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Mi prometida 8

en Sadomaso

A pesar de mis esfuerzos, Elena se había pasado gimoteando todo el polvo. Pero eso no fue excusa para que hiciera su trabajo: chuparme la polla con la polla rebozada de jugos vaginales de otra.

-Sigo pensando que merece una buena ración de bofetadas, con la mano abierta.

-Si sigues así, no te la voy a prestar nunca.

-No la necesito, tengo a Susana a puntito de caramelo. ¿Sabes que desde que lo hizo con el chucho en tu salón no ha salido de su habitación?

-Pues gemía como una loca.

-Más de lo que lo ha hecho cualquier chico que yo sepa. Pero ya sabes como son estás cosas.

-¿Y que piensas hacer con ella?

-Entregársela a Trasto, por supuesto. Aún tiene el culo virgen, por lo que sé.

-Pobrecita, pena me da ella.

-¿Sabes que tenía miedo de que la chantajearas de alguna manera? Me lo confesó llorando sobre mi hombro. Me porte como toda una amiga.

-Ya, imaginó.

Acababa de correrme en la boca de Elena y tal y como la había ordenado, aún retenía el semen en su boca.

Y ocurrió una de esas cosas con las que los tíos soñamos pero que muy pocos han visto.

Laura morreó a mi cerda y compartieron mi semen.

-Como le cuentes a alguien de esto, te mato.

Porque Laura no lo quería admitira aún, pero era mía. No una esclava sumisa como Elena, no de las que se comparten con los colegas y te tiras cuando y como quieras, y ni falta que me hacía, pero si una sumisa mucho más complaciente de lo que daba a entender.

A Elena no la toqué en todo el resto del día. Se había merecido un buen descanso después de las 24h verdaderamente agotadoras que llevaba encima.

Estuvo especialmente cariñosa y mimosa esa noche. Y para mi completa sorpresa, muy activa. Comenzó mordisqueándome la oreja y luego pasó a besarme con lengua, algo que no hacía desde prácticamente nuestro primer encuentro, para al final, ponerse encima mío, meterse mi polla hasta el fondo, y comenzar a moverse despacio.

Estaba absolutamente sorprendido, y durísimo, las cosas como son, ante esta nueva cara suya. Tras alzancar el orgasmo, volvió a besarme y apoyó todo su cuerpo contra el mío.

Yo la abrece. No sabía que más podía o que otra cosa podía hacer. Había sido para ella muy duro verme con otra chica, una de sus amigas, y si esta era su forma de perdonarme, bienvenido sea.

Dos días después, Laura nos llamó para informarnos de que la madre de Susana no aguantaba más el comportamiento de su hija y por tanto había pedido ayuda a su mejor amiga.

-¿Y dónde entró yo?

-No te hagas de rogar para que vengas.

Bueno, como tanto Suana como Laura han aparecido en la historia y no les he descrito, este es tan buen momento como otro cualquiera para hacerlo.

Como ya sabéis, o a lo mejor se os ha olvidado, Elena era la típica rubia sexy, con el pelo largo hasta la cintura, cuerpo de mujer y carita de niña buena. También tenía cierto grado de timidez que la hacía realmente atractiva.

Laura era todo lo contrario, una morenaza con cara de pícara, lengua de pícara, cuerpo de infarto, con fama de que todo el instituto se la tiraba pero nadie conocía a nadie que se la hubiera beneficiado. Entre otras muchas cosas, porque yo fui su primera vez.

Y Susana tenía pinta de mosquita muerta. Morena también, llevaba una cola de caballo como peinado, gafas y cuerpo de infarto, pero apenas lo lucía. Y sí, a la chita callando, Susana si se tragaba las pollas de dos en dos. Tampoco tenía nada de raro. Las otras dos eran consideradas diosas y Susana del montón bueno, pero así misma se veía como muy poquita cosa.

Elena llevaba puesto un vestido rosa precioso. Parecía una auténtica muñeca. El porqué había escogido ese vestido y no otro era un auténtico misterio para mi. Y como era su costumbre, íbamos agarrados de la mano por la calle.

-Míralos, que acamarelados. Si parecéis novios y todo.

Elena me esperaba con una simple camiseta corta que enseñaba el ombligo y un pantalón corto propio del verano.

-Ja, ja, ja.

-No te molestes, hombre, es sólo una broma, amo.

Que lo soltará así de pronto me pilló desprevenido. También me llenó de orgullo, y porque no decirlo, de miedo.

-¿Qué te traes entre manos?

-Nada – Aseguró mostrándome ambas palmas.

-Bien, ¿Dónde tenemos que ir?

-A la casa de Susana. Su madre quiere que la veamos y la ayudemos.

Me tendió la mano y yo fui tan estúpido de aceptarla.

Ir por ahí de la mano de dos diosas puede parecer la puta hostia, pero no, para nada. Me sentía incómodo.

Elena iba molesta. La entendía. De alguna forma pensaba que ella era la única con ese derecho.

Laura se esforzaba en demostrar que iba divertida. Mentira. Iba tan nerviosa e incómoda como yo.

Y así, los tres juntos, sin ceder ninguno por pura cabezonería, paeamos por el barrio bueno del pueblo hasta llegar a la casa de Susana.

Si os preguntáis si alguien nos vio o nos dejó de ver, la verdad es que ni puñetera idea. Suficientemente ocupado iba en intentar no cagarla más.

-Me ha dado las llaves. - Dijo en cuando llegamos.

-Que amable por su parte.

Susana nos esperaba recogida en su habitación, tirada en la cama. Olía a cerrado.

-¿Que queréis? - preguntó sin levantar la vista

-Ayudarte – anunció Laura.

-Iros a tomar por culo.

-Que carácter – repliqué yo.

-Lo hice con un puto... Chucho. - Esto último le salió del alma

-Y te gusto – Aseguró Laura.

-Doy fe.

-Iros a tomar por culo.

Yo me senté junto a ella.

-Bien, pues si no podemos ayudarte, al menos si que podemos chantajearte. Los de esta habitación sabemos lo que paso.

-¡No tenéis pruebas! - Nos gritó.

-No nos hacen falta. En cuanto se lo digamos a tu madre...

-¡No podéis hacer eso!

-Está muy preocupada por ti, Susana. Algo la tengo que decir. -Cofirmó Laura.

-¿Y qué queréis?

-Una cosa muy simple. Que seas suya. - Había señalado a Laura.

-¿De ella?

-Sí, de ella.

-¿Eres lesbiana?

-No, por favor. Solo me divierte. Entrarías en mis tríos, lo harías con mi mascota.

-Y tragarías semen a litros, algo que creo que ya haces tu solita.

-No me lo he tragado nunca antes. Lo escupo – reconoció toda roja.

-Pues a partir de ahora, tragarás. Eso y cosas mucho peores.

-¿Mierda también?

Y reicibió el primer bofetón de su ama.

-Lo que te digamos, ¿Queda claro? O atente a las consecuencias.

Susana asistió con la cabeza. A mi no me gustaba, pero era su sumisa, no la mía.

-Y ahora lo importante.

-Así que esto solo eran los preambulos.

Le soltó otra bofetada.

-Aprende a tener la boca cerrada, perra.

-Como iba diciendo – seguí intentando no hacer caso a lo veía – hemos venido a usarte.

-Así que ya te estás desnudando, puta. - seguido de un nuevo bofetón.

Susana hizo caso y se quitó las cosas que tenía puestas, quedándose en bolas. Ordené a la cerda que se arrodillara en el suelo, en plan sumisa.

-Frotate el coño en su pelo.

Susana cogió un manojo, lo palpó y lo olió, antes de abrirse de piernas, coger con ambas manos la cabeza de Elena y comenzar a frotarse. Ya estab bien mojada, así que no tuvo problemas en pringar el precioso cabello de la cerda con una buena corrida.

-Precioso. - aseguré

-Pervertido

Su ama volvió a abofetearla.

-Aún me queda mucho por educar.

-Y ahora cerda, túmbate y súbete la falda.

Dicho y hecho, Elena se tumbó y mostró que venía sin nada debajo.

-Métele el pie.

-Pero, pero, pero...

-Hasta donde puedas – dije yo. -Y primero frotala el coño, para que se moje.

-¿Más? - Respondió Susana que ya la estaba palpando.

Ver como una sumisa le intenta meter el pie a otra es muy divertido, y más si estaba de pie a la pata coja como lo estaba Susana. Intentaba no hacerla daño, hacerlo despacio, introducía y sacaba. Y durante todo el proceso, la pisaba el coño.

-Vamos, mételo de una vez perra.

-Está bien, está bien.

Al final terminó metiéndo su pequeño pie hasta el tobillo.

-¿Contentos?

-Encantados de la vida.

Y mientras Susana hacía malabarismos a la pata coja para no caerse, Laura se quitó la zapatilla y metió su pie sudado en la boca de Elena.

-Decir patata.

Sí, saqué una foto de la escena.

-¿Puedo sacarlo ya?

-Que prisa tienes. Espera un minuto.

Acerqué una silla para que se sentará y que no apoyase el pie. La idea era que la cerda se lo lamiera.

-Es increíble. - Terminó reconciendo Susana mientras sentía la lengua de su amiga en su pie pringoso.

-Yo no me canso de verlo.

-¿Y voy a ser como ella?

Solo por hacer esa pregunta ya sabía que sí, lo sería. Quizás no tan sumisa como Elena, ella un caso especial, único, una verdadera guarra, sin duda.

-Hay diferentes tipos de sumisión. Las esclavas completas como Elena que sólo viven por y para el placer de su amo son muy raras y excepcionales, aunque son las más conocidas.

Saqué de la bolsa que habíamos llevado su mordaza dental y se la coloqué. También saqué el termo lleno de semen que llevaba conmigo.

-No te lo tragues.

Vertí su contenido hasta llenar completamente de lefa su boca.

Susana observaba entre asqueada y fascinada la boca de su amiga. Yo por mi parte escupí dentro de ella. Laura, siguiendo mi ejemplo y con su cara de pícara, hizo lo mismo.

-Te toca, Susi, es tu turno.

Ella ni si quiera podía mirar. Recibió una bofetada por parte de Laura.

-Haz lo que te dicen, perra.

Y con todo el ascazo del mundo, inclino su cabeza y escupió dentro de la boca de Elena.

-Ella es tu inferior, recuerda. Puedes tragar ahora, cerda.

Y Elena se lo tragó.

A continuación metí mi polla en su boca y me pusé a orinar dentro de ella. Susana casi vomita viendo la escena.

-¿Quieres poner el coño aquí?

-Nunca antes he meado de pie...

Laura se quitó los pantalones y se bajó las bragas. Colocó cuidadosamente su coñito en la boca de la que antes era su amiga y ahora poco menos que un retrete, y comenzó a orinarse dentro.

-Que gustazo.

-Te toca, Susi.

-Yo, yo...

-Vamos, si la tienes tantas ganas como yo.

Entre los dos la agarramos de los brazos, la levantamos y la colocamos...

-Vale, ya está, ya lo he hecho. ¿Estáis contentos?

Ordene a la cerda que se levantara y la quité el vestido. Derramé el resto del semen del termo sobre su hermoso cuerpo.

-¿Tengo que lamer eso?

-Esa es la idea, susi.

Y ambas, tanto Susana como Laura, comenzaron a lamer el cuerpo de su antigua amiga por donde estaban los pegotes de semen...

Solo unos pocos días después de esa aventura, el instituto por fin dio comienzo.