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Mi hijo, mi cuidador 6

en Amor filial

Me acomodé en el asiento del avión mientras David me cogía la mano. Acababa de empezar diciembre y sorprendí a mi hijo con una semana de vacaciones en Tenerife buscando un clima más cálido. Estaba sobreexcitada ante la perspectiva de pasar una semana entera con David en un lugar donde nadie nos conociera y poder salir con él como una pareja cualquiera.

- Cariño, voy a intentar dormirme un poco que me has levantado muy temprano esta mañana.- Prácticamente era de noche aún cuando mi hijo me despertó para follarme antes de que tuviéramos que prepararnos para el viaje.

- Muy bien Elena, que descanses.- Había empezado a llamarme Elena desde hacía varios días para que no se le escapara un "mamá" en algún momento inoportuno.

Cerré los ojos en cuanto el avión despegó e intenté dormirme. No me gustan demasiado los aviones. Mientras intentaba coger el sueño me vino a la mente el recuerdo del día después del cumpleaños de David.

La mañana después de darle a David su regalo de cumpleaños me despertó el sonido de mi móvil. Lo cogí esperando ver en el contacto el nombre de alguno de mis chicos y me incorporé de golpe al ver que me llamaba mi exmarido. No hablaba con él desde que termianmos de arreglar todo lo del divorcio y con mi hijo Rubén desde que dejó de cogerme el teléfono.

- ¿Diga?- Respondí un poco nerviosa.

- Hola Elena.

- Hola Victor.

- Te llamo para decirte que me gustaría ir a mi casa a ver a David. Ayer cumplió 18 años.

"Hijo de puta. ¿Cómo que tu casa?"

- Claro, ¿cuándo quieres venir? David llega de la universidad a las tres.

- Pues a las tres. Adios.

Me quedé mirando el teléfono como una estúpida. Cuando me descubrió, empezó a tratarme fatal y yo me decía que me lo merecía. Pero ya había pasado mucho tiempo y aunque estuviera mal que le engañara en lugar de decirle que no quería estar con él tampoco me merecía aquel trato de por vida.

Me levanté de la cama y cogí unas bragas para ponérmelas y empezar a limpiar la casa. Estaba bastante mal después de la fiesta de David.

Sobre las dos llegó Victor. Cabrón. Esperaba tener a mi hijo conmigo, que hablara con él de lo que fuera y se largara sin quedarme a solas con él.

- Hola Elena.- Me dijo mientras entraba en casa sin que yo le invitara haciendo que me apartara.

- Hola Victor, llegas pronto...

- Si, quería estar aquí cuando el niño llegara.

"El niño..." Pensé mientras sonreía para mi.

- Bueno, ¿quieres tomar algo?

- Una cerveza, si tienes.

Cogí la cerveza y me senté con él. Victor no paraba de mirar la sala esquivando mi mirada.

- Pensaba que estaría viviendo aquí uno de tus...amigos.

- Mis amigos tienen sus propias casas.- Le respondí friamente mientras veía como se le endurecía el rostro.

- Ya. ¿Asi que sigues viéndolos?

No se por qué se empeñaba en hablar de algo que lo enfadaba. Y a mi me enfadaba la forma en que me hablaba y me miraba.

- A algunos de los antiguos y a algunos nuevos.- Le respondí aguántando la risa provocándole.

- Eres una puta. Siempre has sido puta y es lo que serás.- Dijo poniéndose en pie.

- Tú me has preguntado.

Parecía que quería seguir discutiendo. Hasta vi como se debatía por irse de casa. Finalmente se sentó y nos quedamos en silencio.

No me di cuenta de la hora cuando escuché las llaves en la cerradura. ¡Se me había pasado decirle a mi hijo sobre la visita de su padre! Me levanté de la mesa y salí rápido al pasillo para recibirle y que no dijera nada inapropiado.

- Hola mamá.- Me saludó mientras me acariciaba el culo y me daba un beso en los labios.

- Está tu padre aquí.- Le susurré al oido.

Me miró extrañado y me siguió al salón. Su padre lo miró desde su asiento. No parecía que llevara años sin ver a su hijo pequeño.

- Hola papá.

- Hola David, ¿qué tal las clases?

- Bien, ¿ha venido Rubén?

- No, tu hermano está trabajando. Al menos tú preguntas por él.

"Hijo de la gran puta"

- ¿Sigue en el taller?.- Preguntó David mientras se sentaba. Ni besos, ni un abrazo, nada. 

- Si. Desde los 18 años, ganándose el pan como hacen los hombres. Vive con su prometida.

"Cabrón de mierda". Victor menospreciaba a David desde que decidió quedarse conmigo.

- Ah, muy bien. Dale un beso de mi parte.

- Si, le diré que su hermano le manda un abrazo. Estás un poco flaco hijo, ¿no has pensado nunca en ponerte más en forma? Así las chicas se fijarían más en ti...aunque claro que más te da lo que pienses las chicas...

- Victor, ¿quieres un café?.- Dije sin poner contenerme y salí a la cocina.

Hijo de puta, que quería verlo por su cumpleaños. El cambiar el beso de mi hijo a su hermano por un abrazo, el ataque a su físico, sugerir que era poco hombre según sus estándares... Cabrón. Saqué las cosas para hacer café mientras temblaba de rabia.

- David, ¿puedes venir a ayudarme?

Mi hijo apareció al instante con ojos tristes en la cocina. le abracé.

- ¿Estás bien mi amor?- Le susurré al oido.

- Si, estoy bien mamá, no te preocupes. Sólo que... pensaba que de verdad venía por mi cumpleaños y que podríamos retomar la relación.- Me dijo mientras se sacaba una lágrima que empezaba a asomar y a mi exmarido encender  el televisor.

- Tú padre está demasiado resentido con nosotros cariño.- Le dije mientras ponía el café al fuego.- Y esas insinuaciones de que eres muy hombre. Haz como yo y riete por dentro. Tú y yo sabemos lo macho que eres.

La mano en mi culo hizo que diera un respingo. Me volví y mi hijo me sujetó de la nuca y me emtió la lengua en la boca. Noté como mis pezones se endurecían mientras David me comía la boca y acariciaba mi entrepierna por encima de mi pantalón.

- ¿Qué haces David? Ahora no...- Susurraba mientras mi hijo saboreaba mi cuello.

- Ahora si. Que se joda ese cabrón.

Empezó a desabrocharse el pantalón y vi como su polla salía dura y mi hijo se la agarraba con la mano.

- Ponte de rodillas mamá.

Me mordí el labio mientras miraba su polla y me acariciaba las tetas incoscientemente por encima de la ropa. Me puse de rodillas con el corazón acelerado por el miedo y la excitación y mi hijo se acercó a la puerta de la cocina para vigilar la entrada del salón. Agarré su polla y empecé a mamársela. Sin jugueteos ni nada, agarré aquella polla maravillosa y empecé a tragármela y a mover mi cabeza rápidamente buscando sacar el semen caliente de mi hijo lo más rápido que podía. Él me sujetaba la cabeza y acompañaba el ritmo con movimientos de su pelvis mientras miraba por la puerta. 

- ¿Viene ese café? Tengo prisa.- Escuché a lo lejos.

- ¡Un minuto!- respondí sacando la polla de mi hijo de mi boca para responder a su padre.

Entonces David me hizo dar la vuelta con rapidez y fuerza y apoyé los codos en el suelo para no estrellarme.

- David..¡no! Déjame seguir...- Susurraba.

- Quiero que vuelvas con mi padre con mi corrida dentro de ti.- Me dijo al oido mientras tiraba de mis pantalones y mi culo aparecía ante él.

Mi hijo me levantño un poco el culo por la cintura y noté la punta de su cipote en los labios de mi coñito y bajé la cabeza apoyando la boca en uno de mis brazos pegados al suelo. Ahogué un gemido cuando su polla me atravesó con violencia y aguanté sin hacer ruido mientras mi hijo me follaba en el suelo de la cocina. Me corrí con apenas tres o cuatro embestidas y después de un par más noté como el coño se me iba llenando de leche mientras mi hijo enterraba su polla hasta lo más profundo de mi. Había sido un polvo rápido, furioso, sucio, morboso y sumamente placentero a pesar de su corta duración. David me ayudó a ponerme en pie y nos colocamos bien la ropa. Serví el café y volvimos al salón.

No sé cuando me quedé dormida, pero cuando me despertó David ya íbamos a empezar a aterrizar. Le agarré del cuello y le metí la lengua en la boca cachonda aún del sueño.

Cogimos un taxi en el aeropuerto y llegamos al hotel. Hacía una temperatura estupenda y yo fantaseaba con llegar a la habitación y tener dentro de mi a mi hombre.

Apenas dejamos las cosas en la habitación, nos mirábamos sonriendo. Los dos pensábamos lo mismo. Aquella sensación de libertad estaba haciendo que empezara a mojarme. Avancé hacia David y saqué su camiseta. Besé su cara, su labios, su pecho, sus pezones. Me agaché frente a él y desabroché sus pantalones, saqué sus zapatillas y lo desnudé por completo. Su polla estaba ya enorme y sonreí cuando reaccionó ante mis caricias. La llevé a mi boca y empecé a ensalivarla bien para después empezar a mamársela. Mi hijo gemía mientras me acariciaba el pelo, hizo un puño con él y empezó a guiar mis movimientos más rápido para follarme la boca como a él le gustaba. Sacó la polla de mi garganta mientras un reguero de saliva caía sobre mi camisa y en el suelo. Me levanté y me desnudé deprisa mientras mi hijo metía su llengua en mi boca saboreandola. Me tumbé en la cama y me abrí de piernas de forma exagerada y empecé a frotar mi mano por mi coño.

- Vamos David. Fóllame. Estoy que reviento por tenerte dentro de mi.- Le decía mientras le veía mirándome y acariciando su polla.

No me hizo esperar más. Se puso de rodillas sobre la cama y me sujetó una pierna por encima de su hombro. Colocó su cipote en mi entrada y me penetró de una sola embestida hasta el fondo. Mi hijo empezó a follarme con fuerza mientras yo gemía y me agarraba los pezones. 

- ¿Que has soñado que te has despertado tan cachonda?

- Oh joder, sigue David, siguee!

- Vamos dímelo o paro de follárte.

- Cabrón... he soñado con el día después de tu cumpleaños.

- ¿Cuando te follé con tu marido en casa? ¿Cuándo te jodí en el suelo de la cocina como a una puta?

- Siii joder, cuando me follaste con tu padre en casa...cuando volví al salón con tu corrida dentro de mi.

David empezó a follarme con más ganas. Yo ya no podía más. Empecé a anunciarle entre jadeos y gritos que me iba a correr y cuando mis piernas estaban aún temblando por el orgasmo, mi hijo sacó su polla de mi interior y empezó a correrse sobre mi coño y mi abdomen para despúes volvérmela a meter hasta el fondo haciendo que yo soltara un largo suspiro. Después nos quedamos abrazados y nos dormimos.

Me desperté de golpe alterada, habían pasado horas y quería salir con David.Abrimos las maletas y empezamos a colocar las cosas mientras pensábamos a donde ir. Los dos estábamos deseando salir como pareja por fin. Cuando todo estuvo colocado nos duchamos juntos. La polla de David ya estaba otra vez lista pero me hice la dura para salir lo antes posible. 

Fue una gozada salir de nuevo con vestido corto con falda al vuelo. Me agarré al brazo de mi hijo y no paraba de sonreir mientras caminábamos observando aquella bella ciudad. Después de visitar algunos lugares de una guía que nos dieron en el hotel fuimos a cenar a un restaurante. Mi hijo me hablaba de Paula, de como le iban las cosas con ella, lo que habían hecho y lo que quería hacerle. La conversación empezaba a excitarme un poco mientras recordaba el culito de mi nuera y empecé a hablarle de la última quedada con uno de mis amantes. Mientras le contaba, lo veía mirándome ansioso. A mi hijo le encantaba que le contara mis aventuras sexuales pero no podía darle tantos detalles en un sitio tan público. Terminamos de cenar y salimos a la calle. Habíamos cenado pronto al saltarnos el almuerzo y apenas eran las nueve de la noche.

Dimos un paseo por un parque para dirigirnos a la zona donde estaban los pubs y mi hijo me dijo que nos sentáramos en un banco. Apenas nos sentamos me besó y colocó su mano en la parte interior de mi muslo levantándome un poco la falda.

- Elena, ¿cómo haces para llevarte a la cama a tus "amigos" cuando os conocéis?

- ¿Qué?

- Pues eso, cuéntame.

- Ya te conté lo de Carlos y más o menos es siempre igual. me insinúo bailando con una amiga o sola, o empiezo a hablar con alguno que me guste en la barra y ya.

Mi hijo me miraba fijamente y empezó a recorrer mi muslo arriba y abajo acercándose cada vez más a mi coñito mientras yo miraba que no hubiera nadie cerca.

- ¿Puedes hacerlo esta noche?

- ¿Cómo?

- Elena, ¿tú eres mi mujer?

Mi coño empezó a humedecerse con aquellas palabras y el frote de mi hijo por mi pierna. Sabía donde quería llegar desde el primer día que me hizo contarle mi primera vez con Carlos mientras me follaba.

- Soy tu mujer, mi amor.- Le respondí.

- ¿Y vas a satisfacer los deseos de tu hombre?.- Me preguntó mientras pasaba su dedo sobre mi braguita acariciándome el coño y haciendo que se me pusiera la piel de gallina.

- Si, quiero complacerte.

- Esta noche quiero ser un cornudo Elena. Quiero que seduzcas a algún hombre y lo llevemos con nosotros al hotel. Quiero que se folle a mi mujer mientras yo os miro.

- ¿Eso quieres?.- Dije mientras su dedo entraba por un lado de mi braguita.- Pues vamos.

Terminamos de cruzar el parque y entramos en un pub bastante grande. Empecé a bailar con David de una manera muy exagerada mientras buscaba a algún posible candidato. La verdad era una tarea difícil. No el encontrar a algún hombre para que me folle sino para que dejara que mi novio lo viera y llegar a proponerlo de forma natural. La polla de mi hijo parecía a punto de reventar el pantalón cada vez que deslizaba mi culo por su entrepierna. Ya había varios hombres mirándome pero deduje que no me servirían, tenían pinta de blandos y lo que íbamos a hacer precisaba de un macho.

Nos sentamos un rato y pedimos unas copas. Yo me dejaba hacer por mi hijo, que sobaba mis tetas como si estuvierabamos solos cada vez que me besaba o metía su mano bajo mi falda. Joder a ese ritmo iba a follarme a alguien en los baños. 

Habían pasado ya casi dos horas y las copas me iban afectando cuando lo vi. Un estupendo ejemplar de macho. Joven, negro, alto, con buenos músculos y pinta de duro. Le susurré a mi hijo al oido mi descubrimiento y le agarré de la mano para volver a bailar. Nos colocamos cerca de mi presa y volví a zorrear con David mientras bailaba. Restregaba mi culo por su polla, me colocaba los tirantes del vestido tirando de ellos para que se viera un poco más de teta durante unos segundos, me mordía el labio, giraba con rápidez para que la falda se levantara y enseñar el tanga que llevaba debajo. Un buen grupo de tios me miraba ya con descaro, pero yo sólo quería a uno. Sonreí a mi negro al ver que me miraba sin perder detalle. Le eché los brazos a David al cuello y le dije que fuera a sentarse y me dejara. Cuando se fue puse cara de decepcionada y me acerqué a la barra colocándome al lado de mi negro.

- Hola.- Me dijo mientras fingía que esperaba al camarero para pedir.

- Hola.- Le contesté sonriéndole.

- No te había visto antes por aquí.

- Es porque no soy de Tenerife guapo.

- ¿Y de dónde eres?

- ¿Acaso importa?- Sabía que tenía que jugar duro con aquel joven.

- La verdad, no mucho.- Me contestó girándose hacia mi y recorriéndome con la mirada.- ¿Y tu novio?

"Vale, vamos bien"

- Habrá ido a sentarse. Nunca me dura nada.- Le respondí mientras le daba un repaso.

- Vaya, tú te mereces que te duren. ¿Es joven para ti. no?

Sonreí mientras pensaba que aquel joven negro no tendría más de 3 o 4 años que mi hijo.

- Así es como me gustan a mi.

Llegó el camarero y Yerai (así se llamaba) me invitó a una copa que a aquellas alturas yo no necesitaba. Seguimos charlando con indirectas, pasamos a las bromas y cuando llegamos a las bromas subidas de tono su mano estaba ya sobre mi muslo. Cada vez me hablaba más cerca, hacía como que me hablaba más al oido y cada vez sus labios rozaban más los mios. Finalmente atrapé su labio inferior con los mios y abrí la boca para recibir su lengua. Durante aquel beso, su mano se deslizo bajo mi falda y se posó sobre mi húmedo y caliente coño por encima del fino tanga.

- ¡Joder nena! Como estás.

- Hace mucho que no me toca un macho de verdad.- Le respondí volviendo a besarle. Ya era mio. 

- ¿No puedes deshacerte de tu novio?

- ¿No eres capaz de follarme con él delante?

- Coño tía. Estás tremenda pero no quiero líos.

- No te preocupes, no vas a ser el primero. Él sabe que no puede satisfacerme y tiene que aguantarse con lo que yo quiera para que no le abandone.

Cogí su mano y la volví a llevar a mi coñito.

- ¿Y él que va a hacer?

- Se sentará a mirar. Es un puto cornudo y tiene que mirar como se jode a una mujer.

Alargué la mano y palpé la entrepierna de Yerai. Estaba como una piedra y sabía que iba a venir conmigo y hacer lo que yo quisiera. 

- Voy a decirle que nos vamos los tres.

Le di un nuevo apretón en el paquete antes de recibir su respuesta y fui hacia David.

- Ya está cielo. Nos vamos.- Le comuniqué escuetamente a mi hijo.

- Joder, Elena eres la mejor.

Acercó su mano a mi pierna y se la retiré.

- No me toques cornudo, esta noche mi cuerpo es de aquel negro.

Vi como mi hijo se encendía de excitación, se levantño y salió del local mientras yo iba a por Yerai y salía con él. Andamos los tres juntos al hotel. Mi hijo y Yerai no cruzaron palabra. Durante todo el camino la mano de Yerai no se separó de mi culo.

Al entrar en la habitación, mi hijo se sentó en una silla cerca del balcón y abrió las ventanas para que entrara el aire y se quedó allí sin decir nada. Yerai empezó a besarme con ansia mientras metía las manos bajo mi falda para agarrarme el culo desnudo. Le saqué la camiseta y descubrí su cuerpo duro y marcado. Él me quitó los tirantes y mi vestido cayó al suelo, me desabrochó el sujetador y empezó a devorar mis tetas. Yo miré a mi hijo mientras lo hacía sonriéndole y gimiendo para que me viera y me escuchara bien. Después, Yerai me hizo ponerme de rodillas y le ayudé a desnudarse completamente. Una polla negra ligeramente más larga que la de mi hijo pero mucho más gruesa apareció ante mis ojos. Me escupí en la mano y la agarré empezando a pajearle. Cuando su polla brillante alcanzó todo su esplendor la cogí y miré a mi hijo prácticamente babeando.

- Esta es la polla que yo necesito, cornudo.- Le dije mirándole fijamente.

Como mi hijo sólo iba a mirar, Yerai pensaría que tendría una polla pequeña y ya que David quería ser un cornudo iba a humillarle todo lo que pudiera. Acerqué mi boca y empecé a dejar caer saliva sobre aquel pedazo de carne y empecé a tragar todo lo que podía. Era demasiado gruesa para mi boquita pero tragué una buena parte y empecé a hacerle una buena mamada a aquel negro mientras él bufaba sin parar.

- Joder zorra si... eres una zorra muy caliente...sigue nena.

Saqué su polla de mi boca y empecé a lamer y a chupar sus huevos. Los presioné contra mi cara y aspiré su olor a macho mientras movía mi lengua con uno de ellos dentro de mi boca. Luego sacó sus huevos y me empezó a azotarme la cara y la lengua con su gruesa polla. Tras un rato me levantó y me quitó el tanga empapado.

- Toma chaval.- Dijo Yerai lanzándole el tanga a mi hijo que lo cogió y aspiró mi olor.

Me colocó en la cama a cuatro patas y se subió detrás de mi. Escuché como escupía su mano y me la pasaba por los labios del coño y acto seguido tuve su gordo cipote en la entrada de mi coño. Sin delicadezas empezó a follarme con ganas. Yo gemía sin parar e intentaba mirar a mi hijo para que me viera la cara mientras aquel negro me follaba.

- Joder, puta. Tienes el coño chorreando. Estabas deseando tener una buena polla dentro ¿verdad?

- Aaahh, si, deseaba que me follara un hombre de verdad.- Gritaba yo con las tetas meciéndose por las embestidas.- ¿Lo ves bien cornudo?¿Ves bien como me folla?

Yerai me estaba briendo el coño con su gruesa polla como nadie y no tardé en correrme. Sacó su polla bañada en mis flujos y me dio un fuerte azote en el culo. Se tumbó a mi lado.

- Vamos perra, cabalga esta polla que tanto te gusta.

Chupé un poco su polla saboreando mis flujos mientras me recuperaba de la corrida y me subí encima de él de frente a mi hijo. Miraba a David mientras agarraba la polla y me la iba metiendo despacio en mi coño. No se como mi hijo aguantaba las ganas de sacarse la polla y masturbarse o de venir a follarme junto a aquel negro. Me empalé con aquella polla y empecé a cabalgar sobre ella mientras dejaba caer mi saliva sobre mis tetas y la esparcía por mi cuerpo con mis manos.

- Oooh joder, menuda polla. Cómo me follas Yerai, no como el perdedor de mi novio. Joder voy a correrme de nuevo.

Yerai se incorporó un poco y me agarró con fuerzas los pezones. No pude más y volví a correrme sobre su polla. Yo seguía con los efectos de mi orgasmo y aquél semental me levantño el culo con sus fuertes manos y empezó a moverse follándome con fuerza. Después mi tiró sobre la cam, se puso encima de mi y me abrió las piernas con ímpetu. Yo ya sólo me dejaba hacer, sin fuerzas. Echó su cuerpo sudoroso sobre mi y volvió a penetrarme. 

- Si, nena,si...Voy a correrme joder, voy a correrme en tu carita de zorra.

- Sii, eso es...fóllame cabrón...lléname de leche la cara delante del cornudo.

Yerai se levantó de improviso de la cama cogiéndome del brazo y arrastrándome al suelo de la habitación. Quedé de rodillas delante suya mientras se pajeaba frente a mi cara. Miré de reojo a mi hijo que se había inclinado en la silla para no perdérselo.

- Oooh toma puta, toma mi leche...

Aquella polla enorme empezó a echar un chorro de semen espeso y caliente detrá de otro sobre mi cara. Abrí la boca y saqué l lengua para que alguno cayera en ella. Cuando terminó de bañarme volvió a meterme la polla en la boca y le limpié todo lo que pude.

- Joder, ha sido brutal.- Decía Yerai mientras se vestía.- ¿Te vas a quedar mucho tiempo?

- No volveremos a vernos guapo.- Le dije sonriéndole con mi cara goteando lefa.

- Ya veremos jajaja. Hasta la próxima.

Y salió de la habitación mientras yo cerraba los ojos y me acariciaba mi hinchado coño.

- Súbete a la cama.

La voz de mi hijo sonó cerca de mi. Abrí los ojos y estaba nte a mi desnudándose. Me subñi a la cama sonriendo y me abrí de piernas con la cara llena de semen. David se subió con la mirada encendida sujetándose la polla y me penetró con fuerza.

- Oohh si David.

- ¿Te ha gustado como te follaba ese negro mamá?¿Te ha gustado que te follara delante de mi?

- Aaaah sii puto cornudo...me ha follado como tu no sabes follarme...- Le respondía siguiendo el juego.

- Joder, como me pone follarte con el semen de otro en la cara mamá.

Dios aquello era tan sucio, tan obsceno que empecé a mojarme de nuevo.

- ¿Te gusta ver la cara de mamá llena de semen?¿por qué no me das un poco?

Mi hijo pasó el pulgar por mi cara sin dejar de follarme con violencia y me lo metió en la boca. Empecé a mamar el dedo de mi hijo saboreando el semen de Yerai y pronto empecé a correrme de nuevo.

- Aahhh jodeeeer.

David sacó su polla de mi interior y se puso de rodillas al lado de mi cara.

- Toma más leche puta.

Se masturbaba furiosamente mientras yo abría la boca para recibir mi premio. Una segunda oleada de lefa caliente cayó sobre mi cara y mi boca mientras yo me acariciaba las tetas.

David cayó exhausto de excitación a mi lado.

- Me ha encantado.

- Lo se...cornudo.

Continuará...

Elenasaga6@gmail.com