miprimita.com

Mi prometida 10

en Sadomaso

Recibí una llamada de mi amo (aún me daba vergüenza llamarlo así) al poco de caer la noche. Debía de reunirme con él en un sitio llamaba la cueva. Miguel me explicó que era una garaje en una finca donde el amo y sus amigos se reunían para pasarlo bien. Algo muy común en los pueblos, por cierto.

Pasarlo bien conmigo, pensé para mis adentros. Y ese simple pensamiento hizo que me mojara de nuevo.

Con el corazón a mil, llamé a la puerta y me recibió uno de mis alumnos.

-Descálcate.

Me fijé que había tres pares de zapatos más en la puerta, dos pares de zapatillas deportivas y unos tacones, todo calzado de chicas.

Había tres chicas arrodilladas en el centro del garaje de espaldas a mi y con las palmas de las manos apoyadas en el suelo. La del centro tenía un precioso pelo rubio muy largo, otra era morena con el pelo algo más corto y una tercera morena también con el pelo corto. Me fije que las tres estaban descalzas, pero por lo demás seguían vestidas. Me llamó la atención que una llevará un vestido rosa, que la morena de pelo largo también fuera con falda de cuadros y la del pelo corto con pantalón.

Los chicos, mi amo y su amigo, estaban de pie. Mi alumno me indicó que me sentará donde quisiera, y yo lo que hice fue arrodillarme junto a las demás.

Las tres chicas ni si quiera me miraron.

-Esto es de lo más machista. Ahora seguro que nos dice que cualquier ser con polla es superior a nosotras.

Los dos chicos se pusieron a temblar de miedo. Pero el amo solo se echó a reír.

-Dudo mucho que haya muchos seres con polla superiores a ti, Laura.

-Te digo desde ya que no me pienso acostar con estos dos desgraciados.

Mentía. Mentía descaradamente. Si el amo se lo ordenaba se los follaba, a los dos a la vez. Se la notaba. Deseaba hacerlo. Seguro que soltaría un “esta bien, lo haré pero porque me divierte”. Y si yo lo sabía, el amo también.

Los únicos que no se habían dado cuenta eran los dos amigos del amo.

-Yo tampoco quiero hacerlo – mencionó débilmente la del pelo corto.

-Tú te callas y harás lo que yo te diga.

-Pero si ni siquiera te quieren a ti – interrumpió el amo – quieren follarse a la profe.

Menuda manera de humillarla. No, espera, ¿Qué? La profe era yo...

-Ya veo, la nueva.

Las tres chicas al fin notaron mi presencia.

-¿Y esos dos mocosos creen estar a la altura de ella?

-¿Podemos pegarla ya?

-Hazlo si eres hombre...

Y a pesag de su actitud desafiante, seguía sin mover las manos del suelo.

-Calma, calma. Aquí nadie va a pegar a nadie. Cuando tengáis a vuestras propias sumisas las tratáis como os de la gana. Mientras tanto, no.

-¿Y a la cerda la podemos pegar? Somos sus amos también.

-No. -Y sonó como si un general hubiera abierto la boca. - Porque hoy puede ser la cerda, y mañana vuestra novia, o vuestra madre, o vuestra hermana. Si os acostumbráis a pegar a una mujer para solucionar vuestras diferencias, es un hábito que vais a adquirir y es muy difícil quitarlo. ¿Os queda claro a los dos? ¿Os queda claro?

-Sí - repondieron los dos

-¿Y a ti, Elena?

-Sí, mi señor – Tenía una voz increíblemente dulce.

-Pero hay un detalle que no puedo pasar por alto. Laura, no puedes ir por ahí humillando así a mis amigos. Eso merece un castigo.

-¿Qué? No.

-Sí.

-¡No pienso acostarme con ellos!

-Ya te gustaría. Correros en su cara, anda.

Ambos chicos se acercaron.

-Sería mejor si te quitaras la camiseta...

-Y el sujetador... - dijo el otro.

-Me las vais a pagar todas juntas.

Pero lo estaba haciendo, estaba quitándose la camisa y quedándose en sujetador. Este también se lo quitó.

-¿Contentos?

Los dos chicos se sacaron las pollas y...

-Que os masturbe ella, tíos. Si es que no aprendéis.

Laura agarró las pollas de los dos chicos y comenzó a masturbalos con su cara tan pegada a sus miembros que parecía que se las iba a meter en la boca. Estos tardaron un poco más de la cuenta en correrse encima de ella.

-¿Contentos?

Me di cuenta del detalle que ni si quiera hizo por limpiarse la lefa de la cara. Sus manos volvieron como por arte de magia a posarse en el suelo.

-Esto no vale, ha cerrado los ojos.

-Pues claro que los he cerrado.

-La cerda no los cierra. Deberías aprender de ella.

-Yo no soy la cerda...

-¿Podemos hacerle una foto?

-No... Por favor, no. - Estaba realmente asustada

-Claro – dijo el amo.

Los chicos sacaron su móvil y la hicieron una foto cada uno.

-Como se la enseñéis a alguien os mato.

Uno de ellos le mostró la foto que acababa de hacer.

-Pero si estás preciosa.

-Borra eso, ahora mismo...

Los chicos volvieron al lado del amo.

-Verás cuando se la enseñemos a los de la clase.

-No, por favor, no, no, no...

Lo que me tenía sorprendida es que no se movía del sitio. Podía levantarse, ir a por ellos, luchar. Sin embargo seguía allí arrodillada, suplicando a los chavales. A mi no me quedaba claro si deseaba que lo hicieran o no.

Viendolo en general, si que era un ambiente raro. Cuatro diosas arrodilladas delante de tres chavales, que estaban decidiendo literalmente que hacían con sus vidas.nst

-Bien, ya veremos lo que hacen.

-Pero...

-Calla.

Y se calló.

-Ahora me vais a contar vuestro nombre, edad, ocupación, orientación sexual, estado civil, como os desvirgásteis, con cuantos hombres lo habéis hecho, con cuantas mujeres, con cuantos animales, por donde, cual es la mayor guarrada que habéis hecho y cual es vuestra mayor fantasía. Empiezas tú, Laura.

-Borra las fotos, amo, por favor.

-Suplicar no te va a servir de nada. Y ahora empieza a hablar.

Sentí como la chica se tragaba su orgullo.

-Me llamó Laura, tengo 18 años, voy a ir a la universidad a estudiar derecho, soy hetero...

-Di que te gustan los hombres mejor. Suena mejor.

-Me gustan los hombres... Mi amo es mi novio.

-Hostia puta

-Me desvirgue en la mazmorra de mi amo, delante de Elena... Solo lo he hecho solo con un hombre...

-Hostias, pensaba que se lo había hecho con todo el instituto.

-Como todos.

-Pues no, solo lo he hecho con mi amo. Y con Elena y con Susana. Ningún animal. Lo hecho por mi boca, mi culo y mi coño. Mi mayor guarrada es... cuando compartí un beso con mi boca llena de semen del amo con Elena. Y mi mayor fantasía es... Hacerlo con un montón de tíos.

-Eso no es cierto y tú lo sabes... Di la verdad, anda.

-Que me violen – susurró.

-Repité.

-Que me violen ¿Contento?

El amo sacó un papel donde estaba escrito eso exactamente.

-Haced lo que os de la gana con la foto, a ella le gusta. Te toca Susana.

Nunca en mi vida había visto a una chica tan avergonzada de si misma.

-Me llamó Susana, tengo 18, estudio psicología, soy bisexual, me desvirgue durante un botellón, hace mucho que deje de contar los hombres y las mujeres con las que me acuesto, lo he hecho con un chucho...

-Hostia puta.

-Me han dado por todos los agujeros del cuerpo. Mi mayor guarrada es cuando lamí el semen del cuerpo de Elena.

-¿Más que el chucho? - preguntó Laura intrigada.

-Más. Y mi mayor fantasía es, bueno, hacerlo con un montón de hombres...

El amo sonrió y sacó un folio donde estaba escrito eso exactamente.

-Eres muy básica – le recriminó Laura.

-Te toca, Silvia.

Me di cuenta de que estaba ante uno de los momentos más duros de mi vida...

-Me llamó Silvia, tengo 25 años, soy profesora de literatura, suplente por el momento por un embarazo. Soy he... Me gustan los hombres. Tengo novio, un buen hombre llamado Lucas. Me desvirgue en el parque, con mi primer novio. Me he acostado con un total de tres, no, seis hombres total.

Esa misma tarde los hombres con los que acaba de tener sexo se habían duplicado y todo apuntaba a que antes de terminar el día, se triplicarían.

-Ninguna mujer – seguí – Ningún animal. Lo he hecho por todos los agujeros de mi cuerpo. Me gusta especialmente que me lo hagan por detrás.

Jamás en mi vida se lo había confesado a nadie.

-También me gusta mucho chupar pollas.

-Se nota, lo haces de vicio. Le vas a ensañar a mamarla bien a todas ellas.

-Gracias amo. Mi mayor guarrada es cuando le he comido el culo al conserje del instituto. O cuando se han meado dentro de mi, mi señor.

La verdad es que estaba indecisa.

-Hostia puta.

-¿Habías comido un culo antes?

-No, mi señor.

-¿Y qué tal?

-Ha quedado muy satisfecho.

-Puedes seguir.

-Y mi mayor fantasía es... Que un hombre haga conmigo lo que quiera, mi señor.

Fue increíblemente liberador. Jamás me había confesado así con nadie.

-Me llamó Elena, o Peggy que es el nombre que me puso mi amo, tengo 18 años recien cumplidos, soy la mascota de mi amo, me gustan las pollas, me desvirgué cuando mi amo me hizo suya en un callejón. Lo he hecho con él, con sus dos amigos, con sus dos hermanos, con Javi el de la piscina, y con cualquiera al que mi amo me ceda. Lo he hecho son Susana y Elena, ningún animal por ahora. No considero que el sexo sea guarro, mi señor. Y mi fantasía era ser la mascota de alguien, vivir para darle placer a mi amo y señor con todo mi cuerpo.

-Hostia puta.

-Muy bien chicas, ya os podéis ir a casa. Tú no Silvia, tu te quedas. Mientras el resto de la clase se mata a pajas pensando en ti, nosotros tres te haremos nuestra.

-Así se habla.

Las tres chicas se levantaron y me dejaron a solas con mis tres estudiantes. Yo me sentía intimidada y excitadísima.

-Muy bien Silvia, levántate. Queremos que te quités la ropa.

Evidentemente llevaba la misma ropa que al inició del día, falda negra de tubo con camisa blanca y medias. Empecé desabrochándome la camisa

-Joder, ¿Así ha ido al instituto?

-Dios, que puta.

Pues ya veréis las bragas y las ligas.

Yo me estaba calentando mientras me quitaba la falda y me quedaba en ropa interior delante de ellos. Recordé la palabras de mi amo, y coloqué los brazos en mi espalda.

-Es increíble el cuerpazo que tiene.

Empezaron a magrarme con dureza los pechos y el coño. Yo estaba excitadísima dejándome hacer.

Mi amo me besó primero. Luego los otros dos.

Yo, que antes solo me había besado con mis novios formales, me estaba morreando con tres adolescentes.

Debía estar volviéndome loca.

Siguieron los toqueteos por todas las partes de mi cuerpo. Aún no me habían quitado la ropa interior. Creo que les daba morbo verme así antes que desnuda.

-Vamos a darla por culo, tíos.

Me situaron con las manos apoyadas en una mesa, me arrancaron las bragas que llevaba y me la metieron hasta el fondo.

Gemí de placer.

Eran muy bestias. Nunca antes ningún hombre me había tratado así. Me estaban poniendo a mil.

-¿Te gusta perra?

-¡Me encanta! - grité entre gemidos.

Cuando se saciaron quedaba mi bautizo.

Me ataron las manos y me colocaron un collar para perros en el cuello.

Camine totalmente desnuda, solo con los zapatos de tacón puestos, hasta el aparcamiento de una piscina, el picadero del pueblo. Afortunadamente, no me tope con nadie.

Allí, Javi, el viejo que me había tomado antes, nos esperaba.

-Buenas chaval.

-Buenas, Javi. ¿Qué tal te trata la vida?

-De puta madre. Ya podías haberme puesto a Elena por 50 pavos.

-Ja. Esclavas diferentes, precios diferentes.

Me arrodillé en una esquina apenas iluminada. Podía ver los preservativos usados tirados por ahí. Los chicos los estaban recogiendo.

Mi amo se sacó la polla.

-A partir de ahora, eres nuestra, Silvia, de los tres.

-A partir de ahora, soy vuestra.

-Nos obedeceras en todo lo que te digamos, y tus pertenencias son nuestras.

-Os obedeceré en todo y lo mío es vuestro.

Me mearon los tres...

-Responderas al nombre de Kitty. La primera orden será que no te puedes follar a tu novio sin nuestro permiso. ¿Queda claro?

Me pregunté si volvería a follarme a mi novio alguna vez. Una parte de mi me decía que no y no me importaba...