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La invitación

en Orgías

LA INVITACIÓN

“Estas cordialmente invitada a mi casa el día Sábado 18 a las 20.30 hrs. Abriremos un gran y fantástico parque de diversiones.Eso que siempre quisiste saber sobre el sexo y que nunca te atreviste a preguntar. Esa noche tendrás todas las respuestas de forma simple y directa.

No olvides traer tu tarjeta de crédito. No te arrepentirás.

 -¡Listo! —Exclamé -dando el último toque a la tecla “enter” enviando la invitación. Hace algunas semanas había conocido a una chica que tenía y manejaba una pequeña empresa bastante particular. Había accedido a facilitar mi casa para una muestra y exhibición de sus productos.

Era organizadora de reuniones Tupper Sex.

Me comentó que en esta oportunidad debido al target que podría asistir, enviaría a la mejor de sus consultoras quien  guiaría el encuentro. Armaría una mesa de productos con un amplio despliegue de artículos y juguetes sexuales, desarrollando además, actividades dinámicas con y entre las participantes. Solo había que asegurar compras por un valor determinado.

 Como Andrés estaba de viaje y tenía la casa solo para mi sola no tuve inconvenientes para organizar esta divertida y simpática demostración. Maite era la persona perfecta para que me ayudara en su promoción.

Mi gran amiga no tardo en reunir a un selecto y escogido grupo de amigas para asistir al evento.

Encargamos delicados y variados canapés y la mejor selección de espumantes del mercado. Si había que comer y beber, debía ser acorde a la ocasión.

 Para esta oportunidad elegí un ligero vestido y cuando terminaba de arreglar el cabello sonó el timbre.

Al abrir la puerta no podia creer lo que está delante de mis ojos.

Una mujer de talla alta y bastante generosa en sus curvas. Vestida con medias acanaladas, tacones stiletto y un muy ceñido traje de dos piezas. Muy bien maquillada y un par de curiosas maletas, una en cada mano.

-Tú debes ser Fabiola- me pregunta a lo que respondí afirmativamente con la cabeza. -Soy Luciana Giordano de Tupper Sex International -

-¡Perdona la hora querida! Me dice mientras me da un beso en cada mejilla.

-Salí a tiempo del hotel y por más que lo intenté, el tráfico me impidió llegar más temprano.- ¿llegaron las invitadas?

No Lucíana – no te preocupes – tenemos tiempo suficiente.

Adelante por favor, te ayudo con eso.- y tome una de las maletas que cargaba.

Pasamos a la terraza y sobre la mesa que había allí, pudo desplegar todo su arsenal.

La imagen era comparable a los jardines de tulipanes en Holanda floreciendo en plena primavera.

 Una variedad de frascos con elixires de todos los colores, todo tipo de brillantes y sugerentes juguetes sexuales de extrañas formas y tamaños. Lo que la imaginación pidiera, se podía encontrar en aquella mesa.

Mientras ayudada a Luciana a acomodar sus elementos, sonó el timbre nuevamente.

-¡Son ellas!- Exclamé sobresaltada y corrí a abrir la puerta.

-Fabiola! Pero mira que linda estas ¡Radiante! Sin duda Andrés hace un trabajo extraordinario- dijo Maite apenas me vio.

Eso es verdad – respondi – Él es extraordinario-.

Ya lo sé linda- respondio Maite bajando el tono de voz- Deberías ser menos egoísta y compartir tanta maravilla- me susurro al oído.

Quede paralizada por un momento ante su comentario.

Con Maite éramos amigas desde la infancia. Y desde que comenzó mi relación con Andrés siempre dejó entrever que estaba dentro de sus deseos ocultos y prohibidos. No perdía ocasión para alabarlo en público e insinuarse sutilmente cuando estaban solos.

Si con Andrés no hubiésemos tenido la libertad y confianza que nos profesábamos ya me habría inquietado hace mucho tiempo. Pero me había demostrado a lo largo de estos años que mientras más libres éramos más juntos permanecíamos.

 Maite y sus amigas no tardaron en acomodarse en la terraza mientras Luciana las saludaba una a una haciendo de ellas un pequeño pero disimulado scanner sobre sus personalidades.

Fue comentario la vestimenta de la anfitriona de la reunión y más de alguna se sintió algo incomoda.

Bebimos varias copas de espumante para rebajar la tensión y entrar en confianza. Una vez que estábamos lo bastante entusiasmadas Luciana comenzó su reunión.

 Se levantó de la mesa y haciendo sonar una pequeña campanilla, anunció:

-Bueno chicas .Es hora que nos presentemos.-

-Soy Luciana Giordano. Psicóloga clínica por años y ahora dedicada a realizar este tipo de encuentros para mujeres dispuestas a darle un giro radical a su vida sexual. ¡Si quieren, claro!-

-¡Por supuesto que sí!- Respondimos gritando y dando vítores al unísono levantándonos muertas de la risa de nuestras sillas cual porristas ante la entrada del equipo.

-Como ya saben quién soy, me gustaría saber de ustedes ¿quién comienza?-

 Como era obvio Maite comenzó con la dinámica:

-Linda Luciana ¡Soy Maite! , tengo Mmmmm cua…- ¡que me cuesta esto!- Dice lanzando una carcajada – tengo cuarenta años y represento a las divorciadas, gracias- termino diciendo imitando a las Misses en un concurso de belleza.

 -¿Quien sigue?- Pregunta Luciana

 -¡Yo ¡- Exclamó otra de las invitadas. Era una mujer de contextura delgada y tonificada, de cabello rubio y tez muy clara que llevaba un vestido bastante formal y gafas a tono.

-Hola a todas, soy Bernardita, tengo 30 años y casada hace seis meses.

-¿Y qué haces aquí entonces?-  Pregunto gritando Maite muerta de la risa.

 -¡Ahora yo!-  dice la siguiente - Soy Isabel para las que no me conocen, tengo 43 años y casada hace 15 años.

 -¿La siguiente?-  Pregunta Luciana mientras llena su copa por segunda vez. Nosotras íbamos por lo menos en la quinta.

 -¡Yo!, me llamo Ignacia – dijo la chica – tengo 28 años, la mejor amiga de Bernardita y que más. Bueno, soy soltera.

 ¿Quién sigue? – prosiguió Luciana

 -Buenas noches a todas- me llamo Josefina, pero todos me dicen Jo. Tengo 35 años. Vine solo por curiosidad para ver de qué se trataba todo esto. Mi vida sexual es normal y fantástica por si lo desean saber. No necesito extras para ser feliz – terminó por decir y se sentó bebiendo un sorbo más de su copa.

-¡Excelente Jo, te felicito!- Dice Luciana

 -¿Y la dueña de casa?- Pregunta la anfitriona

 -¡Bueno chicas! Soy Fabiola y tengo edad suficiente para atravesar sola la calle. Como dato adicional les comento ¡me encanta follar! -

 Ante mi presentación el silencio fue  evidente. Cada una de las invitadas se miró de reojo y luego las risas fueron imparables.

 -¡Perfecto ¡- Dijo Luciana -eso es lo más importante- .

 -Ya que todas nos hemos presentado todas – continúa Luciana con su exposición -Les voy a contar porque estamos todas reunidas esta noche -

-De todas las actividades que el ser humano puede realizar, una de las que mayor sensación de bienestar produce en el mismo momento de su realización, es el acto sexual. La actividad sexual desarrolla un mecanismo de recompensa que utilizamos los humanos para sentirnos bien con nosotros mismos.-

Y continúa su disertación.

-Otra buena arma para no perder el apetito sexual es luchar a toda costa contra la monotonía. La imaginación sirve de ayuda para conseguir ese objetivo. No en vano el mayor órgano sexual que poseemos especialmente las mujeres es, sin duda, el cerebro. Así que introducir juegos y juguetes sexuales en nuestra actividad sexual fomentará las ganas y el deseo de compartir esa intimidad con el otro. Y también solas, porque no decirlo. La buena sexualidad, por muchos años que pasen, hace que sigan teniendo una vida sexual satisfactoria hasta el final de los días-.

-Y sobre esta mesa tengo las llaves mágicas para tener el mejor sexo que pudieran imaginar. ¡Vamos acérquense!

-Hay juegos y juguetes para todas en tamaños, gustos y colores ¿Qué les parece, chicas?-

 El espumante ayudó bastante para que nos acercáramos sin pudor a mirar y tocar cada uno de los artefactos y pócimas que había en la exhibición. Maite quedó pegada con un juguete de color violeta  fosforescente parecido a una pequeña mariposa con un sobresaliente y grueso pene en el centro.

¿Qué es esta pequeña maravilla, Luciana? – preguntó.

 -¡Es un vibrador querida! Un pequeño dispositivo que instalas entre tus piernas y no solo complace tu vagina sino que tu clítoris también saldrá bastante beneficiado. Lo mejor de todo es que se conecta vía bluetooth y puedes entregar el mando a quien lo desees .Incluso estando en China lo puede hacer funcionar a través de su celular. Solo así te puedes entregas a su voluntad. ¿Qué te parece? – responde Luciana

 -¡Guauuu, me parece fantástico! Aunque no me interesa que esté en China. Los prefiero cerquita. ¿Se puede probar Luciana? preguntó curiosa mirándome de reojo.

¡Por supuesto que sí!,  pueden probar, tocar y jugar con lo que deseen – respondió Luciana.

 -¡Ya Fabiola, juguemos! – me dijo Maite mientras tomaba el juguete y me lo entregaba libremente .

-¡Por supuesto!- Respondí de inmediato  - ¿porque no ayudar a quien lo necesita?- exclamé muerta de la risa y empecé a enlazar el aparato a mi celular.

Ante la mirada de asombro del resto de las invitadas mi amiga y yo dimos la pauta de lo que vendría después.

 Maite abrió sus piernas mientras se quitaba el diminuto colaless que traía puesto. A la vez que acomodaba delicadamente el mágico artefacto en su vagina. No había riesgo alguno en la maniobra porque Maite confiaba plenamente en mi experiencia como médica obstetra lo que hacía de esta tarea un pequeño trámite.

Una vez instalada aquella bella mariposa exclama.

-¡Ya amiga!- ya que no quieres compartir a tu Andrés, haga el favor de empezar a complacerme.

Sin poder contener la risa comencé a manipular el aparato a través de mi celular mientras observaba como Maite iba cambiando su expresión a medida que aumentaba el ritmo y la intensidad.

-¡Más amiga, Más!- Gritaba moviendo descontroladamente su caderas.

Bernardita no pudo aguantar la curiosidad y también comenzó a indagar sobre la mesa.

Dentro de su recato  preguntó en voz baja.

-Luciana- ¿Te puedo preguntar algo en privado?

-¡Por supuesto querida, dime!

-Bueno como sabes, estoy casada hace muy poco y nunca he tenido un orgasmo. No sé cómo se siente, en realidad nunca he tenido uno -relata mientras se sonroja.

-¡Linda!- responde Luciana -¿es una broma?-

¡No es broma! Lo que sucede es que con Pipo, mi marido, fuimos novios por años y por decisión de ambos decidimos llegar vírgenes al matrimonio. Nuestras familias son muy religiosas. – ¿me entiendes? -

-¿Vírgenes?-  Exclamó con asombro Luciana – sin poder evitar que todas escucháramos.

-Querida Bernardita, Aún no me termino sorprender, pero sí. ¡Te puedo ayudar! -

 Y la invitó a sentarse en el sofá mientras toma de la mesa un pequeño vibrador con brillantes que más bien parecía una joya.

-Para tener un orgasmo lo primero que debes saber es donde provocarlo. ¡Escúchame bien! Debes descubrir donde está tu punto mágico. Y para eso te vas a masturbar. ¿Se entiende? -

Bernardita estaba nerviosa y le dice a Luciana – Nunca me he masturbado. Siempre me dijeron que eso era pecado. Que las niñas decentes no hacían esas cochinadas. - No sé cómo hacerlo-  confesó con voz compungida

Luciana con cariño y mucha paciencia le explica a Bernardita lo que debe y como lo debe hacer.

-¿Aquí delante de todas?- preguntó la chica –

-Si cariño. Así perderás la vergüenza de hacerlo – le contesta Luciana tomando la mano de Bernardita llevándosela a su entrepiernas junto al pequeño vibrador.

Algo torpe comenzó a dirigir la pequeña joya entre sus piernas y lo comenzó a frotar sobre su ropa interior hasta humedecerla. El juguete estaba haciendo un gran trabajo. Fue tanto su entusiasmo que de pronto se quitó el calzón y con ayuda de Luciana quien agregó unas pequeñas gotas de lubricante, comenzó a recorrer suavemente su vulva delicadamente depilada hasta encontrar su clítoris.

 Ignacia la menor del grupo exclamó asombrada al ver lo que estaba haciendo Bernardita – ¡Amiga, que haces por dios!, se llega a enterar el Pipo las cochinadas que estás haciendo, te mata. -¡Yo no puedo con esta degeneración, me voy!- Tomo su bolso y se marchó.

 Desde el otro extremo del sofá, Josefina miraba atentamente como Bernardita incursionaba en su entrepiernas.

Estaba inmóvil e hipnotizada cuando disimuladamente comenzó a subir su mano derecha por su muslo descubierto mientras que con la otra buscaba urgentemente uno de sus pechos.

En un principio pudo ocultar sus intenciones pero fue tan evidente cuando junto a Bernardita comenzaron a gemir al mismo tiempo.

Se estaban mirando de frente y masturbándose intensamente hasta que una de ellas lanzó un grito de placer que nos dejó sin aliento.

Bernardita estaba con las piernas abiertas con su joya entrando y saliendo de su vagina cuando a viva voz le dice a Luciana.  

-¡Amiga!- ¡Ya no puedo más ¡ Siento que voy a explotar y no me puedo controlar! ¿Qué hago?-  suplicaba con los ojos brillante por la excitación.

Luciana se ubicó por su espalda, le tomó el cabello y mordiéndole la oreja comenzó a susurrarle. Luego bajó las manos por sus hombros hasta llegar a sus pechos.

Sin dejar de besarle el cuello masajea y pellizca sus pezones hasta que la chica comienza a contraer sus músculos en una agitada y frenética danza.

Una y otra vez introducía el vibrador en su vagina hasta que cayó rendida en el sillón tiritando y llorando descontroladamente.

Luciana entonces  se arrodilló frente a ella levantándole el mentón y exclamando a viva voz para que todas pudiéramos escuchar:

-¡Bien linda!-  Esto es lo mínimo que merece una mujer como tú. Sola o acompañada, este es tu piso. El cielo no tiene límites.

Isabel miraba con atención y sin inmutarse desde una esquina de la terraza lo que sucedía a su alrededor. Luciana se percató y acercándose a ella le preguntó.

-¿Estas aburrida o no te agrada lo que está sucediendo, Isabel?-

Esta la miró por unos segundos y como exponiendo sus pensamientos más íntimos, le contesto.

-Ni lo uno ni lo otro Luciana  La verdad es que me da lo mismo lo que hagan todas. Pensaba en mi matrimonio. ¡Más bien en mi marido!-  terminó por decir con cierto aire reflexivo.

-¿Te puedo ayudar en algo?- le pregunta Luciana

-No lo creo- contesta – no creo que nadie me pueda ayudar en esto.

-¿Entonces porque aceptaste venir a esta presentación?-

-La verdad, no lo sé. Quizá en algún minuto pensé que podría encontrar una respuesta a nuestro problema.-

-¿Problema? – recalca la respuesta Luciana

- ¡Si, Luciana!. ¡Problema!, un gran problema- dice Isabel largándose a sollozar

Luciana la abraza acariciándole el cabello y le dice – Si quieres me lo puedes contar. Dos cabezas piensan más que una atormentada-

- Soy terriblemente infeliz sexualmente.- suelta de golpe- ¡Mi marido es impotente, Luciana!- Y no creas que no me masturbo, lo hago bastante seguido sin que él se entere – dice Isabel sin dejar de sollozar – Si supiera que lo hago a solas lo terminaría por destruir. Y amo a ese hombre.-

-No te logro entender bien Isabel. ¿Es impotente? No han intentado con Viagra o Cialis. Hacen maravillas esas pastillas. Levantan hasta un muerto – termina por decir sonriendo tratando de levantar el ánimo de Isabel.

- No puede tomar ese tipo de pastillas, tiene hipertensión y diabetes. Mi marido es bastante mayor que yo Luciana. Tiene más de 60 años. Y todo esto lo tiene con una severa depresión. Por eso me masturbo a escondidas. No le exijo nada para no causarle más sufrimiento.-

-¿Te puedo hacer una pregunta intima?

-Por supuesto, adelante –

- ¿Tu marido logra tener algún grado de erección?

- Si tiene, pero no logra erectar completamente y al no poder penetrar se le baja y muere-

-Este es tu día de suerte chica- le dice sonriente Luciana – quizá si haya una solución a tu problema. Ven, acompáñame a la mesa.-

En ella había una gran variedad de anillos peneanos y bombas de vacío. –Aquí está la solución a tu problema. Quizá no sea lo más óptimo, pero lograrás que te penetre completamente e incluso retardará la eyaculación.- terminó por decir Luciana.- ¡Y ahora a disfrutar Isabel!,¡Arriba ese ánimo, mujer!

Jo, mientras tanto entusiasmada se levanta ya pasada de copas riendo y bailando dirigiéndose directamente a la mesa de exhibición. –Veamos qué hay de interesante por aquí – dice mientras recorre con la mirada todos los productos.

Uno a uno fue oliendo, tocando y mordiendo los distintos dildos que allí se encontraban, hasta que gritó.

-¡Encontré el mío! ¡Encontré el mío!- Exclamó levantando el dildo  más grande que había sobre la mesa.

-¡Ya chicas!- grito – ¡que empiece la fiesta!- Tomó su teléfono celular y busco en Spotify la canción de la película 9 semanas y media de Joe Cocker e imitando a Kim Basinger comenzó a bailar seductoramente frente a un ventanal quitándose poco a poco la ropa.

Nosotras la acompañábamos entre gritos, risas y aplausos. Ella se contorneaba meneando su cuerpo con el cabello suelto al ritmo de la música. De pronto se quitó su pantaleta lanzándola lejos llegando a caer sobre la cubeta de hielo que estaba en la mesa, quedando totalmente desnuda.

No podíamos salir del asombro mientras la veíamos bailar. Jo era la amiga más compuesta de Maite. Aquella que tenía una vida perfecta y como dijo en su presentación tenía una vida sexual normal y fantástica.

Así completamente desnuda y con sus tacones puestos, tomó el lubricante extrayendo una gran cantidad untando una generosa cantidad en su vagina. Fijó la ventosa del tremendo dildo a una silla y entre juego y juego, baile y baile introdujo lentamente el juguete en su interior. Al terminar la música cabalgaba desaforadamente sobre la silla dejando el dildo completamente atrapado por su vagina. El extra que había elegido la está haciendo feliz, pero muy feliz.

Nosotras mientras tanto la rodeamos tomadas de las manos en una especie de rondo alentándola a que siguiera.  Rítmicamente comenzó a subir y bajar sus caderas entre gemidos y susurros hasta que grita sin control:

-¡Mira querido esposo!- ¡Me aburrí de fingir! ¡No soy ni fría ni frígida como acostumbras decir! - . ¡Mira como es de verdad tú refinada esposa, cabrón!, ¡Es una verdadera puta y las más caliente de todas las perras juntas!- .gritaba mientras gemía con rabia.

Estábamos celebrando y gritando la osadía de Jo cuando sentimos que se abría y se cerraba la puerta principal.

-¿Esperas a alguien más Fabiola?- Preguntó con preocupación Luciana.

-¡Que yo sepa a nadie más! Exclamé entre carcajadas mientras me levantaba de la alfombra.

Y como figura celestial apareció Andrés con sus maletas en el medio de la sala.

Nos mira primero con asombro y después sonriendo nos dice – ¡Vaya, vaya!  Miren que sorpresa más grande. Parece que cuando el gato no está, los ratones hacen fiesta. -¡El dicho, sí es verdad ¡- dice dejando las maletas y bolsos en el suelo.

Me busca con la mirada y al encontrarme levanta su mano para alcanzarme. Me toma por el culo con una mano y mete sé lengua apasionadamente en mi boca para luego recriminarme al oído sin dejar de sonreír.

-Te he llamado toda la tarde para avisarte que regresaba hoy y que me fueras a buscar al aeropuerto, me tuve que venir en un Uber-

-Lo siento Andrés – le dije casi susurrando – te esperaba mañana y con todo este jaleo tenía el celular en silencio-

-Está bien, no te preocupes- dándome un beso en los labios - Continúen en lo que estaban. Me voy a dormir un rato, luego hablamos – termina por decir sin dejar de sonreír.

 -¡Andrés, cariño!- Se escuchó de pronto desde el fondo de la sala y sin pensarlo Maite se dirige hacia donde estaba parado y se le cuelga al cuello con la intención de besarlo en la boca. Andrés esquivó por milímetros el contacto con sus labios.

-¡Ohhhhh!- Se escuchó el susurro de las invitadas una vez que suelta  su maravillosa sonrisa saludando a la concurrencia.

-¡Chicas! ¡Sigan en lo suyo ¡ hagan como si no estuviera- .Subiré a darme una ducha y descansar un poco del viaje.¡ Están en su casa ¡- Termina por decir haciendo una reverencia .

 -¿Pero cómo te vas a ir ahora?- Reclama desnuda Josefina ya sin pudor alguno dirigiéndose a Andrés

-¡Ven, vamos ¡ Únete a la fiesta con nosotras ¡ Entre tanto juguetes divino que haya uno de verdad. ¿No hay donde perderse? ¿Cierto chicas? dice Jo alentando a las demás.

-¡Oh! Luciana querida, lo siento! No estoy menospreciando tu negocio, ¡Perdóname!-

 Bernardita también se quiso hacer escuchar diciendo – Tú puedes y te tienes que quedar. ¡Yo quiero aprender todo ¡ ¡Vamos! ¿Qué te cuesta?- le dice en tono suplicante bajo los efectos del espumante.

Isabel desde su rincón asentía sonriente con la mirada.

 -¡Que se quede, que se quede, que se quede!- Empezaron a gritar y saltar todas al unísono. Yo incluida.

Andrés resignado ante la situación me buscó con la mirada y con un pequeño guiño acepté que se uniera a la diversión.

-¡Esta bien, chicas!-  Pero solo un momento. De verdad estoy cansado, pero bueno, ¿en que estaban? -

 -¡Andrés!- Volvió atacar Maite – ven, ponte cómodo, yo te ayudo- . Y tomándolo del brazo lo llevó al sofá y mirándome sonriente me preguntó  -¿No te molesta Fabiola, ¿Cierto?-

Relajada y acompañada de un frío espumante levante mi copa en señal de aprobación.

 El desmadre y la locura era total. Todas alrededor de Andrés intentaban mostrarle la variedad de juguetes que Luciana había traído.

Maite aprovechó entonces la oportunidad para desafiarlo delante de todas.

-¡Ya Andrés!,  Muéstranos tu juguete. Por lo que he sabido por ahí, hace grandes maravillas-

-¡Si! ¡Que lo muestre, Que lo muestre! – Gritaban nuevamente aplaudiendo y saltando todas al unísono.

-¡Chicas, un segundo por favor – decía Andrés casi en tono suplicante – de verdad estoy muy cansado. Llevo más de 10 horas arriba de un avión – Un poco de piedad, por favor – termina por decir sonriendo.

-La piedad es para las monjas – dice Maite sonriente y desafiante – Nosotras estamos en las antípodas de eso ¿cierto, chicas? -¡No nos puedes defraudar ahora, querido!-

-Veo difícil complacer tu petición Maite. En estos momentos va a ser un poco complicado – dice Andrés.

Maite le pasa una botella de cerveza mientras su otra mano la introduce bajo su pantalón empezando a palpar su pene.

Pasado unos segundo grita -¡Este está más muerto que vivo!- arrancando las carcajadas de todas.

¡Chicas, tenemos trabajo por hacer!, Tenemos que hacerlo revivir – Necesita urgente masajes cardiacos y respiración boca a boca – dice Maite riéndose a la vez que empezaba de bajar su cremallera.

 -¡Un momento Maite!- grito desde mi lugar levantándome y dirigiéndome hacia donde estaba Andrés – Se cómo hacerlo mejor que cualquiera de ustedes – digo envalentonada por las muchas copas de espumante que llevaba en el cuerpo.

Andrés me mira con cara de súplica y guiñándole un ojo le digo – relájate y disfruta –. De acuerdo, me dice resignado y echando su cuerpo hacia atrás, cierra los ojos y se entrega.

 Desabrocho el botón de su pantalón y bajo la cremallera. Me acerco a su pene inerte, lo introduzco en mi boca y empiezo a succionar suavemente pasando mi lengua en círculos por su glande una y otra vez hasta que empiezo a sentir como paulatinamente este se empieza a endurecer y agrandar. Seguí chupando y mamando, masturbándolo de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba hasta que estaba totalmente duro, grande y erecto.

Miré a Andrés sonriente y grité a viva voz – ¡Chicas está listo, es todo para ustedes! ¡Disfrútenlo!-

Los gritos y chillidos de aprobación fueron ensordecedores.

Ahí estaba ese Dios griego sentado en el sofá a medio vestir donde sobresalía en medio de su bragueta un tremendo y duro pene erecto dispuesto a entrar en acción.

 Andrés se puso de pie y tomando a Bernardita de la mano le dice:

¿Me ayudas por favor?

-Ehhhh- por supuesto-  respondió sonrojada  y comenzó a desabotonar su camisa sin dejar de mirar lo que había más abajo.

-No  te preocupes por la camisa- dijo Andrés- eso lo puedo hacer yo. Comienza mejor por acá dirigiendo sus manos hacia su pene que ya lucía en todo su esplendor.

Jo se adelantó como pudo y dijo - ¡Yo también ayudó! Y entre ambas comenzaron la tarea de desnudarlo.

Bernardita temblorosa intentaba bajar totalmente el pantalón mientras Jo lo intentaba con su bóxer.

-¡A ver chicas, un poco de calma- dice Andrés- mejor lo haré yo mismo y comienza a desnudarse empezando por sacar sus zapatos. El resto salió sin problemas quedando con el bóxer puesto. Se notaba a través del pantaloncillo la tremenda erección que tenía.

 -¡Esto es para mí!- Dice Luciana bastante excitada -¡Yo les enseñaré como se hace!-  .Andrés la mira de manera sugerente y le pregunta -¿Esto es parte de la demostración, cierto?

Luciana lo mira con la respiración agitada y asiente afirmativamente con la cabeza.

-Si es por el bien de la humanidad, será - responde seductoramente Andrès.

Luciana se pone de rodillas frente a él, con sus manos lo abraza y se aferra a sus glúteos. Con su boca comienza a morder el borde de su bóxer para poder quitárselos.

La escena era sencillamente magistral.

 Andrés sin mover un músculo disfrutando de la situación más aún cuando Luciana logró desgarrar y quitar su ropa interior dejando en exhibición el mejor de los juguetes.

Su pene estaba totalmente rígido, grande y erecto. Estaba en su máximo estado de esplendor y plenitud.

Las chicas en su totalidad lo observaban casi con la boca abierta. Era un deleite para la vista y los sentidos

 -Supongo que ahora podrás estudiar la diferencia entre tus juguetes y yo. Anda, prueba. Esto lo llamo marketing comparativo  – Dice Andrés largándose a reír.

Luciana no lo dudó un instante y tomándose el cabello acercó su boca hacia el pene de Andrés. Con la lengua comenzó a recorrerlo en toda sus dimensiones sin dejar de chupar y succionar.

De arriba hacia abajo hasta que lo atrapó entre sus labios introduciéndolo hasta más allá de su garganta.

Andrés se dejó caer en el sofá y Luciana fue tras de él sin sacar el pene de su boca. Mientras disfrutaba chupando, sus dedos viajaron hasta su vagina que rebosaba de humedad que comenzaba involuntariamente a contraerse, teniendo una serie de pequeños pero intensos orgasmos.

En pleno éxtasis de Luciana, Maite se acerca y la toma de los hombros.

 -¡Ya querida!, basta ¡No seas egoísta! , todas queremos probar.

-¡Sí, sí!- respondimos a coro.

 Era el turno de Maite. Era la oportunidad propicia para cumplir su sueño y deseo oculto.

Y desnudándose, de rodillas puso el pene de Andrés apretándolo entre sus pechos subiendo y bajando mientras su lengua intentaba lamer su glande.

De un salto se montó sobre Andrés y empezó a restregarse sobre el pene erecto y duro gimiendo histriónicamente hasta que intentó introducirlo en su húmeda y caliente vagina.

 -¿Puedo ver como lo hacen?- interrumpió una voz suave y tímida. Era Bernardita quien desnuda se sentaba a su lado masturbándose con la pequeña joya que le había pasado Luciana al inicio de la velada.

-¡Ay niña, no molestes ahora! – Exclamó Maite irritada – ¡no ves que estamos ocupados! ¡Anda a pajearte a otro lado!- le dice y continúa restregándose, intentando meter sus pezones en la boca de Andrés-

 -¡Un momento Maite!- dice Andrés tirándola hacia un lado interrumpiendo el proceso de penetración.

-¿Qué sucede Bernardita?- pregunta Andrés tomándole una mano.

-Es que, es que- repetía sin cesar la chica – Es que nunca había visto a dos personas hacer el amor. Bueno, sí, yo le he hecho con mi marido, pero quería ver  cuando tuvieran un orgasmo. Nunca he tenido uno, bueno, hasta ahora –dice mostrando el juguete. – Además tienes esa cosa tan grande que no pude resistir venir a mirar- termina por decir sonrojándose y bajando la mirada.

Andrés se larga a reír y le dice:

-¡Vamos a ver Bernardita! Para empezar esto no es hacer el amor, esto es follar de puro calientes que estamos. En segundo lugar me dices ¿Qué nunca has tenido un orgasmo con otra persona?-

-No, nunca había tenido uno hasta ahora, creo. Tampoco me había masturbado- Me casé hace pocos meses y mi marido eyacula antes o apenas me penetra. Pensé que eso era lo normal. Ambos nos casamos vírgenes y tenemos cero experiencias, no sé nada de sexo. Para mí todo esto es nuevo y novedoso- ¡Me gusta todo, me encanta todo esto! – termina por decir levantando lo brazos gritando casi desaforadamente.

Andrés la queda mirando y pensando por unos segundos y le dice – ¿Quieres jugar un rato conmigo? –

-¡Si, mil veces sí!- responde de inmediato con una gran sonrisa y le pregunta directamente – ¿te puedo tocar eso?- Señalando su pene que aún se mantenía duro y sumamente erecto.

-Lo siento – le dice a Maite – tendremos muchas otras oportunidades para follar, pero ahora lo dejaremos por una buena causa- termina por decir señalando a Bernardita.

Maite se levanta en silencio del sofá, le da un beso en los labios y se va dónde estaba Jo.

-¿Estas caliente, Bernardita? –

-¡Mucho!, siento mariposas por todo el cuerpo, especialmente aquí – señalando su depilada y pequeña vulva.

- ¡Vamos a ver cuánto!- dice Andrés palpándola con sus dedos haciéndola brincar cuando toca y aprieta su clítoris. – ¡Sí que estás caliente chica y lista además! – dice mientras saca sus dedos humedecidos por el líquido viscoso que manaba a borbotones de su vagina.

-¿Te puedo tocar y chupar eso? – insistía Bernardita

Andrés se largó a reír y le dice - ¡Por supuesto, en este momento es todo tuyo!-

Bernardita lo toma tímidamente, lo empieza a apretar y lo introduce en su boca moviéndolo dentro de ella torpemente. De pronto empieza a baja y subir la cabeza hasta que Andrés la detiene y le dice.

-¡Así no!, sin los dientes. Solo los labios, la lengua y la cavidad de tu boca. Tampoco tienes que mover tu cabeza. – Le toma la mano y la llevan juntas a su pene – Así lo debes hacer – suave, acariciando de arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba. Ahora sin dejar de masturbarme introdúcelo en tu boca y juega con tu lengua, saboréalo y disfrútalo como si fuera el más delicioso de los helados.-

Bernardita estaba en éxtasis disfrutando cada milímetro del pene de Andrés.

 Jo y Maite mientras tanto, aún indecisas de seguir el juego intentaban calmar sus ganas con los vibradores que quedaban. Cada una tomó el que tenía más cerca y  sin pudor decidieron probarlos uno a uno.

Maite al igual que Jo recostadas sobre la alfombra, ambas frente a frente con las piernas abiertas se introducían cada una su juguete mirándose fijamente a los ojos tratando de  calmar la calentura que las invadía. En un momento, Josefina arrojó el vibrador a un lado y comenzó a jugar con el clítoris de Maite aumentado lentamente la intensidad hasta que la hizo explotar en un intenso y prolongado orgasmo.

-¡No quiero mujeres!-¡Quiero un pico de verdad!- ¡Quiero que me partan a cachas!- Gritaba Josefina jadeando descontroladamente con la boca abierta mientras miraba como Andrés jugueteaba con Bernardita.

 -¡Ven, súbete y móntate sobre mi pene!- le dice Andrés a Bernardita

¿Cabrá todo eso dentro de mí? – pregunta la chica

Tranquila, voy a situar mi pene en la entrada de la vagina. Tú haces el resto. Te montas y lo empiezas a introducir de acuerdo a como lo vayas sintiendo. -¿de acuerdo?-

Miraba como Andrés le estaba enseñando a follar a Bernardita. Esa visión me tenía extremadamente caliente. Me levanté de mi lugar y de frente a Andrés comencé a besar a Luciana que estaba tirada sobre la alfombra mirando también como follaban. Sus dedos acariciaban y jugaban suavemente en su vagina. Empecé a acariciar sus pechos y mordiendo con un inusitado deseo sus duros y grandes pezones. Seguí bajando por su tonificado abdomen hasta llegar entre sus piernas donde empecé a chupar con desenfreno su duro, gran y delicioso clítoris hasta hacerla gritar de placer.

 Mientras todo esto sucedía. Isabel jugaba sola en una esquina de la terraza con un pequeño vibrador entre sus piernas sin perder detalle de lo que sucedía en el salón.

 Bernardita había introducido la totalidad del pene de Andrés en su vagina y se movía hacia adelante y atrás de forma descoordinada y descontrolada gritando y chillando salvajemente. Hasta que en un momento quedó el grito atrapado en su garganta, empezó a tiritar y con movimientos espasmódicos desfalleció,  quedando inerte sobre el torso de Andrés respirando agitadamente.

Pasaron unos segundos hasta que reaccionó bajándose del cuerpo de Andrès con los ojos chispeantes y una sonrisa boba en su boca diciendo - ¡Extraordinario!, ¡lo mejor de mi vida, soy muy feliz, pero muy feliz! Repetía sin cesar una y otra vez. Se sentó sobre el sofá dejando a su paso un reguero de sangre. Había tenido su primer gran orgasmo y también había sido finalmente desvirgada por completo.

¡Quiero todo Luciana, todo lo que traes!, ¡voy hacer mierda la tarjeta de crédito! ¡Lo de esta noche vale más que todas las tarjetas del mundo y mucho más! ¡Empaca todo Luciana, me lo llevo todo! – gritaba delirante Bernardita.

 Andrés miraba sonriendo e impertérrito la situación cuando se acerca Josefina con una toallita húmeda en sus manos y le dice - ¿Puedo?- . La mira y le dice – por supuesto – señalando a que se sentara a su lado.

-¡No, ahí no! – dice Jo – ahí – le dice señalando su pene que ya daba señales de abatimiento.

Andrés se ríe y le dice – Este ya no da más, ha hecho un gran esfuerzo para mantenerse despierto después tantas horas de viaje – Así como está, no creo que te sirva de mucho- termina Andrés por decir

-¿Lo puedo intentar? – dice Jo

-Por supuesto, total ya estoy inmerso en esta loca vorágine-

Josefina toma delicadamente el pene de Andrés y le empieza a pasar suavemente la toallita húmeda limpiando la viscosidad y restos de sangre de Bernardita. – ¿Así te gusta?, suave – muy suave – decía susurrando con voz ardiente mientras lo empezaba a masturbar.

Lo colocó en su boca y con maestría lo empezó a chupar y lamer hasta que este se endureció totalmente quedando duro como una roca.

-¡Ahora si me puedo sentar!- dijo educadamente y de una salto se montó sobre su pene y lo empezó a cabalgar como si en eso se le fuera la vida.

-¡Córrete conmigo! ¡Quiero sentir cuando explotes dentro de mí!, ¡Por favor, ya no doy más! – Gritaba y gemía Josefina – ¡vente conmigo! – No alcanzó a terminar la frase cuando su cuerpo se arqueó quedando suspendida en el aire y gritando una y otra vez –Mierda, mierda, mierda, mierda – hasta que se fue doblando lentamente cayendo rendida sobre Andrés.

 Andrés se levantó dejando jadeante y despaturrada a Josefina en el sofá. Se dirigió hasta donde estaba yo tirada en la alfombra tomando una copa de espumante y relajándome después de un intenso orgasmo que habíamos tenido con Luciana.

-¡Fabiola, ya no quiero más!, me voy a dormir. Estoy reventado. Despídeme de tus amigas por favor –

-¿Te vas a ir así, sin más? – le pregunte con una pícara sonrisa - ¿No quieres un último regaloneo? –

Me mira entendiendo el significado de mis palabras -Pero que sea el último – dice Andrés riéndose

Tomé su pene y lo introduje en mi boca después de limpiarlo bien con el resto de espumante que quedaba en mi copa.

Lo empecé a chupar y lamer dándole pequeños y suaves mordiscos en el glande. Lo masturbaba como le gustaba, lento y suave, rápido y muy rápido, lento y suave. Con mi lengua jugueteaba en la punta de su pene.

Maite se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y gritó a viva voz para que todas se acercaran. – ¡Andrés se nos va, Andrés se nos va! – Maite, Luciana, Bernardita y Josefina se pusieron a nuestro alrededor dando palmas y vítores. Isabel seguía a lo suyo en la esquina de la terraza.

De pronto Andrés saca el pene de mi boca y se comienza a él masturbar rápidamente mientras me dice – ¡Abre la boca! – y explota arrojando entre cada espasmo su abundante, caliente y viscosa leche en mi boca y cara.

Un -¡Ahhhhhhhhhh!-  de satisfacción general se escuchó en boca de todas las presentes.

Andrés después de exprimir la última gota en mi boca le dice a las chicas – Ha sido una grata velada. Besos para todas. Buenas noches –

Mientras se dirigía a la segunda planta, Maite pasa por su lado y le dice sonriendo a media voz – ¡Esta me la debes, la próxima vez te la voy a cobrar doble!- le da un beso y regresa con nosotras.

 Rellené mi copa de espumante y bebí un sorbo tragando y disfrutando del manjar que Andrés me había dejado, limpié con una servilleta los restos de semen que había en mi cara y levantando mi copa les dije. – ¡Salud por una gran y excitante noche! ¡Y ahora compremos algo antes que Bernardita nos deje sin nada!

Salud gritaron todas largándose a reír.

Sin duda la noche había sido un éxito y las ventas también.