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La empleada del Sex-Shop

en Amor filial

Todo comenzó unas vacaciones en el pueblo. Esta historia pudiera ser realidad pero también solo fantasía, no obstante entre ambas media la imaginación del primero propio autor y de los lectores. Cada cual es muy libre de pensar lo que quiera de los hechos que voy a relatar…. Yo tenía 12 años y vivía con mi madre y mi hermana en Madrid…nunca conocí a mi padre si lo hubo, tampoco al de mi hermana. Mamá trabajaba en el aeropuerto de Barajas como azafata de tierra y en las vacaciones todos los años nos íbamos a pasar tres semanas al pueblo de mamá en Priego de Córdoba, Andalucía. La familia de mi madre tenía una casa de campo donde pasábamos ese periodo. En ella Vivian mis abuelos y mi tío Luis soltero con un hijo de seis años de una aventura con una puta rumana que le dejó el regalito. Aquel año todo se desarrollaba como siempre, pero sorprendentemente la tercera noche, cuando ya estábamos todos acostados, salí de mi cuarto para ir al servicio y al pasar enfrente a la habitación de mis abuelos, oí su cama crujir junto a pequeños gemidos de mi abuela. Estuve escuchando con la oreja puesta en la puerta hasta que mi abuela dio un gemido más fuerte y quedó todo en silencio. Yo estaba empalmado, fui al servicio y me hice una paja a la salud de la abuela Bárbara. Cuando volví a mi cuarto me encontré con ella en el pasillo…

– ¿No puedes dormir? me dijo

– He tenido un apretón, y me reí…creo que no supe mentirle y adivinó cual había sido mi último pecado.

– Vete a dormir, cariño. Mañana nos levantaremos temprano para aprovechar el día.

Seguí andando, y me giré para observar a mi abuela, a su edad seguía teniendo un cuerpo magnifico. Pasados unos días, ya de madrugada, oí como se abría una puerta en el pasillo, unos pasos cruzaron por delante de mi puerta, era mi madre. A los pocos minutos se abrió la puerta de mi tío. Oí como se alejaba y bajaba los escalones. Me arme de valor y abrí la mía, iba descalzo para no hacer ruido, bajé las escaleras y no vi a nadie en la planta baja. Me acerqué a la puerta trasera que daba el patio y oí voces cuchicheando. Desde allí no veía nada, y recordé que la buhardilla de la casa tenía una ventana desde donde podría espiar sin ser visto. Subí a la buhardilla, abrí la ventana muy despacio, perfecto, podía ver y oír sin problemas. Un farolillo alumbraba el patio. Allí estaban, sentados uno junto al otro hablando de trivialidades. Llegado un momento de la conversación mi madre le pregunto…

– El niño necesita una madre en su vida y tú una compañera.

– La abuela cuida de Javier. Es el rey de la casa.

– ¿Y  tú? ¿Te vas a quedar solo el resto de tu vida? Tienes que olvidarte de esa puta que te dejó.

– La única mujer por la que podría pensar en casarme es con alguien que es imposible…

– No vuelvas a empezar. Quiero mi vida como está con mishijos, no quiero romper con mi forma de vivir, ni ellos están interesados en quienes son sus padres…. Bastante me costó la última vez cortar lo nuestro y si vuelvo a caer no sé lo que pasará.

– Tenemos dos semanas por delante, aprovechémoslo. No creo que tengamos otra ocasión como la que se nos ha presentado. Llevo nueve meses sin echar un buen polvo…te quiero, te necesito, te deseo.

Yo estaba en una nube, mi madre y su hermano habían sido amantes e incluso mucho más que eso… ahora mi tío estaba convenciéndola para volver a las andadas y me temía que mi madre cedería a sus ruegos.

– Están nuestros hijos y nuestros padres. Si nos pillan…Papá saca la escopeta y nos acribilla a postas.

Pero no la dejó terminar la frase, mi tío se abalanzo sobre ella y la besó, intento zafarse de él,  pero mi su hermano la agarraba con fuerza. Mamá cada vez forcejeaba menos, hasta que se rindió a él y le abrazó, comiéndole a besos. Se separaron un poco y él la cogió una mano y se la llevó al rabo, ella metió la mano por el pantalón y empezó a pajearle.

– Aquí no, le dijo él. Vamos a nuestra buhardilla, allí nadie nos oirá.

Joder, van a subir aquí y me van a pillar, pensé. Con una linternilla que llevaba busque un sitio donde esconderme. Justo a tiempo me metí dentro de un armario que tenían allí, dejé la puerta entreabierta. Entraron si hacer ruido, mi tío cerró  la puerta con un pestillo y encendió una lamparita. Se dirigieron a un camastro que había allí. Mi tío lo destapo, se volvió hacia mi madre, empezó a besarla, le quitó la camiseta que llevaba, sus pechos aparecieron firmes, unas areolas grandes y oscuras, pezones duros como piedras. Mi tío empezó a comerle los pezones, mi madre cerró los ojos y se dejaba hacer, gemía quedamente. Fue bajando la cabeza y besándola en el recorrido por su vientre, la bajo los pantaloncitos que llevaba. Apareció un coñito depilado sin un solo pelo…, empezó a pasarle la lengua por el clítoris, mi madre gemía más fuerte. Mi tío se levantó e hizo sentar a mi madre en la cama. Saco una polla inmensa y mi madre la cogió, la acarició y se la introdujo en la boca, casi no la abarcaba. Empezó a chupar, se la metía hasta el fondo de la garganta, mi hermano jadeaba de placer, en un momento dado mi tío dio un ronquido y se corrió dentro de su boca convulsionando. Mi madre continuó mamándosela mientras expelía toda la leche que mi tío eyaculaba…se lo trago todo, le miró y se limpió los restos de esperma con el dorso de la mano.

– Estabas a tope de semen, cabrón… mira como me has puesto de leche.

– Si, eres la que mejor me la ha mamado. Hacia tanto tiempo que no me hacían una buena  mamada… tus amantes son hombres con mucha suerte.

Mi tío la cogió por las manos y la tumbó en la cama, mamá se abrió de piernas quedando despatarrada, mi tío se precipitó encima de ella al modo misionero, y de una estocada la penetró sin compasión…debía de estar bien lubricada porque la insertó casi entera de un solo envión, y empezó a bombear a base de contundentes empujones hundiendo a mi madre haciéndole gritar a cada estocada. La cama sonaba como si se fuera a desmantelar con chirriar de muelles y trabazones de la estructura de madera. Iban a oírlo mis abuelos, pero ellos ya no pensaban en nada, solo en follar como animales pareciendo conejos. Las tetas se movían delante y atrás a cada embestida, mi madre gemía, suplicaba que la diera más, que no parase ¡Menuda puta! Desde mi posición se veía como el falo se enterraba una y otra vez en el coño de mamá aplastando cada vez los tremendo huevos de mi tío…estos colgaban y aporreaban sin descanso el coño de su hermana…, pasados cinco minutos a todo tren, en un momento dado, mi tío se quedó quieto sepultando el mástil hasta la raíz con otro ronquido furibundo, otra vez se había corrido. Mi madre casi al mismo tiempo dio un gemido más fuerte y se quedó quieta abrazando a su hermano…. Se quedaron entrelazados, mi tío seguía encima de mi madre sin sacársela, pegando pequeñas clavadas mientras eyaculaba todo su contingente seminal en el útero de mamá. Unos minutos de reposo y empezó a bombear de nuevo, mi madre empezó a gemir otra vez, pasados un par de minutos volvió a correrse. Mi tío dio unas embestidas más y se derrumbó sobre ella. Pasó un tiempo así, abrazados y dándose besitos, mi tío se levantó y se puso de pie delante de mi madre. Ella se incorporó, le miró la polla y se la introdujo otra vez en la boca. Le dio unos lametones y la soltó.

– Hala, ya la tienes limpia y los cojones bien secos ¡¿No dirás que no?!

– Bueno,  ¿Qué te ha parecido? Sigo en forma ¿no?

– Claro que sí campeón… sigues siendo el mejor semental que me ha follado, pero ahora debemos irnos, pronto amanecerá.

Se besaron y se vistieron. Con mucha cautela salieron por la puerta. Me quede quieto sin moverme. Esperé como media hora a que se durmieran, salí con precaución y me fui a mi alcobasin hacer ruido, donde dormía con mi hermana…. Al día siguiente, cuando bajé a la cocina, ya estaba allí toda la familia. Todos estaban sentados a la mesa excepto mi abuela que estaba trasteando de aquí para allá haciendo el desayuno, se la notaba que estaba muy seria, de vez en cuando miraba de reojo a la mesa. Joder, anoche debió oírlos, aunque de que me extraño, con el ruido de la fiesta que montaron hicieron como para no oírles. Mi pobre abuelo, como estaba medio sordo ni se despertó. Mi abuela me miró y la cara se le mudó, se acercó a mí y me dio un fuerte beso.

–  Llevas la misma ropa que ayer, ven que te tengo preparada una muda limpia. Fuimos al lavadero, me dio la ropa limpia y se puso a llorar. La abrace y la di un beso.

–  ¿Por qué lloras?

– Por nada, he pasado mala noche. No he dormido nada en toda la noche.

– Ni yo tampoco, dije, nos miramos, le acaricie la mejilla y la di otro beso.

– Cariño, no digas ni una palabra a tu abuelo, No debe enterarse. Rompería esta familia y yo no lo soportaría. Ya sabes las malas pulgas que se gasta.

– No te preocupes, no diré ni una palabra.

Pasaban los días y ellos seguían con sus juegos sexuales follando como perros salidos, gracias que mi hermanita no se enteraba de nada, ni el abuelo. Aunque intentaban ser precavidos, sus escarceos no pasaban inadvertidos para la abuela ni para mí que comenzaba en el despertar del sexo…. Se acabaron las vacaciones, volvimos a casa y pude respirar tranquilo, ya que durante una temporada no se verían, pero las insinuaciones acerca de la paternidad de mi hermana y mía me dejaron inquieto. Pasaban los años y se volvía a repetir la misma historia vacaciones tras vacaciones, hasta que despidieron a mamá como azafata. Con la indemnización nos marchamos a Murcia a vivir. Allí montó una tienda de juguetes para adultos de carácter erótico, y no le va nada mal…

El establecimiento hoy ha tenido mucha afluencia, y entre todos los clientes una muy señalada ha venido esta tarde…, es una clienta habitual que me ha pedido un favor muy especial…, la verdad me siento inquieta por relatar este interesante caso de una mujer, madre y esposa en una familia muy particular… Me contó en confidencialidad su vivencia en un hogar como el suyo, normal aparentemente, donde practican el incesto de manera indiscriminada…, decidida a presentar solo casos reales en mi web erótica, llegamos a uno de puro amor incestuoso. La forma en que se desarrolla esta historia llamó mi atención desde las primeras líneas, espero que sea de su agrado e interés. Como has podido deducir trabajo en mi tienda “sex-shop” desde hace varios años, con dos hijos a mi cargo me pareció una salida tras haber sido despedida por un ajuste de plantilla en la aerolínea donde trabajaba de azafata de tierra. La idea no era nueva, porque soy una mujer muy caliente de muy buen ver, me encanta el sexo y tenerlo con casi cualquiera…en mi profesión de azafata nunca me faltaron hombres apuestos y potentes, de hecho mis dos hijos no son del mismo padre…el primero de una relación incestuosa con mi hermano, motivó la salida de casa y del pueblo, y mi hija de una de tantas orgías impúdicas que he gozado en Madrid. En mis ratos lúdicos escribo relatos eróticos que me ayudan a suplir mi carencia prolongada, esta afición se maduró y ahora escribo relatos largos que subo a la página web de la tienda que regento. Mis hijos ya son mayores y entienden mi trabajo, mi afición y hasta me soportan los múltiples devaneos que tengo en busca de sexo con diferentes amantes ocasionales la mayor de las veces. Hace unos años era más complicado ligar, sin embargo ahora me llegan solos a mi tienda y el ambiente propiciatorio hace que folle muy a manudo, y sinceramente no me falta ni esforzarme en elegir a mi víctima…se me ofrecen hombres y mujeres, pero lo curioso es que también me vienen con historias reales que desean relatar y yo generosamente me ofrezco a mirarlas y ver si se puede sacar un relato sustancial… como en este caso que pasamos a contar…

El nombre de mi clienta y artífice del relato es Natalia…,cuando esta historia se inició tenía 33 años, mi marido Arturo 44, mi hijo Adolfo, el mayor ya contaba con 17 años y la nena Lilia de 16 pues…los tuve muy seguidos y muy jovencita. Vivíamos en una ciudad del suroeste de España, pero debido al trabajo de Arturo tuvimos que mudarnos a la ciudad portuaria de la región, lo que ocasionó grandes trastornos para todos, pero debido a ser una ascenso importante en su carrera no hubo más que aceptar y tratar de convencer a los chicos que nos era posible continuar viviendo en nuestra casa, pero que la visitaríamos con regularidad para poder convivir con nuestras amistades de toda la vida. No hubo más que decir, pues solo nos llevaba menos de una hora de viaje. Al finalizar el curso escolar partí con los chicos para reunirnos con Arturo que se había adelantado unos meses para presentarse en su nuevo cargo y conseguir una casa para la familia….Mi relación con mi esposo era cordial, pero no amorosa, de eso soy consciente desde antes de casarnos incluso. Nuestra boda se pude decir que fue forzada al quedar preñada por él, de mi hijo Adolfo, ya que no tomamos las precauciones debidas. La atracción que sentíamos era recíproca y muy fuerte desde el primer momento que nos vimos, más que nada era una atracción sexual, puro instinto animal, así que no nos detuvimos en nada hasta lograr follar juntos como salvajes. Por entonces Arturo tenía su novia Raquel, y yo por mi parte también tenía una relación de noviazgo con un chico llamado Aldo, de quien en verdad pensaba que estaba enamorada, al igual que lo estaban Arturo y Raquel.

Pasó que desde que nos conocimos Arturo y yo, se encendió la chispa de la atracción y la tentación, a mí siempre me ha atraído él como hombre, y yo siempre he sido de su total gusto como mujer, pero en realidad no hay amor entre nosotros, lo suplimos con la costumbre del deseo y el excelente sexo, que al principio fue desbocado y hasta rudo por parte de ambos, nos deseábamos a rabiar, pero el fuego se ha ido apaciguando poco a poco. Pese a todo aun nuestras sesiones sexuales son muy deliciosas y nos dejan totalmente satisfechos, aunque se han ido espaciando cada vez más. Sabíamos sin haberlo dicho que íbamos a terminar follado él y yo en la primera oportunidad que se nos presentara y no dudamos en entregarnos a nuestros deseos lujuriosos dando rienda suelta a nuestra sexualidad en cuanto se presentó la oportunidad. La recuerdo muy bien con todo lujo de detalles, habíamos asistido a una fiesta con un grupo de parejitas de novios como nosotros, la atracción nuestra propició que hiciéramos amistad entre las dos parejas, Arturo buscó la amistad de Aldo y yo la de Raquel, con la velada intención de mantenernos cerca. Se dio en uno de los bailes en los cuales a modo de juego se hizo el intercambio de parejas y al coincidir Arturo y yo rápidamente me propuso que nos fuéramos temprano y así el pasaría por mi después de habernos despedido de nuestros novios respectivos. Yo le pedí a Aldo que me llevara a casa fingiendo un malestar, y Arturo por su parte se dijo cansado y pidió a Raquel irse aunque unos minutos después que Aldo y yo.

Aldo me llevó a mi casa y no tardé en despedirlo aludiendo el falso malestar estomacal, en cuanto se fue, entré al baño a cepillarme los dientes y orinar, me lavé el chocho con jabón lavanda olía muy bien para recibir a Arturo. Mis padres habían salido con mi hermana de fin de semana, a visitar a unos familiares y no regresarían hasta el domingo por la noche, así que teníamos toda la noche del viernes y todo el sábado para mí solita….Vi por la ventana la llegada del coche del muchacho, le llamé al móvil presurosa para pedirle que lo estacionara lejos de casa para que los vecinos no lo vieran y no se dieran cuenta de su presencia. Así lo hizo y a los pocos minutos le abrí la puerta trasera de casa, de mi cuerpo y de mi vida. Mi corazón latía con fuerza a pique de salirse del tórax, en mi estómago revoloteaban miles de mariposas cosquilleándome las entrañas, mis manos temblaban y sudaban, pero mi vulva se expresaba en una forma que jamás había sentido antes, ni aun cuando me masturbaba o cuando había perdido mi virginidad a manos de un primo hermano, mejor dicho a cipote y huevos de mi primo Joel (Lo del nombre le vine al pelo, porque jodía de maravilla y aquella rubia nos lo arrebató para siempre). Me sentía mojadísima con un calor vaginal indescriptible, sentía latir mi chumino sin dejar de manar jugos, eso me contrarió un poco y me incomodó, así que apenas lo hice pasar a la casa, volví al baño a limpiarme y a secarme. Repuse en mi prenda íntima, mis bragas estaban muy húmedas, así que decidí no ponérmelas de nuevo y salí sin esa prenda lista para recibir entre mis piernas a Arturo y a su aún desconocido balano, para mí. Solo de pensarlo mi cosquilleo interior crecía por la emoción.

Al salir del baño caí directamente en sus brazos, besándolo ansiosa y demandante, las lenguas y las manos exploraron sin recato ni paciencia, pronto dio con mi vulva desnuda perfectamente depilada como el chochito de una Nancy, metió sus dedos en mí, ni siquiera se sorprendió que no llevara bragas, se denotaba todo un experto semental…, uno de esos tipos canallas por el que las mujeres nos derretimos sabiendo que nunca jamás serán los padres que deseamos de nuestros hijos, solo lo queremos para satisfacer la parte fisiológica de nuestra lujuria perversa, por eso dejamos el amor y los sentimientos para chicos formales, buenos y trabajadores que nos amarán para siempre y mantendrán a nuestros retoños sean o no biológicamente suyos. En aquel momento de mi vida solo deseaba refrescar mi calentón y Arturo metía mano de la forma más natural, me poseyó embrujándome con su mano. Las ropas restantes de mi cuerpo desaparecieron rápidamente, así como las de él besándonos y chupándonos, me alzó en brazos y yo lo guié a mi cuarto en la parte alta, me depositó en la cama y sin soltarme se colocó encima de mí atenazándome todo el cuerpo entre mis muslos abiertos. Su verga estaba tan dura y tiesa que me penetró de un solo golpe hasta chocar sus huevos en mi coño, sin necesidad de ser guiada, me pareció sorprendente la maestría mostrada en las lides del deseo carnal. No en vano tenía 26 años, 11 más que yo y se notaba su experiencia con las chicas…. Su polla se hundió encarnizadamente sin pedir permiso, haciéndome suspirar con fuerza por lo gratificante que fue sentir dentro de mí su falo duro y grueso, todo hay que decirlo ¡Me partió de par en par hasta mi útero! Y yo me dejé follar como una zorra. Arturo volvió a besarme y comenzó a bajar por mi cuello lamió mis pezones y prestó atención a cada uno, mordiéndolos y chupándolos hasta que me hizo tener un orgasmo con solo metérselos en su boca y follarme el coño a la misma vez. Yo me refregaba contra él deseosa de que me poseyera por toda la eternidad, pero él se tomaba su tiempo… EL RESTO DEL RELATO LO PUEDES LEER EN LA WEB DE MI PERFIL.

– Mi niña, que hermosos pezones tienes.

– Son tuyos, cabrón, gemía. – Haz con ellos lo que quie….ahhhhhhhh.Arturo había atrapado mi clítoris con sus dedos y lo tenía preso. Es cierto eso que dicen de ver todos los colores. Yo no podía pensar en nada solo sentir, presionaba con mi mano suavemente su cabeza para que me diera más y más placer. – Sí Arturo, así dame más, dame más, sí.

– Nenita que rica estás, ¿De quién es la nenita ahora?

– Solo tuya mi amor…, no pares por favor, no pares, aaahhhhh.

El chico bombea arrítmicamente volviéndome loca, y cuando me acercaba a mis tetas se detenía mamándolas, succionándolas como para sacarle la leche que no tenían y alargar las sensaciones. En uno de esos aceleres todo estalló, explotaron dentro de mi cerebro miles de fuegos artificiales y me quedé como muerta…en mi orgasmo quedé en lo que se llama “La dulce muerte”. Arturo continuó con mis tetas y siguió besándolas y lamiendo los pezones…. Cuando volví en mí, acaricié su pelo y lo besé sintiendo su afanoso y delicioso sabor propio a macho. Desenterré su badajo de mi conejito y lo acosté en la cama, bajé hasta su cipote… – Natalia… no tienes que hacerlo si no quieres.

– Lo quiero… enséñame a hacértelo bien,le dije. El chaval me mostró mediante algunas instrucciones como comenzar a mamar su pollón como era debido, encontré exquisito ver como disfrutaba esta caricia, como su cara se transformaba a causa del placer…

–  ¡Mmmhh sigue así nenita !¡Ahhhhh sigue así no pares!

– ¡¿Te lo estoy haciendo bien?! Susurraba yo.

– ¡Uhhffff muy pero muy bien…!

De pronto sentí que su verga era una tranca de dura madera de roble, me apartó poniéndome boca arriba sobre las sabanas y besándome.  Sonreí y lo besé. Noté a mi amante sin hacer fuerzas para entrar en mí y aunque asustada por el acoplamiento tan brutal, me sentí dichosa. Por fin tendría a todo un macho dentro. Ya no necesitaría mis dedos, el me daría placer suficiente para toda una semana de recuerdos…. No pude más y le tuve de decir con miedo que sus pollazos dolían…, – Chiquita, es que estás apretada. Tranquila que lo haré más despacio…

Todavía no había sentido de verdad el azote de sus huevos en mi coño cuando me atrevía a decirle…– ¡no! Hazlo de una sola vez, quiero sentir como me abro porti….Arturo me besó en los labios y mordió uno de mis pezones mientras empujaba de una sola vez,  sentí como si hubiesen rasgado una tela, sufrí unos segundos y después me abracé a él para que continuara aunque aún me dolía, mis piernas también envolvían sus muslos teniéndolo completamente envuelto con mis brazos y piernas. Comenzó a moverse muy despacio, pero cuando escuchó mis primeros gemidos aceleró el ritmo. – ¡Ummm! Te siento tan dentro de mí.

– Si nena estoy muy dentro de ti.

– ¡Vamos más rápido! ¡Ay siento algo!

– Ssshh todavía no mi niña aún hay más…. Aquel semental jugaba conmigo, me llevaba al borde del precipicio y me hacía volver…

– ¡Ayyy! Ya viene más rápido más, más ra-pi-doooo.

El chico aceleraba una y otra vez, hasta tener el segundo o tercer orgasmo de la noche. Una vez más tranquila sacó su virilidad y yo la agarré con las pocas fuerzas que tenía, lo masturbé y la metí en mi boca imitando el vaivén copulador…– ¡¿Dónde lo quieres mi niña…?!

El macho cabrío aceleraba sus embestidas y yo sentía que no aguantaría mucho, lo saqué de mi boca y me dejé sumisa donde él quisiera…. Así que como buen cabrón que era, me despatarró, enfiló en la raja enjuta de mi coño su capullo de un grosor inédito en mi vida, y sin más me lo enterró hasta el fondo uterino. Sus movimientos se volvieron poderosos hundiéndome en la cama a cada empellón…, su glande en la boca del conducto uterino, sus pelotas golpeándome en la entrada del conejo rasurado para la ocasión y sus jadeos unidos a mis gemidos casi gritos desembocaron en la tremenda descarga de leche del semental. Alivió su leche en mi fondo vaginal, yendo a parar cada chorro de lefa a la misma cérvix, donde se fue acumulando la gran corrida. Noté le primer chorro tras percibir el endurecimiento de su tronco venoso, el cual se expelió raudo y potente contra mis paredes vaginales, la clavó de nuevo entre convulsiones y un nuevo aldabonazo de lefa y otro más por cada esténtor de ese macho, tensando cada músculo de su cuerpo para llenarme eyaculando lo nunca visto dentro de mi coño. Se quedó unos segundos desovando todo su semilla y yo después de primarme con ella en mi acogedor estuche, me esforcé por no dejar caer nada aunque un poco cayó sobre las sábanas, pasé coqueta un dedo por mi abierta rajita para luego chuparlo con mis labios plenos de lujuria… – ¡Arrhhhhhggggsiiiarrgghhh que bien!! Rugía el animal mientras se deslechaba dentro de mi coño. Caímos rendidos los dos, abrazados y satisfechos, era el inicio de algo que cada vez sería mejor….

CONTINÚA...

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