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Disfrutando del caldo caliente de las abuelas.

en Autosatisfacción

Mi nombre es Alejandro, Tengo 22 añosyla relación que teníamos en casa era un tanto especial, ya que mi abuela pasaba en el trabajo casi todo el día, de 9:00 a 15:00. Por nuestra parte yo soy ingeniero en sistemas con mi propio negocio, pero dejaba parte de las tardes a realizarun poco de deporte, el cual terminaba alrededor de las 20 horas, por lo que aprovechábamos las noches para contarnos los avatares del día. He de decir que nunca me he considerado un adonis ni nada por el estilo, sin embargo, creo que siempre he tenido lo mío. Además, gracias al deporte y el gimnasio acompañados por mi 1,75 de estatura, algo de atención llamaba. Desde hace ya algún tiempo me empezaron a llamar la atención las mujeres maduras, después se fue incrementando en algo más especial por  viudas y solteras que necesitan cariño y entre todas ellas las que son mayores de 50. En algunas empresas ahora, pero sobre todo al principio de mi profesión que realizaba instalaciones en viviendas particulares, más de una bella y joven abuelita cayó. Lo bueno con estas mujeres es que te permiten follarlas a pelo y correrte dentro de ellas sin la menor precaución… disfrutas, disfrutan y no hay consecuencias por dejarlas preñadas.  Todo esto tiene una razón de ser…. De pequeño me cuidaba mi abuelita Rosa cuando salía del cole, después en el instituto. Durante la universidad no tuvimos tanto contacto pero el germen de mi atracción hacia las mujeres maduras ya estaba implantado en mi mente. Ahora ya está a punto de jubilarse, pero no ha dejado ni un solo día de trabajar a sus casi 60 años. Desde hace un año y medio vivimos solo ella y yo… mi familia falleció accidentalmente en coche cuando iban de viaje, los únicos que no íbamos en ese vehículo éramos nosotros…. La noticia nos impactó mucho, tanto que nos deprimimos durante muchos meses, pero esa depresión la superamos gracias a la compañía  que nos hicimos y al esfuerzo de superación ante la adversidad. Después de los duros primeros días, mi abuela Rosa creyó conveniente y pertinente que conviviéramos porque no tenía sentido que teniéndonos tal cariño y confianza viviéramos solos cada uno en casas distintas, así que me mudé a su hogar tan solo una semana después de la tragedia. Es un piso acogedor y céntrico, lo cual me venía perfecto para mi negocio de instalador de sistemas informáticos de redes y seguridad a pequeñas y medianas empresas.

Rosa siempre se conservó muy bien, ya que trabajaba como asistente de contabilidad en una institución oficial, razón por la cual ella siempre vestía bien y se arreglaba lo suficiente sin intentar ser extravagante. Para mí era común verla con falda y blusa de manga larga, acompañada muchas veces por una chaqueta que, hacia juego con su falda ceñida al cuerpo, un poco más alta que sus rodillas y unas medias de nylon que hacían ver sus bien contorneadas piernas más firmes de lo que realmente eran. Me parece que cuando yo tenía unos 18 años, ya comencé a fijarme más en ella. He de reconocer que tenía una figura que desde que recuerdo siempre me atrajo, con su 1,65 de estatura y de una u otra manera con el tiempo se convirtió en el estándar que yo luego buscaría en una mujer.Tenía una cintura delgada sin tener un abdomen firme, era delgado y deanchas caderas, tal vez producto de los hijos que tuvo. De hombros un tanto estrechos y su espalda siempre recta, le daba ese toque de elegancia y altivez que la caracterizaba, acompañados por esas hermosas piernas que siempre iban sobre unos zapatos de taco medio y hacían que sus caderas se levanten y se pongan en una pose respingada muy atractiva. Sus tetas sin ser voluptuosas tenían la medida exacta para robarse una mirada de deseo, que yo sin querer había notado en más de un hombre por la calle cuando ella pasaba, y que provocaban que me ponga celoso cuando la acompañaba, con su forma de caminar que no lo hacía como modelo de pasarela, permitía balancear sus caderas con cada paso que ella daba siempre con elegancia.

Le encantaba y estoy seguro de eso, el sentirse observada, su forma de andar, ese balanceo, la forma de pararse, su forma de sentarse, cruzada las piernas como lo hace una secretaria, eso permitía contemplar lo perfectas de sus piernas. Acostumbraba a llevar su cabellera lacia por debajo de los hombros, aunque le gustaba hacerse los churitos, que por cierto le quedaban de maravilla, a veces suelto, a veces recogido, no se hacía peinados que salieran de lo común. Su rostro no se parecía para nada a una modelo de revista, pero tiene una mirada cautivadora que resaltaba esos ojos cafés, que con el brillo del sol en momentos se los veía más claros que de costumbre, siempre se maquillaba lo necesario, sobras sobre los ojos y un poco de maquillaje y rubor, sin caer en la exageración.Sus labios carnosamente sensuales que siempre llevaba pintados color “Red Russian” bastante provocativo, su nariz fina y respingada era una de sus señas de identidad que más me gustaba de su rostro…le quedaba muy bien. Pese a tener más de cincuenta años cuando me empezó a atraer, nunca me pareció tenerlos porque aparentaba ser mucho más joven de lo que era…por su actitud, por su piel tersa en todo su cuerpo, por su cara de aniñada y por su voz sensual… cada vez le empecé a dar mayor importancia a todo esto. En más de una ocasión y con el paso de los años en la universidad, alguien que no nos conocía hacia sugerencias como que fuéramos pareja… ella por aparentar mucho menos de su edad y yo por parecer algo mayor de la mía.

Yo sé por las fotos de familia que mi abuela Rosa, en su juventud había sido una mujer muy bella, pero ahora el tiempo ya había hecho mella en su algunas pocas partes de su cuerpo…en otras más bien pereciera una treintañera.El cabello es pelirrojo de color natural, pero a veces se lo tiñecon mechasrubias. Su cara es la más castigada con algunas arrugas típicas de la madurez sin llegar a ser las que le corresponderían a su edad, la disimula muy bien con mascarilla de maquillaje… sin embargo esas características representadas en ellacomo mujer madura, me vuelven loco. ¡Estar en la cama con una hembra así me excita mucho! Tal vez demasiado por el morbo y la entrega que suele tener a verse en la última fase de disfrute de su senectud.Por mi vida ya habían pasado muchas mujeres. Tengo lasuerte de ser un tipo atractivo sin lograr ser muy guapo, pero mis facciones varoniles y mi cuerpo cuidado, rubio, con músculos definidos y fuertes, buenas piernas y porque no decirlo un cipote de 22 cm de largo y un grosor significativo, que ha hecho disfrutar y gritar de placer a cada mujer con la que he estado… gusto de vestir con vaqueros, jeans ajustados que marcan muy bien mi dotación. Por otro lado soy de talante abierto y solidario con las personas que en justicia necesitan mi ayuda…en especial este tipo de mujeres mayores, ya me entiendes, sin embargo es mi persona quien necesita esa ayuda, pues en las chicas de mi edad no he encontrado todavía el nivel de correspondencia que veo en ellas. Al final de tantos años probando de diversas maneras una relación estable, he comprobado que las chicas de hoy, sobre todo las que me gustan…ninguna quiere  comprometerse, solo pasarlo bien de vez en cuando… ¡Todo ello me ha dado mucho en qué pensar!Ahora estoy soltero, con el pasado de la pérdida de mi familia superado gracias al apoyo de mi abuela y con un trabajo con el que apenas tengo tiempo para nada. Desde que me mudé a vivir con mi abuela ha sido muy atentaconmigo, se ha portado entregada como una gran ama de casa que es, una madre y una amiga encargándose de estar bien con ella sin que me falte de nada… solo a cambio de mi compañía. Me permite que comparta las tareas domésticas enseñándome su trucos de cocina…con mi abuela estoy aprendiendo a ser un hombre de provecho.

Un día al regreso de mi trabajo entré en la cocina con mi abuela agachada limpiando el horno,comprobé que no llevaba sostén porque vi como sus tetas colgaban balanceándose de un lado hacia otro, esa visión hizo que me excitara, respondiendo con una erección acorde a mi necesidad de meses sin mojar.Esa misma noche después de cenar mí abuela y yo conversamos un poco sobre mis relaciones y mi abuelo, el caso es que llegamos a terreno pantanoso en el tema sexual….– Extraño mucho a Manuel, hijo. Tu abuelo era muy fogoso y de repente nada… se murió tan pronto como en cosa de 15 días que no me dio tiempo a despedirme de él debidamente… lo echo de menos las más de la veces por las noches al lado mío en la cama, decía esto algo apenada. En más de una ocasión he sorprendido a mi abuela mientrasestaba sentado o de pie, que me miraba el bulto que mis ajustados pantalones vaqueros formaban con mis geniales. Nunca le di importancia pensando que ambos no tenemos los mismos gustos en el estilo de vestir, ella tan elegante siempre y yo informal, pero ese día en la cocina me pidió la ayudase... – Hijo me podrías hacer el favor de bajarme una olla grande que está en un estante de la cocina.

Inmediatamente acerqué la escalera, subiendo para bajar la olla grande, ella se colocó debajo de mí para sujetarla y pude observar como mi abuela prestaba gran atencióna la enorme protuberancia que me suele marcar en mis pantalones la polla en estado natural, no obstante a ella casi se le salían los ojos siendo este mi aspecto cotidiano. Bajándome de la escalera no pudo aguantarse más y volvió a inquirir sobre mi vestimenta… – Hijo, ¿no crees que llevas muy apretados esos pantalones?No puede ser bueno llevarlos tan apretados…,dijo con picardía queriendo aparentar un consejo maternal. – Lo digo porque aconsejan llevar más aireados los testículos, de lo contrario el aumento de la temperatura puede provocar una carencia de calidad en el esperma y querrás preñar a alguna hembra. Además de llevar al monstruo muy aprisionado. Creo que ya ha crecido mucho para torturarlo de esa manera  ¿No crees, hijo? Se le escapó una leve sonrisa.

– Es cierto eso abuela, pero no me molesta y me gusta vestir así, le dije.

Cuando se llegó la noche en mi cama pensaba sobre lo que había pasado, me excité con solo pensar que mi abuela pudiera desear probar o ver siquiera mi verga y lo preocupada que estaba por mis genitales y mi descendencia…, nosabía bien que pensar, esa conversación algo ambigua tenía tintes de ser el principio de un tema interesante.Por la mañana como era domingo, no trabajé y todavía meencontraba durmiendo, acostado en calzoncillos. Con la puerta entreabierta, noté la presencia demi abuela mirando fijamente escaneando mi cuerpo, seguramente en especial con una fijación en mi entrepierna. Me hice el dormido cambiando de postura… ella cogió confianza al verme ronronear apaciblemente, así que al notar eso se acercó a mí con sibilina precaución de no despertarme y husmeó dentro de mis bóxer levantando la tela de una de mis patas… acercando su cabeza empezó a oler mi entrepierna, y después vi como empezaba a acercar su mano para tocarlo…, el cipote caía a ese lado izquierdo, lo rozó apenas con las yemas de los dedos. Me excitó demasiado,así que mi verga empezó a empalmarse sin poder remediarlo. Cuando notó alzarse el soldado se sorprendió y dejó de sobarme, pero siguió en mi habitación. Sus suaves magreos habían hecho que mi polla quedara completamente dura en cuestión de segundos. Llevada por su excitación y sabiendo que se estaba sobrepasando una línea roja, se introdujo la mano bajo las bragasmasturbándose durante al menos cinco minutos fijando su atención en mi rabo tieso extendido fuera de los calzoncillos para bajar su excitación y elevar la mía. Eso confirmó mis sospechas, mi abuela deseaba tener sexo conmigo y mi buen garrote era lo que tenía más cerca para que la follase.Nunca hubiera sospechado que una mujer tan veterana tuviese aún el coño tan caliente, pero así era, la abuela Rosa se hallaba cachonda perdida. Había pasado mucho tiempo desde que mi abuelo falleció y la pobre mujer llevaba 10 años sin ser follada, aquel coño debía estar cerrado como el de una nena virgen y sus ganas estaban más cerca de una adolescente que de una jubilada. Ese despertar en su libido pudiera ser motivado por mi presencia en casa, su necesidad de compañía masculina había despertado y yo en plena facultad sexual con 22 años no iba a poner ninguna objeción si mi abuela quería follarme.

Ese día después de levantarme y desayunar salí un rato a dar una vuelta, me ayudó el paseo para pensar sobre lo que había sucedido. Al regresar, busqué a mi abuela hasta que la encontré en el lavadero, ella no se percató de mi presencia… quedé sorprendido al pillarla oliendo los calzoncillos que había usado esa noche, los restregaba contra su cara inspirando fuertemente por la nariz y sacando la lengua lamiendo, cerraba los ojos inhalando el aroma contenido en ellos, justo antes de introducirlos en la lavadora. Al darse cuenta de mi presencia me miró inmediatamente continuando como si tal cosa con su tarea de hacer la colada, y así disimulando a sabiendas que la podía haber cazado en tan ordinaria situación,me dijo…– ¿Qué se te ofrece cariño…?Yo sin querer darle más importancia al asunto, solo dije… – Nada abuela, solo quería ver si se encontraba en la casa y decirte que ya estoy aquí…, respondí… esa acción me puso cachondo.

Cuando acabó programando la lavadora, justo en el momento de pasar por mi lado me acerqué un poco más a su paso y nos fundimos en un abrazo bastante largo, lo hacíamos de vez en cuando sin haber un  motivo aparente, solo nuestro cariño por el otro… era una demostración de que nos teníamos para lo bueno y lo malo, solos nosotros dos ante la vorágine de la vida. La cogí de la cintura y ella me acariciaba los brazos, los hombros y finalmente la cara…sin mediar palabra nos besamos en la boca sin lengua, pero este gesto no fue con siempreesta vez, este beso había cierto contenido pasional como el de una pareja de enamorados. Por unos instantes me olvidé que era mi abuela, ella solo quería darme un poco de felicidad y de paso sopesar mi atracción hacia ella, que como se pudo evidenciar fue  bastante y de manera mutua… nos arrastraba la corriente de la pasión intestina que todo ser vivo siente por el sexo y la procreación. Nuestros cuerpos pegados se friccionaban con delicadeza, nuestras bocas pegadas saboreando el aliento del otro nos embargaban de tal manera, que no pude evitar abrir un poco la boca y darle a tomar algo de mi saliva, ella largó su lengua lamiendo mis labios y de pronto las puntas de nuestras lenguas se palparon durante unos segundos maravillosos, los labios se acoplaron y nuestras lenguas jugaron atrevidas en la boca del otro. Ella cerró los ojos interiorizando el gusto de besar tan lascivamente desde su juventud, mi mano palpó su erguido y duro culo…ella midió mi erección con sus dedos, pero no nos atrevimos a llegar a más, aunque se podría haber llegado sin mucho esfuerzo…, apartó su cuerpo del mío para continuar su camino. Mi polla se izó como en una tremenda erección que ella tuvo que notar ostensiblemente… – Voy a preparar un arroz de verduras para hoy… ¿Te apetece verdad, cariño…?Contesté un sí dudoso, sin saber muy bien de qué estábamos hablando, me quedé un tanto anonadado.

En unos días cumpliría 65 años, así que decidí darle elmejor regalo que pudiera tener, para su jubilación. Llegado el día la llevé a cenar a un buen restaurante de la ciudad, hablamos sobre cosas de la familia, nuestrasvidas y el trabajo. Al terminar, ofrecí llevarla al cine, pero me dijo que ya se encontraba muy cansada y que solo quería ir a casa a descansar. Llegando a la casa me dio un tierno beso en la mejillaque duró más de lo normal cerca de la comisura, ella y yo hubiéramos preferido fuese en la boca como en el lavadero, pero en el último instante se arrepintió… a esas horas con la lujuria no se juega o terminas en el infierno. Meagradeció que estuviera con ella en ese día acompañándola.Ya dentro de casa, le reclamé que se quedara un poco más conmigo, accedió y puse la tele donde daban una película, así que nos sentamos en el sofá uno al lado del otro y la abracé por la cintura recostada sobre mi costado… parecíamos dos esposos enamorados.La película contenía algunas escenas sexuales, lo que nosempezó a inquietarnos a los dos, mi abuela suspiró. Le pregunté…– ¿Y ese suspiro abuela?

Ella dijo…– Nada hijo, solo extraño la compañía de tu abuelo, a veces me siento muy sola.

– Tú no estás sola, me tienes a mí, para hacerte compañía,Le dije.– Vivimos juntos y me gustaría estar así mucho tiempo y darte todo lo que necesites. En casa me tienes a mí para que no te falte nada que un hombre te pueda dar”.Aquellas palabras avivaron sus sentidos y los míos, no sé cómo lo dije, pero lo llegó a interpretar en el más amplio de los sentidos….

– Hijo no sé si entiendo lo que me quieres decir… pero si es cierto como yo lo interpreto, debo de confesarte de algunas carencias quellevo sin atender debidamente y solo un hombre es quien puede resarcirlas…. Solo si tú lo deseas, se entiende.En eso mi abuela sigue. – Pero claro eres mi nieto, el hijo de mi hija y no está bien pensar en esos términos…,la miré fijamente a los ojos sin contarme, de sobra me daba cuenta de su atención hacia mí, del beso lascivo del lavadero mucho más penetrante que los muchos anteriores, así que le espeté…

– Abuela, sé que las mujeres necesitáis ser atendidas como es debido por un hombre en la cama, le dije.No porque os hacéis mayores os quedáis inactivas, tal vez algunas al contrario… buscáis tener relaciones más frecuentemente incitadas por la menopausia al poder follar a pelo sin quedaros preñadas…

– ¡Eso siempre es un incentivo cariño como lo sabes granuja!

– Abuela soy tu nieto y te quiero como a una madre, pero eso no quita que me haya dado cuenta de cómo me miras últimamente… tus necesidades de mujer, de hembrase mantienen intactas y desde hace muchos años no están cubiertas.

– Es que cariño no me siento tan mayor como indica mi fecha de nacimiento, me siento aún muy joven y creo que aún puedo dar mucho a un hombre…

– Y yo estoy seguro que es así… Sabes abuela que hace meses que no tengo novia oficial, salgo y algo cae de vez en cuando, pero nada que me llene… ¡Echo de menos tener en mi cama a una mujer que me dé calor todas las noches…!

 Así que nada más decir eso, su mano izquierda se deslizó acercándose a mi entrepierna… para ese entonces comenzaba a hincharseel mostrenco que tengo por falo. Ella se dejó hacer metiendo mi mano por su culo, a la par que ella iba pasando la mano abierta por todo el cipote sobre el pantalón, y en pocos segundos la cosa estaba lista, abriendo los ojos exclamó… – ¡¡Madre de Dios, cariño mío… cómo la siento de dura y de grande!!, no dejó de  acariciarlo sobre mis apretadospantalones, la verga se notaba en mi muslo, y mi mano ya estaba alcanzando con sus caricias el ano y la vulva de mi abuela atacándola desde atrás…sobando de una sola vez su culo y coño.Estuvimos varios minutos en tal trance, hasta que la calentura nos quitó el raciocinio del todo, ya no éramos una abuela y su nieto, sino un macho y una hembra con deseos inconfesables de aparearse como animales salvajes. Mi musculada polla no soportaba un minuto más, deseaba salir  de su prisión y partir a mi abuela en dos por el coño…

Tomándola de la mano le dije que fuéramos mejor a suhabitación, poco le habían importado nunca a mi abuela Rosa los tabúes o las supersticiones, su mentalidad moderna se hallaba por encima de esa orbe de imperativos sociales que no hacen  más que coartar la libertad de cada individuo, una emancipación donde se hace el bien sin molestar a los demás. Nos dejamos arrastrar por el devenir de los acontecimientos, ambos estábamos cachondos sin lugar a dudas, nadie podría sospechar de nuestras intenciones o acciones conviviendo juntos bajo el mismo techo… ¿Qué de malo podría haber en compartir un poco más de amor filial entre una abuela y su nieto? Un orgasmo compartido no es más que un placer semejante a dosificar un rico helado para dos, un café o un baile pegados.Llegando a su cuartola empecé a acariciar lentamentetocando sus tetas sobre la ropa que tenía puesta besando su cuello de pie ambos en medio del cuarto. Sin prisas ni pausa desabotonabael discreto y largo vestido que llevaba, y finalmente la cremallera,quitándolo completamente. Ella se dejó hacer diciendo…– ¡Mmm sí así tócame cariño, hace tanto queno me acariciaban de esta manera…!”.

Comencé a besar y mordisquear lentamente lospezones de esas tetas ligeramente caídas pero aunllenas de masa carnosa suave y sedosa… me cantaban, se las veía y notaba hermosas. Ella solo gemía y disfrutaba poco quedaba de la abuela cariñosa y servicial con su nieto, más parecía un puta entregada y sumisa con ganas de ser follada por su macho. Después le quité sus medias y muy lentamente sus pequeñas bragas blancas que llevaba ajustadas.

– ¡¡Quítate tu ropa hijo!! me dijo. – Quiero verte desnudo también”.

Comencé a quitarme la camisa, y mi abuela gimió al ver mi abdomen, mis brazos fuertes y marcados en un estriptis solo para ella.En un arrebato de desquite me arrancó los ajustados pantalones y mis calzoncillos bóxer que apenas podía ocultar mi enorme erección con mi par de largos huevos duros colgando, llenos de leche…, en esos momentos ya notaba un cierto dolor en ellos ansiando aliviarse en tan tremenda hembra.Mi abuela al verme completamente desnudo se sorprendió y abriendo los ojos dijo– Pero Hijo, Dios mío que grande la tienes, es el doble de larga y gorda de la que tenía tu abuelo que en paz descanse, ¡Es una polla enorme y la tienes muy dura…! Gimió.

– Y es toda para ti abuelita, y diciendo esto, la apretó con mayor decisión por debajo del glande y aún le sobró tallo para la otra mano que la dedicó a manosearme las pelotas… puso entre sus labios mi capullo y cerrando la boca lo engulló.Mi abuela lentamente empezó a rozar la punta de mi polla consu lengua, se notaba que no tenía mucha experiencia, pero sí la necesaria para hacerme gozar con su boca…, mamar se lleva en el instinto y pronto estuvo a nivel de una buena puta. Sentir suscalientes labios rodeando el glande, me hicieron gemir de placer al remangar todo el prepucio y engullirse un tercio del cipote sin remilgos. Mientras me mamaba el gordo capullo con succiones contundentes, su manofirme en mi erecto falo realizaba un suave masaje masturbador. La sensación de su mano en mi polla con mi cabezón en la boca era genial, no era la primera vez que una mujer me hacía gozar así, pero lo de mi abuela era gloria bendita. La paja era suave pero a un buen ritmo, como la haría toda una experta…

– La tienes muy grande y dura mi vida… nunca imaginé que fuera así ¡Ummm que buena nene!  Dijo con orgullo, tal vez pensando en lo mucho que podía llegar a gozar de ella a partir de ahora. – ¿Te gusta cómo te la chupa la abuelita, Alex?  Tú cierra los ojos y disfruta.– Si abuela…,contesté con un hilo de voz.

Pero la verdad es que no podía cerrar los ojos. Ver a mi señora abuela tan respetada en el barrio por todo el mundo, allí entregada a la lujuria y el placer más prohibido y morboso que existe haciéndome una mamada-paja me ponía más cachondo aún. Sus ojos no apartaban la vista de mi cipote y su mano se movía sin descanso. Pero lo mejor era ver sus pechos bamboleándose sin cesar debido al movimiento de su brazo. No puede evitar empezar a gemir levemente, aquello me estaba encantando. Doña Rosa respondió acelerando un poco el ritmo lo que hizo que aún sintiese más placer.Me gusta mucho, abuela así no pares por favor,susurré gimiendo. Rosa sonreía satisfecha de ver a su nieto disfrutar tanto gracias a ella. Volvió a acelerar el ritmo agarrando fuertemente mi polla, seguramente a sabiendas de que no me faltaba mucho para eyacular.El ritmo de la paja era cada vez más rápido y yo ya empezaba a sentir la tensión en mis huevos. Después de un rato sentí todo tipo de escalofríos al ver a esa dama que parecía mi abuela pero no se comportaba como tal, sentía estar en una montaña rusa en la que por momentos parecía me iba a correr y en otros me seducía las ganas de arremeter con fiereza metiéndole toda la tranca hasta el esófago. Ante tanto desconcierto, decidí sacarla de su boca, ante una baja temporal de mi presión sobre los huevos, y cumplir con ella también… bajé lentamente sobre las tetas mordisqueando sus pezones, se le pusieron tiesos en un instante…

¡Le gustaba mi mamada de teta! Alterné una con otra lengüeteando sin cesar para acto seguido continuar camino abajo por su barriga, monte de Venus y finalmente caí entre los labios de su vagina que estaba adornada con unos vellos sobre su pubis. Le abrí el coño con dos dedos y los grandes labios internos como flamantes pétalos de flor se expandieron para ofrecerme su caliente y rosado interior.El aroma de su coño de una hembra en celo me enturbió la razón avivando mis deseos más primitivos…, con mi lengua comencé a lamer su clítoris y a meter un dedo lentamente en su vagina entre sus grandes labios vaginales oscuros…mi abuela comenzó a gemir fuertemente mientras yo con mi lengua seguía jugando con su pepita y le follaba simuladamente con dos dedos ya, en un coño muy cerrado… mucho más apretado de lo que esperaba.

– ¡¡Ahhsí, así Alex, así ahhh! Me encanta como lo haces sí, sí mi amor, mmm.Continué un buen rato comiendo el coño de mi abuela, me gusta que mis mujeres disfruten de un orgasmo previo antes de follármelas…. La comilona era demencial, ya no había parentesco, solo una mujer y un hombre dispuestos a divertirse, saciar el hambre de sexo atrasado y aliviar la tensión sexual que se había generado entre ambos. Sé que a ciertas mujeres les cuesta correrse, máxime si van teniendo una edad, pero la excitación de la abuela Rosa era esdrújula por que en menos de cinco minutos saltó una explosión de flujo… – ¡¡Aaaggg cariño me corro, UmmmAaaag!Sin compasión me roció toda la boca, la cara y parte de mi pecho…se corrió como una zorra salida y eso me gustó mucho. Ya la tenía en su punto, excitada y bien lubricada… continuó convulsionado unos segundos más hasta que se tranquilizó con mis caricias sobre su barriga y zonas erógenas…tetas, muslos, culo y su boca…nos dimos un beso húmedo sin reserva saciando el apetito instintivo, cual dos hienas insaciables…

– Ahora te toca a ti mi vida… ¡Vamos mi rey, ahora vas a follarte a tu pobre abuelita!Diciendo esto, le abrí de piernas y una vez despatarrada observé como su mojado coño se entreabrió despegando sus flamantes labios vaginales esperando recibir al invasor… me subí encima de ella, haciendo que sintiera mí peso tratando de ser delicado a la vez.Ella me miraba fijamente a los ojos, esperando a que la penetrara de una vez por todas.Coloqué la punta de mi cipote en su vagina apartando los grandes labios que la franqueaban, rozando levemente su clítoris e impregnando mi punta hinchada con sus inundados pliegues… emitió un gemido,indicación del buen camino cerrando los ojos interiorizando todo ese gozo relegado, restregué todo le bálano entre sus labios a lo largo de la raja y llegando al punto de entrada la clavé con suavidad….Comencé a meter el arietegradualmenteentre pequeños gemidos ahogados de mi abuela.Pensé que por su edad su vagina estaría laxa y poco lubricada, pero me sorprendió al sentir las paredes apretadas y húmedas enfundando mi rabo enervado como una puta…como si fuera una jovencita virgen. Esa predisposición de su coño debía de ser por los años que llevaba la pobre sin ser follada. Haciendo fuerza logré meter la mitad del mástil en su intimidad,arrancándonos a los dos un gemido… su estrechez y mi grosor no ayudaban nada.

Comencé un lento bombeo a modo de martillo pilón hacia las profundidades de su útero…– ¡Anda hijo entiérramela hasta los huevos, no quiero que queda nada fuera de mi coño…! ¡Vamos nene…Fóllate duro a esta vieja que necesita una buena tanda de pollazos!

Hasta que enterré toda la polla en su vagina. Mi abuela gimió al verse ensartada lanzándose sobre mí… se abrazó fuertemente a mi cuerpo atrayéndome a su coño concapitulación, pero yo dejé pasar unos segundos para que su coño se acostumbrara al recio tamaño de mi verga..., no obstante ella se veía desesperada y me suplicó que la follaraduro por todos los Santos del Cielo, y sin darme tregua inició ella el movimiento de vaivén tragándose todo el badajo hasta la raíz.Saqué lentamente mi espolón de su apretada vagina y poco a poco lo inserte de nuevo… empecé a penetrarla más rápidamente elevando la frecuencia.Mi abuela gemía y cerraba sus ojos diciéndome…– Ahhh así, así hijito, ahhh me estás partiendo en dos, mi vida. ¡¡Fóllate a tu pobre abuela, hijo mío!! ¡Aahh, así, así la quiero toda dentro de mí! Por favor métemela hasta las pelotas, sin miedo.La señora Rosa era una hembra rendida al regocijo del deleite que no esperaba a esas alturas de su senectud…

– ¡Ya me había olvidado lo que se sentía al tener una verga en lo profundo de mi coño…! Después de algunos minutos empecé a penetrarla más fuerte, imprimiendo velocidad en el bombeo, haciéndola gemir de placer casi a la locura, se desgañitaba a cada empellón haciéndola notar mis huevos en su coño una y otra vez sin impunidad, la golpeaban como dos bolas de derribo.Mi abuela empezó a retorcerse debajo de mí, se puso tiesa, susurrando a mi oído entre jadeos…– Sí así Alejandrito, dale más a tu abuela, si así, ahhgg, ahhgg. ¡Me vas a correr otra vez cabrón!No tardó mucho en convulsionar doña Rosa…se corrió abundantemente con todo mi rabo enclaustrado en su chumino. Aflojé un poco dejando salir todos sus jugosen pequeños chorritos que pareciese estuviese meando sobre mi polla, a cual regó copiosamente. – ¡Ahh sí nieto mío, así qué gusto me has dado! ¡¡Vamos mi rey… ahora tú!! ¡Quiero que termines corriéndote dentro de mí, dame toda tu leche, dámela toda! El conejo de tu abuela tiene mucha hambre atrasada¡¿Lo sabes…?!

Me dio un ligero pico en los labios y se levantó, pero aquello no había acabado, se dio la vuelta y me ofreció su precioso culo. La puse a cuatro patas y con su culo respingón me abalancé sobre aquella raja de labios enormes y oscuros que salvaguardan su entrada vaginal. Con la mano me ayudó a volver a meter la polla dentro. Apoyándose con los brazos movía su culo intentando follarme y como el torero que entra a matar se la inserté de una vez hasta las pelotas. Mi pobre abuela ida de placer emitió un grito seguido de un jadeo al mismo ritmo que la embestía por detrás… fue en busca de mayor penetración chocando su culo contra mi pelvis empujando hacia mí con decisión.Aquello era increíble. Su generoso culo moviéndose delante de mi polla completamente sincronizados en un mete saca encomiable. Sus gemidos, cada vez más fuertes, me volvían loco. Yo la agarraba por las caderas e intentaba clavar mi polla con fuerza en aquella postura donde era muy fácil moverse encontrando toda la profundidad de su vagina. Decidí levantarme y reclinar a mi abuela un poco más. Rosa aceptó un poco sorprendida por la postura tan vulnerable que llegó alcanzar  donde mi verga entraba casi vertical y su coño era un frontón para mis pelotas y así, en esa postura empecé a bombear lo más fuerte que pude.– ¡¡¡¡Ooooohsiiiii!!!! Dame así Alex... siii, que rico....

Gemía ella desesperada mientras que yo, como poseído, la follaba sin parar empalándola desde la punta del capullo a la misma cepa de mi polla aplastando mis huevos, chocaba una y otra vez mi bálano en su pared vaginal.Como podía, la doña se agarraba a las sábanas con tal fuerza que se le blanqueaban los nudillos de sus manos.  No deseaba que aquella follada demencial se acabase, esa aventura con mi amada abuela era lo mejor que me había pasado en muchos años, sin embargo de pronto me dijo sacándome de mis elucubraciones… Hasta hace unos días pensaba en ti como en un niño… pero veo que eres todo un macho ¡Ya no te tendrás que hacer más pajas teniendo a tu abuela aquí…! ¡Tu abuela necesita un semental como tú!Me miró y se rio de lo mucho que estaba gozando la muy condenada.– Cuanto tiempo desperdiciando contigo…. soy una tonta por haberme pensado que aún eras un niño. Pero me estás demostrando que ya no lo eres…. Venga dame duro ¡Fóllate con todo a tu puta abuela! Quiero que termines dentro de mí llenándome de leche el coño a rebosar…,dicho esto me agarró los huevos entre sus piernas y yo me abalancé a darle un beso en la boca, metiéndome la lengua sin pudor, nos comimos la boca transciéndenos la lujuria.De pronto, se salió de nuevo  sin soltarme la polla me guiosobre ella.Se tumbó con las piernas abiertas ofreciéndome su coño mojado y abierto. Yo me puse encima de ella en la postura del misionero, y sin esperar un segundo se la metí y empecé a follármela a todo trapo. Sabía que iba a aguantar poco tiempo más antes de correrme.

– ¡¡Ooooohsiiiiiii... fóllame Alex, fóllame!! Hace diez años que no me follan… ¡¡Fóllame lo necesitooo!! Gritó desesperada. Ahora era yo el que estaba follando de puta madrecon mi cachonda abuelay nunca más le faltaría verga para llevarse a su coño. Me alcé un poco con los brazos para tener mejor vista. Las tetas de mi señora abuela se movían al ritmo de mi follada, ella estaba gozando como una loca. Ya casi estaba a punto de correrme, empecé a sentir la presión del semen subiendo por mis huevos.– ¡Dios mío Alex…, la tienes a punto cariño!,apuntó al notar la dureza de mi estoque y el amento de mi cadencia de vaivén…, la penetré más fuerte y entre gemidos le descargué un buen chorro de semen en la boca de su matriz. Sentí una descarga electrizante que recorrió mi cuerpo hasta la polla, llenando de esperma la madura vagina de mi abuela Rosa… el primer chorro de lefa fue demencial, pero el segundo y tercero no se quedaron cortos suministrando un grueso lechazo tras otro.

– ¡¡Ahhh sí, abuelita mía, siii me corro en tu coño!! Aquí tienes, mi leche toda para ti. Metiendo más profundo mi verga en su interior, empecé a descargar todo el esperma que mis pelotas habían producido para depositarlo en el fondo de su acogedor útero en lo más hondo de esa caliente vagina en el mismo cérvix.

– Si así hijito, todo dentro siiiiahhhhh… ¡¡Lléname bien con toda tu leche! ¡NO TENGAS LÁSTIMA QUE ME PUEDAS PREÑAR!Gimió mi abuela. Quedándome clavado con los huevos pegados a su coño unos segundos más, seguí follándomela lentamente hasta que vacié la última gota de semen.Sin embargo no analicé bien sus palabras…                   

Para continuar con el relato hasta el final visiTa mi web "El lugar de mi recreo" referenciado en mi perfil.

Quedamos enganchados como los perros unos largos minutos completamente derrengados… la inseminación se aseguró al 100%. La saqué de aquel acogimiento maternal y la giré acostándome a su lado. Mi abuela respiraba agitadamente con su vagina completamente llena de sus jugos y sobre todo de mi espesa y blanquecina lefa acumulada de varios días en mis cojones. Me dio un beso en la boca con un poco de lengua y me dijo…Muchas gracias mi amor, por hacerme sentir viva otra vez, ha sido el mejor cumpleaños en mucho tiempo ¡Me has vuelto a dar la vida con tu juventud…!Lo que mi abuelita no imagina era lo mucho que  yo había disfrutado follándome a tan apuesta mujer sesentera con apariencia de treintañera… sin celulitis, ni piel de naranja, ni sobrepeso alguno… una delicia de la genética. Lo único caído era su vientre tras las veces que estuvo preñada y sus tetas, el resto se mantenía firme como el de una treintañera. Allí mismo nos acoplamos uno al lado del otro y nos quedamos dormidos. En los días siguientes continuamos follando y llevando una vida cotidiana normal…, yo con mi trabajo habitual y ella ahora jubilada en casa adaptándose a la nueva vida que se le planeaba en el horizonte cercano… ¡Mi querida abuelitarecibía toda la atención de su querido nieto,  al menos dos  o tres veces por semana! 

CONTINÚA....

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