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Emputeciendo a la profe (IV). Prostituida.

en Sexo con maduras

Amaneció un nuevo día, dentro del periodo de la nueva vida que había comenzado para Laura, en la cual solo vivía para cumplir las órdenes de sus dominadores. Había pasado en muy poco tiempo de ser una profesora respetada y que manejaba con mano firme clases de adolescentes muchas veces incontrolables para otros colegas suyos, a ser una muñeca sexual en manos de dos de aquellos energúmenos.

Parecía increíble que solo hubiera transcurrido un día de aquel mes infernal que tenía por delante. Había sido un día interminable, cargado de experiencias que no hubiera imaginado ni en la peor de sus pesadillas. Y lo que era peor... solo había sido el principio.

Había despertado agotada y dolorida. No había descansado lo suficiente para recuperarse de la tensión vivida, y el cuerpo le dolía: le dolían los músculos por el estrés y los polvos, y le dolían sus zonas íntimas por las penetraciones sufridas. Además se sentía tremendamente sucia ya que no se habían lavado después de haber estado follando como animales la noche anterior.

Por el contrario, los dos chicos aún dormían plácidamente. A Laura todavía le parecía increíble que aquellos dos jovencísimos muchachos, que hasta hacía poco solo habían sido unos alumnos más en sus clases, yacieran ahora tranquilamente en su cama, completamente desnudos, seguros de sí mismos, convencidos del poder de hacer cualquier cosa que se les antojase con ella. Por primera vez en su vida se sentía estúpida por haberse dejado atrapar por el perverso plan trazado por aquellos niñatos. Estaba claro que aún no se había hecho a la idea de que la dominaran completamente, de que se había convertido en un juguete para ellos.

Tampoco podía evitar, a pesar de la angustiosa situación en la que los chicos la habían sumido, sentir excitantes punzadas en su sexo al observar los tiernos cuerpos desnudos de los adolescentes, con sus firmes carnes marcando una anatomía digna de haber sido modelo de cualquier escultura clásica que hubiera querido reflejar a jóvenes de su edad. Se ruborizaba al notar como se comenzaba a humedecer su vagina contra su voluntad. Centraba su atención en mucha mayor medida en Carlos. Aunque fuera una locura, no podía sustraerse a un sentimiento de atracción hacia él, motivado por su físico, su carisma, su mayor amabilidad en el trato hacia ella… Todavía no sabía cómo denominarlo, pero iba creciendo peligrosamente, como un pesar más en su ya delicada posición, sin saber hasta dónde llegaría ni a lo que la conduciría.

Carlos y Rober fueron despertándose. Como no podía ser de otra forma, dada su juventud, amanecían con renovadas energías sexuales. Carlos fue el primero que empezó a incorporarse en la cama, quedando de rodillas mientras se desperezaba, orgulloso de exhibir su total desnudez ante la que había sido su profesora.

-        Da gusto despertarse con una hembra como tú en bolas al lado para poder trajinársela al comenzar el día –dijo dirigiéndose a Laura al mismo tiempo que acercaba una mano para tocarla–

El comentario espoleó a Rober, quien con una agilidad pasmosa se sentó sobre la cara de Laura.

-        ¡¡Qué razón tienes!! –exclamó– Pero antes de nada tengo ganas de mear y no me apetece levantarme ahora para ir al baño –dijo introduciendo simultáneamente su pene en la boca de la anonadada Laura– ¡Bébetelo todo putita! –le ordenó riendo, complacido de la humillación a la que sometía a la mujer–

Ella, tragándose no solo el líquido expulsado por Rober, sino también su propio orgullo, se esforzó por obedecerle para no enfadarles, sabiendo que nada positivo iba a sacar de contrariarles. A pesar de la dificultad para hacerlo y del asco de semejante práctica, se lo bebió todo sin derramar ni una gota.

-        Yo también necesito hacer pis –dijo Laura después de que Rober se hubiera aliviado dentro de ella– Por favor, ¿podéis dejarme ir al baño? –les pidió, absolutamente doblegada a la dominación que los dos jovenzuelos ejercían sobre ella­

-        No hay problema, nosotros mismos te llevaremos como una reina –respondió Carlos, con gran velocidad mental para pensar en nuevas situaciones morbosas– Cógela por un lado Rober, la llevaremos al sillón de la reina –dijo tomando él a Laura por una pierna e izándola entre los dos sin problema–

-        Chicos, por favor, ¿no podríais darme un momento de intimidad para hacer mis necesidades? ¿por qué os gustan estas guarradas? Nunca hubiera imaginado esto de vosotros, siempre me parecisteis unos muchachos sanos…

-        ¿No ves que precisamente hacer guarradas contigo es lo que nos da un morbazo increíble? –la interrumpía Rober, mientras la conducían en volandas hasta el baño y la situaban en la ducha con las piernas abiertas para que meara.

Sin alternativas, viendo cómo aquellos endemoniados críos disfrutaban provocando situaciones cada vez más denigrantes para ella, Laura no tuvo más remedio que orinar sostenida por ellos. La vergüenza la embargaba enormemente, haciéndola sonrojarse por tener que vivir semejante ultraje. Para los chicos era todo lo contrario; se divertían colocando a Laura en aquellos indecentes trances. Sus pollas estaban absolutamente tiesas por la excitación del momento y por la sensación de poder sobre su exprofesora que experimentaban.

-        Ahora que te has “aliviado” vas a lamerme el ojete. Quiero probar la experiencia del beso negro, ya ves, somos unos guarros, sí –le espetó Rober–

Cuando Laura creía que ya no podía caer más bajo; acababa de orinar en pelota picada delante de unos niñatos, sujetada por ellos mientras le abrían bien las piernas para ver su chocho totalmente abierto soltando el dorado chorro, le caía otra bomba. Ni siquiera había escuchado nunca la expresión de beso negro. La llevaban por una espiral de degradación que no parecía tener fin, pero actuó como una autómata ante las rápidas maniobras de los chicos para colocarse convenientemente para sus propósitos: se agachó dirigida por Carlos, que la empujaba ligeramente, para acercarse al culo de Rober, que se había puesto a cuatro patas mostrándoselo sin tapujos completamente abierto con el fin de que se lo comiera. Así fue como Laura acabó con su cara dentro del culo de Rober, el cual le iba dando instrucciones de lo que quería que fuera haciendo.

-        Lámeme toda la raja… Bésame el ojete… Ahora la lengua, méteme la lengua… así, así, métela toda dentro del ano…–le iba indicando Rober a Laura, que obedecía intentando abstraerse de aquella vejación máxima y del asco de tener que llegar a introducir su lengua en el recto del joven, tal y como le ordenaba–

Mientras Laura “saboreaba” el primer beso negro de su vida, sus propios orificios genitales eran violentados alternativamente por la polla de Carlos, quien no desperdiciaba la ocasión de disfrutar de la posición a cuatro patas de la mujer. No se conformaba con follarla anal o vaginalmente, sino que se recreaba metiendo y sacando la verga de los agujeros, viendo cómo se abrían a su paso y se iban cerrando al sacarla; taladrando uno de ellos de continuo en ocasiones; percibiendo los estremecimientos de Laura, a pesar de que su mente sin duda estaba más ocupada en su inmersión en el culo de Rober.

-        Ahora hazme una paja al mismo tiempo que sigues con tu lengua dentro de mi culo –ordenaba Rober, que con el goce que sentía con aquella experiencia anal, notaba que quería culminarlo corriéndose–

Así, casi simultáneamente, los dos adolescentes alcanzaban el éxtasis de un orgasmo impresionante gracias a la bacanal de sexo sucio a la que sometían a su madurita exprofesora, con una explosión de leche saliendo disparada de sus juveniles vergas; la de Carlos parecía percibirla Laura llenándole con fuerza el útero; la de Rober acababa en el suelo del baño y en la mano de Laura, que se la meneaba vigorosamente, sintiendo entre la oleada de sensaciones de semejante orgía, cómo la durísima tranca que sujetaba se iba relajando al eyacular.

A todo esto, ante tal sucesión de prácticas sexuales hardcore tan guarras, Laura notaba como, además del evidente horror, se excitaba inevitablemente, absolutamente en contra de su voluntad. Su cerebro rechazaba semejantes prácticas, considerándolas monstruosas, pero no tenía control sobre su parte animal, que reaccionaba sexualmente provocándole también orgasmos. Para Laura era horrible, aparte de lo que la obligaban a hacer, descubrir que había algo hasta ahora oculto en su personalidad para quien resultaban excitantes prácticas consideradas por su único yo conocido por ella como execrables, enfermizas y asquerosas. ¿Cómo si no se explicaba que pudiera correrse mientras tenía la cara metida en el culo de un adolescente, al que hasta hacía unas semanas daba clases, y le lamía el ano hasta lo más profundo que su lengua le permitía?

Las tribulaciones de Laura continuaban cuando sin pausa alguna los chicos ya estaban iniciando nuevas diabluras:

-        Ven Laura, ponte aquí en cuclillas, quiero que podamos ver cómo te sale mi lechita por el ano –le indicó Carlos–

-        Joder tío, eres un crack, ¡¡qué morbazo!! –exlamó Rober entusiasmado–

-        Por favor, no me hagáis esto, me muero de vergüenza, ¿no tenéis suficiente con el sexo? –imploraba Laura–

-        Siempre poniendo pegas a todo, –dijo Rober enfadándose– ¡deja de tocar los cojones cuando no se te pide y obedece!

-        Es que… además… tengo ganas de hacer de vientre, ¿no vais a respetar nada? –suplicaba Laura sollozando– Hago todo lo que me pedís, ¿no podéis concederme solo esto?

-        No es para tanto, quiero ver mi semen salir y chorrear por tu culo, si te dan ganas de cagar lo haces, no es para tanto –dijo Carlos inflexible– Colócate con el culo encima del váter y listo.

Laura no tuvo más remedio que hacer lo que Carlos le indicaba. Se colocó como le había dicho. El semen comenzó a salir de su ano.

-        Vamos, empuja un poco, que vaya saliendo todo –le decía Rober entusiasmado al mismo tiempo que separaban sus nalgas para verlo bien, abrirle más el agujero y que lo retuviera menos aún–

Laura totalmente vencida, haciendo caso al muchacho, hizo más fuerza. Nuevos borbotones de la corrida de Carlos fluyeron por su culo, pero inmediatamente empezó a expulsar también algunos gases y heces. Se culminaba la máxima humillación a la que la sometían sus jovencísimos torturadores, exponiéndola ante ellos en aquella desagradable situación.

-        Te dejamos un rato, –dijo Carlos, riendo, al igual que Rober– empieza a oler mal, jajajaja. Avísanos cuando acabes.

Laura quedó en uno de los poquísimos momentos de soledad que tenía en aquel periodo que vivía. Estaba abatida, en un estado lamentable de suciedad, después de haber mostrado ante la pareja de endiablados adolescentes los pocos restos de intimidad que le quedaban. Se lavó un poco y limpió las muestras de la terrible ofensa sufrida. Sabía que nunca sería capaz de recuperar la dignidad perdida después de la vergüenza sentida durante aquel trance.

Acabó rápido, sabedora de que los chicos no iban a tener mucha paciencia. Llegaba el momento de la limpieza de los cuerpos pringados y sudorosos por la actividad sexual. Laura, cómo no, fue la encargada de duchar a los dos muchachos, que teniendo a una diligente sirvienta como ella, se dejaban hacer sin emplear ningún esfuerzo en ello. Los chicos disfrutaban exhibiendo sus atractivas anatomías ante Laura y recibiendo sus atentos cuidados.

-        Ahora que estamos aseados –comenzó a exponer Carlos concluido el baño– tenemos que vestirnos para llevarte al lugar donde comenzarás a trabajar para ganar algo de pasta para nosotros. No todo van a ser placeres nena…

El cabronazo la llamaba nena a ella que le sacaba más de veinte años de diferencia a ese niñato guaperas engreído. Pero Laura no podía detenerse en esos pensamientos ahora. Había estado tratando de encontrar algo que ofrecerles a aquellos endemoniados críos que estaban dispuestos a vender su cuerpo por ganarse unos cuartos a su costa. Convertirse en una puta era algo incapaz de aceptar; sería el aniquilamiento final de su decencia, no podría volver a recuperarla nunca; todos los ultrajes a los que la habían sometido no serían nada comparado con prostituirse, significaría su fin. Por eso tenía que intentar ofrecerles algo para negociar, por desesperado que fuera:

-        Chicos, por favor, ese es el límite al que podéis llevarme. No voy a ejercer de puta por vosotros. Antes renunciaría a todo y esto se habría acabado aquí. Os propongo un trato a cambio…

-        ¿Qué puedes ofrecernos que no tengamos ya? Podemos hacer lo que queramos contigo durante un mes –le replicó el vehemente Rober–

-        Os ofrezco un mes más de entrega total a vosotros –les planteó Laura–

En realidad estaban en una situación que los inteligentes muchachos ya habían tenido en cuenta que podría plantearse: un límite que Laura no estuviera dispuesta a sobrepasar y ante el que eligiera afrontar las duras consecuencias de romper el acuerdo. Por ello tenían preparadas alternativas…

-        Un mes más teniéndote sexualmente a nuestra disposición quizá se convierta en algo aburrido –comenzó a exponer Carlos– Como comprenderás no nos ha resultado tan difícil follarte a saco, creo que también has ayudado lo tuyo porque en el fondo tienes un lado vicioso luchando por salir y también disfrutas dando rienda suelta a tus deseos sexuales reprimidos –le reprochaba a Laura, sabiendo que así la hacía sentirse culpable de haber llegado a la situación actual– Así que queremos obtener un beneficio no solo sexual, sino también económico. Pero podemos negociar la forma: la más rentable es prostituirte, pero si no es posible, hay alternativas. Podemos hacer negocio exhibiéndote en internet, desnudándote, masturbándote, follando…, por supuesto manteniendo el anonimato, no haría falta que se viera tu cara. No se gana tanto, pero si aumentamos a 3 meses nuestro acuerdo, podemos llegar a un punto de encuentro.

Lo que hubiera sido una ignominia para Laura hacía cuatro días, era ahora algo infinitamente mejor que el abismo de la prostitución que se cernía sobre ella un momento antes. Aunque desconocía el funcionamiento y lo que se emitía por los medios que le proponía Carlos, aunque suponía alargar su inmersión en aquel oscuro mundo de perversión en el que la habían introducido sus antiguos alumnos, la baja autoestima actual y el alivio por liberarse de la espada de Damocles de prostituirse, hicieron que Laura no se resistiera a aceptar el nuevo compromiso.

-        De acuerdo, haré lo que me pedís –dijo claudicando, quién le iba a decir hacía unas semanas que se iba a prestar a algo así aliviada de no ser introducida en el mundo de la prostitución–

-        Solo tienes que aceptar algo más –añadió el para Laura maldito Rober, que siempre parecía buscar una vuelta de tuerca más– Tendrás que aceptar que se incorpore una chica a nuestro grupito, que haya otra mujer nos da más variedad para emitir, los jueguecitos lésbicos nos darán más pasta.

-        ¿Una chica? –preguntó Laura otra vez nerviosa– ¿qué chica? ¿Nunca os conformáis con nada? No quiero que haya más gente involucrada en esta historia, acabará saliendo todo a la luz…

-        Es nuestra compañera Vanesa –contestó Carlos– Te prometo que esta será la última sorpresa. Si aceptas, disfrutaremos, ganaremos dinero y podrás recuperar tu vida normal tras 3 meses –le aseguró–

-        Joderrr!!! Sois unos cabrones!! Unos malditos cabrones!!! –soltó Laura con rabia y desesperación– Mierda!!!! Joder!!! Acepto!! Espero poder resistirlo…

-        Seguro que lo resistirás!! –dijo Rober feliz de conseguir sus objetivos– Seguro que hasta te gusta.

Laura ignoró estas palabras. Solo rumiaba la vulnerabilidad a la que se enfrentaba. Ahora iban a exhibirla a través de las cámaras haciendo todo tipo de prácticas sexuales. Otra de sus alumnas iba a participar. Era desesperante para ella.

Vanesa era la típica chica rebelde de su edad, a punto de cumplir también los 19. Guapa, no muy exuberante, pero atractiva; una chica mona, a veces provocativa, con algún piercing; regular estudiante, se notaba que pasaba por una etapa en la que le interesaban más los chicos y la marcha que los estudios.

Rober y Carlos ya habían hablado con ella para saber si le interesaba aquel plan b que tenían pensado con Laura, sin concretarle la persona involucrada. Por supuesto Vanesa ya había tenido sexo con ellos, era una chica abierta y con ganas de disfrutar y experimentar con su cuerpo. Estuvo interesada desde el principio, la historia tenía morbo y además daba rentabilidad económica, qué más se podía pedir.

Así que la llamaron para citarla en casa de Laura y conocer los detalles de lo que iban a hacer y con quién. Cuando llegó y lo supo…

-        Joder tíos, ¿cómo os lo conseguís montar con la profe de mates?, con lo seria y estirada que parecía… –reía, contenta de poder participar de aquella historia–

Enseguida Vanesa quiso tener una primera toma de contacto sexual con su profesora. Pronto estaban desnudas en la cama, con Vanesa tomando la iniciativa ante una Laura sin ninguna experiencia lésbica, anonadada ante aquella jovencísima cría que se le echaba encima, comiendo todo su cuerpo, frotando su coño con el suyo, colocándoselo en la boca para que también ella se lo comiera, con el culo de la muchacha sobre su cara, expuesto a la atónita Laura ante el descaro y la experiencia con la que se manejaba la chica.

Carlos y Rober se mantenían a la expectativa, disfrutando de cerca del espectáculo que le brindaban las dos mujeres, desnudos para pasar a la acción cuando fuera oportuno. Ese momento llegó después de que tanto Vanesa como Laura se corrieran en sendos orgasmos apoteósicos en su primera toma de contacto, para una con su primera experiencia lésbica, y para otra con el primera polvo con una mujer que le sacaba más de veinte años, casi de la edad de su madre que la había tenido con 27. La orgía se desencadenó por tanto, con los chicos follando a las dos hembras simultáneamente con las lenguas de ellas estimulando los clítoris y lamiendo las pollas que entraban en sus encharcados coños. Después con dobles penetraciones en las que la que quedaba libre acariciaba el cuerpo de la que era follada, comiendo sus tetas, mientras su coño era a su vez saboreado por la que era taladrada. En fin todo tipo de combinaciones de pollas en los agujeros de ellas y comidas de coños y anos entre los cuatro participantes.

Después de disfrutar entre ellos, comenzaron las emisiones por webcam. Primero fue Laura la que hizo espectáculos desnudándose e incluso masturbándose ante la cámara. Pronto fueron introduciendo al resto del grupo follando en todo tipo de espectáculos que consiguieron un gran éxito de visualizaciones, aceptando todo tipo de prácticas que les solicitaban, por guarras y extravagantes que fueran, y que les reportaron unos buenos ingresos.

Cuando comenzó el curso, Laura simultáneo como pudo sus dos actividades, manteniendo con gran esfuerzo su habitual quehacer en el instituto, dado lo que le esperaba cuando llegaba a casa con tres chicos iguales a los que tenía que educar diariamente en su trabajo, y a los que ya no podía mirar con los mismos ojos con los que lo hacía antes de caer en las redes de Carlos y Rober.