de la casa mi pequeño refugio hasta con puerta independiente.

Las pizzas llegaron y nos pusimos a ver un capítulo de una serie de una cadena de streaming. Carola se había puesto la camiseta, sin sujetador y las bragas. Jon llevaba solo los boxers, marcando paquete, y yo me puse unos pantalones de lino negro.

Cenamos agradablemente, de charla y me contaron sus cuitas para entrar en la universidad. Carola quería irse fuera pero aún no sabía dónde, era pronto. Me hablaron de sus estudios y yo les conté de los míos.

Al poco ya estábamos otra vez dándole al tomate. Ni recuerdo cómo empezó.

Jon se lanza y al acercarse, me besa. Sus labios son gruesos y blandos, como los de su hermana. Nos tiramos un rato comiéndonos la boca y noto cómo Carola se pone de rodillas y se quita la camiseta. Se pone justo a mi lado y veo sus deliciosas tetas, que me ofrece, cogidas con sus manos, blancas, pesadas y perfectas en su lozanía, desafiando a la gravedad. Sus pezones entran en mi boca, alternándolos, suspirando. Jon se ha agachado, me ha quitado el pantalón y se ha metido mi polla en la boca. La tengo algo sensible pero siendo hombre lo entiende perfectamente porque él está casi igual. Ahora, de rodillas, se afana, me lame la polla despacio, por todos lados, sin dejarse una vena, un milímetro del tronco por explorar. Me lame los huevos también, se los mete en la boca, los chupa despacio y tensa hasta dejarlos caer. Me encanta y empieza a ponérseme aún más dura. Mientras las tetas de Carola dejan paso a ratos a su boca. Mis dedos intentan buscar de nuevo su coño, pero ella me los aparta diciendo que aún está sensible, que le dé cuartelillo. Al menos hasta que se ponga más cachonda.

Y volvemos a la cama. Pero esta vez tengo otros planes para ellos. Doy las ordenes pertinentes y pronto, tras compartir un par de largas chupadas de mi polla, los hermanos se sitúan en otro orden. Pongo a Jon de rodillas y le digo a Carola que se tumbe a disfrutar de la lengua de su hermano cuando yo diga. Estando Jon de rodillas en la cama voy por detrás de él, acaricio su pecho liso, le beso despacio el cuello y bajo mis manos hasta su polla. Lo empiezo a masturbar. Carola ha empezado a tocarse mordiéndose un dedo, además y luego retorciéndose los pezones. Arruga los dedos de los pies, que me parecen encantadores, y abre más las piernas para que la veamos. Beso a Jon y le pellizco los pezones. Su polla está dura y la masturbo un poco. Le acaricio los huevos; en los míos aún está su saliva. Y entonces, despacio, lo voy inclinando hacia adelante. Su cara acaba entre las piernas de su hermana y yo tengo delante de mí su culo. He cogido lubricante y tras empaparle bien tanto el culo como el perineo para estimularle, empiezo a jugar con su ano despacio, esperando que se dilate solo como acaba haciendo. Le acaricio los huevos y masturbo un poco su polla sabiendo que eso lo pondrá aún más a tono. Y cuando entra un segundo dedo hasta el fondo y lo noto limpio por dentro, entonces lo hago.

Me enristro la polla, la pongo en su culo, él se abre más de piernas mientras le come el coño a una extasiada Carola. Entra la punta de mi polla, despacio, notando la resistencia del ano, pero finalmente me abro paso dejando pasar un poco de tiempo, sintiendo cómo el esfínter se dilata prácticamente solo. Entro entero, él gime mientras su polla cuelga y se mueve conforme entro y salgo de su delicioso culo. Jon está perdido en los pliegues del coño de su hermana pero gime y se agita, le gusta, le mata que me lo folle así, con largas penetraciones, saliendo casi entero y volviendo a entrar. Carola se acaba corriendo cogiéndole de la cabeza, como él antes hizo, y suelta todo lo que eyacula en la boca de su hermano que casi se atraganta. Pero no acabamos ahí. Despacio, le doy la vuelta a Jon. Se queda bocarriba y entonces su hermana ataca su polla que se había bajado un poco (a veces pasa en la penetración anal. Hay una fuerte erección, luego puede bajar pero a la mínima se endurece), y empieza a jugar con ella. Está empapadísima, soltando muchísimo flujo preseminal. Carola lo lame todo mientras Jon vuelve a gemir conforme retomo su sodomización.

Su hermana es una virtuosa y le acaricia los huevos mientras lame su cipote, su glande y finalmente, cuando se vuelve a endurecer, se la mete hasta el fondo. No sé cuántas veces puede eyacular en una tarde ese niño, pero vaya portento… claro que no le voy detrás. Seguimos unos quince o veinte minutos en los que disfruto de su culo. Entonces le cojo de las caderas y Carola me mira, me sonríe y se deja la polla del hermano en la entrada de la boca: conforme yo se la meto él se mueve y su polla va más hondo den la boca de su hermana. Así, le aviso, me voy a correr y él me dice que lo haga, que lo llene, que suelte todo mi semen dentro de su culo. Eso me pone a cien y lo enculo diez veces más fuerte haciéndole gritar. Carola nota la polla de su hermano entrar en lo más profundo de su boca y nuestras eyaculaciones coinciden. Sí, eso que nunca pasa, ocurre. Carola nota todo el semen de su hermano en su boca, de nuevo, mientras yo me derramo en su culo, haciendo que él note todo ese chorro de semen ardiente en su interior.

Ni que decir tiene que pasamos el resto de la noche dormidos, molidos por las hormonas, el sexo y el exceso de pizza, dormitando en mi gran cama hasta la mañana siguiente.