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Ballbusting vs bullying {madre e hijo vs abusones}

en Sadomaso

    Lucas es un chico gordito de aspecto demasiado aniñado para sus 18 años de edad, porta unas gafas que le confieren un aire de empollón y una cabezota redonda. Carece de formas masculinas tapadas no es obeso, pero si demasiado gordito, blando y parece un amorcillo angelical, sólo le faltan las alas. Las chicas desde luego no se fijan en él, pero para su desgracia quienes si se fijan son los abusadores de la secundaria, expertos en bullying con Lucas y otros chicos similares. Tampoco es que él mirara mucho a las chicas, su aspecto infantil se correspondía con su inmadurez; su mundo pertenecía más a la infancia que a la adolescencia. Sus amigos, todos frikis, no le podían ayudar demasiado porque solían ser también blanco de las iras de los abusones, aunque de manera más esporádica que el pobre Lucas. En general, el chico solía callarse las humillaciones y tardó mucho en confesar a su madre que era victima del bullying.

    Una día la cosa fue ya muy violenta pues le pegaron muy fuerte unos colegiales abusadores de dieciocho años y tampoco renunciaron a las humillaciones de siempre. Le hicieron sangrar  la nariz y le lesionaron un brazo, al margen de puñetazos en el estomago y una patada en la cabeza.

La madre puso el grito en el cielo, denunció al colegio, a los abusadores y al susum korda. Pero la cosa tenía mala solución. Descartó la opción de cambiarle de colegio dado sus pocos recursos económicos y que el curso estaba ya muy avanzado. Y lo peor es que los demás colegios eran aún más peligrosos. La solución que tomó es llevar a su fofo hijo a las clases de defensa personal para mujeres que una loca amiga suya departía en el centro. Para Lucas la solución fue humillante, pues no le apuntó a karate o taekwondo, sino a unas clases para cuarentonas, cincuentonas y marujas con mucho tiempo libre. Y es que a Inma le daba miedo que también le pegaran en karate otros chicos.

    La profesora Martina es una mujer pequeña y rubia pero de tensos músculos.

    -Mira Inma, al niño no lo puedo incluir en las clases porque son para mujeres pero no lo voy a dejar tirado. Cuando acaben las clases de mujeres le enseño durante una hora a él solo.

    -Eso estaría muy bien –respondió la madre aliviada.

    -Si quieres puedes participar tú.

    -Me gustaría también aprender- se iluminó el rostro de Inma.

    Lucas puso mala cara, al ver que su madre también iba a participar, pensó- Vaya marujada de clases, me van a partir la cara cuando vuelva al colegio.

    Llegó el día de la primera clase, Martina vestida con protectores se acercó y les dijo;

    -Quitaros las deportivas.

    Inma y Lucas se descalzaron, Martina notó un olor fuerte y pensó en el chico, pero en seguida se dio cuenta que el olor se acentuaba cuando se acercaba Inma.

    -Lucas ponte esto- dijo la profesora.

    -Qué es esto…

    -Es un protector para tus testículos.

    Lucas abrió los ojos y empezó a pensar que igual la clase no era tan marujada, cualquier niño sabe lo que duele ahí un golpecito, aunque Lucas no sabía ni la mitad y lo iba a aprender allí.

    -Ay por favor Martina, ten cuidado.

    -Tranquila, que no va a pasar nada, tiene que aprender.

    Lucas era tan torpe que no supo ponerse la coquilla. Inma se agachó hacia su hijo y se la puso. Lucas se sintió muy avergonzado delante de Martina, quien pensó que Inma trataba a su hijo como un bebe y empezó a entender como se había convertido en una nenita gordita.

    -Mira te voy a dar tres reglas que no debes olvidar nunca para ganar una pelea. Tienes que golpear en tres puntos a tu rival; en las pelotas, en los huevos y en los cojones.

    Tanto el niño como su madre se quedaron petrificados. La madre le dijo a la profesora;

    -Pero Martina, eso es todo lo mismo, no? Los testículos.

    -Pues ya has aprendido la primera lección-aseguró la profesora añadiendo;

    -En un arte marcial se aprende a pegar en todos sitios y de todas maneras, pero esto es defensa personal y tú tienes prisa de que tu hijo salga vivo de clase, pues en unas semanas lo mejor es que aprenda a cascar nueces y tendrá posibilidades de vencer. Nos remitiremos a eso y basta, por otra parte es la piedra angular de la defensa de la mujer.

    -Pero son unos chicos muy fuertes y grandes.- se quejo el imberbe gordito.

    -Nada, con los huevos no se hacen pesas, le duele por igual al grande que al pequeño. Si te pegaran mujeres estaría más preocupada pero como me has dicho que tus agresores son patéticos machitos no habrá problema, además si se lo haces a uno o dos, los demás se acojonaran y no te harán nada. Confía en mí, sé de lo que hablo.

     

    Pasaron 2 semanas de clases, a sesión por día, madre e hijo aprendieron a patear, dar rodillazos, puñetazos y todos los golpes habidos y por haber en las joyas de la familia. Sólo combinados con alguna patada en la cara cuando el tipo queda arrodillado. La madre, aprovechando la coyuntura hacía algunas bromas que no hacían mucha gracia al adolescente; “vamos hijito que toca clase de hacer tortilla”. El chico era algo torpe, pero al menos ahora se había mentalizado y su madre Inma lo hacía sorprendentemente bien.

Inma es una mujer atractiva; es algo redondita pero no gorda, mantiene mejor forma que su hijo, es mazacona, algo de sobrepeso pero dura, pelirroja con rizos grandes y caídos a los lados y en el flequillo. Tiene 46 años y pecotosa, sus pies son muy blancos y tiene los talones rosados. Martina se había fijado, porque era lesbiana y la única parte desnuda de Inma en las clases que ella podía ver eran sus pies.

Una de las cosas más efectivas pero ridículas que habían perpetrado Martina e Inma era ponerse un colgajo en la cintura con dos huevos cocidos dentro de una media imitando la altura natural de los testículos. Según Martina, el éxito consistía en que después de aplicar cada técnica  comprobar que dentro de la media los huevos estaban rotos-“Estan chafados, buen trabajo”.  “Excelente los reventaste” “Lástima estén cocidos hubieran hecho una buena tortilla”. La clase estaba llena de huevos cocidos.  Comienza una técnica;

    Inma se acerca a su hijo con la media y dos grandes huevos cocidos colgando de su entrepierna y trata de agarrar y pegar a su hijo. Grita Martina;

    -Rodilla, rodilla, rodilla!

    Lucas pega tres rodillazos en los huevos cocidos. Inma se lleva las manos simulando que le duelen los testículos.

    -Pégale en la nuez.

    Lucas le pega en la nuez a su madre.

    -Métele los dedos en los ojos.

    Lucas toca los ojos de su madre pero sin apretar.

    -La espinilla!!

    Lucas pega una patada en los protectores de la espinilla de su madre y ésta abre las piernas.

    -Ahora los cojones, con el pie!-ordena Martina.

    Lucas pega una patada en los huevos cocidos de su madre. Le han enseñado a doblar los dedos los pies para patear sin hacerse daño en ellos. La madre metidísima en el papel se agarra la bolsa y cruza los ojos provocando la risa de Lucas y Martina y cae redonda al suelo simulando la farsa. Después las dos mujeres aplauden y el adolescente feminizado va  tomando confianza.

    -Ahora tú Inma. Técnica siete.- Indica la profesora.

    Lucas se acerca muy protegido por su supercoquilla que la lleva por fuera y es enorme. Inma vestida con su chándal y descalza anda llevando un bolso, su hijo se acerca y tira del bolso.

    -Palanca con el brazo ajustando el bolso y flexiona rodillas!!!-Grita Martina.

Lucas no puede tirar.

    -Vamos Lucas haz fuerza- El adolescente hace fuerza y claro se flexiona y descuida.

    -Ahora Inma, los huevos,!

    Inma pega una patada en los testículos a su hijo.

    -Los huevooos!! –Eleva más la voz Martina

    Inma pega otra patada aun más fuerte a los genitales.

    -Los huevooooooooos!!!!!!!!!-Grita ya como una posesa la profesora rubia.

    Ima pega un superpatadón final a la ingle de su hijo y la coquilla sale volando.

    -Aaaaaaaaaaaah- grita el adolescente gordito- Mama, Mama!!!!!!

    -Ay madre, que soy yo, que lo he dejado sin carnet de padre- y muy preocupada corre hacia su hijo. El niño fofo está en el suelo con las manos agarrándose el paquetillo, la madre se acerca a él, para colmo a ella le huelen bastante los pies, algo que a Lucas siempre le ha perturbado.

    -Joder Inma es que pegas unos patadones que son de cinturón negro tercer dan. En principio con la coquilla no tendría que haber problema, al igual que no lo ha habido en estas clases, pero, claro, pegando tan fuerte…

Inma se tumba en el suelo donde su hijo llora de dolor, ay, ay, ay.

    -Qué hacemos- pregunta la madre preocupadísima.

    -No podemos hacer mucho, la buena noticia es que la coquilla paró lo peor del golpe y no tendrá secuelas graves, la mala es que va a tener un dolor de cojones (nunca mejor dicho) unos buenos días  y tendré que comprar otra huevera y son caras…en fin…

    -Te duele mucho mi hijito?

    -Ay si.

    -Voy a mirarte a ver.

    Inma le quita el pantalón a su hijo y le baja los calzoncillos, el chico se ruboriza un poco, pero es tal su dolor que le preocupa menos ser visto por su madre y por la profesora Martina, que la duda de perder algún testículo. Inma explora los testículos de su hijo con sumo cuidado, están algo hinchados.

    -A ver, A ver…-Se acerca Martina.- Bah esto esta bien, no hay ninguna rotura ni nada, y conozco las coquillas que utilizamos llevan plomo, no le va a pasar nada.

    -De verdad? Pregunta Inma preocupada.

    -Si mujer, si quieres llévale al medico pero tengo mucha experiencia en lesiones en las pelotas, veinte años de profesora de defensa personal. Está bien. Mira, Lucas, tú agárrate las pelotas y salta, da saltos para que se te baje el dolor que te ha subido al abdomen, verdad. La historia es que el dolor baje a donde nació; a las pelotas. Y así se irá antes esas ganas de vomitar.

    El chico se levanto y comenzó a saltar como pudo, pero se hizo más daño al golpearse sus testículos entre ellos.

    -Ay ay ay –gritaba Lucas.

    -Pero chico, te dije que te agarraras las pelotas para protegerlas! Mira que sois brutos los chicos, y lo peor es que no os lo podéis permitir teniendo esas cosas tan débiles entre las piernas.

    Inma torció la boca pensando que se había pasado, se miró el pie y pensó “yo no puedo tener tanta fuerza en mis patadas ni en mis pies, será más la fuerza que hay en mí que desconocía o es que los testículos de los hombres aún son más débiles de lo que ya de por si pensaba?

    De vuelta a casa, tras consultar a una doctora y quedarse más tranquila por un diagnostico óptimo, Inma le dio a su hijo una crema antiinflamatoria y le dijo que se la aplicase, pero al chico le dolía y le daba miedo toquetearse y así la crema no penetraba.

    -No te preocupes bebé, yo te lo aplico, abre las piernas.

    Lucas abrió las piernas y su madre le aplicó la crema masajeando los habitualmente pequeños testículos de su hijo que ahora se veían más grandes por la inflamación.

    -Mira así, poco a poco, empiezo suave,

    -Ay ay ay

    -Y ahora un poco más fuerte para que penetre

    -AY AY AY

    -Venga que ya está, ahora suavecito.

    De repente y sin poder evitarlo, el aséptico (sexualmente hablando) Lucas, no pudo evitar tener una erección, su pene aún del todo no desarrollado como hombre tuvo una erección pequeña que dejó a su madre un tanto avergonzada y sorprendida, incluso en cierta medida excitada. El chico se dio cuenta y miro para otro lado cerrando los ojos. Ella comprensiva, intentó quitarle hierro al asunto.

    -Ah creo que ya no tenemos que preocuparnos.

    -De qué mamá?

    -Mira te lo voy a explicar, no solo estaba preocupada porque se te chafase uno de tus huevitos, sino que a veces, aunque el aspecto sea bueno, una patada puede romper algunas venas y partes y puedes quedar estéril, no tener hijos, o incluso quedar impotente, es decir  que no vuelves a hacer el amor nunca más.Lucas abrió los ojos con miedo.

    -Pero todo eso con sólo una patada?

    Imma cerró la boca y afirmó con la cabeza expresando resignación.

    -Sí hijo, es el pago por ser hombre y ser más fuerte muscularmente que la mujer, a cambio la naturaleza os puso los huevos tan frágiles. Pero piensa que es justo porque sino todas las mujeres estaríamos totalmente perdidas solo por tener menos fuerza.

Tú, por ejemplo, no quisieras que un hombre pudiese apalizarme  y violarme y yo ser sometida solo por tener menos fuerza, verdad?

    -No mamá.

    -Pues gracias a esa enorme y patética debilidad de las pelotas, yo puedo tener una posibilidad para sobrevivir y no ser sometida. Y ahora tú tendrás igualmente esa posibilidad de defenderte de alguien más fuerte.

    -Sí –sonrió el chico.

    La madre terminó unas suaves caricias con los restos de crema sobrante sobre los testículos de Lucas.

    -Ya está, ahora a la camita y a descansar.

    Inesperadamente, Inma no pudo evitar dar un tierno beso en los testículos a su hijo que ella misma había dañado. Lucas sintió un placer irremediable y volvió a empalmarse. La madre lo vio y abrió los ojos.

    -Vaya, vaya, nueva prueba de que tus pelotas están perfectas, guarda el amiguito para las chicas.

    Y la madre le dio una palmadita en la punta del capullito a su hijo. Y éste se dolió.

Aaaaay. Inma se levantó del suelo y se fue rápida sonriendo. Lucas desde el suelo vio los pies descalzos y sonrosados de su madre pasar cerca de su cara y le vino cierto olor, recordó que las primeras erecciones que tuvo en su vida fueron con su madre de forma inesperada y tuvieron que ver con el olor de los pies de ella, cierto día que vinieron de una larga caminata y se quito botas de montaña, con un fuerte olor a pie femenino, tan blanco como un queso fresco.

    Lucas se fue a la cama y a pesar del dolor, no pudo evitar masturbarse pensando en su madre y en sus pies, está vez ya no sólo era su olor, si no que el bonito pie de su madre de uñas pintadas con dibujitos de flores tan femeninos le había provocado semejante dolor en las bolas. Lucas se corrió, fue la mejor paja de su vida, sintiendo un calor y placer que jamás olvidaría. Algo había cambiado en él aquel día, desde entonces su sexualidad se había acendrado hasta llenar su vida.

    Lucas y su madre habían trazado un plan. Un día en el descanso de las clases, Lucas se acercó a los chicos mayores de dieciocho años y se dirigió al líder;

    -Si me vuelves a pegar haré que lo pagues de verdad, ya no vamos a denunciar más, tomaremos otras medidas, ballbusting vs bullying.

    -Me estás amenazando, gordita. Mira que eres blanda, haz ejercicio y pesas, Rosie O Donnell.

    Todos se echaron a reír.

    -Bueno ya estás avisado -le contestó Lucas y se volvió seguro.

    -Vas a permitir eso Raúl¡ dijeron los abusadores.

    De repente Raúl se levantó tenía ya cuerpo de hombre a sus dieciocho. Mide 1’85 y exhibe duros músculos. Los otros chicos son recios y fuertes aunque no tan prominentes como su líder. Lucas tomó el móvil y envío un sms a su madre, que llevaba toda la mañana en la sala de esperas del instituto y bajó corriendo. Chicas y chicos rodearon a Raúl y Lucas.

    El abusador se dirigió hacia Lucas y lo empujó. La madre llegó y se quedó silenciosa detrás de los chicos que gritaban animando a uno y a otro. Raúl tomo al chico del pelo y lo levantó del suelo, los pies de Lucas dejaron de tocar suelo y Raúl con fuerza salvaje lo elevaba más y más. El chico creía que iba a perder la cabellera. Jesica la chica chulita de clase y novia de Raúl se excitó comprobando como su macho agitaba y zarandeaba al gordito aniñado e imberbe como un pelele. Inma miró con pena, sin embargo, tras unos instantes tornó su rostro con agresividad y gritó;

    -Lucas, técnica siete¡¡¡

    El chico miró a su madre y mientras estaba alzado en el aire retrocedió su pierna hacia atrás y con la punta de pie chocó contra los expuestísimos y abultados testículos del macho abusador.

    -Ohhhhhh -Gritó la gente expectante por el resultado de la patada.

    Durante unos instantes Raúl quedó con la mirada fija sin pronunciar palabra ni quejido. Torció los ojos y finalmente soltó a Lucas, tocándose sus adoloridas gónadas.

El rostro de Jesica tornó a decepción y la madre de Lucas sonrió. Éste último ya se iba, cuando Raúl, herido no sólo en sus testículos sino en su orgullo, se levantó soportando el dolor y dijo;

    -Aún no he acabado contigo, no me pillarás de nuevo por sorpresa, voy a estar muy cerca para que no patees.

    Y se lanzó contra Lucas pegándole un puño en su cara que le hizo sangrar. Lo cogió del cuello y lo empezó a estrangular.

    -Te voy a matar, niñato fofo.

    Lucas se asustó mucho y sintió que se asfixiaba. Su madre gritó;

    -Lucas, Lucas los huevos, los huevos¡¡¡ Gritaba la pelirroja madre desesperada. Ella no quería entrar en la pelea para no avergonzar a su hijo si no era necesario, pero no iba dejarlo morir, pensó -“unos segundos más y entro”-. Raúl le advirtió al lampiño y aniñado chico;

    -Ahora no hay sitio para patear ni dar rodillazos, eh maricón. Despídete de la vida, hay que ser muy macho para pelear y ganar y tú eres una nenaza.

    Cuando Inma recordó algo.

    -Lucas, Lucas, técnica nueve!!

    Ninguno de los presentes ni Raúl imaginaban de qué se trataba, porque Lucas carecía de espacio para patear o dar un rodillazo, atacar la única zona débil de un tipo tan fuerte.

Entonces Lucas ya temiendo por su vida, empezó a palpar sin mirar con su mano el muslo de Raúl, mientras éste continuaba con sus dos manos apretando el cuello del primero. Jesica sonrió y pensó; “estás acabado niñato asqueroso, ahora sabrás lo que es un macho”. Cuando la mano de Lucas, tras palpar zonas equivocas alcanzó los abultados testículos de Raúl y cuando los notó, apretó su mano con fuerza.

    -AAAAAAAAAAAH- Gritó Raúl sintiendo la presión en sus testículos y apartando inmediatamente las manos del cuello de Lucas para llevarlas a sus estrujados testículos y apartar la mano de su opresor, pero no tenía fuerza por el dolor. Y cuando trataba de apartar la mano del chico, notaba más tirón en sus preciadas joyas y prefirió quedarse quieto. Jesica, su novia, puso cara de espanto torciendo la boca y entrecerrando los ojos de dolor y decepción por su novio.

    -Bieeeeen!!!- gritó Inma alzando un puño al aire. -Ahora recuerda la técnica, retuércelos!!

    Lucas comenzó a retorcer los testículos de Raúl.

    -Los huevoooos, los hu hu hueee voooooooooooos, sueltaeee mee por favor.

    Jesica se tapó los ojos, pero a los instantes no podía evitar mirar aunque fuera por curiosidad. Sobre todo las chicas empezaron a ir con Lucas cerrando sus puños. Porque un triunfo de un chico tan aniñado y patético era como un triunfo de chicas ante chicos fuertes.

    -Ahora Lucas, TIRAAAAAAAA, ARRANCASELOOOOOS- gritó la madre con fuerza.

    Lucas tiro de los cojones del macho con la fuerza que tenía que igual no era mucha pero que para los huevos era demoledora.

    -AAAAAAAAAHAHHHH

    Los abusadores ya no aguantaron más y fueron a socorrer a Raúl. Uno de ellos pegó fuertes puñetazos a Lucas dejándolo en el suelo adolorido. Cuando iban a patearlo, la madre se descalzó los zapatos de tacón y se quitó su chaqueta desvelando un top que marcaba sus grandes tetas de mujer cuarentona, se tiró como una tigresa a por los tres chicos que defendían a Raúl y pegaban a su hijo. Raúl estaba en el suelo tocándose los testículos, agachado cabizbajo.

    El primer abusador lanzó un puñetazo hacia la cara de Inma pero no llegó a alcanzarla por poco, sin embargo el pie descalzo de la madura pelirroja si toco bien la debilidad viril de su contrincante quedando petrificado de dolor.

    -OHHHHH- Se oyó entre el publico.

    -Eso debe doler- dijo una chica con coletas.

    El tipo quedo agarrándose el paquete y cayó de rodillas. Inma lo remató metiéndole la planta de su pie en la cara y manteniéndola unos instantes tras el pateo. El tipo percibió el olor de su planta femenina e incluso alguna callosidad de su por otra parte en general suave y sonrosado pie. Pensó “esto es lo más humillante de mi vida” y cayó fulminado.    El segundo tipo la agarró por detrás y al sentir el culo prominente y duro de la madre no pudo evitar una erección. Inma al notarlo le dijo;

    -Pervertido, quita tu asquerosa polla de mi culo.

    Ella llevó el cuerpo hacia delante y de forma brusca volvió a retroceder golpeando con su culo el pene del abusador. El joven abusador profirió un grito de dolor y se llevó la mano a la punta de su polla. Se oyeron risas de las chicas del público. Al llevarse las manos al pene, descuidó sus testículos dejándolos desprotegidos. Entonces Inma girándose, agarro los hombros de su oponente y dirigió con fuerza su rodilla y enorme muslo contra los testículos del joven, que sintió el mayor dolor de su vida. Cuando ya caía al suelo, Inma aún pudo dar dos rodillazos más en pleno descenso al fracaso del ya semi hombre.

    -Goza eso pervertido.

    Las chicas del público ya estaban de fiesta, excepto Jesica, que estaba con cara de pato en plena alucinación, comprobando que sus machitos tan admirados estaban cayendo ante un chaval gordito y aniñado y su madura pero atractiva madre pelirroja.

El tercer chico, ya no se fiaba y se llevó una mano a los testículos para protegerse contra la madura madre de Lucas y con la otra pegarla, pero así era un blanco muy fácil y la mujer le dio uno y otro puñetazo en la cara, con sus dos manos, ella no tenía nada que protegerse en concreto. A punto ya del KO, el chico viendo que esa no era forma de luchar apartó su mano de la entrepierna y se dispuso a pegar a Inma con las dos manos, pero como no tenía fuerzas para pegar alto conectó su puño en las grandes tetas de la mujer.

    -OUUUUCH- Eso dolió mucho a Inma.

    -Por fin perra, ahora sabes lo que se siente.- Y el tipo se lanzó contra Inma pegándola puñetazos, ella cayó al suelo y él se puso encima. Ella sintió que perdía y el chico dijo;

    -Ahora vas a probar mi polla zorra- Y se bajó el pantalón para violarla bajándole el suyo a Inma que estaba medio grogui.

    -Mamá, mamá—Lucas trató de ir a por su madre, pero Raúl se levantó y agarró a Lucas bloqueándolo con un abrazo del oso.

    -Mama, técnica nueve!!!!

    Y la madre palpó con su mano por debajo del cuerpo del tipo sentado sobre ella con pene erecto y sus testículos colgando y los atrapó.

    -AAAAAAAAAAAAHHHHHH, los hu hu hu hueeee, los hu hu hue…-no le salía la palabra al desgraciado.

    -Los huevos mariconazo que vas a perder ahora mismo- le respondió la madre pelirroja con los rizos caídos sobre la cara. Aplico una fuerza temible y segura; mientras le estrujaba y retorcía los huevos,  llevo sus fuertes pero femeninos pies descalzos y fríos contra la cara del tipo empujando hacia fuera mientras tiraba de sus testículos hacia delante. El tipo cayó desmayado.

    -Bieeeeen- Gritaban las chicas, mientras Jesica se llevaba las manos a la frente, negando con la cabeza. Entonces, Inma se dirigió hacia Raul que sujetaba a Lucas con una llave.

    -Suelta a mi hijo, perro.- Se acercó la mujer descalza subiéndose el pantalón. Raúl no pudo evitar ver algo del corto vello púbico pelirrojo  por la braga bajada y que Inma subió con rapidez. Aunque ya estaba tapada, Raúl no podía quitar esa imagen de su mente y al verla con esas tetazas tan grandes se empinó. Se levantó y comenzó a luchar lanzó un puñetazo hacia Inma, pero ella lo esquivó, él se trastabilló porque aún estaba débil por el castigo que el hijo de ella le había propinado en sus vergüenzas de macho man y cayó dejando su cara sobre las tetas de ella. Inma le golpeó con sus fuertes senos y lo apartó. Y se fijó en su polla.

    -Otro cabrón empalmado, seréis pervertidos.- Inma levantó su planta blanca y rosada y lanzó  un pisotón contra la punta del pene de Raul. Se oyó un CRACK.

 -Ahhhhhh Zorra mi polla, mi polla, me la has fracturado.- Jesica cerró sus ojos tras ver el fatidico golpe recibido por su novio, el tipo saltaba y saltaba dando gritos hasta que ya no pudo mas y cayó de rodillas. Con el empeine de su pie descalzo pateó la cara de Raúl y éste se fue al suelo. Luego con la planta del pie la levantó muy arriba y la lanzó contra la nariz y boca del joven que vio la planta de la mujer acercándose hacia su nariz. Se oyó un crack y una nariz partida. Finalmente con las manos llorando de dolor, Raúl  no pudo evitar abrir las piernas y desproteger su punto débil. Y la madre se dirigió hacia sus genitales; le agarro los huevos, apretó con la mayor fuerza de su vida y se los retorció y comenzó a tirar hacia arriba, mientras hacia palanca hacia el lado contrario con sus pies descalzos sobre el muslo del tipo.

    -Esto por mi hijo, maricón. Te voy a arrancar los cojones.

    Inma tiró con una fuerza brutal, los testículos del tipo perdieron su posición quedando descolgados e inútiles. Sin fuerza, medio desmayado no intentó ya ni siquiera defenderse, cuando Inma agarrando ambas piernas de Raúl, las elevo en forma de uve y entonces levantó la rodilla y con la planta de su pie aplastó  los inservibles testículos. El tipo perdió el conocimiento. Inma se dirigió hacia Jessica y le dijo;

    -Así acaban los machitos que se meten con mi hijo; sin cojones, si es que alguna vez los tuvieron.

    Jessica quedó totalmente conmocionada y muy decepcionada por la fragilidad de la anatomía testicular.

    -Mamá, mamá, les has arrancado las pelotas, es increíble!!!- Le dijo Lucas feliz y admirado.

     -Estás bien mijito, tú también le diste duro en las bolas. Estoy muy orgullosa de ti. Lo hiciste morder el polvo.

     -Sí, ya no me da miedo el Bullying, mientras exista el ballbusting –dijo el chico sonriéndose.

     -En efecto, Bullying 0, Ballbusting 1-Contestó la madre guiñándole un ojo.

    Los dos se fueron a casa, aquella noche la madre revisó a su hijo de que no padeciera ninguna lesión importante. Lucas no pudo evitar volver a empalmarse, esta vez la madre quizás orgullosa por la defensa de su hijo, lo complació empezando una increible paja con la mano que la terminó con el pie, donde Lucas dejo caer la primera eyaculación viril de su vida.

FIN.

   

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