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A los pies de mi diosa III

en Dominación

Hoy es domingo. Los domingos toca día de limpieza, lo cuál significa que yo limpio mientras mi pareja se echa la siesta y luego está en el sofá viendo series o hablando con el móvil. En mitad de las tareas fui a despertarla, ya que también tengo esa función. Después de estar media hora insistiendo mientras se hacía el remolón, me tumbe con ella. Suele tener mal genio al despertar, así que intento ser suave y besarla con delicadeza.

Después de liarnos y estar un ratito abrazados me empezó a decir--

--¿es qué no tienes nada que hacer?--

--Si, amor-- respondí-- pero he pensado en lo que te comenté, para la semana que viene me gustaría contratar a una señora de la limpieza, la pago yo.

--¡¡ NO!!-- fue tajante-- YO TENGO PODER SOBRE TÍ. BÉSAME LOS PIES.

Fui a ellos, y le di un beso a cada uno donde a ella le gusta más, justo por debajo de los dedos, por donde más huele.

Me estaba volviendo a tumbar y justo cuando iba a poner la cabeza al lado de ella, vi su cara de enfado y me quedó todo claro. Me apresuré a volver a sus pies, y esta vez, empecé a darle besos a cientos, cuando acabe de besar uno entero, hice lo mismo con el otro.

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-- Eso está mejor, buen chico-- me dijo más calmada.

Lleva un tiempo diciéndome eso de buen chico, la verdad es que me encanta, lo siento como un refuerzo positivo. Los dos tenemos cada vez más claro nuestro rol en la vida y cada día somos más felices.

Al rato, me hizo servir la merienda en el salón. Me hizo ir y volver 3 veces a la cocina, porque según ella el cuchillo que llevaba estaba sucio, y el último lo había fregado un minuto antes, joder.

--¡¡ HOMBRE YA!! ¿Estás tonto?-- Me lo dijo con un tono de superioridad, como cuando un jefe le habla a un subordinado inútil.

Después de esto, me dio con su pie una cachetada en la mejilla.

--Luego vienen mis amigos, así que deja el salón presentable. Y me vas a ir a comprar tabaco.

--¿No te pueden subir ellos el tabaco ? Que les coge de cam..

--¡ TÚ! ¡Tú! ¡ Tú!-- me dejó callado y la discusión zanjada-- Y mañana me vas a comer bien el coño--.

Seguíamos haciendo el amor, pero con el tiempo ha ido a menos. Normalmente se lo como y le doy placer y a mi me deja hacerme una paja besando sus pies o su culo.

Ya sólo me la chupa muy de vez en cuando, si hacemos el amor y si tiene ganas. Yo en cambio estoy dándole sexo oral cada 2x3.

Lo peor de todo es que me hace inmensamente feliz y no sé como he llegado a esto. Cuando me conoció era bien distinto, siempre estaba de juerga, bebía y tenía otros vicios todavía peores. Ahora me ha domesticado y me ha convertido en un sumiso. ¿Sería mi mala vida el síntoma de una carencia vital?  Antes era aliado del caos, ahora soy esclavo del orden.