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Top Model (capitulo 2) Consigo el trabajo.

en No Consentido

Aviso: este segundo capitulo se pone mas agresivo, leer bajo vuestra propia responsabilidad.

[...]

Todos se reían de mi y la cara me ardía, bajé la cabeza y habría deseado que mi madre entrase y se me llevase a casa.

Andrés me cojió por los hombros otra vez y me llevó hasta la mesa mientras Alex sacaba un metro de sastre para medirme.

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Mientras Alex me media los brazos, cintura etc y apuntaba, yo no paraba de pedirles que me dejaran ponerme mi ropa de nuevo. Entonces llegó el momento de medirme el pecho. Alex dejó el metro a un lado me puso las manos sobre los pechos, con delicadeza primero. Al sentir esto, yo intenté alejarme, pero entonces sus manos empezaron a agarrar más fuerte y mis tetas empezaron a dolerme.

Yo intentaba empujarle pero entonces Alex se reclinó un poco contra mi, de forma que mi trasero se juntó contra el.

-Por favor... Alex déjame, por favor... Yo... No quiero el trabajo, ¡no lo quiero!

Logré escabullirme y empecé a correr hacia la puerta cuando noté a alguien cojerme del pelo y empujarme hacia sus brazos. Andrés me cogió en volandas y me llevó hasta el sofa, donde me dejó caer en los brazos de otro hombre que se presentó como Jules. Este tenía una sonrisa amable, pero con un movimiento fuerte me sentó sobre sus piernas y me rodeó con un brazo para que no me pudiera levantar.

-Now, now...-dijo con acento británico- ¿porque has echo eso, honey?

Con lágrimas en los ojos expliqué que me quería ir a mí casa y que Álex me había echo daño en los pechos.

Mientras Andrés servía más bebida, Jules me miró con algo de lástima en sus ojos oscuros y subió una mano de mi rodilla a mi teta, y empezó a acariciarla y a jugar con el pezón.

-See? Idiotas, las tetitas jóvenes han de ser tratadas con cariño...- comenzó a apretar sus dedos en mi pezón hasta hacerme gritar- Y ahora dime honey, ¿porque no quieres el trabajo?

Mientras seguía apretando mi teta empezó a pasarme la lengua por el cuello, y con la otra mano me acariciaba las piernas.

-Mira, toma un trago de esto- el cuarto hombre, quién más tarde se presentó como Marco, tenía acento italiano y era el que parecía más amenazador de todos, con sus más de dos metros de altura y brazos más grandes que mis jóvenes piernas. Me acerco un vaso con un líquido transparente, y cuando me negué a beberlo, Jules me pegó una bofetada y me obligó a acercarme el vaso a la boca.

El sabor fuerte del tequila me quemo la garganta y me dió ganas de vomitar, y al acabarlo me lo rellenaron tres veces más.

Mientras tanto, Jules me movió para que me sentara con mis piernas abiertas sobre sus rodillas y los cuatro hombres me habían empezado a pasar las manos por las piernas y las tetas, mientras Alex me besaba la boca, empujando su lengua en mi boca.

El mareo desapareció por unos segundos cuando noté unos dientes sobre mis pechos y empecé a empujarlo e intentar correr hacia la puerta. Empecé a gritar llamando a mi madre y suplicando su ayuda.

Andrés me dió un puñetazo en el estómago que me hizo doblarme hacia delante. No podía respirar y todo se nubló a mi alrededor.

Cuando volví a respirar con normalidad, Andrés me miró.

-¿Quieres o no quieres ayudar a tus padres con el dinero del desfile?

-Si, pero... Pero me hacéis daño, esto no está bien...

-Callate, si no quieres otro puñetazo, y se amable con nosotros, ¡te estamos dando trabajo estúpida!

Bajé la cabeza y dejé que me siguieran tocando mientras en mi cabeza intentaba centrarme en una oración.

Los cuatro hombres empezaron a ser más rudos con sus manos y cada vez lloraba más del dolor.

-Ya está bien de juegos -escuche que decía Alex- ven aquí niñita.

Se colocó delante mio mientras se abría los pantalones. Confusa, no entendía lo que iba a hacer, y mientras me limpiaba las lágrimas de los ojos vi como se sacaba la cosa por la que había visto a mi padre hacer pis.

Sujetó con una mano lo que en la escuela los niños llamaban pito, y lo acercó a mi cara. Me aparté porque olía muy mal, pero él me sujetó por el pelo y me puso la punta contra mi boca.

¡Esto estaba mal! En las clases que nos daban en la iglesia nos habían enseñado que esa cosa solo debía usarse cuando fuéramos adultos y estuviéramos casados así que me resistí todo lo que pude, pero entonces Alex me tapó la nariz hasta que tuve que abrir la boca.

El sabor era horrible, y la textura me recordó a una salchicha cruda.

Alex puso ambas manos en mi pelo y empezó a moverme la cabeza mientras notaba la cosa esa crecer en mi boca.

Aún notaba las manos de los demás por todo mi cuerpo cuando de repente noté algo caliente en mi boca, ¡sabía fatal! Quise escupirlo pero Alex no me dejó.

Entonces me aparto la cabeza de un manotazo y se fue a sentar a uno de los sillones, mientras Marco vino esta vez delante mío y abriéndose los  pantalones me dijo que esperaba que siguiese con hambre.

Yo no lo entendí, pero logré escabullirme de los brazos del hombre que me sujetaba e intenté ponerme de pie, pero el tequila me pasó factura y automáticamente caí al suelo de rodillas. Mientras los cuatro se reían, Marco me miró desde arriba con unos ojos amenazadores, y levantó su mano derecha...

Todo se puso negro por unos segundos y cuando volví a enfocar los ojos, los oídos me pitaban y notaba sangre salir de un corte en mi mejilla.

-¡Cuidado! -gritó Alex

Mientras se reían, Marco me arrastró del pelo hasta el sofá, dónde se sentó y me obligó a arrodillarme entre sus piernas, se desabrochó la cremallera y se sacó su cosa también, pero en lugar de hacer lo que hizo el otro, me hizo cogérsela con una mano y empezar a mover mi mano arriba y abajo, mientras con ambas manos me retorcía tanto los pezones que mis tetas estaban rojas como tomates. Después de unos minutos su cosa estaba tremendamente dura, y cuando de repente un líquido parecido a la leche empezó a salir, me hizo echarme adelante y lo restregó en mis tetas.

Cuando acabó se empezó a reír.

-Te has ganado otro sorbito dulce niña- me acerco otro vaso de tequila y me obligó a beberlo de golpe.

Todo me daba vueltas y la mejilla me ardía, pero aún no habían acabado.

Andrés se acercó a mí y sonriendo, me levantó del suelo y me sentó en la mesa baja de centro, se abrió sus pantalones y se sacó su pito también, era mucho más largo que el de los otros y más gordo, aunque no parecía tan duro aún como el de los otros hombres. Me hizo abrir la boca mucho y me lo metió muy despacio. Sujetándome por el pelo, me hizo mover la cabeza alante y atrás, con lo que note que esa cosa gomosa empezó a endurecerse.

Yo intentaba sacármelo de la boca, la mandíbula me dolía de estar tan abierta y sentía que me atragantada aunque sólo medio me entraba hasta el fondo. Entonces Andrés empezó a moverme la cabeza más rápido y más rápido, hasta que hizo un ruido y soltó más líquido en mi garganta. Cuando lo sacó, hilillos de esa leche me caían por los laterales hasta encima de mis tetas, y yo intentaba recuperar la respiración.

-¿No te habías comido ninguna polla hasta ahora, cielo?

Como no contestaba me dió una fuerte bofetada justo donde Marco me pegó anteriormente, y justo antes de caerme me sujetó del pelo.

-¡Te he preguntado si no te habías comido una polla antes! -gritó a centímetros de mi cara y me escupió en la boca.

Aunque no sabía lo que era una "polla" llorando negué con la cabeza y todos rieron, y alguien dijo algo sobre qué estaría empachada ahora.

Andrés desapareció y entonces Jules estaba delante mío.

Le miré llorando, con mi rímel corrido por la cara, mi mejilla sangrando, sudada y con hilos blancos alrededor de mi boca, y mis pequeñas tetas amoratadas y llenas de leche seca.

-Por f... favor...

No tenía claro lo que le suplicaba, pero le suplicaba con mis ojos verdes enrojecidos.

Jules me miró con lo que pensé que era pena y sonrió un poco, con su mano me acarició la mejilla que no tenía dolorida y me dijo "don't worry baby, casi a acabado".

Su voz me tranquilizó e incluso sonreí un poco, me acercó otro vaso lleno de tequila y me hizo beberlo de un trago.

Pero entonces, se abrió los pantalones también. Yo le miré y negué con la cabeza, entonces el sonrió y, sin que lo hubiera esperado, me pegó otro puñetazo en el estómago.

Grité, y boquee buscando aire, con lo que el aprovechó para meterme su pito en la boca. No era tan grande como los otros, pero olía y sabía fatal.

Sin ninguna delicadeza, me lo metió entero y sujetandome del cuello empezó a moverse frenéticamente durante casi cinco minutos. Me caía la saliva por los laterales de la boca y cada vez notaba menos aire en mis pulmones, mi nariz golpeaba continuamente contra su ingle y no paraba de llorar.

Entonces, me apretó mas el cuello, tanto que creía que me iba a desmayar, y noté más de ese líquido en mi boca.

Me empujó hacia atrás cuando terminó, y empecé a toser, de forma que parte de la leche cayó en el suelo, mezclada con tequila.

Sin mediar palabra Jules me empujó contra el suelo y me puso la cara contra lo que había escupido.

-¡Zorra desagradecida! ¡Chupalo, chupalo entero o te juro que te mato a golpes bitch!

Chillaba como loco y su pie me aplastaba la cabeza contra mi vomito.

Llorando y sintiendo que iba a vomitar más, lo lamí todo, hasta que estuvo satisfecho y quito el pie de mi cabeza.

Enfadado cogió la botella de tequila y me la tiró por encima, de forma que el alcohol me quemaba la mejilla, después me dio una patada que me dejó tirada en el suelo, y me escupió en la cara.

 

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Estuve así durante lo que parecieron horas.

Apenas podía mantener los ojos abiertos y mis ojos ardían por todas las lágrimas mezcladas en maquillaje.

Me llevé la mano al cuello, pero algunos de ellos me había arrancado mi cadenita de oro con una cruz que me regalaron por mi comunión.

Les oía reírse, y beber. De vez en cuando escuchaba algún comentario sobre mí y mi cuerpo, pero estaba demasiado atontada como para prestar atención.

Estaba quedándome helada, sólo llevaba puesto el tanguita rojo que me habían dado para desfilar.

Poco a poco empecé a arrestrarme hacia la puerta, queriendo irme con mi madre.

¿Que diría de mi? ¿Y que diría el cura de mi parroquia? El siempre me dijo que nadie más a parte de él debía tocarme los pechos, que nadie debía besarme en la boca. Se enfadaría mucho conmigo. Estaba aterrorizada, pues una vez me escucho hablar con una amiga del colegio y decir que un compañero de clase era muy guapo y me pegó con la mano en las nalgas tantas veces que no podía sentarme luego.

Llegué a la puerta.

Me estaban viendo, claro, les escuchaba reírse y decir que parecía una perrita arrastrándome por el barro.

Cojiendo el pomo de la puerta como si fuera un salvavidas en mitad del océano, abrí la puerta de golpe, sin importarme como lucia en ese momento.

Pero la salita de espera estaba vacía. Sólo diez sillas vacías. Mi madre no estaba allí. No estaba. ¿Donde estaba?

Noté una mano en mi hombro y giré mi llorosa cara para ver a Andrés.

-Nadie va a venir a por ti Marina. Tus padres necesitan dinero, y yo les he dado dinero... A cambio de firmar que a partir de ahora yo seré tu responsable legal, y te ayudaré a empezar tu carrera como modelo.

Le miré sin entender. ¿Responsable legal?

-Significa que ahora me perteneces.

Al escuchar esto, mis piernas no aguantaron y me derrumbé delante de él.

-¿La bitch quiere más polla?

Todos rieron ante la pregunta de Jules.

Note que Andrés me levantó por un brazo y me empujó hacia delante.

Mis pasos eran lentos y vacilantes, nunca antes había bebido nada de alcohol, excepto algún sorbito de vino que el Padre Pablo me daba cuando estábamos a solas.

Vi que Álex iba hacia la cámara de vídeo y luego abría una puerta que había detrás, Andrés me hizo entrar de un empujón.

Nos encontrábamos en un baño con bañera, váter y un grifo, había dos toallas colgadas y un colchón delgado en el suelo. También había una camiseta negra colgada y una manta.

No había ventanas.

-Te vas a quedar aquí de momento.

Andrés me empujó y caí sobre el colchón como una muñeca rota.

Cerró la puerta tras de mí y escuché una llave y luego un candado.

Después de unos minutos me arrastre hasta le grifo y bebí mucha agua, en parte porque tenía la garganta seca y en parte porque quería quitarme el sabor de esa leche agria y el tequila, aunque no lo conseguí.

Escuché sus voces durante un rato más, pero no sé exactamente cuando me quedé dormida con la manta enroscada a mi alrededor.

Estaba sola.

 

 

 

[Continuará]

 

Nota de la autora: espero que os haya gustado este segundo capitulo y lo hayais disfrutado. Mandadme vuestros comentarios/emails! Besos a todos y todas.