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Mi madrastra no me ve como su hija XIII

en Lésbicos

Alejandra

Después de aquel encuentro, Andrea había decidido mudarse, me dolió muchísimo la decisión que tomó, pero creo que es lo mejor, no se sentía cómoda, tal vez con la distancia podría olvidarme; aunque aún recuerdo la última vez que estuvimos las tres... sí, las tres.

Flashback

Hoy tenía decidido ir al departamento de Daniela, debíamos poner punto final a lo que pasaba, no podíamos seguir de esta manera. Subí hasta su piso, y toque el timbre esperando que se encuentre en el.

Esperé un poco hasta que se abrió la puerta, observando a la mujer por la cual me atreví a cometer muchas estupideces, sonrió al verme y de igual manera le correspondí, hasta mi corazón sonrió al verla, palpitó fuerte, anunciando la felicidad que le había albergado.

—No pensé verte. Hola, pasa por favor— habló con un poco de sorpresa.

—Hola, sentí que ya era momento de hablar—confesé

—Ah, como ya ha pasado casi un mes, pensé que no querías saber más de mí—soltó desanimada

—Tú desapareciste mucho más tiempo y no dije nada—contraataque

—Si vienes a pelear, mejor es que te vayas—replicó

—Perdón, no quería comportarme así—me disculpe

—No, perdóname tú, debería agradecer que estés aquí

—No puedo seguir así, no podemos seguir así. Yo no puedo olvidarte, lo que siento por ti es demasiado grande—No me importaba mostrarme vulnerable, confesar mis sentimientos por aquella mujer que me hizo perder la cordura

—No sabía como acercarme a ti, no soy la mejor mujer del mundo, tengo miedos, problemas dentro de mí

—Déjame ayudarte, déjame curarte el alma con mi amor, solo quiero estar contigo, no te juro amor eterno. Solo vivir el momento—tome sus manos para brindarle confianza, nunca había sido tan sincera como ahora.

—Comprenderás que tus maneras fueron muy ortodoxas—soltó con una lagrimilla pero una sonrisa en su rostro. Reí con ella, tenía razón, fue una locura completamente.

—Desde que te vi me cautivaste, no obstante, verdad es, mis maneras no fueron lo mejor.

—¿Y entonces?—preguntó

—Pues...—no pudo seguir hablando, porque tocaron a su puerta.

Soltó mis manos y se dirigió a ver quién era él o la inoportuna que interrumpía.

Abrió su puerta, y fue una sorpresa muy grande ver a Andrea frente a nosotras.

—¿Andrea? ¿Qué haces aquí?—pregunté inmediatamente, después de nuestra despedida no supe nada de ella.

—Hola, chicas. Mi vuelo sale hoy en la noche, y no podía irme sin despedirme de Daniela

—¿Y de mí no lo harías?—volví a hablar, no podía creer que se iba y no me tomó en cuenta.

—Ya nos despedimos. ¿Lo olvidaste?—mascullo

—¿Qué pasa entre ustedes?—intervino Daniela, al sentirse ignorada.

—Nada, Alejandra parece que olvidó nuestra despedida—respondió mirándome fijamente.

—Puedo saber ¿cómo se despidieron?—interrogó, cruzándose de brazos.

Iba a responder la pregunta, pero Andrea se me adelantó.

—Sexo—soltó

Daniela, volteo a verme, yo simplemente alce mis hombros, ella sabía lo que existió entre las dos.

—Interesante, y no me invitaron —acusó haciendo puchero. Nos cruzamos las miradas entre las tres. Acaso estaba pidiendo hacer un... trío

—Si gustan podríamos despedirnos las tres ahora—habló Andrea mordiéndose su labio inferior.

Verla de esa manera tan provocativa, seductora, totalmente diferente a la chica cohibida que conocí, me excito al instante.

—Por mi no hay problema— mencionó Daniela.

Yo simplemente guiñe un ojo.

Andrea cerró la puerta y camino hasta a mí, muy segura de sí mismo.

Me tomo de las mejillas y me dio un beso lleno de hambre, de ganas de saciarse de mis labios. Abrí mis ojos, y pude observar como Daniela estaba cruzada de brazos viendo como nos besábamos, con mi mano le hice una señal para que se acercara. Me separe de Andrea, que se quejó por alejarla, pero necesitaba sentir los labios de mi mujer. Mi ex prostituta no se quedó quieta, se ubicó atrás mío, para empezar a besar mi cuello, mientras apretaba mi trasero con fuerza, haciéndome gemir en la boca de Daniela.

Daniela no perdió tiempo, metió su mano traviesa debajo de mi falda, apretando mi sexo

—Estás muy húmeda, preciosa —susurró en mis labios.

Mi cuerpo entró en ebullición, estaba en medio de dos mujeres, que irradiaban sensualidad, belleza, era una bendición.

Andrea descendió llevándose consigo mi ropa interior, mientras Daniela mordía mis labios, mi ex putita mordía mi trasero, su lengua recorría mi ano, me estaban volviendo loca.

Daniela imitó la posición de mi otra amante, de esta manera las tenía a las dos a mis pies. Daniela abrió mis pliegues, lamiendo mi hendidura hasta mi clítoris. Se me hicieron gelatina las piernas al sentir su lengua, mis manos se ubicaron en su cabellera, queriendo sentirla más. Andrea, abrió mis nalgas, pasando su lengua jugando en mi ano. Si seguían a ese ritmo no aguantaría nada. Me movía exquisitamente sobre sus bocas.

No pude evitar gemir fuerte cuando sentí dos dedos en mi vagina, y a la vez sentí un dedo en mi ano, ¡Dios!

Intercalaba su lengua con sus dedos, haciéndome perder la poca cordura que me quedaba, no soporte más cuando succionó mi clítoris, fue lo que hacía falta para detonar la bomba que se había transformado mi cuerpo.

Mi líquido descendió por mis muslos, pero Daniela se encargó de lamerlos todos.

Mi exputita se había puesto de pie, estaba lamiendo mi lóbulo izquierdo.

—Conmigo tendrás un orgasmo más intenso—jadeo, mientras mordía mi oreja

Ese par de ninfas me llevaron hasta la habitación, ahí seguiríamos con nuestra despedida.

Me acostaron con delicadeza, Daniela se quedó de pie, a diferencia de Andrea que subió a la cama, posicionándose sobre mi rostro, miré su vagina que estaba escarchada por su humedad, mi boca se moría por probarla.

Bajó y pude aspirar su delicioso olor, que embriagante era.

—Será la mejor despedida de toda nuestra puta vida—gruño Daniela.

Comencé a deleitarme de la rajita de mi putita, besaba y succionaba sus labios inferiores. Sus quejiditos eran una delicia.

Sin embargo, deje de lamer cuando sentí un falo de considerable tamaño entrar en ni interior. Daniela se había colocado un arnés, estaba dándome unas estocadas que me hacían ver estrellas.

—No te distraigas, mi coñito quiere atención —Lloriqueo Andrea

De esa manera volví a chuparle su coño, pero me detenía cada vez que sentía como me estaba partiendo en dos mi mujer.

Llevó mis piernas a sus hombros para ahondar más en mí.

Andrea empezó a restregarse en mi boca, sus manos se colocaron en el respaldar de la cama, abrí sus labios y la penetre curvando mis dedos en su interior para tocar los puntos que la harían delirar de placer. Sus gritos se hicieron más audibles y de repente un líquido caliente recorrió mi mentón.

No pude disfrutar de sus líquidos porque mi propio orgasmo estaba por venir, dio tres estocadas con vehemencia y fue inevitable correrme, mi cuerpo temblaba, habían sido dos orgasmos exquisitos.

—Van a terminar matándome—jadee tratando de encontrar el aire que se había escapado de mis pulmones.

—Moriremos pero de placer—respondió Daniela. Colocándose entre mis piernas, pego su sexo con el mío, solo faltaba ella de tener un orgasmo, así que dejaría que disfrutara.

Cerró sus ojos, cuando empezó a restregar nuestros sexos, tome sus caderas para incentivarla a que lo hiciera más rápido; Andrés se encontraba entretenida chupando mis tetas, lo hacía tan jodidamente bien, que podría tener otro orgasmo solo con aquella acción.

Daniela comenzó a tener temblores, mientras gemía.

—Sí, así mi amor, córrete duro—Incentivaba a mi mujer. Ayude meneando mis caderas, y así fue como con un gritito se vino. Andrea bajo hasta nuestros centros y empezó a lamer los rastros de las dos, se ha vuelto una insaciable. Daniela acariciaba las pequeñas tetas de mi exputita y yo jugaba con su coñito, ni se inmutaba al estar concentraba lamiendo nuestras conchitas.

Fue una mañana y tarde increíble, algo que jamás olvidaríamos, nunca pensamos que entre las tres se podía crear algo tan único, no solo se vieron involucrados nuestros cuerpos, estoy segura de que hubo muchas cosas, un lazo que nos uniría para siempre así estemos separadas.

Fue duro decirle adiós a Andrea, sentía un cariño muy grande hacia a ella, pedí la dirección donde encontrarla, tal vez con el pasar del tiempo podríamos ser amigas, lastimosamente no quiso aceptar. Quería olvidarse de lo que sentía por mi y aunque doliera debía aceptarlo, sería muy egoísta de mi parte, querer tenerla como amiga cuando ella quiere más que una amistad.

Fin del flashback

—En qué piensas, cariño—escuche la voz de mi actual novia

—Nada, cosas del pasado

—No es bueno recordar lo que te hace triste, es tiempo que lo superes

—Lo sé, pero Andrea fue importante en mi vida, al igual que Daniela—Nada resultó como quería. Los miedos de Daniela fueron más fuertes y prefirió seguir su camino, sola.

Según ella fue un acto de amor, "No puedes esperar amor de alguien que no se ama ni así mismo" fueron las palabras textuales que me dijo en nuestra última llamada antes de marcharse del país.

Me tocó entender su decisión, nuestras noches de sexo eran increíbles pero no había más, faltaban esos detalles que hacen a una relación estable.

Conocí dos mujeres espectaculares pero sus caminos no se unían con el mío, hasta que conocí a Gabriela una mujer diferente, que me hizo ver lo bonito que es amar sin engaños, sin condiciones, dejándote ser libre para volar pero brindándote el calor necesario para cuando quieras regresar.

Podía decir que valió la pena todo lo vivido, si lo ocurrido me sirvió para conocer a mi amor, lo volvería a vivir mil veces.

8 años después

Andrea

—Jefa, hay una mujer que requiere de nuestros servicios—escuche hablar a mi asistente.

—Envíale a una de nuestras chicas

—No, ella quiere que sea usted—Entrecerré mis ojos, ¿yo?

Después de aquella despedida que me partió el corazón, salí del país, termine mis estudios pero no pude salir de ese mundo, al contrario con el dinero que tenía ahorrado abrí mi propio negocio. Sin embargo, lo mío era diferente apuntaba a personas de la alta sociedad, damas de compañías que conocían de etiqueta, chicas preparadas que jamás pensarían que trabajaban en aquello.

Ese negocio me había hecho prosperar y ganar renombre. Mis chicas eran las más solicitadas por hombres y mujeres, para mi no había diferencia, todos podían solicitarlas.

—Sabes muy bien, que yo ya no hago ese trabajo—resople

—Lo sé, pero la señora insiste que sea usted.

—No me hagas perder la paciencia, dile que yo NO trabajo, soy la jefa, la dueña del lugar—me exaspere. En este tiempo había cambiado mi forma de ser, no dejaba que nadie me humillara o menospreciara, no era esa chiquilla miedosa. Disfrutaba del sexo, nada más, sin comprometer sentimientos, no volvería a enamorarme, jamás en la vida.

—Y entonces que hago, la señora está afuera esperando—hablo un poco asustado.

—Hazla pasar, me tocará a mi hacer tu trabajo— mascullé enojada. Él solo asentó y salió casi corriendo, cobarde.

Me senté en mi sillón a esperar a esa mujer que trata de contratarme como si yo fuera una trabajadora más.

Tocaron la puerta y pedí que entrara, solo separaba que pasará por esa puerta para decirle unas cuantas cosas, hasta que...

—¿Alejandra?

Hasta aquí está parte de relatos. El personaje que tendrá su propia historia es Andrea, pero también estará nuestra querida Alejandra. Perdon por la ausencia de varios meses, he estado con otras cosas en mente y pr fin puedo culminar, y darle pie a algo nuevo, no tiene fecha de inicio, pero espero sea pronto.

GRACIAS