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8. 4 Enmascarados para ella sola.

en Fetichismo

8. 4 ENMASCARADOS PARA ELLA SOLA. Llevaba tiempo queriendo proponerle algo más fuerte a su marido pero no encontraba el momento. Hasta ahora sus fantasías ya habían ido mucho más allá de lo que van en la mayoría de las parejas y les había ido realmente bien. Tenían una vida sexual plena. Se sentían liberados en este terreno y capaces de todo.Tanto él como ella daban rienda suelta a su imaginación y ya habían hecho, incluso repetido, varias de sus fantasías. Pero ella aún guardaba una muy íntima que le parecía realmente humillante y sucia y no se había atrevido a confesarle aún. Quizá esperando que él se la propusiese.

Ella se imaginaba entrando en un cuarto con muy poca luz. Iluminado con velas. Es de noche, las cortinas de las ventanas están echadas. Hay una sensación de calor sofocante que invita a desprenderse de la ropa. En el centro de la habitación hay una alfombra mullida cubierta con numerosos cojines frente a una chimenea encendida. En los extremos de la habitación casi a oscuras, cuatro hombres sentados en butacones en la penumbra a los que no puede ver las caras. Ella lo prefiere así. No le interesan sus caras. Solo sus cuerpos. Solo distingue que todos visten con traje. De traje negro muy elegante. Sus rostros tapados con máscaras  impiden distinguir quienes son. Su marido ocupa un quinto sillón en un lugar algo más retirado al fondo de la habitación. Con una bebida en la mano se dispone a espiar todo lo que va a suceder como buen voyeur.

Ella se coloca en el centro de  la alfombra mullida. La máscara que su marido le ha facilitado antes de entrar es la única pieza de ropa que parece protegerla de las miradas lascivas de aquellos cuatro desconocidos. Espera nerviosa. Deseosa. Su entrepierna se calienta por momentos. 

Uno de los cuatro hombres le da las primeras instrucciones.

-¡Desnúdate! ¡Despacio!

Ella excitada obedece. Se desabrocha el vestido largo y lo deja caer resbalando por sus hombros cayendo al suelo.

Se queda en elegante ropa interior. También negra. Escogida para la ocasión. Puede notar como las miradas de los cuartro hombres se clavan en ella con deseo al ver su bonito cuerpo. 

Se quita el sujetador tapando sus pechos con las manos. Pero finalmente los luce retirando sus manos y arqueando la espalda delante de los cuatro hombres. Exhibiéndose bien ante ellos. Provocándolos. 

Alguno de ellos se empieza a tocar. Coloca su mano sobre su polla. Los cuatro se  están excitando viendo como se desnuda para ellos. 

Ella empieza a estar cómoda. Sabe qué va a pasar. Lo está deseando. Solo le quedan las braguitas.

- ¡Muy bien zorra. Ahora las bragas!

Les da la espalda, se agacha ofreciendo todo su trasero y poco a poco baja sus bragas. Su coño queda a la vista de los cuatro. Un coño que empieza a tener los labios hinchados por la excitación. Ella menea su culo de lado a lado dándoles una señal de que su esclava está lista para ser usada. Desea sentirse utilizada. Ser su juguete sexual. 

El primero de ellos se acerca. Completamente vestido. Ninguno de ellos se ha desprendido de sus trajes. La agarra suavemente por el cuello y la invita a arrodillarse sobre los cojines. Con la otra mano, saca su polla a través de la bragueta del pantalón. Su polla asoma lista para ser mamada. Ella sin mirarle a la cara se abalanza sobre su polla y se la introduce en la boca. Está caliente. Con las venas inundadas en sangre. La recorre con su lengua poniéndola aún más tiesa de lo que ya está. Le gusta oir los suspiros de aquel tio con cada mamada. Sabe que lo está haciendo disfrutar. Ella también lo hace. 

Los otros tres hombres se acercan. La rodean . Sacan sus pollas de la misma manera. Sin desnudarse. Ella se sabe su presa. No tiene escapatoria. Tampoco quiere escapar. Le gusta. Le gusta sentirse acosada. Sabe que no saldrá de allí hasta dejarlos satisfechos. Cuando la polla del primero empieza a estar dura, ella cambia a una segunda polla, sube su mirada y ve que todos llevan máscaras. No reconoce a ninguno y no le importa. Agarra otra polla y empieza a masajearla. No quiere dejarse ninguna sin probar. Quiere saber hasta donde puede llegar. Sin un método planeado, las pollas van entrando y saliendo de su boca. A veces una, a veces dos. Le gusta meterse dos glandes calientes en la boca a la vez. La hacen sentirse muy puta y eso es lo que quiere esta noche. Sentirse muy puta.

Cuando consigue tener las cuatro en erección siente una satisfacción única, irrepetible. Se siente una hembra increíble. Su coño da latidos. Está lleno de sangre. Nota la humedad de su coño pidiendo polla. Quiere  ser ensartada por aquellos cuatro pollones sin compasión. 

Pero los hombres empiezan a pajearse a un palmo de su cara. Se van a correr en ella sin follarla. La van a usar como ella quiere. Como una puta. Corriéndose en su cara, en su pelo, en sus tetas. Pringándola hasta arriba de leche. No se puede ser más puta. Tan ansiosa está por recibir su leche que se amorra a sus pollas sin pedir permiso. Cortándoles su masturbación y acelerando sus corridas. Le da igual. Es puta y puede hacer lo que quiera con aquellas pollas que ahora son suyas. Ya sabe que ninguno la va a penetrar, aunque su coño rabia por una de aquellas pollas tiesas. Son unos sucios cabrones. Unos cerdos que solo quieren jugar con ella. Correrse en su cara haciéndola sentir una verdadera puta. Tiene ganas de llamarles cerdos pero todo  trancurre en silencio. Solo se oye el jadeo de sus cuatro perros pajeándose en su cara.

El primero se le acerca a la mejilla y le suelta un buen chorretón. Ella nota el calor de la leche en la mejilla y chupa del glande las últimas gotas. El tío grita. Y se retira. Un segundo ocupa su lugar y le sujeta la cabeza tirándole del pelo hacia atrás. Se va a correr en sus tetas. La leche sale disparada y le moja las tetas. La leche resbala y va cayendo por las tetas. Él restriega su polla entre las tetas limpiando su glande de leche. Ella recoge la leche con la mano y se la esparce por sus pechos. Le encanta. El coño le pide guerra pero ninguno parece querer penetrarla. Aún le quedan dos corridas más. El tercero le sujeta la cabeza con las dos manos. Ella no puede evitar darle una última chupada a su rabo justo antes de que la leche salga disparada hacia su cara pringándola toda bien. Tiene que cerrar los ojos por la cantidad de leche que sale despedida. Se siente puta . El tío también refriega su polla contra su cara de puta limpiándose las últimas gotas. Por fin llega el último. La coloca a cuatro patas. Le retira el pelo. Se pone encima y le pringa toda la espalda con otra descarga enorme. Con sus manos extiende la leche por toda su espalda . Ella quiere besar sus pollas. Pero rápidamente introducen sus pollas recién corridas en sus pantalones y abandonan la habitación. Ella se queda a cuatro patas cubierta del semen caliente de cuatro hombres con el coño pidiendo polla. Se gira y ve a su marido con la polla tiesa en la mano.

- ¡Ven! ¡Folla a tu puta! ¡No aguanto más!

El marido le clava su rabo tieso y la llama por su nombre. 

-¡Puta! ¡pedazo de puta! ¿esto es lo que querías verdad?

-¡Síiiiii,  esto es lo que quería cabronazo y no dejes nunca de dármelo!¡Nunca!

-No te preocupes cariño, que nunca te va a faltar.