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El calor de Candela

en Amor filial

Soy un chico con un pasado interesante…, mi madre y mi padre son de aquellos hippies de antes que vivían en comuna alejados del mundanal ruido en un pueblo abandonado de Huesca, donde todo era sexo, naturaleza y nada serio en cuanto a compromiso personal. Libertad de pensamiento con una actitud abierta a todas las experiencias que el instinto animal recupera de nuestros genes…, la vuelta a lo elemental. De aquella aventura jipi mi madre quedó preñada a los pocos meses… del parto natural en medio de la naturaleza nací yo. Fue una gran alegría para la comuna mientras era un bebé, el alimento natural del pecho de mamá durante dos años fue suficiente, después los cultivos ecológicos, el aire libre, los juegos y la vida salvaje me venía de maravilla para mi desarrollo cognitivo. Ya contaba con cuatro años cuando mi madre se volvió a quedar preñada, se supone que de mi padre, porque la promiscuidad no se pude decir que no existiera… pero como todo el mundo sabe el conocimiento de la naturaleza comienza a quedarse corto a los cinco o seis años y fue cuando decidieron abolir el encuentro con la naturaleza, para incorporarnos a la civilización occidental.

Ante tal caso abandonaron la comuna y dado que mis padres no estaban casados, ni tampoco tenían donde caerse muertos, tomaron caminos diferentes refugiándose en sus respectivas familias…, yo me fui con mi padre y mi hermana se crio con mi madre, a ser más pequeña con apenas el destete. Mamá siempre fue una guapa con quien la genética ha sido generosa, dándole un cuerpo atractivo, mujer liberal que mostraba todo lo que hay que saber en la vida. Las más de las ocasiones íbamos desnudos por casa,incluso cuando recibía las visitas de las múltiples amigas que mi padre se tiraba, no le importaba que le viera follar con sus amistades. Según supe más tarde prácticamente ocurría lo mismo en casa de mi madre con mi hermana en casa. A temprana edad comenzó a enseñarle lo que debía saber sobre el sexo, para que fuera una mujer preparada en la vida y no tuviera desengaños sentimentales, ni tabúes, ni desencuentros con el sexo opuesto…, mi hermana fue adiestrada en cómo hacer una buena felación tragándose una buena polla por muy gorda que esta fuese, degustando el semen del macho… para ello aprendió cual era la mejor dieta para obtener un buen sabor del esperma.

En cuanto a cómo recibir placer anal, le enseñaron gran parte de los trucos del sexo…, aseo y relajación para recibir la polla por el culo. En fin eso fue al principio, con el tiempo se fue buscando la vida y creciendo sexualmente, pasando de todo en aquella casa naturista. Si bien a mi hermana no le profanaron el coño, ni el culo en ninguna ocasión por su corta edad bajo vigilancia de mamá…, esa práctica le fue adquirida presenciándolo en la persona de mi madre. Lo único que le permitió fue el francés, el cual lo dominaba con toda precisión a los doce años. En casa con mi padre la cosa era algo parecida, en las largas temporadas que pasaba con él, solo que mi habilidad llegaba a poco más que los toqueteos y el exhibicionismo con el personal que pululaba por casa. El aquel mundo de libertinaje familiar, mi hermana y yo nos solíamos ver todos los años dos o tres veces en vacaciones de Semana Santa, Navidad y algunos días en verano, hasta que mis abuelos maternos tomaron las riendas de su nieta sacándola de aquella casa de perversión indecente, para darle una educación normalizada en Zaragoza. Por entonces mi madre volvió a la comuna y mi hermana se quedó a cargo de mis abuelos maternos. Yo seguía con mi padre, que supo encauzar de mejor manera mi educación en Córdoba, así como su vida, con una profesión respetable en una consultoría. Lo que viene llamándose un pijo-jipi.

Reencuentro con mi hermana. Mis padres se distanciaron y a nosotros también cuando teníamos diez y catorce años. Mi hermana Candela en Zaragoza con los abuelos maternos y yo con papá. Todo lo unidos que estuvimos de pequeños se diluyó en los restantes seis años que no nos vimos. Después la separación definitiva de nuestros padres difuminó nuestra querencia. El enfrentamiento de ambas familias fue muy duro y mis padres nunca más quisieron volver a verse, tachando a mi madre de poco menos que Puta, lo que supuso que Candela y yo también nos separáramos definitivamente, desde entonces no nos hemos vuelto a ver…Pero el verano pasado, Candela y yo volvimos a vernos por casualidad. Ya teníamos dieciséis y veinte años, habían pasado seis años desde la última vez que nos habíamos visto en el verano del 2012. Todo ocurrió el pasado fin de curso…, terminados los estudios en el segundo de Ingeniería, gran parte de la clase fuimos a cruzar el ecuador de la carrera a Ibiza. Allí nos hospedamos en un hotel donde había un montón de gente joven de todas partes de España, que había ido a pasarlo bien…, el desparrame total. Nada más llegar a Ibiza, mis amigos y yo nos pusimos el bañador y derechos a la playa. Estuve un buen rato tomando el sol, hasta que decidí meterme en al agua. Mientras nadaba me di cuenta que a mi lado había una chica con unas enormes tetas junto a otras amigas suyas, que no cejaba de fijarse en mí sin parar de mirarme. Era una tía impresionante. Muy guapa, rubia, de pelo largo, y con un cuerpo asombroso. La verdad es que su cara me parecía algo familiar, pero no sabía por qué, ya se sabe que con la cabeza mojada la gente se desfigura un poco y más las chicas de cabello largo. Ella insistía mirándome, poniendo en evidencia mi pusilanimidad.

Así que yo sobreviniendo mi timidez, y pensando que estaba coqueteando conmigo me acerqué al grupo. No podía desaprovechar aquella oportunidad que me brindaba la chica, el NO ya lo tenía y el ridículo no era un concepto que existiese en mi vida. Cuando llegué hasta ella ocurrió lo que seguro que ya sospecháis… efectivamente, era mi hermana Candela. Ella me había reconocido enseguida, por eso me miraba alucinada sin creerse tal coincidencia. La verdad es que fue un encuentro muy bonito. Nos abrazamos, reímos, lloramos… fue un momento muy especial. Ella también estaba allí con el viaje de fin de curso de su instituto de Zaragoza por acabar la ESO. No nos podíamos creer la suerte que habíamos tenido al coincidir allí en la misma playa. ¡Hace seis años que no nos veíamos!Nos despedimos y quedamos para después cenar juntos. Teníamos tantas cosas que contarnos… Pero esa tarde mientras me duchaba en el hotel antes de salir a cenar, pensé en el inesperado encuentro de la playa. Pensé en lo bella que me pareció mi hermana, en su pelo mojado sobre los hombros, en sus grandes y perfectas tetas, en sus puntiagudos pezones… y no pude evitar una increíble erección cuando vi la raja de su chochito perfilado sobre el biquini, haciendo bajo relieve. Mi polla se puso durísima, y acabé haciéndome una maravillosa paja bajo la ducha.

Estaba claro que la distancia había hecho mella en mi conducta, pues no veía a mi hermana como un familiar sino como mujer. Habíamos quedado a medianoche, en un chiringuito del malecón. Yo ya llevaba un buen rato esperando y ella aún no había llegado. La verdad es que estaba bastante nervioso. Por una parte, reencontrarme con Candela después de seis años había sido algo muy emocionante, pero también me inquietaba lo mucho que me había excitado estar junto a ella ¡Cuánto había cambiado mi hermanita!, posiblemente la chica más atractiva de todo el grupo que por allí observé. No me parecía nada normal masturbarme pensando en mi hermana, pero me gustó mucho la paja porque me corrí enseguida… estaba hecho un lio. De repente la vi, y me quedé con la boca abierta. Estaba guapísima. Vestía con un ceñidísimo top blanco y unos tejanos súper ajustados. Se adivinaban todas las curvas de su cuerpo como si estuviera desnuda. Muy sonriente, me dio dos besos con un fuerte y largo abrazo, y cuando sentí el roce de sus pezones temía volver a tener una erección, se me electrizó todo el cuerpo con tersura. Mi hermana parecía una de esas diosas de las que solo ves en el Playboy. Era demasiado para mí.

Candela propuso dar un paseo por la orilla del mar después de comer unos sándwiches, y así lo hicimos. Yo estaba confuso, nervioso y ofuscado por mi indomable lascivia. No conseguía ver a Candela como una hermana, y sólo pensaba en su culo, sus labios, sus tetas…, No podía apartar los ojos de las tetas que se sugerían bajo aquel top mientras ella no paraba de hablar de su vida con los abuelos en Zaragoza, en comparación con la total liberación de la vida anodina con mamá copada de perversión naturista. Al tiempo que ella relataba los detalles del día a día, mi entrepierna estaba a punto de estallar y no entendía como ella aún no se había dado cuenta. De repente se agachó para descalzarse y poder mojar sus pies en el agua. Y al agacharse sus tejanos dejaron al descubierto con el tiro muy bajo, toda la parte superior de su tanga, que apenas era un hilo de tela y poco más. La verdad es que aquello me excitó muchísimo, saber lo sexy que debía de ir con esa prenda…me quedé como pasmado. Y claro, ella se dio cuenta al darse la vuelta. Sonrió y me miró complacida ante mi cara de turulato. Es cierto que aquello me desconcertó aún más pues me dio pie a pensar que ella tampoco me veía demasiado familiar…

– No has parado de mirarme así desde me viste llegar por el malecón…, bueno la misma de esta tarde en la playa.

– Yo… Candela perdona…como es así. Indicando con la mirada a mi sexo sin dejar de dibujar una sonrisa en su boca me soltó a bocajarro…

– Y esa polla que calzas lleva bien grande un buen rato… llevas un bate de beisbol o te alegras mucho de verme, ¿Cuál crees que es la razón…?

No es por nada, es mi estado natural, dije sin pensar mucho lo que soltaba…Se acercó a unos centímetros de mi cara y con la mano derecha me palpó el paquete sobre el pantalón…

– Tienes un estado natural muy, pero que muy apretado. Con toda esa presión, habrá que hacer algo ¿No crees?

– Bueno es… No sabía cómo reaccionar.

– Si no hacemos algo te van a doler mucho los huevos… ¡¡Te van a doler mogollón!! Y eso no es lo que yo quiero para mi hermanito, ¿Desde cuándo estás así…? No supe que contestar, la miré confuso con un poco de intriga para ver hasta donde era capaz de llegar mi hermana con su seducción. – Me parece que demasiado tiempo para un chico tan guapo como tú.

Me puse blanco al ver lo que sabía de los hombres a los 18 años…, completamente desconcertado por la soltura con que trataba mi erección, natural y armoniosa. Me cogió de la mano llevándome a un lugar de penumbra donde pudimos guardar mejor nuestra intimidad. Nada más llegar se pudo de rodillas sin dejar de mirarme a los ojos, me desabrochó el pantalón y liberó mi polla que estaba ya a punto de explotar…

– ¡¿Joder hermanito, menudo trabuco te gastas?! Es una polla muy bonita ¡Me encanta…!

La asió con firmeza y despejó el capullo de su prepucio, al tiempo que empezó a lamerme el glande despacio, empezando por el orificio y bajando hasta los huevos en largos lengüetazos con toda la extensión y anchura de su lengua. Sus lametazos me volvían loco por su templanza y maestría. Después empezó a metérsela en la boca, poco a poco, dándome un inmenso placer, hasta tragárselo casi todo…unos doce centímetros de los 18 que me mide. No me lo podía ni creer. ¡Se la estaba tragando sin aspavientos! Era una chupapollas de campeonato… con el tiempo iba conquistando mayor longitud dentro de su garganta hasta que acabó metiéndosela entera en su boca muy despacito…aquello me volvía loco. Yo ya no podía más, la cadencia con que me la mamaba era genial, con momento lentos llegando a tocar mis huevos con su barbilla, a rápidos sobre mi glande pajeando el resto del tronco. Tampoco desatendía a mis pelotas que las manoseaba con sus dedos en un masaje demencia. No era posible una acumulación de tanto gozo en un solo instante provocado por una chica tan joven…. Parecía supiera exactamente cómo hacerlo para ponerme a mil, era evidente que no era la primera vez que realizaba una felación, nuestra madre la había instruido muy bien.

Mi hermana se pegaba a mi verga como si fuera la última que mamaría en su vida, haciéndome retorcer con semejantes lamidas, chupadas y succiones que le pegaba. Esta vez la nena sacaba su lengua para castigársela con mi polla, y de paso aprovechaba para azotarse su rostro de adolecente con la porra de su hermano. Parecía que quisiera derramarme rápidamente para así descongestionarme y poder continuar con una cita tranquila. En ello me miraba con carita tierna y mimosa mientras se metía la verga lo más que podía. Ni siquiera ella sabía por qué se había puesto a tal tarea…

– ¿Así te gusta nene? ¿Lo hago bien? Decía Candela sin poder explicarse el porqué de su actuar

Pensaría que esa verga no debía ser mamada por ninguna otra hembra que no fuera ella, se pegó al glande con los puros labios y comenzó a dar potentes succiones queriendo sacarme hasta la última gota de leche. Daba la sensación a la vista de lo ocurrido que la nena quería demostrarle a su macho que para mamar vergas nadie como ella, en verdad parecía una lactante con mi glande. Por momentos Candela tomaba el suculento falo de su base con una de sus manitas para proceder a mandarse ininterrumpidas chupadas…, llegando a realizar entre cuarenta y cincuenta repeticiones en un solo minuto sobre el capullo, para después parar un poco dándose un descanso, lamiendo el tronco y mis gordas pelotas colganderas, procurando que viera el fino movimiento labial que ella realizaba. Mientras tanto yo acariciaba su cara y la conducía sin dejar de sentir los exquisitos labios y lengua allá abajo haciéndome maravillas.

Por momentos movía la palanca para cambiar la velocidad y de paso aprovechaba para tallar la cabeza de mi hermana, de la misma manera que se le hace cariños a un perro, mientras ella sentía mi mano revolviéndole sus cabellos. No creo que pasara más de diez minutos jugando como mi polla y mis huevos aquella boca de ensueño, que pese a mi paja previa en la ducha no podría durar mucho más en correrme. Efectivamente, No me demoré mucho en tener mi primera corrida…, y sin avisar fue depositada completa dentro de la boquita de mi nena. Dictaminé que me enseñara su lengua llena de semen, antes de dejarle tragar el engrudo. Mi Candela no se opuso a tragarse toda la lefa de su querido hermanito, según ella copiosa y espesa, para después volver a limpiarle las últimas gotas que brotaban de mi capullo. Siguió un rato más sin que se desinflara, motivo suficiente para que su lengua siguiera recorriéndola. Fue tal la cantidad de semen ingerido por Candela, que el postre para ella fue un helado de turrón regado después de leche espesa con la nutritiva ración espermática. Lo más alucinante fue que ella ni se inmutó…. Pudo haberse alejado en el momento que aceleré su mete saca con mi cadera y los gemidos previos a mi vaciado, pero no se sacó mi polla de su boca ni un solo momento, al contrario. El primer chorro fue corto en advertencia del segundo y tercero más abundantes, y siguió mamando hasta tragarse toda la lefa eyaculada de mis pelotas en seis o siete chorros, con cierta ansia por saborearla. Candela sonrió satisfecha de su trabajo….

– ¿Te has quedado a gusto hermanito?No dije nada, simplemente caí rendido en la arena. La felación de mi hermana me había vaciado del todo. – No creas que hemos terminado guapo, ahora me toca a mí.

– Déjame que descanse un poco… Me sentía atontado del placer recibido, mi cabeza se hallaba en estado de shock y necesitaba asimilar todo aquellas sensaciones contradictorias de placer y culpabilidad.

Recostado en la arena intentando recuperarme comencé a percibir el húmedo sabor de la brisa del mar mezclada con el aroma dulce de mujer, en nada ya sentía el calor apabullante de su cuerpo en mi cara. Abrí los ojos para encontrarme el abultado coñito de Candela cubierto por su braguita tanga. Desprendida de su ajustado pantalón blanco, sobaba su hinchada vulva por mis labios de arriba abajo denotando la humedad que empapaba aquella fina tela. El aroma a hembra se hizo más intenso…

– No piensas hacer algo con este coñito ¡¡Vamos nene cómemelo por favor!!

Como podéis imaginar aquello continuó apartando la tela para desvelar el chochito depilado de mi hermana, ¡¡Un coño Perfecto!! De labios apretados produciendo una raja bien marcada partiendo su chocho en dos. Se abrió los labios vaginales con el dedo índice y anular descubriendo el interior rosado de los labios inferiores…. Solo había una salida y mi lengua lo supo al instante. Inicié un lamido de abajo a arriba de toda su vulva, procurando abrir más la entreabierta rajita de Candela, desde el perineo hasta el clítoris. Mamé afanosamente su botón con mis labios, atreviéndome a lengüetear fuertemente el espigón duro de esa pepita grande como un garbanzo ¡Un asombroso descubrimiento más! Descansaba para horadar la entrada de su gruta de la fertilidad e introducir lo más que podía mi lengua en su interior, semejante a comerme una sandía roja y chorreante follándomela de manera lenguaraz. El flujo de mi hermana se tornaba cada vez más abundante y deliciosamente sabroso… en nada tenía reparo en beberme su jugo atiborrándome de coño, mordiendo su mullida vulva y tragándome cada gota de su corrida.

Acabé dándole el placer suficiente para que se corriese de gusto cuando ya mi quijada empezaba a pedir tiempo muerto, tras el largo rato de escarceo alrededor de aquel coñito divino. Noté sus convulsionados vaivenes precursores de su orgasmo y en un último esfuerzo final al esprín le comí el coño a toda velocidad, mamando su duro clítoris sin compasión hasta que salió de su vagina un chorro de líquido que me sorprendió gratamente. Si en un primer instante me impresioné, al segundo siguiente abrí la boca taponando su conejito lo más que pude para tragarme toda su corrida. No solo me la zampé, sino que la saboreé su emboque salino, ligeramente ácido y una textura muy acuosa un poco viscosa. Cuando se dio cuenta se tapó la boca pidiéndome perdón…

– Lo siento, no esperaba que saliera fluido de mi chumino.¡¡Perdóname Cariño!!

– No importa has estado maravillosa.

– ¡¿De veras no te ha importunado mi corrida…?!

– No para nada.

– ¡¡Eres un sol nene!! Quiero que sepas que es algo que no me suele ocurrir….

Nos  repusimos de aquella enajenada acción, hubiera sido demasiado llegar a más…, esa noche No follamos solo volvió a ponerse el pantalón y nos quedamos charlando sobre nuestra vida frente al mar negro que rompía interminablemente. Con dieciséis años recién cumplidos tenía una experiencia sexual nada habitual. La yonqui del sexo de mamá follaba sin ningún pudor con sus amigos y amantes en casa de manera abierta a la vista de ella…

– Jamás permitió mamá que me tocaran, sin embargo he visto en vivo y en directo como se follaban a mamá por el coño, el culo y las grandes mamadas que solicitaban sus amantes. De todo eso he aprendido mucho…

– Ya se nota pero ¿Eso no te enervaba?

– ¿El qué, no ser yo la protagonista o ver lo que hacía mamá?

– Ver lo que hacían con ella.

– En absoluto, ella disfrutaba con todo ello y nadie tiene derecho a coartar la libertad de gozar del sexo a otra persona.

– En casa papá también trae a muchas chicas, pero son bastante más discretos, eso no quita que se paseen en pelotas por casa.

– Son iguales, solo que mamá un poco menos responsable.

– Y promiscua.

– Si eso también.

– Ahora en la comuna se estará follando a todo lo que se menea.

– Lo mismo allí le hacen otra panza… y nos vemos a nuestra edad con otro hermanito.

Si deseas continuar leyendo para saber como termina la historia visita la web de mi perfil "El lugar de mi recreo"

Nos reímos y seguimos durante horas relatando estos años de vida separados. Ya serían cerca de las tres de la madrugada cuando propuse dormir juntos en mi Hotel, solo tendía que convencer a David que se marchara a la habitación de mi hermana, y eso no fue nada difícil, lo más complicado era convencer a María, la compañera de Candela, a compartir su cuarto con mi amigo…. No solo esa noche nos comimos, sino que pensábamos hacerlo el resto de las vacaciones que compartiríamos en Ibiza.

CONTINÚA...

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