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¡Te tienes que follar a mi madre!

en Amor filial

Hacía cuatro años que me había casado con Julia, apenas conocía a mis suegros de ahí que aprovecháramos las vacaciones para estar con ellos. Con ellos vivía aún el chico “pequeño”, mi cuñado Rafael estudiaba fuera y solo pasaba las vacaciones con sus padres… en esos días que convivía con ellos, la relación era muy especial, esencialmente con mi suegra, su madre… comentaba que el chico era su mayor apoyo en momentos de decaimiento y ahí quedaba sin llegar a entenderlo mucho. El caso era que siempre que nuestro trabajo nos lo permitía, íbamos a verlos, sobre todo en las fiestas y celebraciones más señaladas. Ese año alquilamos un chalecito a pie de playa en Guardamar del Segura, íbamos a estar un mes los cinco allí… Mi esposa, mis suegros, mi cuñado y yo. A mi suegra le gusta hacer ejercicio a primera hora, sobre todo andar, y con los primeros rayos de sol salía a hacerlo a la playa acompañada de su hijo. La playa era muy larga, varios Kilómetros, pasados los chalets había unas dunas y detrás un palmeral. A esa hora era un sitio solitario, solo unos cuantos paseantes con perros, corredores y algún que otro nadador. Nosotros nunca íbamos con ellos, somos muy perezosos para levantarnos tan temprano…. Pasados unos días de nuestra llegada, estando todos en la playa nos dijo…

– Me voy a hacer la paella, cuando esté lista os aviso.

– Me voy contigo, dijo mi mujer.

– No, tú quédate. Que se venga Rafa si quiere, siempre me dice que haber cuando le enseño a hacerla para cuando está fuera de casa…

– Ya era hora que me enseñaras, mamá. A los ingleses les encanta la paella.

Pasada media hora, tuve un apretón y tuve que salir disparado al chalet. Cuando llegue, pasé directamente al servicio que había a la entrada, después me acerqué a la cocina a ver cómo iba la paella. Había que cruzar toda la planta baja para llegar a ella. Conforme iba llegando, escuché música de la radio y a ellos hablando en la cocina.

– No cariño, ahora no. Podrían venir.

– Están tomando el sol, nunca vienen antes de que esté preparada la comida.

– ¿No tienes suficiente con lo de esta mañana?

– Tengo dieciocho años, siempre estoy dispuesto a un buen polvo.

Me  acerque lentamente, al lado de la puerta, había un ficus y me oculté tras él, podía  observar toda la escena sin ser visto. Aunque si se les ocurría salir de la cocina me pillarían espiando, pero por suerte no lo hicieron. Empezaron a besarse, mi suegra se había quitado el bañador mojado y se había puesto una bata, su hijo iba con unos pantaloncitos cortos que no ocultaban una tremenda erección. Rafa la quito la bata, dejando al aire unas enormes tetas y un coño depilado con una profunda y bien marcada raja, le dio la vuelta apoyándola contra la encimera, le puso la polla en la entrada y de un golpe de cadera la penetro…el chico la tenía bien tiesa. Ella dio un quejido, pero cuando empezó a bombear comenzó a gemir. Sus tetazas se movían rítmicamente, él las agarró y pellizcaba los pezones. Ella apoyaba la cara sobre sus brazos, acariciaba su cuerpo recorriendo cada músculo tenso del chico, se les veía muy bien compenetrados, ¡Aquello era lo más excitante y morboso que jamás había visto!

Sabía del gusto de mi suegra por los yogurines… en más de una ocasión me lo comentó mi esposa, pero nunca imaginé que se lo montara con su propio hijo…, hasta que dio un alarido, por fin había llegado al orgasmola zorra en celo. El chico pletórico de energías a esas edades, siguió bombeando, y transcurridos unos instantes, sacó su tranca del coño y apoyándola entre los glúteos de su madre, de una manera descarada la frotó aprisionándola dentro de la gran raja del culo asiéndola de las tetas. Una vez dado el gusto la enfiló de nuevo al coño materno clavándola en el jugoso estuche que lo acogió de muy buenas ganas. Comenzó a follársela a saco, sin compasión, de tal forma que no quiso dejar prisioneros… un poco más chasqueando sus nalgas con su pelvis y de pronto la insertó hasta los huevos de un solo pollazo, comenzó a eyacular dentro de la madre… se corrió el hijo de puta rugiendo como un semental. Uno tras otro iba soltando los chorros de leche dentro de ella, la cual los recibía con gemidos y los ojos cerrados interiorizando cada aldabonazo de lefa inundando sus entrañas ¡Los dos estaban exhaustos! Yo decidí irme antes que me vieran. Regrese a la sombrilla y esperé junto a mi mujer a que nos llamaran para comer.Llegada la hora de la  comida, estuvimos departiendo amigablemente, como si no hubiera pasado nada. Mi mujer no sospechaba y mi suegra tampoco de mi espionaje casual. Después de comer, subimos a nuestra habitación follamos como locos, verdaderamente me la puso bien dura Mª Victoria y mi esposa pagó el abuso de confianza con su hijo… Nunca imaginé que esa señora tan rígida y poco familiar pudiera ser tan PUTA. Seguro que todos en la casa nos oyeron. Pero no me importaba, ellos eran los causantes de mi calentura.

Por la noche estuve dándole vueltas a las palabras de mi suegra, – “¿No tienes suficiente con lo de esta mañana?”, o sea, que además de andar, salían a follar. Al día siguiente, no salieron a “andar”, y durante ese día, estuve atento por si veía algo que me indicara que iban a darle gusto al cuerpo. Pero no, se pasaron toda la jornada tranquilos en la playa o en casa, imagino que un polvo con esa dama era capaz de dejarte aviado para una semana, con los cojones bien secos. Por la noche llegó el momento clave cuando mi cuñado le pregunto a su madre… – ¿Salimos mañana a pasear?

– De acuerdo. A vosotros no os preguntamos porque nunca venís.

– Se está demasiado a gusto en la cama a esas horas, contesto mi mujer, su padre ni se dignó a decir nada.

– Bien, pues nos vamos nosotros solitos.

Ala mañana siguiente cuando salieron, yo me levante deprisa, mi mujer seguía dormida. Desde lejos iba siguiéndolos, me hacía pasar por uno de los madrugadores que van a la playa a pasear. Cuando llegaron a la altura de unas rocas que había, se desviaron hacia ellas, el terreno se lo conocían mejor que yo. La luz del sol ya dejaba ver mejor el terreno. Con mucha precaución los seguí hasta las rocas y escuche la voz de mi suegra… – Vamos cariño, al tajo.

– Prepárate, me has tenidos varios días en secano. Hoy me tengo que desquitar.

Mi suegra se desnudó, se tumbó en el suelo y abrió las piernas. Rafa, se arrodillo y metió la cabeza entre sus piernas. Empezó a comerle el coño pasando la lengua por el clítoris, Julia se retorcía se placer.

–Túmbate ahora boca arriba, déjame hacer a mí. Dijo mi suegra

El obedeció, mi suegra se metió la polla en la boca y empezó a chupársela a buen ritmo. El respiraba fuertemente, cuando se cansó de chupar el buen cipote que gasta mi cuñado, mi suegra se puso encima de él y se introdujo la polla en su coño, se restregó el glande por toda la raja lubricando la cabeza y frotando su estirado clítoris y buscando la bocana se la tragó de un solo envión hasta las pelotas de chico. Empezó a cabalgarle como una amazona, daba gemidos moviendo sus tetas de manera alocada, la agilidad era pasmosa para una mujer de su edad. Su cadera haciendo círculos sobre el eje de su hijo era enloquecedor, después pegaba varios sentones aplastando su coño contra los huevos del chaval y de nuevo otro ajetreo de cadera con comida de boca de ambos lujuriosos…,hasta que tapándose la boca dio un alarido ahogado por el beso de su hijo al correrse. Como Rafa no se había corrido todavía, tras tomar un poco de aliento, siguió cabalgando hasta que el chaval lo hizo, se la insertó con furia contenida y comenzó a descargar la leche retenida en sus pelotas. Debieron de ser seis o siete lechazos lo que le proporcionó a su madre, y tras colmarla de semen, ella se incorporó y se puso de pie. Él continuaba tumbado con los ojos cerrados, y yo un poco descuidado al incorporarme para irme, hice un pequeño ruido, mi suegra miro hacia donde estaba y me vio, Rafa no se percató. Se tapó la boca para ahogar un grito mirándome con horror. Yo la hice un gesto con la mano queriéndola tranquilizar, me lleve el dedo índice a la boca y me fui  con mucho cuidado para que mi cuñado no me viese.Antes de llegar al chalet, me di un chapuzón. A continuación me dirigí al chalet, y mi mujer ya estaba levantada.

– ¿Dónde estabas?

– No podía dormir y fui a darme un baño.

– ¿Los has visto?

–No, estarán paseando por ahí.

– Bueno, ya vendrán.                                       

Pasado un cuarto de hora, entraron por la puerta. Mi suegra con la cara descompuesta.

– ¿Qué te pasa mamá?

–Estoy mareada, voy a tumbarme un rato.

– Estaba tan tranquila, y de golpe se ha puesto así, dijo Rafa.

– Sera por andar tanto. Bueno, sube a acostarte que te ayudo, dijo mi mujer.

Al rato subí a su cuarto, mi mujer y su hermano estaban en la cocina desayunando.

–Toma, te traigo un poco de leche, tómatela que te sentara bien.

– Gracias hijo, se tomaba la leche que le ofrecí, notando su mano temblorosa.

– No te preocupes, Julia, tu hija no se va a enterar por mí. Sois libres de hacer lo que queráis.

Me miro con cara agradecida y empezó a sollozar, yo la di un beso en la frente y me agarró de la mano con fortaleza… – Gracias Fernando, mi hijo me hace mucha compañía, esa compañía especial que necesita una mujer y que debería darme mi esposo…, pero él no está por la labor, ya lo conoces, me despedí, pero antes me dijo… – Mi hija sabe que su hermano se acuesta conmigo, pero mejor no le digas nada de lo que ha ocurrido, le guiñé un ojo de complicidad y me marché.

Estuvieron unos días sin salir, pero cuando mi suegra vio que cumplía con mi palabra y todo se normalizó en su conciencia…, volviendo a las andadas. Cuando las ganas de joder aprietan, no hay coño que no busque una buena polla dentro de una bragueta. Mi suegro desde hacía años tenía un grave problema eréctil debido al azúcar en la sangre, las dosis de insulina eran altas y su polla dejó de bombear a los cuarenta y pocos, de ahí que el coño ardiente de mi suegra buscase quien la follara, encontrado a su hijo en estos últimos años…, antes por ese veterano coño ya habían pasado algunos jovencitos, entre ellos dos amigos de pandilla de Julia. Por entonces se enfadó al enterarse que follaba con ellos, pero comprendió el problema que tenía sin su padre activo y ella tan fogosa. Todo se solucionó cuando entré yo en juego como amigo y posterior novio de Julia, haciéndose cómplices al permitirme follármela en casa bajo el amparo de la señora Mª Victoria… ya se sabe que entre bomberos no hay que pisarse la manguera. De esta manera, madre e hija equilibraban sus fuerzas y sus necesidades de macho.

Sin embargo todo se acaba y el chico tenía perspectiva de desarrollarse como profesional fuera de España, así que Rafa tuvo que abandonar durante un tiempo a sus padres, en especial a su madre, por un trabajo que repondría un buen dato en su currículum…, de ese modo la señora se quedó sola sin su hijo y desde años sin su marido, un hombre aun estando vivo no cumplía sus deberes de esposo en la cama, como a una hembra del calibre de Mª Victoria exigía… Ciertamente jamás imaginé lo que una mujer madura puede estar necesitada de que la follen, mucho menos cuando se está cerca de cumplir los 50 años. La falta de su hijo hizo mella en su carácter, agriándolo un poco más si cabe con la repentina muerte de su esposo por la disfunción orgánica de sus riñones, tras veinte días ingresado en la UCI. Hacía pocos días que enterraron a mi suegro, pero eso no impidió que su hija, le propusiese un trato, en cierto modo aprovechando la ausencia de su hermano Rafa y la necesidad que tenía que la follase. Julia me comentó que su madre tenía unos buenos ahorros propios de los que disponía al quedar viuda, además de un sueldo que sobrepasaba los 2.500 € mensuales, a diferencia de nosotros que entre ambos apenas llegábamos a los 1.700 €, y la hipoteca nos comía por los pies…, así que ni tonta ni perezosa echó valor y fue a hablar con doña Mª Victoria sobre una ayuda a fondo perdido. Siempre supe de la apertura de mente de mi esposa…, pero que llegase a tanto No…

¡Te tienes que follar a mi madre! Que tu mujer te exhorte con este imperativo es al menos extraño por no decir rarísimo y más aún cuando la relación no era tan cercana, aunque se incrementaba de manera pasmosa en las últimas semanas, más desde que se vino a vivir con nosotros. Desde que nos casamos solo había coincidido con esa bruja en vacaciones…, repentinamente esa mujer cambió…, no supe a qué se debía su cambio de actitud hasta que la vi follando con su propio hijo, y al parecer no era un secreto dentro de la familia, porque mi esposa estaba al tanto de los gustos de su madre por los jovencitos, y por lo visto el más a mano que tenía era su hijo, hermano de mi esposa. Efectivamente la madre de ambos se follaba a placer a mi cuñadito y por lo que supe después, siempre por alguna causa mayor… La primera fue por el ardiente coño que tiene pese a su edad y la segunda al quedarse viuda tras la muerte de su marido. Durante todos estos años, mi suegra era un ser inexistente que hacía su vida al margen de la nuestra. Profundamente ególatra, creía que todos le debían rendir pleitesía y como su hija algo asqueada, quizás por la forma en que la educó,  se negaban a reírle sus gracias, había decidido dejarlas a un lado y seguir con su vida. En los seis años que llevaba sin tener a su esposo dentro de ella, había tenido media docena de “amantes”…, si es que se le puede llamar así a los jovencitos que remolinaban a su alrededor. Decidida a no envejecer, a mi suegra le gustaba follarse a chicos veinteañeros rozando la edad legal, y cuando su hija le echaba en cara ese comportamiento, la jodida siempre contestaba… – Son buenos en la cama… incluso a tu hermano le gusta follarse a su madre... ¡¡Mi niño es el mejor sin duda!! ¡Es el único que me ama y me amará!

Siempre supuse que esa contestación era una forma de autodefensa pero la vida me demostró que estaba equivocado… “¡Mi suegra andaba con jóvenes para que se la follaran!” y que yo lo descubriera, ahora pienso que no fue casualidad, tenía pinta de haber sido planeado pensando en la inminente marcha de su hijo al extranjero por mucho tiempo. Os preguntareis como llegué a esa conclusión… Muy fácil, ¡Yo fui uno de los que llego a tirársela! Tengo 27 años y estoy dentro de la horquilla que ella se maneja con los hombres.                      ESTE RELATO Y OTRO MUCHOS LOS PUEDES ENCONTRAR EN MI WEB refereciada en mi perfil.

Aunque nunca en mi vida me había sentido atraído por Mª Victoria, sí tenía un tipazo para sus años, una MILF en toda regla. Su carácter conmigo nunca fue afable conmigo desde el primer día, aun así tengo que reconocer que mi suegra es una casi cincuentona de buen ver. Dotada por la naturaleza de unas buenas tetas y un buen culo puesto en su sitio…grande, redondo y con unas nalgas diáfanas gracias a una tremenda raja que las parte por donde da gusto posar y entrar con el ariete bien rígido. Todo ese cuerpo tonificado no era fruto solo del azar o la genética, esa zorra se había preocupado de hacer ejercicio para que la gravedad y los años no hicieran estragos en su anatomía. Todas las mañanas, invierte un par de horas en el gimnasio, para al terminar salir a correr por los parques de la zona. Tanto deporte, ha conseguido que su cuerpo no parezca el de una mujer de cinco décadas sino el de una hembra de al menos veinte años menos.Más de una vez mi subconsciente me ha dicho mientras le daba un repaso con la vista…

– Está buena mi suegra. Yo le echaba un buen polvo y se le quitaba todo esa mala leche.Y siempre me había animado a intentarlo, diciéndome… – Le harías un favor si te la follaras y le llenase el coño.

Desgraciadamente no le hacía caso a mi mala conciencia, en principio creyendo que era una señora,después por su desprecio menoscabando mi ego, pasé de echarle los tejos. La realidad es que la madre de mi mujer era, es y será siempre una zorra. Le gusta que le dé caña una cosa fina y está siempre dispuesta a meterse en la cama con un desconocido con el pretexto de ser una pobre viuda y que no responde ante nadie.Pero volviendo a cómo llegué yo a ser uno de sus amantes y que encima fuera mi mujer quien me lo pidiera es otra historia. Todo empezó el día en que Julia, su hija, le pidió ayuda. La crisis había provocado que ella se quedase sin trabajo y al no ser capaces de llegar a fin de mes, mi esposa pensó que su madre nos ayudaría.¡Qué equivocada estaba! No solo se negó a ayudarnos sino que le echó en cara el haberse casado con un vago como yo. Al escucharla, mi mujer totalmente fuera de sí le contestó que podría ser un inútil pero que al menos la dejaba satisfecha en la cama y no como los eunucos con los que mi suegra solía rodearse…, y eso incluía a su hermano Rafa. El insulto hizo mella en la cincuentona y cabreada hasta la medula, le soltó…

– ¡Eso habría que verlo! Tu marido sería incapaz de satisfacer a una mujer como yo. Hace falta mucho macho para cubrir a una hembra que sabe usar el coño que tiene entre las piernas…

CONTINÚA...

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