miprimita.com

Mi prometida 12

en Sadomaso

Sonia no podía creerse lo que le había contado su hermano la pasada noche. Estaba claro que su hermano se lo había contado porque le estaba quemando por dentro y aún así tenía que hacer una cosa más sin falta para la mañana siguiente.

Lo primero que tenía que hacer era hablarlo con Susana y con Laura para aclarar las cosas. Ambas respondieron que la esperarían en un rincón del parque.

-Llegas tarde. Tenemos una cita importante. - Informó Laura.

Se las encontro a las dos juntas, sentadas en un banco. Iban vestidas de forma muy rara, con un vestido azul la primera y un vestido blanco la segunda. Sonia sacó el teléfono y le mostró la foto.

-¿Quieres decirme que esto?

-Mi cara embarrada con el semen de tu hermano.

Lo soltó con tal naturalidad y de forma tan honesta, que la dejó fuera de juego.

-No... Es una guarrada. Mi hermano no debería de tener esto.

-Es parte de mi castigo por mi insolencia.

-Entonces es verdad, ¿Eres la sumisa de Luis?

-Soy lo que te han contado.

-¿De las que se dejan embarrar la cara de semen y que compartan la foto con sus amigotes?

-Si ese es el deseo de mi amo, sí.

-Laura, estoy hablando en serio.

-Y yo también, Sonia. ¿Qué crees, que esto es fácil para mi? ¿Reconocer que me muero del gusto sabiendo que tu hermano tiene esa foto mía? Pues no, no es nada fácil.

-Así que sumisas, las dos. Muy bien, pues... - Miró a su alrededor – Lame mis zapatos. Vamos, ahora. Es lo que hacen las sumisas, ¿no?.

Laura no se movió del sitio.

-No funciona así – informó Susana. - Para conseguir que tu sumisa se entregue a ti tienes que desearlo, tiene que saber que es increíblemente placentero para ti como lo será para ella. Mira, así.

Susana se quitó un zapato.

-Lame mi pie. Vamos, sé que lo estás deseando.

Laura se arrodilló junto a su amiga, abrió la boca y comenzó a lamer el dedo gordo de Susana.

-Es... Es increíble – Sonia se había sentado junto a su amiga.

-Y nosotras pensando que era tan dominante. - Colocó el pie en la cara de su sumisa.

-¿Y crees que puedo hacermelo a mi también?

-Perra, ¿Que te han pedido antes?

-Que la lama los zapatos, mi señora.

-¿Y por qué siguen sucios?

-Porque no he cumplido con mi deber, señora.

Laura tomó el pie de Sonia, se lo acercó a la boca y comenzó a lamer su zapatilla.

-¿A qué es divertido? Incluso podemos hacer que se desnude.

-¿Aquí? ¿En mitad del parque? ¿Y si nos ve alguien?

-Eso es lo divertido... Levántate la falda para nosotras, vamos.

Laura se levantó, se agarró el borde de la falda, y lo subió. No llevaba nada debajo.

-Es... Es... Alucinante.

-Lo sé. Por cierto, vamos a a tener ahora un curso para aprender a chupar pollas, ¿Quieres venir?

-¿Tú tienes que aprender a chupar pollas? ¿Desde cuando?

-He chupado muchas, pero tengo muchos malos hábitos por lo visto. Puedes bajartela.

-Si ama.

Las tres chicas se pusieron a caminar en dirección al instituto.

-¿Y el resto del tiempo como es vuestra relación?

-Sólo soy sumisa durante el sexo – comentó Laura. - Sólo durante el sexo. Al parecer es lo que me pone.

-¿Entonces el resto del tiempo?

-Hago lo que ella quiere, como siempre – confirmó Susana.

-Tenéis una relación de lo más rara, chicas.

-A mi me lo vas a contar – admitió Laura.

La tarde noche de Silvia había sido bastante dura.

Lucas, su novio, había llegado puntualmente como siempre y lo primero que deseaba hacer era besarla y que le contará como le había ido el día. Pero ya notó algo raro cuando Silvia esquivó el beso en los labios y sólo dejó que la besara en la mejilla.

Pero no preguntó.

-¿Qué tal tu primer día?

-Es mi sueño hecho realidad.

Y no mentía, sólo que su novio no sabía a que sueño se estaba refiriendo.

El resto de la jordana siguió igual de fría. Lucas notaba que a su mujer la pasaba algo, parecía una persona diferente, pero creyó que era cuestión de tiempo que se abrierá a él.

Fue por la noche cuando estaban durmiendo juntos cuando fue incapaz de reconocer a la mujer que tenía a su lado.

-Adios, cariño, que te tengas un buen día.

-Igualmente, Silvia.

Se despieron con un beso en la mejilla.

Ahora estaba dentro de un aula, reunida con sus dos amos antes de empezar las clases. Se había vestido de forma muy sexy, con tacones, minifalda negra y camisa blanca, sin medias.

-Menudo putón estás hecha, Kitty.

-Gracias – susurró.

-¿Y bien? ¿Lo has hecho con el cornudo?

-Tal y como me ordenaron los amos, no lo he hecho con el cornudo de mi novio.

-Joder, cornudo y a dos velas. Menudo desgraciado. Y ahora haz tu trabajo.

Ordenaron a Kitty que se arrodillará en el suelo. Y que les chupará las pollas tragándoselo todo.

Al dejarla sola, Silvia sintió la imperiosa necesidad de masturbarse.

“Por favor, amo, déjeme hacerlo”

“Te masturbarás cuando te diga y donde te diga, ¿Queda claro?

“Sí amo”

Silvia suspiró. Sabía que le quedaba mucho sufrimiento por delante.

Las clases fueron mejor de lo previsto. En un principio no sabía como iba a aguantar dando clases sabiendo que los alumnos se la iban a comer con los ojos, pero no era algo a lo que no estuviera acostumbrada. Toda su vida los hombres se la habían comido con los ojos.

También podía sentir las miradas llenas de celos de las alumnas.

-Ten Kitty, calentito y recién exprimido.

El bote estaba mucho más lleno que el día anterior.

-Han contribuido hasta los alumnos superiores

Silvia cogió el bote y se lo acercó a los labios. Cerró los ojos...

-No, no. No sirve de nada si cierras los ojos.

Mantuvo los ojos abiertos y se lo tragó todo.

-Buena perra. Y recuerdale al cornudo que hoy llegas tarde.

Las órdenes consistían en que al terminar las clases y quedarse el instituto, en lugar de irse a su casa, debía quedarse para enseñar a las otras chicas sumisas a chupar pollas. Acompañada de Laura, Susana y su amiga Sonia, entraron a la clase.

Estaba lleno de chicas. Todas sus alumnas, para ser exactos.

-En cuanto se han enterado se han apuntado – aseguró Luis descaradamente.

-Son menores. - Le recriminó Laura.

-Sí, pero tienen curiosidad. Sólo pueden aprender mirando porno. Prefiero que aprendan de una maestra.

Eso a Silvia le lleno de orgullo y al mismo tiempo, le pareció lo más depravado del mundo.

Esto ya era demasiado...

-Chicas...

-¿De verdad nos va a enseñar a hacerlo bien? Mi chico me dice que lo hago fatal.

-Pues anda que el mío, no quiere que ni le toque.

-Yo creo que deberíamos empezar con una demostración en vivo, para que vean que bien lo hace. ¿Qué te parece Kitty?

Silvia miró a las chicas.

-Como desee mi amo y señor.

-Joder Luis, menudo puto amo eres.

Se había sacado la polla y la profesora se acercó a él a cuatro patas, para meterse la polla de su amo dentro de la boca.

-Es magnífica – confirmó Susana.

Palabra de ley. Todas en el instituto sabían que se había comido más pollas que todas ellas juntas.

-Muy bien chicas. Os dejo en muy buenas manos.

Y una vez que la chicas se quedaron solas...

-¿Es verdad que se traga el semen de toda la clase en los recreos?

-Sí, es cierto.

-¿Y no la da asco? Tanta lefa junta, tiene que dar un asco tremendo.

-A mi ya me da asco que se corran en mi boca.

-Sí. - confirmó Silvia – Da asco. Es repugnante.

-¿Y por qué lo hace?

-Porque su mayor fantasía es que los hombres la usen como quieran. - Informó Laura.

-Eso es muy fuerte.

-Se acabó de hablar de mi, chicas. Coger los falos de plástico, que hoy vais a recibir una buena lección.

Y las chicas descubrieron una cosa. Quizás Silvia como profe de literatura no valía mucho, pero como profesora de sexo... Era una maravilla.