miprimita.com

El Sr Parrillero

en MicroRelatos

El es un señor de aproximadamente 50 años que desde mi llegada comenzó a acosarme, al inicio intentaba besarme a la fuerza en los labios, arrinconándome contra alguna pared y sometiéndome, para poder repegarse a mi e inmovilizandome mi cara posicionando su mano con fuerza sobre mi mandíbula para poder besarme, todo esto procurando una ubicación dentro de la tienda que no estuviera vigilada con cámaras. Posterior a estos incidentes, el señor al no obtener una respuesta satisfactoria de mi parte, comenzó a decirme que por tener buen culo me daba chance y que en una de esas si me andaba cogiendo para ver si con eso me ayudaba a ser y sentirme una verdadera mujer. En ese entonces guarde silencio porque tenía poco tiempo de haber entrado a trabajar a la empresa y tuve miedo que al comentar esta situación con mis jefes le dieran preferencia al señor Antonio debido a su antigüedad y al trato que presumía tener con algunos miembros del corporativo. Este señor no perdía la oportunidad de molestar, y siempre que le era posible, al encontrarme cerca de su área de trabajo, me acosaba o me repegaba su cuerpo a las puertas del refrigerador e incluso me vaciaba agua con jabón sobre mis zapatos y pantalón descaradamente, siempre escuchándose las risitas de fondo por parte de mis compañeros que disfrutaban el espectaculo y aplaudían su actitud conmigo. Tiempo después y debido a que coincidimos en una actividad recreativa a la que nos envió la empresa en el Hotel del Bosque, intentamos limar asperezas y tratarnos en la medida de lo posible cordialmente. Este hecho sirvió para que el señor se tomara la confianza de hacerme un ofrecimiento; quería hacerme el favor de mantener relaciones sexuales conmigo para que por primera vez me sintiera una mujer de verdad, fuera plena y feliz. Al no obtener respuesta de mi parte, el señor Antonio optó por ofrecerme dinero para que tuviera sexo con él. Nuevamente al no obtener una respuesta satisfactoria, no dejo de insistir respecto al tema y continuamente sacaba el tema a flote entre broma y broma. Tal fue su insistencia hasta el punto de preguntarme cuanto estaría dispuesta a cobrarle por tener sexo con él. Descaradamente me dijo que por la primera vez que estuviéramos juntos seguro pagaría muy caro pero que después de esa vez sería yo quien lo buscara por más. Después de esos incidentes el señor se aventó la puntada de decir que yo estaba embarazada de él y que en mi vientre traía a un futuro Toñito, rumor que sirvió para especulaciones por parte de mis compañeros. lo que había sido un chiste de muy mal gusto por parte de él se convirtió en una propuesta; el señor Antonio muy educadamente me dijo que si yo lo deseaba podíamos tener un hijo y que si era deseo de ambos, yo contaba con su apoyo incondicional para mantener a ese supuesto bebé, que de pensarlo a conciencia y acceder a su ofrecimiento el mantendría una relación conmigo y con nuestro hijo hasta sacarlo adelante y hacerlo una persona educada y de bien. Recuerdo que recalcó que para sacar adelante a ese niño tendríamos que apoyarnos el uno en el otro y trabajar duro los dos para darle lo mejor. Por mi parte, trate de no darle importancia a su nueva táctica de convencimiento. Entre todos sus juegos mentales que quería poner en práctica conmigo, comenzó nuevamente a tener la manía de querer besarme a la fuerza, ya no importando que estuviera frente a las cámaras de vigilancia e incluso frente a nuestro jefe o la contadora, ese hecho parecía excitante para él, lo disfrutaba. Por último, en una ocasión el señor Antonio se situó atrás de mi mientras yo sostenía un recipiente pesado acto seguido el señor Antonio se me repegó y me restregó sus genitales en mi trasero, después soltó una carcajada, acto que fue visto con agrado por parte del de mis compañeros, que no dejaba de burlarse en mi cara,  ya en mi lugar de trabajo el señor Antonio corrió a alcanzarme y en esta ocasión me agarró por detrás con sus manos, me acercó nuevamente a su cuerpo restregándome sus genitales al tiempo que con una mano me tocaba los senos y con la otra intentaba tocarme por debajo del pantalón intentando alcanzar mi ropa interior. Él estaba ejerciendo mucha fuerza sobre mi cuerpo, difícilmente intenté apartarme de él pero no pude pedir ayuda, me dio mucha ansiedad y no logré emitir sonido, sólo trataba de despegarme de él y lo único que conseguí fue perder el equilibrio; Ya en el suelo me qude pensando si me gustaba que me arrimaran el camarón, que me tocaran las chichotas, la panocha  o que me agarraran las nalgas , debido a que tengo un muy buen trasero yo necesitaba cabrones bien vergudos para que me quitaran las ganas; despues de esto continuamente Antonio me decia que si quería tragarme su lechita o que si mejor no queria otra cosa. 

hasta aqui mi primer relato. espero sea de su agrado y sus opiniones para mejorar.