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Mi novia se folla a otro a escondidas

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Ultimamente, Sandra y yo, hemos estado un tanto ausentes debido a nuestros respectivos trabajos. Y, además, y para más INRI, a ella, la notaba extraña, más de lo habitual... 

La primera vez, fue un día que fuimos a su casa a ver una pelicula; a medias de esta, pues lo típico, nos besamos, nos acariciamos superficialmente por encima de la ropa... Y, al ir a bajarle los pantalones, me detuvo con un brazo, y mirada asustada.

-No puedo Marc... No estoy preparada.

-¿Bromeas? Cariño, llevamos más de medio año siendo pareja. Lo hicimos bastantes veces, y siempre salió bien...

-Sí, pero.... No puedo...

Y salió del salón, dejandome con cara de idiota sentado en el sillón.

La segunda vez, una semana más tarde. Estabamos completamente desnudos, acariciándonos lujuriosamente nuestros sudados cuerpos. Cuándo fuí a bajar para lamer su mojado coño, me detuvo de nuevo. Me miró a los ojos, y me susurró:

-No... Así no me gusta.

Sin más preámbulos, se levantó y salió de la habitación dando un portazo.

"Pero, ¿qué coño le pasa a esta mujer?". Miré la habitación, su habitación... Y una idea se me vino a la cabeza... "Voy a poner una cámara... Quizá me saque de dudas"

                                                            

                                                                                                      ...........................................

Aquella noche, la primera en la que coloqué la cámara en su habitación, me quedé a cuadros:

Sandra entró, habló por teléfono con alguien, durante aproximadamente, media hora. Cuándo terminó la conversación, salió de la habitación. Un par de minutos después, volvió a hacer su aparición... COMPLETAMENTE DESNUDA. ¿Qué cojones?.... Agarró una película y la puso en el DVD; cogió algo del cajón de la cómoda, se tumbó en la cama y... Comenzó a tocarse los pechos, mientras se masturbaba con un consolador... Su mirada, fija en la pantalla de la televisión, mientras se escuchaban gemidos procedentes de ésta. No había duda; estaba viendo una pelicula porno... O eso creía yo...

-Dios, Mukambu. Como me pones... - Se escuchó en la televisión... Era su voz.

"¿Mukambu? ¿Quien cojones es Mukambu?"

-Te gustan las pollas de negro, ¿eh?

-No sabes cuánto. Dámela, quiero recorrer mi lengua en ella.

Sandra se masturbaba mientras se tocaba las tetas con vehemencia. Abrió las piernas, y comenzó a acelerar las embestidas del gran consolador.

-Qué polla tienes, Mukambu. Me quiero correr en ella.

"¿Era verdad lo que acababa de escuchar en la televisión? Mi novia, ¿había hecho un video porno con otro?"

-Date la vuelta, voy a follarte tanto el culo, que no vas a poder sentarte en dos dias.

-SIIIII, QUE CERDO ERES MUKAMBU - Esta vez, fue ella la que pronunció esa frase desde la cama, mientras no cesaba de masturbarse, cada vez más rápido.

-Rompeme el culo. Rompemelo en dos - Se escuchó de nuevo en la tele.

Los gemidos se sucedieron durante algunos minutos. Sandra se colocó en la cama, a cuatro patas, mientras el consolador cambiaba de ubicación... Iba directo a su ano. Comenzó a moverlo despacio, mientras gemía palabras entrecortadas:

-Dios... Qué... Pollón... Tienes...

Movió las manos rápidamente. A mi nunca me había dejado metérsela por detrás... Supongo que es porque prefería un buen rabo negro.

-¿Quieres que me corra en tu culito? - Dijo Mukambu.

-Sííííííí, dámelo todo, negro mío.

-Joder, este fue un momentazo - Dijo Sandra - Me voy a correr. Me corrooooo....

Apartó el consolador, abrió las piernas, y un flujo saltó en el colchón, esparciéndose por éste. 

-Dios, qué cerda me pones, Mukambu. Amo ver el video que nos hicimos - Susurró, tumbada en la cama, exhauta.

"Dame tu leche, la quiero en mi cara de puta", se escuchó en la televisión, seguido de un gemido desgarrado de Mukambu.

Apagué la cámara, ya había visto demasiado. Dirijí mi mirada hacia mi entrepierna. La hinchazón era evidente. Me había excitado, viendo a mi novia masturbándose, mientras veía un video suyo, follándose a otro hombre que no era yo...

Me levanté, y, mirándome al espejo, susurré: "Maldita zorra, en lugar de enfadarme, estoy excitadísimo".