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Antes del amanecer

en No Consentido

Me desperté, estaba haciendo frio y estaba sola en la cama. No tenía a nadie a quien abrazar, mucho menos a quien pasarle mi pierna por encima para excitarlo y que me diera duro por la cuca. Pero como es habitual, me desperté queriendo mucho sexo, me desperté excitada y al mismo tiempo comencé a preocuparme porque no tenía a nadie para que me hiciera el amor. Me voltee hacia la mesa de noche para alcanzar mi reloj y ver qué hora era. Tomé mi reloj y me di cuenta que eran las tres y treinta de la madrugada; coloqué el reloj de nuevo en la mesa de noche y me percaté de algo muy extraño. La mesa de noche no era la de mi cuarto, nada de lo que había en esa habitación lo conocía, todo era extraño y no sabía que estaba pasando. Cuando me recuperé del asombro, comencé a analizar que podía estar sucediendo, tenía un fuerte dolor de cabeza y tenía mucha sed. Recorrí con mi vista la habitación y noté un espejo grande en el techo, un televisor que se encontraba asegurado a la pared, al lado de la cama había un dispensador de papel para limpiarse la cara, al frente estaba un espejo que era el del lavamanos y al lado estaba el baño, la cama era amplia y tenía sábanas blancas con un logo que decía “Motel Los Alpes”.

Cuando estaba viendo las cosas de la habitación se me pasó por la cabeza la idea que estaba en un motel, pero por un instante descarté esa idea por la sencilla razón de que no sabía cómo había llegado a ese lugar. Pero vi el logo y el nombre del motel y me convencí, aparte que en la ducha que estaba al frente había alguien. Me asusté y de manera instintiva busque mis cosas para asegurarme que no me hubieran robado o que hubiera perdido mi cartera. Al ver mi cartera quise ir a revisar que todo estuviera bien, pero note que yo estaba mojada y que mis piernas tenían algo viscoso. Me toqué con las manos, me unté los dedos y olí ese líquido y efectivamente era semen. Como no sabía cómo había llegado ahí y no recordaba nada, pensé que me habían violado otra vez, de la misma manera que lo conté en un relato anterior. Pero lo malo era que no sabía quién lo había hecho, no recordaba nada y por consiguiente no lo había disfrutado.

Cuando estaba pensando en estas cosas, de la ducha salió un hombre de unos 50 años, cabello negro canoso y ondulado, era alto y grande. No era musculoso, era más bien robusto y tenía barriga, aunque no muy grande, pero obviamente se le notaba que le gustaba la cerveza. Su cara era tosca, tenía ojos negros y era bastante cejón.

Salió de la ducha, se tocó su verga y se dirigió de forma rápida hacia la cama. Me observó y me dijo – Ya se despertó mamasita? – Y diciendo esto se tumbó sobre mí. Yo no sabía que hacer o que decir, era un hombre que hasta ahora lo había visto y ya lo tenía encima de mí; yo estaba perdida, aparte que no tenía fuerzas de nada, el dolor de cabeza era fuerte y mi cuerpo no tenía la energía para responder, no tenía fuerzas ni siquiera de ponerme a gritar. Estaba en un motel y no sé si los gritos me habrían funcionado.

Cuando este hombre estuvo encima de mí, volvió a hablar y me dijo – tranquila mamasita que me la he culiado toda la noche, entonces más bien abra otra vez esas piernotas que se la voy a volver a meter – y comenzó a besarme el cuello y a apretarme las tetas.

Yo cerré los ojos y no hice nada, simplemente dejé que este hombre hiciera lo que quisiera. Ya me lo había metido, ya me había llenado de semen, que más daba si dejaba que siguiera jugando y gozando con mi cuerpo.

Con su verga dentro de mí, comenzó a moverse con desespero, me besó en la boca, introdujo su lengua y me chupó. Con sus enormes manos me apretó las tetas muy duro y luego me apretó el culo. Su cuerpo subía y bajaba y su verga se introducía con fuerza y hasta el fondo. Cuando su cuerpo se levantaba, su verga rozaba mi cuca y me daba placer y cuando su cuerpo bajaba, me introducía su verga con mucha fuerza y llegaba hasta el límite de mi cuca. Esas metidas de su verga me provocaban placer pero al mismo tiempo me dolía y eso significaba que durante toda la noche había tenido una verga adentro clavándome muy duro.

No conocía a este animal, pero estaba gozando de sus embestidas, así que coloque mis piernas alrededor de su cintura entrelazándolas y con mis manos comencé a apretarle el culo y a empujarlo hacía mi para que me lo siguiera metiendo duro. Cuando hice esto, este hombre aumento la velocidad y la fuerza de sus embestidas. Pasó sus brazos por debajo de mis hombros y comenzó a moverse más fuerte y tanto mi placer como mi dolor aumentaban, pero me encantaba que pasara esto. Cuando su verga se introducía en mi cuca, sonaba como si estuvieran dando palmotadas a un charco por la cantidad de fluidos que había y este sonido se mezclaba con el choque de su cuerpo con el mío.

Me dejo de apretar el culo y comenzó a acariciarme las piernas para luego apretarlas. Se quitó de encima de mí y se colocó en frente, sin dejar de meterlo. Me agarro las piernas, las abrió aún más y se reclinó hacía mi agarrándome de las dos tetas y apretándolas; no dejaba de metérmelo duro y hasta el fondo. Yo gemía de placer y solo sentía una deliciosa sensación de dolor mezclada con el inmenso  placer de tener una verga dentro de mi cuca así fuera de alguien quien había visto por primera hacia cinco minutos.

-       Que rico que estés despierta perrota deliciosa, que rico verle esa carita de puta gimiendo de placer…..tomeeeeee putaaaaaa minifalduda deliciosaaaaa……tomeeeeeeee

Y mientras decía esto, me lo metía aún más. Paró de metérmelo rápido, pero ahora impulsándose con sus brazos en mi tetas y con sus piernas hacía el aire me lo comenzó a meter mucho más duro, con mucha fuerza. Si, la velocidad se redujo, pero la fuerza y la brutalidad de las embestidas aumentaron. Cuando él comenzó a hacer esto, tuve un orgasmo delicioso, me vine y gemí de placer. El animal que me lo estaba metiendo no se detuvo y volvió a metérmelo rápido y con fuerza, quitó sus manos de mis tetas y ahora mientras me lo metía comenzó a frotarme el clítoris. Yo no sentía placer ya, comencé a sentir dolor por la forma como me lo estaba metiendo. Sentía que me estaba perforando todo por dentro y que de un momento a otro me iba a atravesar.

-       Aaaaayyyyyyy aaaaayyyyyyy me dueeeleeee, me duele…aaayyyyy ya no mas…..vengase, lléneme de leche….ya no me de mas….aaayyyyyy me dueleeeee

-       Le duele? Le duele? Por perraaaaaa!!!!! Tomeeeeee puta deliciosa!!!!!!

Me tomó de los talones y me abrió más las piernas y comenzó a darme más fuerte, se movía de manera descomunal. De un momento a otro me lo sacó y de un golpe me volteó quedando yo boca abajo ofreciéndole todo mi culo.

-       Noooo, no lo vaya a meter por el culo, por el culo noooo

Pero me demoré más diciendo esto que él en metérmela toda por el culo y de un solo empujón. Su verga estaba totalmente mojada por la cantidad de líquidos que había en mi cuca, así que no hubo problema en que su verga se introdujera de forma inmediata y hasta el fondo.

Se colocó completamente encima de mí y comenzó a moverse taladrando mi culo. Yo intentaba voltearme y terminar esa penetración la cual me estaba doliendo, pero el agarró mis brazos y todo su peso lo coloco sobre ellos, así que quedé totalmente inmóvil y tan solo podía sentir como su verga me reventaba mi culo.

Cuando sus embestidas llegaban al fondo, mi culo sonaba como si me estuvieran pegando nalgadas. Yo solo le decía que parara, que se viniera ya, pero no hacía caso. A mí me dolía y tengo que decir que comencé a llorar. Cuando él sintió esto, me lo sacó, me volteo de nuevo y sin pensarlo volvió a clavar su verga en mi cuca. Se colocó encima de mí, con su cara frente a la mía y comenzó sus embestidas fuertes; nuevamente estaba reventando mi cuca y ahora comenzó a lamerme la cara. Me miró y comenzó a moverse más duro, agarró mis piernas e hizo que yo las levantara. Yo no tenía fuerzas, pero aun así mis piernas quedaron abiertas y levantadas, dejando totalmente mi cuca abierta y sumisa a la verga que me la estaba explotando.

-       Le duele mucho perrota? Rico verla así. Ahora quien es su jefe? Ahora quién manda?

Sus metidas ya eran demasiado para mí, afortunadamente soltó un chorro de semen caliente que me llenó la cuca por completo. Detuvo sus movimientos y antes de sacarlo, chupó mis tetas. Cuando lo sacó, todo el semen comenzó a chorrear, aunque yo sentía que había litros de ese semen dentro de mí, lo sentía caliente y sentía que recorría todo mi interior. El animal que me había taladrado la cuca, se recostó a mi lado y yo muy confundida, no sabía que estaba pasando, no sabía quién era ese hombre y hasta no sabía quién era yo, que sentía placer con un tipo que, prácticamente, lo había visto por primera vez cuando lo tuve encima de mí.

Quería explicaciones y se lo hice saber al hombre que estaba a mi lado, le comencé a hacer preguntas y por fortuna me comenzó a contar los hechos, aunque no sabía si creerle o no. Yo lo único que me acordaba era haber ido a un bar con unos compañeros de trabajo, y lo último que recordaba era haber estado en el baño de mujeres, recostada en una pared, con la falda levantada y con la verga de un de mis compañeros adentro, clavándome a mas no poder.

-       De verdad no se acuerda de nada? Ni como llegó acá ni nada? – me contestó este hombre

-       No, no me acuerdo de nada – Yo le dije esto, obvio sin contarle el episodio del baño

-       Pues mire, primero me llamo Jorge, soy taxista y la verdad la traje acá porque desde que la vi usted me excitó demasiado

-       Dígame Jorge, que es lo que está pasando? Usted me trajo acá sin yo saberlo, eso es delito

-       A mí no me hable de delitos, que acá yo tengo todo cuadrado. Quiere que le cuente o no? O más bien se lo sigo metiendo, que según noté, a usted le gusta bastante la verga

-       Sé que voy a escuchar puras mentiras, pero a ver, cuente que es lo que pasó

-       Pues mire – comenzó su relato – yo estaba esperando carrera al frente del bar donde usted estaba. De pronto salieron tres tipos y tres viejas, entra esas usted. Todos estaba ebrios, pero usted le dijo a ellos que no quería seguir culeando, que estaba cansada que le dieran por el culo y que se quería ir. Uno de los tipos se puso bravo con usted y le dijo que entonces se fuera. Usted se subió a mi taxi y me dijo que la llevara a la calle 134….. pero usted se quedó dormida. Yo comencé a verla por el espejo retrovisor y solo veía sus piernotas, cuando paramos en un semáforo, me estiré y le agarré las piernas, ahí me excite demasiado y no me aguanté y la traje acá a este motel. Acá me dejan entrar con la perra que yo quiera porque me conocen. Llegamos a esta habitación, le quite la ropa y comencé a culiarmela. Así usted hubiera estado dormida, fue muy delicioso. Y llevo clavándola toda la madrugada hasta que usted se despertó. Y sabe qué? Si no me cree, revise su celular, que por ahí noté que alguien llamado Sebastián le estaba mandando mensajes que decía que para que se acordara de lo que había pasado en el bar. Entonces yo supongo que son cosas comprometedoras.

Lo peor de todo el relato no fue tanto saber la historia, sino que no me había impactado ni nada, por el contrario, me había parecido excitante. Lo primero que hice fue agarrar mi celular y comenzar a revisar lo que Jorge me había contado, si era cierto o no y que era lo que más había en ese celular y si debía preocuparme o no, porque dependiendo de la información que hubiera, me tocaba idear algún tipo de plan para resolver los inconvenientes que lo que contuviera el celular, me pudieran ocasionar.

Efectivamente había varios mensajes a mi Whatsapp y eran de Sebastián. Cuando los comencé a mirar, me di cuenta que había de todo; habían mensajes pasados de tono, amenazas, pero lo más preocupante era que habían fotos del encuentro sexual que tuve con Sebastián en el baño de mujeres del bar. Había fotos de mi culo, de mis piernas y luego quedé sorprendida porque había un video, si, un video de la culeada que me había metido mi compañero. En el video se podía ver como la verga de Sebastián entraba por completo en mi cuca mientras yo recostada en la pared, ofreciéndole mi culo y mi vagina abierta a Sebastián, gemía como loca. En el video se observaba como yo tomaba impulso para clavarme más adentro y más duro la verga de mi compañero y hasta hay un momento en que Sebastián toma mi cara llena de placer y se oyen más mis gemidos, lo cuales creo que se escucharon en todo el bar. Ya hacía el final llego la parte más inquietante del video. Por un instante solo se ve el piso, pero luego se ve como Sebastián me toma por la cintura con las dos manos y comienza a clavarme muy duro hasta que me llena la cuca con todo el semen que al parecer tenía acumulado durante años, porque en el video se ve como comienza a chorrearme por las piernas. Pero, si él me estaba tomando con sus dos manos por la cintura, entonces alguien más sostenía el celular para grabar la escena. Aparte de las fotos y el video, los mensajes que me había enviado decían que todo eso lo iba a publicar tanto en la oficina como también se los haría llegar a mi esposo. Sabía que muy seguramente eso iba a pasar, porque Jorge me había contado que mis compañeros se habían enojado conmigo cuando les dije que me quería ir, así que no podía permitir que algo sucediera con esas fotos ni con ese video, tenía que hacer algo, tenía que hacer algo con urgencia. Por fortuna, se me ocurrió algo al instante; ya tenía una idea y se me ocurrió un plan.

El gremio de los taxistas, es un gremio muy unido, por lo menos acá en Bogotá, así que pensaba usar esa unión para tratar de recuperar esas fotos y ese video, pero tenía que ser algo rápido, no fuera a ser que esas imágenes comprometedoras ya estuvieran en manos de alguien más aparte de Sebastián.

-       Jorge, necesito que me ayude en algo

Y Jorge me miró de una forma donde daba a entender que no iba a hacer nada por ayudarme, que lo único que quería era metérmelo y ya. Así que comencé a persuadirlo de la mejor manera que las mujeres podemos hacerlo. Me coloqué encima de él, lo besé apasionadamente en la boca y él me agarró el culo. Me lo apretó y me pegó nalgadas, sentí que su verga se estaba parando de nuevo y dejé de besarlo. Bajé hasta su pene y comencé a chuparlo, comencé a lamerlo, lo llene de saliva hasta que estuvo nuevamente parado y me lo introduje en mi boca. Empecé a mamarle el pene. Se lo chupaba fuerte, como chupando una colombina, como queriendo sacar todo lo que tenía adentro. Comencé a pegarle la mamada de su vida metiendo su verga en mi boca y sacándola, con mis manos le acariciaba sus huevos y con mi boca también los besaba para luego volver a chuparle la verga y metérmela en toda mi boca. Por un instante dejé de metérmelo para lamerlo desde abajo hasta llegar a su glande y lamerlo por todo alrededor. Me lo metí en mi boca de nuevo y volví a chuparlo. Jorge soltó un gemido y se movió de una forma que me hizo pensar que ya se iba a venir. Cuando sentí esto, paré de mamárselo de inmediato y me senté encima de su pene introduciéndolo en mi cuca lentamente. Él hizo un movimiento hacia arriba queriéndolo meter rápido, pero no lo dejé. Subí mi cuerpo y saqué la parte de su pene que ya tenía adentro de mi cuca. Lo miré y le sonreí. Pase su pene por mi clítoris, me lo refregué todo en mi clítoris y sonriéndole de nuevo, le agarré la verga con una mano, la coloqué en la entrada de mi hueco y me lo introduje de una sola sentada. Su verga se metió toda de una y yo sentí como ocupaba toda mi cuca rozando cada pared y llegando hasta el fondo. Me quedé quieta unos segundos con mi cabeza hacia atrás por el placer que sentí al introducirme esa verga, mientras él me acariciaba las piernas y me apretaba las tetas. Me recompuse y volví a mirar al frente, levanté mi cuerpo suave y su verga comenzó a salir despacio, luego volví a introducírmela lentamente hasta que estuvo de nuevo metida completamente. Hice estos movimientos suaves durante un rato, me detuve y me agaché para besarlo en la boca nuevamente, el beso era apasionado y con nuestras lenguas juntándose. Se terminó el beso, lo agarré de las manos.

-       Así que le gusto tocarme las piernas en el taxi, entonces agarre

Y diciendo esto, le coloque sus manos sobre mis piernas y él las comenzó a apretar mientras yo solo lo miraba y no hacía ningún movimiento. Luego me agarró por la cintura y comenzó a moverse duro hacia arriba, lo dejé que me penetrara de esa forma unos minutos, pero luego hice lo mismo que había hecho antes; me levanté y me saqué su verga, pude ver como su cara rogaba porque se lo dejara meter. Nuevamente le agarré su pene con mi mano, lo coloque en la entrada de mi cuca y de una sola sentada lo introduje hasta el fondo. Ahora si no fueron movimientos suaves ni lentos, comencé a cabalgarlo desesperadamente, el sonido de mis nalgas parecía un aplauso, cuando su verga se metía en mi cuca yo sentía que me quemaba y cuando me la sacaba, su roce hacia que me estremeciera. Lo cabalgaba como loca, de arriba hacia abajo, mete y saca, quería tener un orgasmo ya y quería sacarle toda la leche que le quedaba a Jorge.

-       Uyyyyy perraaaaaaa……tomaaaaaaaaaa

-       Papiiiiii deliciosoooooo…..siiiiii vente, lléname la cucaaaaaaa llénamela de lecheeeeee

Y sentí su chorro de semen caliente llenarme toda por dentro, sentí su calor y sentí que su semen me recorría todo el cuerpo. Tuve un orgasmo intenso y delicioso, mi cuca no dejaba de contraerse mientras sentía todo el semen de Jorge salirse y chorrear.

-       Usted es tremenda perra. Cuando la traje a este motel pensé que cuando se despertara me iba tocar usar la fuerza para seguir metiéndoselo. Tremenda puta

-       Ahora si me va a ayudar? Si usted me ayuda esto se repetirá cuando usted quiera

-       Lo dice de verdad? Hágale, pero le advierto que por apretar esas tetas, por estallarle esa cucota y por reventarle ese culo, la recojo todos los días, mañana y noche. Le ayudo en lo que sea, pero en las mañanas venimos y me la culeo y en la noche también me la culeo

-       Por mí no hay problema, seguimos culeando cuando usted quiera.

Le comenté lo del video y las fotos que tenía Sebastián y que quería recuperar ese material antes que se difundiera, quería hacerlo rápido y que luego de recuperar lo que quería, me podría pegar las culeadas que quisiera. Jorge me respondió que listo, que el plan era el siguiente:

-       usted haga salir a su compañero como sea, hasta dígale que le da cuca y culo en el parque, aproveche que el hombre está con tragos en la cabeza y así accede a todo lo que usted le diga. Además que ese tipo se nota que muere por su culazo. Cuando ya esté afuera, lo cogemos entre algunos compañeros y yo, le quitamos el celular y usted borra lo que tenga que borrar.

Así se hizo el plan y para no alargar más esta historia, solo contaré que el plan salió a la perfección. Yo pude borrar todas las fotos y el video del celular de Sebastián y quedé deseando que no hubiera más copias en ninguna parte.

Cuando le dije gracias a Jorge, él me dijo que me esperara, que le tenía que pagar por el favor. Ahí mismo se acercan dos taxistas más que habían participado del plan y le preguntan a Jorge que quien era yo.

-       Venga Jorge, hermanito, quien es esta vieja tan buena? – dijo uno de los taxistas cuyo nombre era Francisco

-       Uy si Jorge, presente. Esta es la vieja del favor? Pero quien nos va a pagar por todo? – dijo el otro taxista que se llamaba Pedro

-       Pues hombre – dijo Jorge – esta es mi mujer y si, para ella era el favor. Pero si quieren cóbrense que ella y yo tenemos un pacto.

Yo miré a Jorge sorprendida y asustada a la vez; no se había hablado de nada de eso antes, lo único que se había acordado era que él me lo podía meter cuando quisiera.

-       Mamasota rica – dijo Jorge – espere anoto su teléfono y sus datos porque mañana mismo en la mañana la estoy recogiendo y como mañana es sábado, me la voy a culear todo el día.

Cogió mi cartera y esculcó, yo le dije que no hacía falta eso y le di mi número de celular y le di una dirección donde nos podíamos ver. La verdad me había gustado el sexo con él y por qué no tener un nuevo amante.

Cuando ya le di los datos a Jorge, los otros taxistas me agarraron de los brazos, me tomaron de cada brazo y me llevaron hacia uno de los taxis que estaban parqueados a un lado del parque.

-       Esta vieja esta buena, sí o no pedrito? Mire como muestra las piernas y el culo

-       Uy si……llévela usted en su carro y nos vemos donde ya sabemos que son las vueltas

-       De una

Y a punta de empujones, Francisco me metió en su carro. Me sentó en la silla que está al lado derecho del conductor en la parte de adelante del carro. Yo llevaba una minifalda morada, apretada y corta, sin medias. Cuando me senté en esa silla, la falda se subió casi que hasta la cintura y Francisco de una coloco una de sus manos en mis piernas y las comenzó a acariciar. Arrancó el taxi y cuando no tenía su mano derecha en la palanca de cambios, la tenía en mis piernas apretándolas y hasta pasando su mano por encima de mi tanga y rozándome la cuca. Inclusive en un semáforo, alcanzó a meter la mano y me acarició el clítoris, llevando luego su dedo a su nariz y oliéndolo para luego meterse su mano por el pantalón y agarrarse la verga.

Yo estaba perdida, pero como de costumbre no me importaba, no sé, creo que siempre y cuando sepa que una verga va a reventar mi cuca, estoy tranquila y dispuesta a que pase de todo, con tal de abrir mis piernas para que un macho me clave.

Llegamos a un lugar alejado de la ciudad, no había casas, solo había campo abierto. Francisco detuvo el taxi y me dijo que me bajara rápido.

-       Bájese ya, bájese rápido o la bajo a la fuerza, como usted quiera mamita

-       Para que me trajo acá? – le pregunté

-       Pues para que será? Usted es una puta, pero no creo que sea bruta. Acá me la voy a clavar, es decir nos la vamos a clavar

-       Ustedes si es que son muy bobos, de verdad son medio tarados

Y diciendo esto, me subí la falda hasta más no poder, me corrí la tanga, me cambié de sitio en el taxi y quedé encima de Francisco, quien aún estaba en el puesto del conductor, lo besé apasionadamente en la boca y él me agarró el culo inmediatamente. Francisco era una hombre joven, de aproximadamente treinta años, pero era grande y acuerpado, lo que me gustó de inmediato.

Mientras lo seguía besando, me acarició las piernas y luego volvió a apretarme el culo, me dio dos palmadas y comenzó a abrirse su pantalón para sacarse la verga. Yo dejé de besarlo y lo ayude a que su verga saliera; la quería ver, la quería sentir, la quería tener adentro ya y quería que me penetrara la cuca bien rico. Mientras yo le quitaba el pantalón y sacaba la verga de Francisco, llegó el otro taxista, Pedro. Nos observó por la ventana del conductor y yo me quedé mirándolo fijamente, no quería dejar de mirarlo porque quería que se uniera a las festividades. Cuando por fin la verga de Francisco quedó al descubierto, me la introduje de una en mi cuca. Esa verga estaba parada, estaba tiesa, no era larga, pero si era gruesa y se metió en mi cuca sin ningún problema dilatándola de lo más delicioso y yo sentía que mi cuca no se podía estirar más. Mientras me introducía la deliciosa verga de Francisco hasta el fondo de mi cuca, miraba a Pedro con mis ojos llenos de placer, le mostraba mi boca abierta en señal que estaba gozando como loca por tener esa verga adentro. Pedro dejó de observar la escena y se alejó, no sé qué había pasado, pero se alejó. Yo comencé a moverme como loca con la verga metida hasta el fondo, subía y bajaba para que ese rico pene entrara y saliera y me diera todo el placer que yo quería. Francisco rompió mi blusa y subió mi brasier para dejar mis tetas al descubierto y comenzó a apretarlas con sus manos mientras yo me movía haciendo que su verga dilatara más mi cuca. Dejó de apretarme las tetas y estas comenzaron a moverse al mismo ritmo que mi cabalgada, Francisco me agarró por el culo con sus manos y comenzó a apretármelo, luego comenzó a chuparme las tetas y a morderme y a chuparme mis pezones que estaban apuntando al cielo, me pasaba su lengua por todas mis tetas y yo seguía moviéndome sin contenerme, tanto así que en una subida mía, alcancé a golpear el techo del taxi con mi cabeza, pero eso ayudo a que cuando bajara fuera con más fuerza, al punto de sentir dolor cuando tuve de nuevo esa verga completamente introducida en mi cuca.

-       Malparido hijueputaaaaaa, que verga tan deliciosaaaaaaa……aaaahhh aaaahhhh que ricooooo

-       Perra hijueputaaaaaaa, perraaaa putaaaaaa ooogggg oooggggg

Francisco me apretaba el culo y comenzó a meterme un dedo en mi ano, esto hizo que yo comenzara a moverme más duro y más rápido. Yo me cogía con mis manos de la silla del conductor, para así también impulsarme y clavarme esa verga con más fuerza, pero por un momento agarré la cabeza de Francisco y la acerque a mis tetas, quería que me las chupara, a lo que Francisco accedió. De pronto noté que Pedro volvió, se colocó al lado de la puerta del conductor, se subió en algo, se bajó el pantalón, se sacó su verga y la colocó cerca de mí, la colocó tan cerca como pudo.

-       Mamesela, mamele la verga a Pedro – dijo Francisco

Salí de la posición de comodidad que tenía para alcanzar con mi boca la verga de Pedro. Cuando llegué con mi boca a la verga de él, la comencé a lamer con mi lengua, pero esto hizo que me dejara de mover, a lo que yo deje de lamerle la verga a Pedro y volví a mi posición original para poder seguir cabalgando a Francisco.

-       Dije que le mame la verga a Pedro, hágale que yo me muevo para clavarla – dijo Francisco

Y volví a donde estaba la verga de Pedro y ahora si comencé a chupársela. No era la supermamada porque igual estaba incomoda, pero comencé a chupársela. Me la metía en mi boca y luego la sacaba. Francisco ahora comenzó a moverse de arriba hacia abajo, metiéndome su verga y taladrándome mi cuca. Me lo metió fuerte y sus movimientos eran rápidos. Me estaba dando muy duro y mi cuca estaba por estallar, tuve un orgasmo intenso y delicioso y mientras me venía tuve que parar de mamarle la verga a Pedro para gemir como loca por ese orgasmo que estaba teniendo. Francisco seguía clavándome, pero no tardo en soltar su leche caliente en toda mi cuca. Me la llenó de semen y pego un grito mientras con su mano derecha golpeo el techo del taxi.

-       Bájese perra, ya terminó con Francisco, ahora sigo yo, bájese – dijo Pedro

Pedro abrió la puerta y yo como pude logre salir del taxi, me arrodillé para seguir mamándole la verga a Pedro, pero este me agarró de los brazos, me volteó y me recostó contra el taxi. Yo ya sabía lo que iba a pasar, se venía una embestida, así que abrí mis piernas esperando que me taladraran otra vez. Pedro se agarró su verga con una mano y la acercó a mi ano, yo sentí un corrientazo por todo mi cuerpo. Pedro comenzó a meter su verga por mi culo, no fue difícil porque mi culo estaba algo dilatado, no solo por el dedo que me había metido antes Francisco, sino por la clavada de que me había pegado Jorge en el motel. La verga de Pedro entro toda, hasta el fondo y sin dificultades y comenzó con sus embestidas. Comenzó a taladrarme el culo durísimo, sus manos me agarraron las tetas y comenzó a besarme el cuello, me lo chupaba y me pasaba la lengua y todo esto sin dejar de clavarme y de reventarme el culo con su verga.

Dejó de besarme el cuello, me agarró por la cintura y se enloqueció por completo con sus movimientos. Me estaba clavando tan duro que comenzó a dolerme y yo comencé a gritar pero de dolor. Pedro se vino y me lleno el culo de semen, me volvió a besar el cuello y me apretó las tetas nuevamente. Me lo sacó y se sentó en el suelo.

Yo no sabía que hacer ahora, estaba confundida porque había sentido placer, había tenido vergas adentro mío como me gusta, había sentido dolor producido por el sexo de un macho, pero todo esto había sido producido con desconocidos. Pero ya no se podía hacer nada, así que comencé a vestirme, me acomodé mi tanga y mientras lo hacía, noté que me estaba saliendo sangre del culo. La clavada de Pedro me había desgarrado el ano, pero solo podía vestirme y llegar a mi casa para mirar que podía hacer. Me baje la falda y como pude me acomode lo que me quedaba de blusa.

-       Camine la llevo a donde me diga mamasita rica – dijo Francisco

Eso me gusto, porque si ninguno de ellos no me sacaban de ese lugar, como iba a llegar a la ciudad. Me subí al taxi de Francisco y le dije que me llevara a mi casa. Durante el trayecto estuvimos conversando de cosas totalmente diferentes a lo que había pasado. Ya cuando llegamos a mi destino, me pregunto cuando me podía volver a ver, le dije que cuando él quisiera, así que le di mi número.

Entre a mi apartamento destruida, clavada por cuatro tipos, violada, con el culo desgarrado y con la cuca adolorida, pero al mismo tiempo feliz de ser la gran puta que soy, feliz de tener macho adentro mío, feliz de abrir mis piernas y sentirme deseada por los machos y feliz de que quieran siempre meterme sus vergas por mi cuca. Yo por mi parte siempre estaré disponible para darle placer a un hombre y para que ese hombre me de placer.