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Sometida encima de la copiadora (1era parte)

en Sexo con maduros

Me llamó Karina soy lo que se podría decir de una estatura promedio mido 1.60 soy de tez morena y delgada pero en forma, de pechos medianos y un trasero redondo y unas piernas que todo mundo me chulea. Tenía por esas fechas 20 años y para ese entonces no me interesaba seguir los estudios así que me dispuse a trabajar y en donde empecé fue en un centro de fotocopiado, en donde una pareja de señores eran los dueños (ambos de 47 años) la mayor parte del tiempo la que atendía era la señora (se llamaba Martha) ya que el esposo para cuando entre a trabajar con ellos atendía otro local, he de decir que tenían otros locales en los que se dedicaban a lo mismo, en el lugar donde yo estaba y ayudaba a la señora está ubicado cerca de un bachiller o prepa  y es por esto que era muy concurrido por chicos más jóvenes que yo y que les encantaba coquetearme y bromear conmigo, la señora parece que no se daba cuenta o solo hacia caso omiso ya que a ella le convenía porque así tenía más clientes.

El día que conocí a su esposo fue como a las dos semanas que yo empecé a trabajar ahí, fue un jueves y yo recuerdo que ese día me había vestido de forma especial porque mi novio iba a pasar por mi e iríamos al cine (he de decir que él era mi tercer novio y aunque ya había tenido contacto sexual anteriormente no había sido nada placentero ya que prácticamente eran niños o de mi edad y sólo querían que los masturbara o se las chupara, me dedeaban pero hasta ese momento y después comprendí que eran unos toscos y no sabían lo que hacían y yo al no tener mejores experiencias me conformaba con eso). Iba con un una falta negra que me llegaba a la mitad del muslo y llevaba unas medias de red, unos botines de tacón, una blusa blanca en la que se alcanzaba a distinguir mi brasier el cual era de encaje y al no tener relleno si hacia frio enseguida se notaban como se endurecían mis pezones.

Así me presente ese día llevaba un sueter largo negro y al momento de llegar y saludar a Martha (le hablaba de tú) no reparó en decirme que así a cualquier hombre pondría a mis pies, es más hasta en tono de broma dijo que porque no iba y traía más clientes para el lugar, sólo me reí ya que a pesar de parecer una persona muy sociable la verdad es que realmente era un poco tímida. Como al medio día Martha me dijo que no se sentía bien que se iría por lo tanto me quedaría durante todo el día pero que a la hora del cierre su esposo iría al local a ayudarme a cerrar y entregarle cuentas, le dije que no tenía ningún problema con eso. Transcurridas como dos horas y cuando casí no había mucha gente sólo unos chicos que más que ir a sacar copias iban a molestarme como suelen ser los adolescentes llega un señor alto como de 1.85 maduro pero a pesar de que se notaba grande era bien parecido, un poco canoso, con bigote de pantalón de vestir y camisa de polo la cual le quedaba un poco ceñida al cuerpo y aunque tenía un poco de barriga también se le notaban unos brazos muy fuertes, me saludo y tenía una voz muy varonil lo cual hizo que dejara a un lado a los mocosos y sólo me concentrara en él, como hacía calor yo para ese momento me había quitado el sueter y como estaba zorreando un poco con los chicos me había desabotonado un poco la blusa así que cuando me vio lo primero que noté es que fijo su mirada en el escote que se asomaba, su mirada me excito muchísimo.

-hola buenas tardes ¿a cómo tienes las copias? ¿tienes impresiones? ¿Si te traigo a imprimir un libro en cuanto me lo dejas?

Yo amablemente respondí a todas sus preguntas pensando que era un cliente más, me dio un paquete de hojas para fotocopiar a lo que me dispuse a trabajar (para ese entonces ya sólo estábamos él y yo). Me voltee y como se habían acabado las hojas tenía que agacharme para sacar la bandeja y poner más, ya que podía sentir su mirada posada en mi lo cual solo hizo que me diera más calor, aproveché para agacharme sin doblar las piernas con la intención de que pudiera notar lo que había debajo de mi falda, luego hice un movimiento como si quisiera alcanzar algo que estaba en una repisa para lo cual tuve que subir un poco la pierna a la fotocopiadora y hacer como un brinquito, al mirar en un espejo que estaba para poder ver hacia el mostrador si uno esta de espaldas alcancé a ver como se relamía los labios al verme de espaldas y se metió la mano a la bolsa del pantalón a lo cual yo reconocí como un movimiento para acomodar su miembro que de repente empezó a formar un gran bulto, en eso baje la mirada para ver las copias y cuando volví a ver por el espejo vi como se metía a este lado del mostrador, debo decir que me sobresalté mucho, tuve que haber puesto una cara de susto increíble porque me dijo

–No no te espantes, soy Roberto el esposo de Martha me dijo que se sintió mal y se regresó a la casa y que viniera a apoyarte en lo que necesitaras, pero ya vi que eres muy eficiente en tu trabajo.

–Perdón señor no sabía que era su esposo yo esperaba que llegara hasta las 6 o 7.

Me dijo que no me preocupara que se había adelantado para ver que todo marchara bien y a su parecer todo estaba bien.

–Ahora entiendo porque este local en particular ha resultado más que los otros

-Es por la ubicación toda la escuela viene acá porque es el que le queda más cerca.

-Creo que debe ser algo más que eso porque además que curioso que vengan mas chicos que niñas no? estoy seguro que hay algo que les atrae mucho de aquí, pero creo que ya sé que puede ser

-Pues no sé que decirle señor.

-No me digas señor, dime Roberto así como le hablas de tú a mi esposa así puedes hablarme a mi, con confianza

-Por cierto que voy a regañar a Martha de porque no me dijo que tenía a una empleada que se nota que es muy complaciente y eficaz claro.

En ese momento sólo sentí como me ponía caliente y no pude más que agachar la mirada

-Pues para eso estamos señor.

-Ya te dije que no me digas señor, llamame Roberto es más como tu jefe te lo ordeno, si no aquí a los empleados que no obedecen las ordenes se les castiga ehhh.

Con esa mirada el tono de voz y una risita que había soltado está de más decir que hablaba en otro sentido. Me sentía incomoda por que este señor que me llevaba más de 20 años con su sola mirada y lo que me decía hacía que me mojara, cosa que ningún otro antes había logrado, sentía que en ese momento podría acercarme a el lo suficiente para sentir su bulto en mi cuerpo y besarlo, pero tenía que contenerme porque ya habían llegado chicos a interrumpir el momento. Cuando se juntaba la gente me ayudaba pero si bajaba y de repente iban pocos me dejaba mientras él se sentaba y miraba como trabajaba lo cual hacía que me excitara mucho, me sentía deseada así que como al principio exageraba un poco mis poses o movimientos, había un chico que casí diario iba y no lo pelaba demasiado pero en ese momento le preste mucha atención y platicaba y coqueteaba con él solo para ver como reaccionaba, al parecer no le gusto porque se paró y le dijo:

-Muchachito creo que ya te tardaste demasiado aquí y sólo estás perdiendo clases, y le haces perder el tiempo a mi niña.

En ese momento se paró a lado mio y pude sentir su mano rodeándome pero bajando de mi cintura a la cadera, el chico no pudo ver ya que el mostrador estaba alto y lo único que hizo fue tomar su cambio e irse, yo me quedé completamente inmóvil sin saber que hacer, luego de eso me dejo y se fue a sentar de nuevo en donde estaba, frente a una laptop, llegó la hora de la comida y me salí le pedí permiso ya que le dije que mi novio me iba a llevar a comer pude ver su cara de que no le había gustado mucho la idea, no podía creer que llevaba unas horas de conocerlo y ya hasta sentía celos de los chicos que me rodeaban, lo podía percibir, me dijo que no había problema pero en un tono muy seco. Me salí y vi a Paco mi novio comimos pero para ser sincera no podía pensar en nadie más que en Roberto y lo que también me hacía sentir a pesar de apenas haberlo conocido, Paco se dio cuenta de que me perdía en mis pensamientos, como es celoso para variar empezó a preguntarme en qué estaba pensando y al final acabamos discutiendo, ami no me importaba y termino siendo un buen pretexto para cancelar la ida al cine y que yo pudiera regresar con Roberto, después de pensarlo no por mucho tiempo decidí que aunque tuviera un poco de remordimiento de conciencia por Martha, Roberto tenía que ser mio, sólo quería probar una vez lo que era estar con un señor maduro y quería que el primero fuera Roberto.

Continuara