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Una confesión (1ª parte)

en Confesiones

Hola amigos y amigas

Por motivos que escapan al entendimiento hay ocasiones en la vida en la que las personas necesitamos explicar nuestras vivencias, anécdotas o aquellas experiencias vividas que quedan grabadas en la mente y que con el tiempo una necesita sacarlas a la luz. Lo que me gustaría contar no es algo que pueda hacérselo saber a amigos ni siquiera por mucha confianza y por muy íntimos que sean, por eso he elegido este medio con el fin de poderme expresar libremente, aprovechar el anonimato y la privacidad y poder contar las cosas tal y como sucedieron y con total libertad. Solo os puedo decir que me llamo Antonia y que por motivos de asegurar mi privacidad solo diré algunos rasgos físicos como por ejemplo que mido un metro y setenta centímetros, ojos claros y aunque he ganado algún kilo de más, la edad no perdona, sigo teniendo una buena silueta, aunque siempre lo más admirado de mi cuerpo han sido mis pechos, tienen un buen tamaño con una forma bonita y muy turgentes.

No me puedo quejar de lo que ha sido mi vida sexual, he tenido a muchos hombres en mi cama, desde los quince años que fue la edad en que perdí la virginidad hasta ahora que tengo cuarenta y dos años muchos hombres han disfrutado de mi cuerpo. Soy una mujer muy viajera, he estado en muchos países, unas veces por motivos de negocios y otras para disfrutar de mis vacaciones. He estado en todos los continentes y siempre me he llevado buenos recuerdos de todos ellos, en cada país que he visitado he conocido ha alguien interesante, sobre todo interesante sexualmente hablando. He tenido relaciones sexuales con hombres europeos, americanos, africanos, asiáticos, y puedo decir que me han follado hombres de todas las razas. Recuerdo que durante un safari por África mientras visitábamos una aldea de la tribu de los mandingas pude comprobar aquellos maravillosos cuerpos masculinos casi desnudos, fibrados, altos y bien proporcionados. Mis ojos no paraban de mirar sus movimientos cuando andaban, la verdead es que los encontraba muy atractivos, tanto es así que yo notaba que en mi entrepierna los jugos empezaban a manar y mi vagina se lubricaba por la excitación que provocaba la contemplación de aquellos cuerpos negros, tan atléticos y tan masculinos… mmmm  me estaban produciendo una gran excitación. Nos quedamos a comer en la aldea degustando productos típicos de la zona, después al atardecer me fui a dar un paseo por los alrededores hasta llegar donde se encontraba el pozo de agua potable de donde los habitantes del poblado extraían el agua que necesitaban para el consumo. Allí me encontré con un joven que había ido a buscar agua con un par de bidones y entablamos conversación como pudimos ya que ni yo hablaba su idioma ni el hablaba el mío, con gestos y algunas palabras en inglés fuimos explicándonos cosas. El era muy simpático, tenía una sonrisa preciosa, era muy alto, creo que rondaría los dos metros de altura, con un cuerpo delgado pero muy bonito, pude entender que tenía 19 años, iba vestido solo con un pantalón corto, ni siquiera llevaba nada en los pies. El brillo del leve sudor por su cuerpo aun lo hacía más atractivo, le dije si podía refrescarme un poco con el agua ya que tenía mucho calor y me sentía un poco sucia después de toda la mañana de safari. Le pedí a mi joven amigo si podía echarme un poco de agua por encima a modo de ducha levantando el bidón con sus largos brazos, el accedió gustoso y yo me despojé de mi camisa y quedando mi torso solo con el sostén, el joven empezó a volcar el agua sobre mi cabeza y mis brazos …. Uummm estaba deliciosa el agua fresca con aquel calor que hacía. Me frotaba el agua con las manos por la cabeza, el cuello y los brazos, pero yo quería aprovecha aquella maravillosa agua y me quité el sujetador dejando al descubierto mis grandes y turgentes pechos, al chico no pareció importarle y eso me decidió a quitarme también los pantalones y las bragas quedándome totalmente desnuda, el chico me miraba con gesto agradable mientras yo totalmente desnuda esparcía el agua por todo mi cuerpo. Estaba muy excitada y pensé que esa podía ser una buena ocasión para tener sexo. Cuando acabó el agua pensé que era el momento adecuado, estaba decidida a intentarlo, al final y al cabo no tenía nada que perder. Me acerqué a él le pasé mi mano por detrás de la nuca y acerqué su cara junto a la mía y mis labios enseguida fueron a buscar los suyos. Nos besamos apasionadamente durante un buen rato, pero mi cuerpo necesitaba algo más, me agaché hasta tener sus pantalones justo delante de mi cara, desabroché el botón y tiré lentamente de la tela hacía abajo. Su miembro iba quedando al descubierto mientras la ropa iba bajando, uf… era larguísima aquella polla y de piel muy oscura, más incluso que el resto del cuerpo, no era muy gruesa de calibre pero si muy alargada, por fin apareció ante mi el glande que era de un color sonrosado y mucho más grueso que el resto de la polla, toda entera podía medir perfectamente 25 centímetros. Le agarré el miembro con la mano y empecé a masturbarlo, primero lentamente y poco a poco fui aumentando la velocidad. Apretaba con toda la fuerza que mis dedos eran capaces aquella polla que se iba poniendo cada vez más dura. No pude resistir más las ganas de comerme aquel suculento capullo que tenía frente a mi, abrí mi boca tanto como pude para poder dar cabida a la cabeza de su polla de tan hinchada como la tenía. Es difícil relatar las sensaciones tan agradables que me producía chupar aquel enorme capullo, era tan grande que llenaba por completo mi boca, el resto de su larga polla la agarraba con las dos manos y la apretaba con fuerza masajeándola, mi lengua trabajaba sin descanso y vi como mi joven amante se moría de placer. El me puso las manos en mi cabeza sujetándola, quería meter su polla más adentro en mi boca pero eso era imposible su glande la llenaba toda. Yo me estaba volviendo loca de excitación, me corría de placer y por mi coño chorreaban los jugos tan abundantemente que me bajaban por las piernas haciendo un pequeño charquito en el suelo, parecía que estuviera orinando y no era más que el resultado de mi gran excitación. MI amigo pasó sus brazos por debajo de mis axilas y me volvió a poner de pie, quería jugar con mis pechos, puso sus negras manos en mis senos que son blancos como la leche y con un sonrosado pezón que no tardó en tener metidos en su boca. Que placer… ummm… mis largos pezones erectos eran chupados apasionadamente… aaahhh… por dios que placer… mmmm … como lamía y lamía mis pezones, pasaba de uno a otro pezón chupando, apretando mis pechos, me estaba volviendo loca, no podía más, quería ir más lejos, deseaba con toda mi alma sentir a aquel hombre dentro mi, no podía esperar ni un instante más y le propuse de estirarnos y el comprendió al momento que era lo que yo necesita. Con mucha delicadeza colocó mi espalda sobre la hierba que brotaba bajo unos árboles a pocos metros de la fuente. Una vez estirada en el suelo me abrí  de piernas mostrándolo mi sexo, tengo la vagina totalmente rasurada y creo que eso le gustó, acarició mi raja con sus dedos y se dispuso a hacerme el amor en la postura del misionero, primero colocó el glande en los labios de mi coño abierto como una flor y lo deslizaba por la raja para lubricar el capullo con mis jugos con el fin de facilitar la penetración. Una vez la cabeza de su verga estaba empapada de mi flujo que no paraba de brotar se detuvo justo en la entrada y empezó a empujar su pene dentro de mi, dado el grosor de la cabeza de su polla mi amante tuvo que empujar con más fuerza para poder vencer la resistencia que ofrecía mi coño incluso estando absolutamente lubricado. Pude ver como su larga polla se doblaba, por un momento pensé con preocupación que no sería posible la penetración ya que tengo la obertura de mi vagina  un poco estrecha, pero mis temores fueron infundados, el glande traspasó totalmente la entrada de mi vagina y después todo fue más fácil, el resto de su polla se iba introduciendo lentamente dentro de mi y dándome una sensación muy placentera. En el mismo momento en que su verga alcanzó lo más profundo de mi útero no pude evitar que de mi garganta saliera un grito que era una mezcla de dolor y placer, aquel hombre había alojado toda su gran verga en mi interior y durante un tiempo permaneció inmóvil con su miembro clavado en mis entrañas. Aaaaahhhh… oouuuuaaaahhh…aaaahhhh… me sentía como atravesada por un puñal y el peso de su cuerpo sobre el mío casi no me dejaba respirar, aaaagggg… me faltaba el aire, mi vientre se contraía y se expandía con rapidez, casi con espasmos hasta que él se levantó un poco apoyándose en sus brazos y liberando mis pechos del peso que los oprimían pudiendo así recuperar la respiración. Mis senos se hinchaban cada vez que inspiraba aire y en ese momento el muchacho inició el movimiento de su pene hacia delante y hacía atrás, yo creí enloquecer hasta el punto de tener mi primer orgasmo aaaaaaaahh… aaaaaaaaaaaahhh.. me corría con fuerza sobre su polla que no paraba de moverse, su capullo abría mis carnes desde la entrada de mi vagina hasta el fondo golpeando las paredes de mi útero. El seguía follándome y yo notaba que estaba a punto para tener mi segundo orgasmo, uummm… siiiiiiii… aaaaaaaaaaaahhhhhhhh… sentía tanto placer que perdí la noción del tiempo, me parecía estar en otra dimensión, como navegar por el universo, volar por otros mundos, alcanzar el mismísimo cielo. Mi querido amante aceleró el ritmo de sus embestidas, le note que estaba muy excitado y presentí que estaría a punto para la eyaculación, sus ojos se cerraron y el gesto de su cara se contrajo, noté como todo su cuerpo se ponía en tensión y unos segundos después le llego el orgasmo. Se quedó parado un momento y tras un gemido suyo empezó la descarga de semen. Su leche golpeaba con fuerza las paredes del fondo de mi vagina. Debería hacer muchos días que mi joven amigo no se corría ya que estuvo bastante tiempo bombeándome semen en mi interior.

Nos levantamos, nos vestimos, nos agarramos de  la mano y nos dirigimos hacia la aldea dando un paseo, totalmente relajados y felices, hablando de nuestras cosas mientras en el horizonte una espectacular puesta de sol ponía un broche de oro a aquel atardecer en el centro de África.

Al poco de llegar al poblado empezaron a sonar los tambores y cánticos de un grupo de hombres y mujeres que ataviados con las vestimentas típicas bailaban al ritmo de la música. Mi joven acompañante me animó a bailar y a seguir el ritmo de la música junto a él entre el público, mientras en el centro del poblado seguían con sus ritmos y danzas. Fue divertido, la noche había caído y las hogueras, el sonido de los tambores y las voces hacían de aquel momento algo realmente mágico. Desgraciadamente todo tiene su fin, el guía me avisó de que en treinta minutos teníamos que partir hacia la capital ya que por la mañana temprano salía nuestro vuelo. Por delante nos esperaban cuatro horas en automóvil para llegar a nuestro destino, ir al hotel y de ahí al aeropuerto.  En ese momento decidí que no quería irme de allí sin saber el nombre de mi amigo, me dijo que se llamaba Anuar que significa “Brillo, Luz”. Le expliqué que me tenía que marchar, que había sido muy feliz conociéndole, que le llevaría siempre en mi corazón y que siempre lo recordaría. Su cara se entristeció, parecía que quería decirme algo y no sabía como, le cogí las manos y le besé los labios y quizás eso le dio valor, me dijo que era probable que nunca volviéramos a vernos y estaba apenado por el hecho de que nunca podría conocer a su hijo y que nunca sabría nada de el, yo me quedé impactada ya que él daba por sentado que después de lo que había habido entre nosotros esa tarde yo debería de estar embarazada, me sentí apenada por el ya que lo decía sinceramente y con mucho sentimiento pero yo le dije que había tenido el periodo hasta justo ayer y no estaba en los días fértiles por lo tanto hay pocas probabilidades de que pueda quedarme embarazada, incluso después de una inseminación tan espectacular como la que me había proporcionado las probabilidades eran mínimas pero le dije que no se preocupara si a pesar de todo me quedaba embarazada le escribiría y sería el primero en saberlo y tan pronto como fuera posible viajaría con el bebe para enseñárselo. Nos despedimos con un fuerte abrazo y un hasta siempre, mucha suerte.