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Temporada 2,mis días en prisión 14 (final)

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TEMPORADA 2 (FINAL)

MIS DIAS EN PRISION 14

 

 

DIA DOSCIENTOS

 

Estaba montado en la tranca de Pedazo. Ya me había llenado el ojete dos veces y estaba buscando largar su leche dentro mío por tercera vez. Estábamos al borde del desmayo y la alucinación. Su enorme poronga no se resignaba a bajarse, no quería salir de mi y dejarme ir.

Mis caricias hacían arder al macho desquiciado de Pedazo, que por otro lado, era cosa seria de amante. Sabía que era una marca que me llevaría por siempre. Con mis manos empecé a acariciar y pellizcar sus enormes pezones negros y el comenzó a largar su líquido en mi túnel abierto al por mayor.

Caímos uno sobre el otro. Besándonos tiernamente. Acariciándonos. Perfectos salvajes del sexo. No teníamos fin.

__¡No quiero que te vayas!!__ dijo el tristemente

__¡Tengo que salir de aquí!__ balbucee

__¡Ya lo sé! Solo digo tonterías!

__¡No son tonterías, pero nada puedo hacer!!!

__¡Al fin y al cabo, has cumplido tu condena!¡Me alegra por ti!

__¡Tu debes portarte bien!

__¡No puedo pedir que me esperes!¡Trata de hacer bien las cosas allá afuera!!

__¡Lo haré cariño, lo haré!!__ dije y volvimos a besarnos con pasión y furia. Abrazados dormimos un buen rato hasta que llegó la hora de marchar.

Un día de sol brillante y fuerte me recibió en las calles. El ómnibus que me llevaba a la ciudad marchaba a buena velocidad y en las primeras horas de la tarde estaba ya lejos de la prisión en la que había pasado un tiempo demasiado largo para mi.

Debía presentarme en la oficina de salidas anticipadas. Me recibió el oficial Ramón López. Un enorme hombre de años en ese puesto que conocía a todo el mundo.

__¡Buen día Luciano, esperaba por ti!!

__¡Buen día señor!¡Hace mucho no me llaman Luciano!

__¡Sí lo sé!__ dijo el moviendo unos papales. Yo permanecía de pie

__¡Siéntate!!__ dijo el y comenzó a decirme las cosas que debería hacer de ahora en mas. Las veces que debería tomarme muestras de orina, ver si conseguía trabajo. Si tenía lugar donde quedarme.

Bueno luego de esa charla fui a ver al contacto que me había pasado Al para conseguir trabajo y casa. Encontré la dirección.

El supermercado era enorme. Entré y pregunté por el encargado. Me indicaron donde se encontraba. Subí una escalera y golpee la puerta. Abrió un muchacho de unos treinta años. Rubio de ojos claros. En el escritorio, lo primero que vi fue una foto de familia, todos sonrientes.

__¡Así que te manda el padrino Al!

__¡No sabía que era su padrino!

__¡Sí, sí!¡Bueno tengo preparado el trabajo para ti!

__¡Bien!¿Qué debo hacer?¿Cuando empiezo?

__¡Si quieres ahora! ¡Estarás de repositor de mercadería!

__¡Bien bien, claro, como no!__ me puse de pie

__¡Luli, Luli eres como dijo padrino!

__¿Como?__ dije suavemente yo.

__¡Una belleza!__ la baba le caía por la comisura de los labios. Sonreí. Vino otro joven a buscarme y a explicarme. Así fue que empecé a trabajar allí.

Por la noche, fui a buscar mi cuarto que tenía en aquel rincón del super. Llegó Ismael en eso que estaba preparándome para acostarme. Había andado todo el día y estaba cansado amas no poder.

Ismael era el sereno.

__¡Así que tu eres Luli!!

__¡Sí señor!

__¡Compartiremos en las noches aquí! __ dijo sonriente el hombre bastante mayor. Me acosté sin muchas vueltas y a eso de la madrugada desperté escuchando unos ruidos.

__¡Perdón, soy yo!!__ dijo Ismael

__¡Está bien!¿Qué hora es?

__¡Como las cinco ya!

__¡¡Uy dormí bastante, se ve que estaba cansado!!

__Puedes seguir!!

__¡Tal vez!¿Como esta todo?

__Bien , bien, lo que pasas

__¿Qué pasa?

__¡Es que a esta hora me agarran unas ganas de coger

__¿Así?__ dije preguntando e inclinándome en la cama, estaba desnudo, corrí la sábana que me cubría y le mostré mi cola ardiente.

__¿Puedo ayudarte?__ los ojos de Ismael brillaron y se abalanzo sobre mi. Beso mi culo, babeando. Mordisqueando. Lamiendo. pronto mi agujero se abrió mojado y su pendorcho se metió dulcemente en mi cola. Gemimos, gruñimos, e Ismael se apoderó de mi anillo yendo y viniendo con su perno. Mordía mi cuello. Chupaba mis orejas y temblaba como un chico que por primera vez se cogía a un chico como yo.

__¡Oh preciosura de donde viniste!¡Eres un ángel del infierno!!!

__¿Te gusta la cola?

__¡Me encanta tu culito es tan sabroso, ahh, ahh, putita, ohhhh!!!__ gemía mientras serruchaba mi ojete que lanzaba llamas de calentura. Yo tocaba mis genitales, sabiendo que no aguantaría sin largar mi líquido. Ismael inflaba su poronga, casi arañando mis hombros me llena el culo con su leche sabrosa.

__¡Ohhh que bestia eres!!¡¡Me encanta tu ojete!!¡¡Déjala dentro, espera!!__ sentía latir su verga dentro del túnel. No se desinflaba. El suspiraba en mi oreja buscando aire. Su mano alcanzó mi pija, la movió un poco, suave, la apretó. Me ordeño lentamente. Largué mis jugos gruñendo y con mi cola repleta de poronga.

Empezó a bombear otra vez, parecía renovado, parecía un joven veinte años menor.

__¡Me vas a hacer morir!!

__¡Pero vas a morir contento!!

__¡¡Ohh pequeña sanguijuela me quieres chupar todo!!

__¡Tu quieres cogerme insaciable, machote!!!

__¡Ohh, me encanta tu ojete, preciosa, perra!!!__ la lanza de Ismael clavada hasta el fondo de mi culito, se movía como serpiente, cada estocada me conmovía, me chupaba la oreja, mordía, otra vez me fue llenando el culo de su semen.

Cuando terminó me giro y se colocó sobre mi, luego de haber sacado su garrote de mis entrañas y se puso a besarme indefinidamente.

Tuvimos que detenernos porque la hora corría y debía marcharse. Además llegaría mas gente.

__¡Te veo en la noche!!__ me dijo cuando se marchaba, sin una gota de leche en sus bolas.

Como a las dos de la tarde me llama el encargado que me había recibido. Entré a su oficina y noté que faltaban algunas cosas. No le di importancia. Estaba cómodamente sentado y vestido, sus ojos tenían un brillo libidinosos y eso me gustó.

Con un además extraño me pidió que cerrara con traba la puerta y corriera los cortinados.

Luego con una seña me pidió que me sentará en sus rodillas. Lo hice sin mas.

__¡Que linda cola que tienes Luli!!__ decía y acariciaba mis nalgas a través del pantalón. Suspiraba en mi cuello, lamiéndolo, yo en tanto, tenía quietas mis manos, esperando que el hiciera o pidiera.

__¡Sé que tienes un cuerpo de ensueño!¡He escuchado los cuentos de mi padrino hace ya tiempo y cada vez se me paraba la pija de una manera descomunal!!!

__¡Siento algo duro!!

__¿No quieres tocarlo?

__¿Tu me dejarías?__ pregunté y eso lo volvió loco.

__¡Es toda tuya!¡Te la doy!__ diciendo esto me corrió a un lado, se quitó los pantalones mientras se veía como bamboleaba una tremenda poronga en medio se sus piernas fuertes y anchas, como de deportista.

__¿Que me dices?__ preguntó tomando su garrote con ambas manos. Apoyo su trasero en el escritorio. Me acerqué y me puse de rodillas. Tomé con mis manos aquel suculento bocado. La lamí y el se estremeció vibrando. Besé la cabezota de aquella tranca hermosa. Luego abrí mi boca y tragué aquel sable. El gemía y suspiraba. Sacudido de calentura. Acaricié sus bolas. Pasé por allí mi lengua, jugando con ellas.

__¡Ohhh cariño sigue así, lo haces tan bien!!!__ mi boca se tragaba a aquel macho, haciendo que gozará como nunca.  Mis manos sacudían el garrote, lo pajeaba, volvía a comerlo, la mamada era exquisita.

El ya se había quitado la remera, estaba en bolas, desnudo, sus pezones estaban bien paraditos y duritos, yo entre saliva y saliva, había bajado mi pantalón y clavaba mis dedos en el ojete, dilatando y preparando el terreno, para que me hundiera ese pedazo en cualquier momento. Aquel muchacho era se ve, muy adicto a las mamadas, porque no salía de su sitio sobre el escritorio. Yo mamaba, chupaba, ahora me tragaba sus pelotas, las mojaba intensamente, y el resoplaba y pedía por mas. Quizá su intención era llenarme la boca. Yo por las dudas seguía con el juguete en los labios, de vez en cuando lo mordisqueaba suave y el gruñía apretando las mandíbulas para no acabarme.

__¡Ahhh bebe, que linda chupada, me encantas!!!¡¡Debes darme tu colita!!

__¡Es tuya papi, cógeme, hazme tuya!!!

__¡Ahh que putita eres Luli!!¡¡Vas a comerte con tu colita mi pedazo!!

__¡Sí dámelo de una vez, vamos papito hazme tuya!!!__ gemía como una gata en celo. Me puso de pie y alcanzando mi boca nos besamos ardientes. Chupando nuestras lenguas. Quitó mi remera y se prendió frenéticamente a mis tetillas erectas. Hundiendo sus dedos en mi ojete ya bufando y dilatado.

__¡Quiero chuparte!!!__ me giró , haciendo que apoyé mis manos en el escritorio, sacando mi ojete disponible, abrió mis nalgas, y su lengua se fue posando en mi anillo. Escarbó salvaje. Beso y chupo a placer aquel agujero. Se extasió indomable. Paseo su lengua por aquella región entregada y sensible.

Luego se puso de pie y me clavo su ariete haciéndome explotar de placer. Bombeó y bombeó firme, decidido. Chocando sus pelotas en contra de mi carne. Me sacudía, masajeando mi pija alzada, apretando mis huevos.

Llegamos juntos en una esplendida lluvia de semen. Llenando mi culo y yo chorreando sus manos. Me mordió la nuca y la chupó gruñendo como animal.

Hubo muchos días como aquel. Muchas tardes con el encargado. Alguna vez también fuimos a un departamento que tenía por el centro. Estaba enloquecido con mi culo, quería cogerme siempre. Igual que Ismael que me cogía todas las madrugadas antes de irse a su casa con su esposa.

Fueron días intensos. Fueron días grandiosos, que recuerdo con gran cariño.

También uno de tantos exámenes que debía hacer con Ramón López trajo una sorpresa para mi. Ese día había ido dispuesto a hacer el tradicional examen de orina. Debía siempre orinar delante de el. El mecanismo era sencillo. Entraba en un pequeño baño, dándole la espalda y orinaba en el frasquito determinado para tal fin. Nuestros encuentros eran de lo mas formales y estrictos, pero aquel día, parece que Ramón estaba urgido de algo mas.

Como siempre bajé mis pantalones, le di la espalda, oriné en el recipiente y sin mirar se lo di. El lo tomó.

__¡Quédate así, no te muevas!!__ dijo . Yo no entendía nada

__¿Qué sucede?¿Hay algo mal?__ pregunté inocente.

__¡No… hay algo muy bien…Luli!!!__ nunca me había llamado así. Sentí sus manos abriendo mis nalgas. Miré de reojo. Sentí sus besos en mi carne. Luego su lengua alcanzando mi anillo. Sentí su saliva mojando. Mi ojete se dilató caliente al instante. La lengua iba y venía haciendo maravillas. Nuestros suspiros empezaron a agitar el lugar. Mi pija se levantó automática y López me giro audaz y se tragó la misma sin respirar. Me mamo con ganas y furia. Chupo, lamió.  También atacó mis bolas. Comiendo. Insaciable. Salvaje. Desconocido para mi. Luego aquel macho puso su culo para que yo lo lamiera. Así lo hice, arrancando gruñidos colosales. Quiso después de unos momentos que lo atravesara con mi aguijón. Así lo hice. Lo clavé contra la pared.

Mi verga entró en su canal hecho fuego. López gemía y me pedía que se lo hiciera rápido. Yo entraba y me movía furioso. Hasta cansarme. Respiraba en su oreja, la mordía y volvía a arremeter, hasta llenarlo con mi leche abundante.

Al instante López se sentó sobre el inodoro y me metió su lanza hasta el fondo, haciendo que me sentará sobre el. Busco mi boca y nos confundimos en besos calientes.

Con mis piernas hacía fuerza para arriba y luego me dejaba caer sobre el pistón, apretándolo. Exprimiendo hasta que se vació hasta la última gota. López se quedó un rato sentado. Con su pija a un costado. Semi dormida.

Luego de ese encuentro fue la última vez que vi a López porque me anunció, cuando se estaba vistiendo, que estaba definitivamente libre. Que ese había sido mi último examen.

Varios meses después me encontré con Pedazo, quien había salido libre. Como habíamos planeado nos fuimos a vivir a un lugar alejado de las ciudades. Comenzando una nueva vida, distinta a la que habíamos tenido.

Por supuesto, que practicamos el amor libre, sin ataduras, aunque nos acompañamos siempre.

Creo que envejeceremos juntos. Así lo creo, mientras Pedazo me coge rico bajo un árbol, a la orilla de un pequeño arroyo.-

 

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