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Nuestra primera vez

en Sexo Virtual

La conocí en un chat hace meses. Desde el primer momento me llamó la atención, aunque esta atención no fuese correspondida, ya que ella sólo tenía ojos para otro de los que la asaltábamos en aquel canal, día sí y día también. Ella se llama Macarena, y yo soy Jose (los nombres son reales). Macarena siempre trataba de mostrarse divertida, cercana, pícara, y lo conseguía, pero a la hora de llegar a hablar a solas y poder decirle lo cachondo que me ponía, siempre me cortaba en seco, te dejaba claro enseguida que quien la ponía caliente era otro.

Incluso en algunas ocasiones, muy pocas, lo demostraba: delante de todos se calentaba, empezaban con unos besos, caricias, ella decía que bajaría ansiosa a comerle la polla, y yo ahí ya tenía que sacar la mía y empezar a masturbarme como un simple espectador. Seguían con ganas, se les notaba calientes, masturbándose ambos, pero imaginando cada palabra que decían. Recuerdo cuando él le decía que la iba a poner contra la pared y a follarla por detrás. La respuesta de ella fue que quería que la llamase por teléfono para seguir, pero contándose las ganas y las fantasías a solas, al oído. Yo ahí me corrí, imaginando que era a mí a quien le pedía escuchar sus gemidos.

Por diversas circunstancias me pasé tres meses sin conectarme al chat, pero una vez lo hice, he de reconocer que sólo tenía la intención de encontrarlos. Al primero que encontré fue a él, muy majo, muy simpático, como siempre, hablando ambos de tonterías. Un par de días después la encontré a ella. Me hizo sentir una mezcla muy agridulce: sé que no habíamos tenido una gran relación, pero me preguntó quién era yo, porque no sé acordaba de mí. Pero, por otro lado, después de haber hecho memoria y darse cuenta de quién era yo, me confesó que el otro ya no era “el otro”.

Hablamos, se sinceró conmigo, me contó que lo había pasado mal, y que aún sufría por aquella situación. Ella es de las personas que se entregan, que lo dan todo, pero si se lo quitan se revuelve y ataca sin tener en cuenta las consecuencias. Hoy la llamo, cariñosamente, “Mecha corta”.

Me dolía por ella, pero en el fondo estaba encantado con todo aquello: no tenía pretendientes que le gustasen especialmente, y ahí me puse a trabajar duro intentando ganarme su confianza. Ella hoy sabe que todo lo que hago es con la esperanza de follármela. Así que me sorprendió mucho cuando le propuse hablar, y enseguida me dio su dirección de Skype.

Ahí yo ya me frotaba las manos, porque era lo mejor a lo que podía aspirar con ella, por culpa de los 994 kilómetros que nos separan. Seguimos escribiendo por Skype, yo le contaba las ganas que tenía de escucharla, de ponerla caliente, y ella me frenaba, me decía que ahora no estaba para eso, y que más adelante ya se vería.

Todo cambió cuando conseguí que hablásemos por teléfono. Ella se mostraba tímida en un primer momento, esperando a ver qué ocurría, marcando siempre las distancias cuando yo le decía con voz melosa que me moría de ganas de besarle el cuello, la boca… Insistía en que aún no, pero también en que se había sorprendido mucho al escucharme, no me imaginaba tan lanzado, tan decidido…

En las charlas escritas que siguieron a esa llamada notaba un cambio de actitud. Ya me dejaba decirle que quería lamerla, notar su coño mojado y beberlo, follarla con mi lengua y mis dedos, que notase cómo conseguía poner tan dura mi polla… Ahora ya me decía que la estaba excitando, pero me pidió que no me masturbase, que llegado el momento, “mañana, pasado…”, lo haríamos juntos. Ella siempre se las arregla para que esté duro todo el día pensando en ella.

No sé cuántos días pasaron, uno, dos, tres, sólo sé que se me hizo larga la espera, pero me propuso hablar por teléfono, y claro, acepté enseguida. Hablábamos de banalidades, hasta que claro, salió el tema de mis ganas:

- Jose: Ay, qué caliente me pones siempre, Macarena.

- Macarena: ¡Si yo no hago nada!

- Sí que lo haces, y, además, se me acumula toda la leche, porque como no me dejas que me toque…

- Pues hazlo…

Ahí fue la primera vez que escuché su voz de gata viciosa. Yo ya tenía la polla dura al escucharla, pero al decirme que quería que me pajease con ella en ese momento, ya tuve que desnudarme enseguida y agarrar mi polla fuerte para empezar a subir y bajar.

- Me pones la polla tan dura, Maca…

- Pues deja que te la chupe un poquito. Nota mis labios en tu capullo, mientras te miro a los ojos para ver cuánto disfrutas.

- Me encantaaaaa

- Ahora empiezo a metérmela toda en la boca. Tienes que saber que la chupo de maravilla. La meto toda en mi boca, y agarro tus huevos con mi mano Mmmmmmmmm

- Joder, sigue, no pares!

- Voy a darme la vuelta, para seguir comiéndote la polla, pero quiero que tú también me comas mi coñito.

- ¡Lo estoy deseando! Ponlo en mi boca, nota como mi lengua empieza a acariciar tu clítoris, nota mis manos agarrando fuerte tu culo para que no te separes de mí.

- ¡Azótame!

- Mmmmmmmmm Siiiiiiii Me pones tan cachondo…

- Tengo el coño tan mojado por tu culpa… Ahora voy a meter tus huevos en mi boca, ¿te gusta?

- ¡Me encanta! ¡No pareeeeees!

- Siente mi lengua babeando tus huevos mientras te pajeo la polla, que la tienes tan dura…

- Mmmmmmmmm ¡Qué ganas tengo de follarte!

- Me pones muy perra, Jose… Voy a volver a ponerme a tus pies, comiéndote la polla, chupándola sin parar, me la voy a meter toda en la boca, y entonces voy a sacar mi lengua para lamerte los huevos.

- Joder, qué gusto… ¡Yo quiero eso! Ya sabes que puedes hacer conmigo todo lo que quieras.

- Entonces… me dejas que baje un poco más… y que te lama el culo con mi lengua?

- Mmmmmmmmm Claro que puedes hacer eso, y también puedes follármelo, mi culo no es virgen…

En ese momento Macarena se quedó un poco de piedra, así que le conté alguna experiencia pasada, como una amiga un poco dómina, que me desvirgó el culo, o cuando quedé para hacer un trío con un matrimonio, y, en el calor del momento, él se puso detrás de mí, mientras yo estaba de rodillas comiéndole el coño a su mujer, y aprovechó para follarme el culo.

- Joder, Jose,¡me pones muy puta! Ahora estoy deseando follarte el culo con mis dedos.

- Pues hazlo, que yo también lo deseo.

- Siiiiiiii! Siente cómo te empiezo a meter la lengua en el culo sin soltar de mis manos tu polla dura, me encanta follarte…

- ¡No pares!

- ¡No paro! Ahora cambio, vuelvo a comerte la polla, y empiezo a meter un dedo dentro de tu culo, se va abriendo, y me pone muy cachonda, ¡necesito que me folles!

- Yo también quiero follarte… Ponte a cuatro patas, y demuéstrame lo puta que eres.

- ¡Soy tu puta, Jose!

- Te la meto toda de golpe, fuerte, hasta el fondo… Me agarro a tus hombros para clavártela más fuerte.

- ¡Sí, la noto toda, dame fuerte!

- ¡Toma polla! Mira cómo tienes el coño, chorreando…

- Sí, me estás contando eso y tengo tres dedos dentro del coño como si fuera tu polla la que me folla.

- Mmmmmmmmm Qué puta eres, me encanta…

- ¡Fóllame!

- ¡Siéntela dentro! Siente mis huevos chocando contra ti, golpeándose fuerte.

- ¡Más!

- ¡No paro! Voy a darte un buen azote, por puta.

- ¡Siiiiiiii!

- Mmmmmmmmm Voy a escupirte en el culo, y voy a empezar a follarlo con uno de mis dedos.

- Ya pensaba que no ibas a hacerlo…

- Claro que voy a follarte el culo, por algo eres mi puta…

- Joder, Jose, estoy muy cachonda.

- Y me encanta que lo estés, me encanta que estés así de caliente… Me vuelves loco! Noto cómo aprietas mi polla, noto como te echas hacia atrás para clavártela más fuerte… Me encanta haber encontrado una guarra como tú…

- Jose, quiero correrme, y quiero que te corras conmigo!

- ¿Dónde quieres que te dé mi leche?

- ¡Córrete en mi boca! ¡Dame toda tu leche!

- Pues chúpamela, porque estoy a punto de correrme.

- ¡Córrete conmigo, Jose!

- ¡Me corro contigo, Maca, voy a darte toda mi leche!

- Siiiiiiii Mmmmmmmmm Me corro, Jose! Mmmmmmmmm

- ¡Me corro! ¡Me corro! Trágate mi leche, puta!

- Siiiiiiii Mmmmmmmmm

- Mmmmmmmmm

Esta es la primera vez que nos corrimos juntos, y es 100% real. Macarena y yo esperamos que os guste, y, si es así, os contaremos alguna más que hemos tenido.