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La hechicera y la lesbiana Capítulo X Los celos

en Lésbicos

Capitulo X Los celos de la hechicera 

Las inocentes palabras de Karely retumbaron de manera profunda en el alma de Pedro, en un ínfimo instante pasaron por su mente una ola de sentimientos encontrados, por un lado estaba punto de tener relaciones con una chica confundida en pleno desarrollo, por el otro lado tenía la oportunidad de entregar su primer pago del contrato de la hechicera, además de esto, había vivido más emociones sexuales en tres días que en sus treinta años de vida como hombre, todo daba vueltas, no sabía que hacer, todo estaba pasando demasiado rápido.

Karely estaba tendida en el sillón solo con su pequeño calzoncito de algodón blanco, tenis y calcetas deportivas, su actitud antes agresiva de mujer sexualmente decidida había cambiado a la de una niña asustada pero preparada para hacer el amor por vez primera, en su lindo rostro se asomaba esa ternura e inocencia combinada con excitación, sus ojos cándidos irradiaban fuego, fuego que la que quemaba en deseos por ser penetrada, respiraba agitadamente y no sabía porque Paulina se había quedado petrificada parada frente de ella, se levantó para acercarse a la preciosa mujer y lentamente fue acomodando su candente cuerpo junto al de Pedro.

-Que ha pasado, ¿creí que te gustaba?- el aliento de Karely podía ser respirado por Pedro debido a la insignificante distancia que existía entre sus cuerpos.

-Claro que me gustas, eres hermosa- Contesto Pedro saliendo del trance en que se encontraba.

-¿Entonces qué es lo que sucede? creí que haríamos el amor, estoy lista, cuando llegue aquí no sabía que esperar pero apenas te vi supe que mi primera vez seria contigo.

Karely había comenzado de nuevo a tocar a Pedro, este vez de manera más tierna, buscando cariño más allá del deseo carnal que minutos antes había manifestado, Pedro por su parte seguía inmerso en sus pensamientos y dilemas morales, pero esto no le impedía estar disfrutando de las caricias que la caliente chica iba dejando por su cuerpo, sus manos se internaban por debajo del holgado suéter rozando toda su espalda mientras su boca le brindaba pequeños y tiernos besos que no dejaban que pensara con claridad, sintió como su sostén era desabrochado y caía lentamente de su cuerpo, uno de sus senos fue completamente dominado por la mano derecha de la lasciva joven y los besos se intensificaban más con cada estrujón que se blandía en su pecho, la respiración de Pedro volvía a ser intensa y caótica, su boca hecha agua exigía los besos de la joven atrayendo su boca con mordidas cada vez más enérgicas, estaban las dos de pie volviéndose una sola, los enormes pechos de Karely que ahora se mostraban orgullosos con los pezones erectos y muy  duros, rozaban el suéter de Pedro queriéndolo hacer trizas, el abrazo las había fundido en una serie de manoseos sin fin, la chicuela metía su mano por los jeans de Pedro para sobar sus ricas nalgas que pedían ser liberadas y así fue, las hábiles manos de la adolescente bajaron casi de un jalón el apretado pantalón solo para volverse a fundir de nuevo en una sola.

Después de algunos minutos las  dos yacían desnudas en el sillón sin poder dejar de besarse con pasión, el intercambio de caricias no cesaba y sus vaginas escurrían al contacto de sus muslos, Pedro no dejaba de jugar con las tetas de Karely, eran inmensas, cubrían casi todo su rostro y él se divertía metiendo su cara entre esos tremendos bultos de carne, mordía cada centímetro hasta legar a los duros pezones rozados y después los lamía con hambre y desesperación, la jovencita estaba en el cielo también, no podía creer que su cuerpo podía sentir tanto placer, cada que Pedro mordía sus pezones  soltaba unos sensuales grititos que no podía evitar, buscaba el cuello de su amante con su primaveral boca y subía hasta los lóbulos de las orejas para hacer estallar a Pedro en jadeos que solo provocaban que las dos siguieran mojándose mutuamente.

Karely se sentía enamorada de Paulina, no cabía duda, esto era lo mejor que le había pasado en la vida y su rostro no lo ocultaba, estaba desesperada por sentirla dentro de ella, por sentirse llena y llegar al orgasmo, comenzó a susurrarle al oído a Pedro que la deseaba con toda su alma, que la hiciera suya

-Tómame Paulina, tómame por favor quiero que me comas toda-Incitaba Karely a su ahora amante-

Pedro seguía vuelto loco jugando a placer con los senos de Karely cuando esta tomó una de sus manos y la bajo hasta su intimidad, él se dio cuenta lo húmeda y lista que estaba la pequeña para ser penetrada pero había algo que rondaba aun en su cabeza, necesitaba a esta linda creatura para entregarla a la magia negra que la mantenía prisionera, no quería entregarla, al contrario, sentía que debía protegerla, a final de cuentas era solo una niña aún, como iba a entregársela a una malvada hechicera para que su alma estuviera perdida por siempre, en verdad no tenía ninguna intención de hacerlo pero si en este momento le arrebataba su virginidad y no se la entregaba a la hechicera tendría que buscar otra manera de pagar su deuda, recordó las palabras de la hechicera “la persona virgen tiene que pronunciar las palabras mi alma y mi cuerpo son tuyos, y después tú me los traspasaras a mi “

Pedro llevo su mano a la entrada del maravilloso cuerpo de Karely, estaba lista para arrebatarle su virginidad

-Karely, quiero escuchar de tu boca que eres mía, y que me entregas tu cuerpo y alma- Pedro mirándola a los ojos pronuncio esta frase con un semblante serio y desencajado

Karely, excitada como se encontraba no dudo en contestar rápidamente

-Claro que sí, te amo, mi cuerpo es tuyo, mi alma es tuya, toma todo de mí y haz lo que quieras

En ese momento como por arte de magia todo se volvió lúgubre y de alguna manera tenebroso, la atmósfera de la sala se había oscurecido y un densa neblina parecía inundar toda la casa de Pedro, Karely no parecía darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor y seguía en un estado de excitación máximo, gemía y se retorcía como si estuviera llegando a un orgasmo incansable, el que si noto el cambio en el ambiente sensual y amoroso fue Pedro que estaba a punto de penetrar a la joven incauta, dejo de tocar a la hermosa adolescente y volteo en rededor de toda su sala, el entorno cada vez se volvía más sombrío, su mano aun no entraba en la vagina de Karely y aun así, ella no dejaba de retorcerse de placer, los fuertes gemidos seguían escapando de su boca y suplía las manos de Pedro en sus senos con las suyas propias apretando sus pezones duramente, de pronto una voz conocida irrumpió en su interior.

-Hazlo ahora Pedro, termina tu tarea, toma a esa niña para mí, todo lo que tienes que hacer es romper su virginidad y mencionar las palabras adecuadas, entregarme a la virgen

Pedro estaba asustado, en verdad era una escena sobrenatural, un pacto con el mismo diablo, no quería entregar a esa chiquilla que apenas acababa de conocer, no se sentía con el derecho de hacerlo.

-Vamos Pedro, NO me hagas esperar más

Pedro sabía lo que tenía que hacer, acerco de nuevo su mano a la vagina de Karely e introdujo dos dedos de su fina mano, estaba empapada y gimiendo de manera incontrolable, una y otra vez Pedro entro en la extasiada jovencita, sintió claramente como la fina tela que cubre la virginidad se rompía y su mano manchada de sangre no se detenía, el orgasmo de Karely estaba cerca y su mano imprimía un ritmo cada vez más violento, un beso de la linda niña le recordó lo que estaba por hacer pero continuo de manera tajante hasta sentir el orgasmo en la trémula carne de su víctima,  un grito acompaño el fuerte orgasmo, Karely aullaba su nombre, Paulina.

Mientras la precoz adolescente seguía retorciéndose de placer en sus manos, ante Pedro se presentaba la figura espectral de la hechicera que entre realidad y locura lo animaba a entregarle el alma de aquella linda creatura, finalmente Karely cayó desmayada de placer en el sillón y el espectro de la maldita bruja se volvió real.

-Qué te pasa pedro, estoy esperando que me entregues a esta niña

-Lo siento maldita bruja pero no me siento con ganas de saciar tus necesidades en este momento, creo que conservare su alma y su cuerpo para mí- Le contesto Pedro en tono burlón-

La expresión de la hechicera en este momento se tornó diabólica,  la furia en su rostro era tan marcada que varias venas se marcaban en su arrugado cuello y rostro, los ojos encendidos transmitían un odio profundo hacia Pedro.

-Pedro, me estas decepcionando mucho, ¿dónde están los vírgenes a racimos que me debes? Con el cuerpo que tienes deberías estarme entregando uno diario, pero no, te fuiste a enamorar de mujeres y niñas y ahora hasta las proteges, debí imaginármelo nunca se te quito lo mujeriego, lo que me sorprende es que cuides a esta niña si eres un maldito abusador- hablo la hechicera aparentemente molesta

-¿De qué está usted hablando? Yo jamás fui un hombre infiel o mujeriego y mucho menos abuse de nadie jamás

-Ja, eso explícaselo a Natalia

-¿Cómo sabe usted de Natalia?

-Yo lo sé todo de ti

-Si supiera usted todo de mí sabría que yo amaba a Natalia y jamás le fui infiel, fue un maldito malentendido, no supe cómo reaccionar y cuando intente recuperarla ella había desaparecido como por arte de magia, nunca más la volví a ver

-Eso que te lo crea tu abuela Pedro, fuiste un perro infiel y lo peor de todo es que te aprovechaste de su mejor amiga, yo conozco bien la historia, no nos hagamos los inocentes ahora

Pedro sospechaba que existía algo escondido en esta situación, la manera de reclamar de la hechicera, y el hecho de que en verdad no había engañado a Natalia lo pusieron alerta, él había rechazado categóricamente a su mejor amiga que en varias ocasiones había intentado seducirlo, su único error fue no decírselo  a su entonces novia, Natalia simplemente de un día para otro le dejo una carta acusándolo de haber fallado a su confianza y diciéndole que la había perdido para siempre, Pedro en aquel entonces había caído deprimido sin saber cómo actuar y para cuando intento hablar con ella fue como si nunca hubiera existido, nadie sabía nada de Natalia, sus amistades no sabían dónde estaba y como ella era una chica foránea en la ciudad Pedro no conocía a su familia.

-Creo que te mal informaron maldita bruja, veo que tu poder no es tan grande, tal vez ni siquiera sea necesario entregarte vírgenes.

Pedro estaba tratando de jugar con su mente, era una apuesta arriesgada pero valía la pena el intento.

-Aun no has visto nada Pedro, entrégame a esa chiquilla o te arrepentirás por el resto de vida

-Creo que eso no va a ser posible, me gusta la chiquilla, como tú la llamas, quiero quedarme con su alma y su cuerpo, si tanta es tu desesperación porque no te consigues tus propios vírgenes

-Creo que estas olvidando que tengo un contrato firmado por ti Pedro, que no se te olvide que si incumples tu parte del trato tú también serás mío

-Un contrato que mandaste al celular que me robaste maldita bruja, sabes bien que no lo he leído

-Creo que ese problema es tuyo Pedrito, ahora entrégame a la virgen

-No tengo que entregarte nada, ni siquiera es día 15 creo que tengo algunos días aun para entregarte a esta o a otra virgen que se me plazca

La molestia en la hechicera ya no era algo que se pudiera ignorar, Pedro aunque parecía muy seguro en sus palabras,  por dentro estaba aterrorizado, aun así, no era momento de flaquear, ya había llegado muy lejos y tenía que sostenerse en esta actitud retadora que al parecer estaba funcionando, al menos tenía a la hechicera muy molesta, y alguien enojada puede cometer muchos errores.

–Primero te convertí en mujer, esperaba que eso te enseñara una lección, pero en lugar de sufrir te pusiste a coquetear con cuanta mujer guapa encontraste en tu camino, después cobre un par de favores con Doña Cecilia para finalmente verte humillado y aun así vas y sigues buscando mujeres, te coges a una estúpida muchachita descarada, eres un maldito macho mujeriego- En la voz de la hechicera los celos y la rabia eran evidentes

-¿Que te tendría que importar a ti con quien cojo? ¿Por qué jodidos me quieres ver humillado, que es lo que yo te hice a ti?

-Querido Pedro, creo que tú aun no te has dado cuenta de quién soy

En ese momento el ambiente de película de terror fue desapareciendo, la luz en la casa de Pedro volvió de a poco a la normalidad, el rostro arrugado de la hechicera fue atenuándose, su espalda comenzó a erguirse y su cuerpo fue afinándose hasta asomar una linda figura femenina, Pedro no podía creer lo que veían sus ojos.