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En la ducha (El asiento trasero 2)

en Hetero: Infidelidad

Tras follar en el asiento trasero de su coche no paraba de pensar en ello. Me masturbaba pensando en ella, en lo que hicimos. En el morbo de que nos pillaran, el estar ambos cometiendo una infidelidad y sobre todo, el poder tener uno de los mejores sexos de hacía mucho tiempo que hacían que quisiera repetir. 

Quedamos un par de veces más, con nuestras parejas, para cenar, ir de copas… nuestra relación ante los demás era exactamente igual, pero pequeñas miradas, gestos… roces… nos delataban. Tampoco volvimos a hablar del tema aun estando a solas mientras nuestras respectivas parejas se excusaban para ir a hablar por teléfono o para ir al lavabo. Pensaba que aquello solo fue una vez y no más. Pero entonces, cuando me rozaba al pasar con su culo por mi paquete y sonreírme disimuladamente después… había algo en ella que quería volverlo a hacer.

Me llamó para ayudarla a recoger un mueble de un gran almacén y su pareja estaría todo el fin de semana con sus amigos en el pueblo celebrando las fiestas por lo que la dejaba sola. Acepté. Quizás en aquella situación podríamos hablar más detenidamente de lo que pasó.

De viaje en coche hacia allí saqué el tema.

-          menos mal que ya no huele a sexo en el coche… -le dije riendo

-          calla, calla, que tuve que volver con las ventanillas bajadas para que desapareciera.

-          ¿mereció la pena?

-          …si… ya sabes que si… pero estuvo mal y no puede volver a pasar. Ya lo sabes.

-          sí, lo sé. –no, no lo sabía ni quería saberlo. Solo quería volver a sentirla cabalgando sobre mí, a besarla, a comerla… deseaba que hiciéramos de todo y volver a oír sus gemidos en mi oído.

Recogimos el mueble de la sección de almacén y lo llevamos a su casa. Lo subí por la escalera con su ayuda puesto que no cabía por el ascensor y una vez en su casa lo montamos. Estábamos agotados y sudados por el calor del verano y el montaje del pesado mueble.

-          Deberíamos darnos una ducha, olemos muy mal. – dijo riendo mientras se olía los sobacos.

-          ¿Juntos, dices?

-          Idiota… anda tira… ¿quieres ir tu primero?

-          Vale.

Fui a la ducha y me empecé a duchar.

-          ¿Qué jabón uso? –le pregunté estando dentro de la ducha, mojado.

-          El rojo. –grito al otro lado de la puerta.

Me hice el tonto y le conteste que no lo encontraba, que entrara y me dijera cual es que no quiero usar sus cremas o champús especiales. Entró y me vio desnudo, me señalo cual era el jabón y se disponía a irse cuando le pedí un beso.

-          Venga, solo uno. Aunque solo sea por haberte ayudado.

-          No… no que luego acabamos mal…

-          Solo un beso. Ven. –

La cogí de la mano y vino a mí y nos besamos. Un beso fugaz en los labios pero supe que quería más. Abrió los ojos y me miró a los míos, luego a mis labios, sus gestos la delataban. No se movió de ahí en unos segundo y cuando se disponía a hacerlo la volví a besar. Esta vez nos desatamos un poco más. La abracé y con mi cuerpo mojado y desnudo la moje aun con su ropa.

-          Joder, me has mojado entera.

-          No te preocupes que lo soluciono ahora.

La volví a besar y ella me siguió devolviendo el beso. La empuje dentro de la ducha y la coloqué contra la pared. Abrí el agua y al caer sobre ella se sobresaltó. Su ropa de estar por casa, una camiseta de tirantes y unos pantalones dejaron ver lo que había debajo. Unas braguitas negras y unos pezones erectos ya que no llevaba sujetador.

-          Eres un hijo de puta… -dijo mientras me volvía a besar. –anda pásame el jabón que encima gastaremos toda el agua caliente y no tengo ganas de ducharme con agua helada.

Se empezó a quitar la ropa y la pareé, quería ser yo quien la desnudara. Le quite lentamente cada una de sus prendas hasta dejarla completamente desnuda y nos enjabonamos. Mi pene erecto y duro rozaba su culo mientras le enjabonaba la espalda. Sus pechos chocaban contra mi espalda al enjabonar ella la mía y al besarnos nuestros sexos se tocaban pero ella no quería follar. Evadía cada movimiento que estuviera por debajo de nuestras cinturas. Acabamos de ducharnos y salimos a secarnos. Mirábamos el cuerpo del otro mientras nos secábamos…

-          Ven a cogerla… sabes que lo deseas… -le dije señalando mi pene. 

-          Y tú también…

Dudando se fue acercando hacia mí y dejo caer la toalla al suelo. Me cogió la polla, se acerco a mi oído y me dijo:

-          Estoy muy cachonda.

Y empezó a hacerme una paja. Mientras nos besábamos le cogí del culo. Me encantaba ese culo redondito, duro y respingón. Comenzó a bajar para chupármela pero la paré. Le dije que era el invitado y que sería yo el que bajaría hoy. Me miró con una sonrisa picara mientras se mordió el labio inferior y me cogió de mi polla dura y me guió hasta su dormitorio donde se tiró boca arriba mientras me miraba y empezaba a tocarse. Empecé besándole los pies, subiendo por las piernas dándole pequeños besos hasta llegar al interior de sus muslos, dando besos más intensos, pequeños mordiscos provocando gemidos conforme me acercaba a su sexo. 

Se lo empecé a lamer lentamente, aumentando la velocidad, dibujando sobre su clítoris con mi lengua una infinidad de formas. Ella me miraba mientras agarraba las sabanas con sus manos y se mordía el labio inferior. Agarrando con mis brazos su cadera para atraerla le introduje mi lengua en su vagina, primero la puntita... Sacando y metiéndola, subiendo y bajando… y luego toda ella hasta que hizo arquear todo su cuerpo soltando un gemido. Rodeó mi cabeza con sus piernas para aprisionarme contra su coño, me agarró de la cabeza y de mi pelo mientras se frotaba contra mi boca. Estaba a punto de correrse. Cada vez jugaba con más fuerza con mi lengua y le apretaba el culo con mis manos. Soltó sus manos de mi cabeza y se agarro los pechos y después se pellizcó los pezones. Sus movimientos empezaron a ganar velocidad. En mi boca empecé a sentir sus fluidos con mayor abundancia y de pronto su cuerpo tembló a vez que se arqueaba de nuevo para correrse. Sentí mi boca llena de sus fluidos y seguí lamiendo. Sus piernas me liberaron y me incorpore para besarla en la boca mientras mis dedos sustituían el trabajo de mi lengua. Ella comenzó a masturbarme. Le besaba los pequeños y redondos pechos con sus pezones erectos, comiéndomelos. Mis dedos entraban y salían de su vagina rápidamente por de lo majada que estaba, ella seguía el mismo ritmo con mi pene. No parábamos de mirarnos.

Con la voz entrecortada me habló.

-          métemela… quiero que me la metas…

-          ¿ahora sí que quieres eh? –le dije sonriendo.

-          Sii… por favor… quiero que me folles…

Me coloqué encima y bajé una última vez. Ella me miraba sin saber que iba a hacer. Le di un lametón a su vagina toda húmeda y hecho esto se la metí. Tenía la vagina tan mojada que mi polla entró de golpe y hasta el fondo provocando un gemido espectacular y haciendo que agarrara las sabanas con fuerza mientras su cabeza se arqueaba hacia atrás. Me puse encima y la besé.

-          Me encanta tu polla… y como me follas… -me dijo.

Y dicho esto empecé lentamente a follármela. Mis lentos movimientos se coordinaban con sus movimientos circulares. Sentía un placer como muy pocas veces había sentido antes. Sabía como moverse, los movimientos que hacer… me encantaba… Aumentaba la velocidad y la fuerza de mis penetraciones. Oía mi polla entrar y salir por sus fluidos hasta que se volvió a correr… pero no me detuve. Tras correrse siguió gimiendo y al poco rato se volvió a correr. La saqué.

-          ¿Ya te has corrido? –me preguntó.

-          No. date la vuelta. – me miro y al momento supo lo que quería. Me sonrió de forma picara y se puso a cuatro patas.

Empezó a restregar su culo con mi polla. Subía y bajaba. Me estaba haciendo una paja con su culito. Yo no podía más y se la metí de nuevo en su vagina. Ella aun no quería hacer anal, no lo había probado pero de momento no quería, quizás en un futuro lo probaríamos. La agarré de las caderas para que entrara hasta el fondo. Nuestros movimientos eran rápidos. Su culo chocaba sobre mí y eso me ponía todavía más cachondo si es que podía ser posible. La agarré del pelo y eso la puso aun más cachonda. Mi cuerpo se acercó al suyo y mis manos pasaron a agarrarle un pecho y a jugar con su clítoris… no pudo más y se corrió casi desplomándose sobre la cama mientras yo la seguía con mi polla dentro. Yo ya casi estaba así que la saqué y le di la vuelta. Me corrí sobre sus pechos que ella misma agarraba y juntaba alrededor de mi polla. Mis corridas no suelen ser abundantes pero esta vez lo fue, llegando hasta salpicar un poco de su cara. Me sonrió de una forma muy lasciva y con un dedo se llevó un poco de semen a su boca para lamerlo. Se rió y me atrajo hacia ella para besarme. Nos fundimos en un beso apasionado mientras mi semen se restregaba por nuestros cuerpos.

Me tumbé junto a ella y ella apoyó sobre mi pecho su cabeza.

-          ¿Y ahora que haremos?

-          Primero darnos una ducha… si conseguimos llegar al baño, claro. –le dije mientras agarraba su culo.

Ella rio y me volvió a besar. Sentí que quería volver a tener sexo con ella.