miprimita.com

Mi prometida 14

en Sadomaso

Cerró los ojos. No podía dejar de mirar aquella cosa, sentir aquella cosa dentro de ella.

Y no quería.

¿Pero qué estaba haciendo? ¿Cómo podía haber caído tan bajo? ¿Cómo podía dejarse hacer eso por unos niñatos de mierda? ¿Por qué no gritaba que la sacaran esa cosa de dentro?

Al menos para esto último si que tenía respuesta, ya que la mordaza la impedía emitir sonido alguno.

Pero lo peor de todo era que lo que su mente rechazaba su cuerpo lo aceptará.

-Eso no vale. Tienes que abrir los ojos. Tienes que mirar lo que eres.

Silvia no hizo ni puto caso. Hasta aquí había llegado ni un minuto más en esta locura de mundo.

-¡He dicho que mires, maldita sea!

-Eh, eh. Tranquilizate, ya sabes que no nos está permitido pegarlas.

-La perra merece una buena tunda.

-No, no, no, no, no... Si no podemos resolver esto sin tocarlas, será mejor que nos retiremos de esta mierda.

-¿Y qué propones que hagamos? Si no mira, si no se enfrenta a lo que es, la vamos a perder.

-Y si la pegamos, también. Escucha Kitty, ya sé que nosotros no somos Luis. No tengo ni puñetera idea de lo que haría él en una situación como esta. Pero sí sé lo que haría yo. Te está gustando. No disimules ante nosotros, te tenemos muy vista ya. Te conocemos. Sabemos lo que tu cuerpo te pide. También sabemos que es duro...

-¿Pero qué coño vas a saber tú?

-Joder, tío, que me cortas el rollo. ¿Por dónde iba? Bueno, no sé me ocurre nada más. Abre los putos ojos.

No, ni de coña. Para nada. Iba abrir los ojos su puta madre.

-Estamos jodidos.

-Estamos jodidos – Afirmó su amigo.

-Pasemos al plan B.

-¿Pero es qué tenemos plan B?

-Muy bien, Silvia. Si de verdad quieres acabar con esto, mueve la cabeza arriba y abajo, arriba y abajo.

-Pero tío, ¿La vamos a dejar ir? ¿Con lo buena que está? Luis nos mata.

-Pues que la convezca de nuevo. Pero si quiere acabar con esto aquí y ahora, se acaba. Así que Silvia, ¿Qué coño quieres hacer?

¿Y qué coño quería hacer Silvia?

¿Quería que se la follaran en su cama tres niñatos de mierda? ¿En la cama donde dormía con su novio? ¿En la cama donde pensaba concebir a sus hijos con el amor de su vida?

Pues...

Pues...

Pues...

Pues...

Mierda...

Joder, puta mierda...

Pero me cago en todo lo que se menea...

¿Pero cómo puedo ser tan puta? ¿Y tan guarra?

¿Pero de verdad estoy teniendo dudas sobre si quiero o dejo de querer que tres desgraciados, tres niñatos a los que no conozco, tres mierdas me follen y me sodomicen en mi cama donde vivo con el amor de mi vida?

Pues...

Pues...

Pues...

Sí, lo estoy pensando.

Abrió los ojos...

-Hostia puta tío, mira, que ha abierto los ojos...

-No jodas...

-Si es que es una guarra es una guarra.

Volvió a cerrarlos.

-¡Pero serás desgraciado, hijo puta! Silvia, Kitty, por favor, abre los ojos, que ibas muy bien.

NI DE PUTA COÑA.

Que no....

Que no...

Que no...

Que iba abrir los ojos su puta madre...

-Bueno, bueno, pero al menos no ha movido la cabeza. Eso significa que todavía se lo está pensado...

Claro, mover la cabeza. Con eso iba a terminar todo...

-¿¡Pero serás desgraciado!? ¿!Para qué cojones se lo recuerdas!?

-Y yo que sé tío... Se me ha escapado. Kitty, Silvia, o como coño te llames... Abre los ojos, en serio, que no pasa nada.

-Claro que pasa, tío, tiene una escobilla de vater clavada en el coño.

-Muchas gracias por la ayuda, Laura.

-No hay de qué.

-Tíos, ¿Qué pasa? Se oyen las voces desde fuera.

-Es Silvia, Luis, que me parece que la hemos perdido.

-Si de verdad quisiera irse ya se abría ido.

Luis se arrodilló junto a ella, la agarró suavemente de la cabeza.

-Escucha pequeña. Eres una guarra. Esta bien, no pasa nada. Hay cosas mucho peores en el mundo como por ejemplo... Bueno, alguna habrá pero ahora mismo no sé me ocurré ninguna. Así que abré los ojos de una puta vez y no me andes tocando más los cojones. ¿Estamos?

Y Silvia abrió los ojos.

-Joder, que macho. Has logrado que hasta yo me mojé las bragas... - comentó Sonia divertida.