miprimita.com

Suscripción extraordinaria.

en Sexo con maduras

Era una tarde de tiempo lamentable en Valencia, llovía intermitentemente pero hacía un calor del copón. La combinación daba lugar a un ambiente de humedad sofocante y yo iba chorreando de sudor revista en mano. En un punto de la tarde me separé de mi compañera para entrar a un edificio de pocas puertas que tocaría rápidamente.

Al momento de cruzar el umbral escuché una voz que gritaba "quieeen?" a lo que le contesté "deme 30 segundos que subo señora" y me dispuse a subir los 3 pisos de escalera hasta que encontré a quien me esperaba.

Era una mujer bajita, de unos 60 años por lo que deduje cuando me dijo que estaba jubilada y su marido había fallecido. Pero estaba muy bien conservada, rubia tintada pero con escasas arrugas en la cara pese a no llevar maquillaje y una piel tersa allí donde mirases excepto por leves estrías que la gravedad provocaba en la caída de su pecho, algo normal para tan poderoso pecho. Cuando llegué a su rellano estaba ligeramente inclinada sobre la barandilla de la escalera y dejaba a la vista un canalillo que parecía infinito. 

Inmediatamente clavó su mirada en mí y yo en ella, me presenté con una sonrisa amplísima que correspondió en seguida y comencé mi propuesta, sorteaba sus intentos de resistirse diciendo que no le interesaba la revista contraatacando con nuevos argumentos y toquecitos de lenguaje corporal que me hiciesen más cercano, mientras tanto ella se iba llevando las manos por el cuello y la clavícula, se acariciaba por encima el pecho haciendo temblar ligeramente sus senos, ahora que se encontraba erguida para escucharme tenía una vista delicios de sus escote pero intentaba no mirarlo para no perder la concentración. 

Después de un par de bromas y unas sonrisas picaras dijo: "aaayyy si es que me liais, me liais" reconociendo que había sido seducida de comprar la revista y se dio la vuelta para entrar a buscar dinero, en ese momento pude comprobar que el vestido rojo que llevaba era transparente y me fijé en que llevaba unas braguitas negras como de encaje, que no llegaban a ser un tanga pero dejaban a la vista buena parte de las nalgas que aún a su edad estaban respingonas. Con esa imagen me empecé a poner cerdisimo y mientras buscaba el dinero me la imaginé desnuda sobre mí cabalgando con esas poderosas tetas botando hacia todos lados, en esto tuve una erección increíble, cuya visibilidad tardé demasiado en advertir porque cuando salió con el dinero se quedó plantada en el momento de alargarme la mano para darme el dinero, al parecer mi hinchada entre pierna llamó su atención.

+Vaya sí que te emociona vender la revista! - mientras señalaba mi pene hinchado

Me quedé absolutamente desencajado y avegonzado intenté articular una justificación

-sii.. Es que me ha venido una cosa a la cabeza...

+me quieres decir que esa erección no tiene nada que ver conmigo?

-no! no! Por supuesto que no! -Yo buscaba huir de aquello-

+así que no tiene que ver con tus miradas furtivas a mi escote -os he dicho que intentaba no mirarlo- ni a mis bragas y mi culo cuando me he dado la vuelta, que justo enfrente hay un espejo chaval! Que te he visto

-y enarboló una sonrisa chulesca-.

-eeem de verdad, disculpa que hayas tenido que ver esto...

+ah, entiendo, pues que lástima que no sea así, podríamos aprovechar muy bien esa alegría que manifiesta tu cuerpo... - mi cara debió ser un poema por la risa que exclamó-

¿Que te crees que una mujer de mi edad y viuda no se viene arriba con un yogurin como tú que tiene una erección en su puerta?

Este giro de la conversación me relajó muchísimo y eso me permitió tomarme la licencis de adoptar una actitud con la que sacar ventaja, me tocaba contraatacar, y fui a destajo

-De verdad, te has venido arriba? Porque a mí ya ves como me tienes, y con esto que tengo aquí puede llevarte más arriba si quieres.

Me adelanté 2 pasos y me quedé a un palmo de ella, la mano con la que sostenía la revista le quedaba a la altura de mi pene que cada vez se sentía más duro, parecía que me fuese a reventar la bragueta, además llevaba uno de estos boxers elásticos que no ponían ninguna resitencia a mi torrente de músculo tieso.

+Pasa. -dijo simplemente tirando de mí.

Conforme lo hizo me deshice de la mochila y le eché mano a las tetas mientras la besaba, después de sobarlas bien la llevé a la cocina en bolandas con sus piernas en torno a mi cintura. La puse encima de la mesa y le quité el vestido, ella se desabrochó el sostén con prisa y liberó aquellos poderosos senos que bailaron y se balancearon como si celebraran su libertad. Me lancé con la boca a sus pezones gruesos como botones pero pequeños de areola, la caída era considerable pero tenía una estética muy atractiva, manoseaba un pecho y pelllizcaba un pezón con una mano, mientras con la otra me llevaba a la boca el otro pecho para chuparlo como si me lo tuviera que llevar entre los labios. Comencé a restregar mi bragueta en su entrepierna, miré hacia abajo y la mancha de sus bragas empezaba a humedecer mi pantalón. Lo desabrochó con ansia y me sacó el pene por encima de los calzoncillos. Empezó a masajearme el glande, muy lento, muy suave y cuando el preseminal cubrió la punta empezó a masturbarme con velocidad. Me puse muy cachondo así que le aparté las bragas y le metí 2 dedos de golpe

 Tenía la vagina chorreando y entré como un cuchillo caliente en mantequilla, la masturbé cada mez más rápido y más rápido. Frotaba con las yemas de los dedos la cavidad superior de la vagina y me hacía punto de apoyo en ellos para deslizar la palma de la mano sobre su clítoris, en movimiento vertical que recorría toda la entrada de su cavidad íntima y a la vez acariciaba su clítoris.

Cuando sus piernas se estremecieron y su mano agarró mi pene como si fuera el último elemento que la mantuviera pegada a la tierra, anunciando el 1r orgasmo, la dejé terminar de sacudirse, y le di la vuelta, poniéndola frente a la mesa, le bajé la bragas hasta los tobillos y me bajé los pantalones y los calzoncillos, la agachè un poco, le humedecí un poco más los labios de la vagina con un salibazo que me puse en la palma de la mano, aunque estaba tan chorreante que no habría hecho falta, y la penetré hasta los testículos. Fuí bastante brusco así que se sobresaltó, pero dijo "cómo me gusta así bien duro" así que me sentí con licencia para arremeterle duramente desde el principio. Le agarraba las tetas para sujetarlas mientras la penetraba de punta a punta de mi miembro. Las nalgas le temblaban como un flan y mi testículos en su chocho húmedo chapoteaban con cada arremetida. No paraba de gemir exclamando que quería más y que le encantaba así de duro, me lancé a la piscina y le di un azote, gimio aún más. La metí y la saqué un poco más. Otro azote. Gimió y gritó más. Más penetraciones con la misma dureza. Más gritos. Otro azote. Más gritos. Se inclinó sobre la mesa. Me incliné sobre ella. Otro azote. Más gritos. Unas arremetidas finales. Empieza a contorsionarse. Clava las uñas en la mesea. Siento la eyaculación llegando. Le clavó las uñas en el culo. Nos agitamos más, más y más, y nos corrimos los 2 mezclando nuestros jugos en su chocho que desbordaba dejando caer semen y líquido vaginal, unidos en uno solo, como estaban nuestros cuerpos.

Después de recuperar el aliento me separé de ella con cuidado de no mancharme con el flujo derramado, me limpié con papel de cocina y me vestí. Ella hizo lo mismo pero sin ponerse las bragas, dijo que iría a la ducha directamente. Antes de que me marchara me preguntó:

+Cada cuánto sale la revista?

-Cada mes, pero cada semana organizamos eventos. Si me das tu autorización puedo apuntar tu dirección y venir personalmente a invitarte.

+La tienes.

Me sonrió y me marché.

Espero que os haya gustado y sobre todo excitado, y que si alguien se ha sentido animado incluso se haya masturbado o le haya inspirado una sesión de sexo como lo fue aquella, si leiais en pareja. Un saludo y hasta la próxima.