miprimita.com

Montura Salvaje 2

en Control Mental

Fui a ver a una curandera de este asentamiento. No deseaba tener un niño, acabamos de llegar aquí. Le expliqué todo a la mujer. 

–Toma esto, para evitar un embarazo. Lidiar con la necesidad sexual de una hermafrodita es difícil, y requiere mucho amor y paciencia. El tipo de hermafrodita que es tu chica le confiere poder sobre ti, te recomiendo que tomes su semen. Será más fácil para las dos, existe precisamente para despejar las dudas de sus amantes. 

–Perderé la libertad 

–No te preocupes por eso, no es tan poderosa. 

No respondí a su afirmación, yo no estaría tan segura como ella de lo que afirma pero no quise discutirla. Volví hacia nuestra habitación, allí ella estaba con los ojos llorosos. Cuando me vio venir me abrazó con fuerza, y lloró en mis brazos. 

–Lo siento, no se que me ha pasado. Yo no soy así, perdí totalmente el control

–Las hermafroditas tenéis dos funciones, dominar o ser dominadas. Vuestra intensa necesidad sexual os obliga alguien que os satisfaga al máximo. 

–Y como a ti te gusta el sexo…

–Soy un objetivo fácil–la interrumpí–lo entiendo. Yo tengo dos hermanas, las dos son gemelas. Una de ellas es como tú y enviudó pero la otra es igual o más zorra que yo. Si fuera ella ya me habría follado todo este asentamiento dos veces. Es una viciosa. 

–Y que es de ella

–La última vez que supe de ella, iba de viaje Olyviria. Ir allí es un peligro, la convertirán en esclava y ella tan encantada. Soy como ella, pero con una condición, a ella le da igual la libertad. Solo quiere pollas. 

–¿Y tu no? 

–Necesito salir a algún lado a estirar las piernas, salgamos. 

Salimos de nuestra habitación, y buscamos a la hermafrodita que nos trajo aquí. Tras mucho dar vueltas la encontramos hablando con otra chica. Nos acercamos a ella, y esperamos a que quisiera hablar con nosotras. 

–Chicas, estáis aquí. ¿Qué queréis?

–Queremos salir a cazar. ¿Se puede hacer aquí?

–Si, seguidme. ¿Qué os parece este lugar? ¿Habéis conocido ya a alguien?

–Todavia no

–Yo soy Elina, y de momento no tengo una chica a la que darle lo suyo. 

–Pues eres hermosa–dije coqueta, Naritta se puso celosa y me dio un codazo–Yo ya tengo a mi chica–nos dimos un beso

–Y no tiene intención de compartirte–dijo entre risas

Nos unimos a un grupo de chicas, la mayoría debían ser hermafroditas. Llevaba mis armas y ella las suyas. Se me acercó una chica rubia y de ojos azules. Me pareció despampanante cuando la vi. 

–Vosotras debéis de ser las nuevas

–Si, naufragamos aquí

–Soy Sera, encantada de conoceros

–Nye, y ella Naritta. 

Cuando había un buen grupo formado salimos a la superficie. Al sentir el cambio de temperatura, preferí estar dentro pero si quiero calentarme voy a tener que hacer ejercicio. Durante casi todo el día fue bien, salimos a cazar y conseguimos unas buenas presas. A mí me sirvió la salida para estirar los huesos y ejercitarme. Naritta debía estar de nuevo cachonda.

Las chicas cuando tuvieron ganas de orinar, sacaron su miembro y empezaron a mear. Todas estaban en fila meando de pie, esas eran hermafroditas. 

–Chica nueva, ¿ya le has chupado la polla a tu chica?–preguntó Elina

–Solo una vez

–Pues deberías hacerlo más, mírala. Si no la satisfaces puede ponerse en verdad enferma. 

–No quiero perder mi libertad

–No la perderás, ya verás. 

–Naritta, ven aquí

–Oye yo no...–Sera tapó mi boca con su mano

Sera besó todo mi cuello, y uso una de sus manos para masturbarme. Mientras Naritta se acercaba. 

–Naritta, tienes su boca libre

Intenté que Sera sacase su mano de ahí debajo, pero entre gemidos se me hacía difícil conseguirlo. Además mi compañera sacó su miembro y lo acercó a mí boca. Su poder empezó a hacer efecto y acepté aquella polla. Sera quiso dejar de masturbarme, pero se lo impedi. Lo estaba disfrutando y no iba a dejar que me fastidiara el momento. Mientras ella me desnudó de cintura para abajo, y  hizo apoyarme en la fría nieve. Dejó de masturbarme para introducir su miembro en mi coño. Mi compañera tomó el control y empezó a follarme la boca. Detrás era follada de verdad por la arquera peliblanca. En aquel momento cedí por completo ante ellas dos, cualquier pensamiento de escapar se fue volando y solo quería hacer venirse a esas hermafroditas. Mis gemidos eran ahogados por la polla de Naritta pero yo estaba en el paraíso, a pesar de estar rodeada de hermafroditas, que al ver de reojo se habían montado una buena orgía. Ambas me penetraban sin piedad, y parecían como en trance. Finalmente tras un intenso bombeo por parte de Sera y Naritta ambas se corrieron a la vez. 

–No sabes que es el paraíso hasta que lo pruebas–yo sonreía como una tonta al haber estado en la cima del placer, algo de semen se me escapó pero de nuevo me lo tragué todo

Elina estaba entre cuatro pollas a la vez y parecía estar pasándoselo muy bien. Naritta vio lo mismo y tuvo una idea. Se puso a cuatro patas al lado mía, y una hermafrodita acudió sin dudarlo. Sera se hizo a un lado y ambas hermafroditas apoyaron sus miembros en nuestros glúteos. 

–Esto lo hago para disculparme, no vale que te quedes con todo el placer

Juntamos nuestras manos y nos preparamos. Naritta al principio sentía dolor, y se quejaba, no tenía el culo acostumbrado, pero yo al sentir otra polla dentro mía solo podía gemir. Mientras yo disfrutaba como una verdadera perra, Naritta se debatía entre el placer y el dolor. Ya no se quejaba tanto, y unos tímidos gemidos asomaban. Nuestros pechos botaban al mismo ritmo al que éramos penetradas. Lo que más me sorprendió de aquel momento es que me sentí llena, como si no necesitase comer más. Una de ellas se corrió antes en Naritta y ella lo reflejó en su cara, llena de gozo. 

–Ahora eres una zorra como yo–dije con una sonrisa

Mi emputecimiento quedaba formalizado, yo ya estaba influenciada en su totalidad por su maravillosa polla hermafrodita. El camino que quedará hasta mi sumisión está en manos de Naritta. Cuando he visto a mujeres y también a hombres influenciados por la polla de una hermafrodita poderosa, lo que separa del emputecimiento a la sumisión es un camino muy corto que queda en manos de la hermafrodita. Una vez de nuevo en nuestra habitación, yo me acosté sobre la cama, y sonreí. 

–Me han dicho que puedes enfermar si no te satisfago. 

–La hermafrodita dijo que cuanto más poder tenemos, más fuerte es la necesidad sexual.

–Yo estoy aquí para ti

Nos acostamos en la cama. Sin hacer nada sexual. Yo fui teniendo cada vez más sueño hasta que caí dormida. 

Al despertarme estaba en otro lugar, una especie de oasis en medio de un desierto. Allí a lo lejos había una mujer desnuda. Me acerqué a ella, y cuando podía estar más cerca vi que era una hermafrodita. 

–Hola, Nye

–¿Quién eres? 

–Creo que lo sabes

–Tu eres...la diosa

–Si, te he traído hasta aquí porque quería hablar contigo. ¿Tienes alguna duda?

–Cuando Naritta me pidió que rezaramos para que una fuera hermafrodita, no creí que solo con hacerlo fuera a aparecerle una polla. 

–Me aburro, a veces quiero ver cómo se convierte la gente en adictos al sexo, es mi entretenimiento particular. 

–¿Y porqué no me das a mi otro miembro? 

–No estás preparada, conlleva un deseo y una necesidad extremas. Y no te mienten cuando te dicen que satisfacer a una hermafrodita es cuestión de salud. Puede que  no te guste calentar rodillas, pero es mejor que la opción que deseas. 

–Ese es el punto, me gusta el sexo, y soy una viciosa.  

–Por eso tú cometido será satisfacer a tu compañera, hacerla disfrutar a ella y a las nuevas amigas que se haga. Someterte a ella y que quizás te llame esclava. 

Me desperté en el mundo real, y gemí. Naritta me estaba follando mientras dormía. De un empujón la aparté, ella me miró como si no supiera qué pasaba. Entonces yo la volteé y la coloqué sobre la cama. 

–Una cosa es que te satisfaga,y otra es follarme mientras duermo sin haberme consultado si quiero que me levantes así. 

–Es que yo…–le di una fuerte bofetada

–Callate–dije ofendida y enfadada, me monté en su polla y la cabalgué–Voy a...tener que enseñarte...auutocontrol–le rompí la nariz de un golpe

–Me haría mucha falta

–Si

Detuve la follada, con su polla dentro me acordé de que en cualquier momento podía dejarme embarazada. Es lo malo de su hermafroditismo, ahora puede dejarme preñada. 

–No pasa nada, Nye–Naritta acarició mi rostro

Ella y yo nos besamos, y volví a cabalgar su polla. Mientras ella ponía sus manos en mi cadera. Se me hacía mejor tener yo el control con ella, como siempre ha sido. Yo estoy emputecida, pero ella también lo está. Nunca la he visto hacer las cosas que está haciendo desde que es hermafrodita. Ojalá simplemente tuviera una polla, sin letra pequeña. 

–¿Por qué no quieres quedarte embarazada?–preguntó Naritta y me detuve

–Es demasiada responsabilidad Naritta. Además, tuve una amiga que se quedó embarazada y murió en el parto. No quiero que me pase eso a mí. 

–No te va a pasar, pollas más grandes han entrado en tu coño

–Serás tonta–me reí

Seguí con la faena. Ella quiso poner sus manos en mi cadera pero se lo impedí y la inmovilicé mientras tenía su miembro dentro. Entre gemidos la monté, necesitaba su corrida. Hice que se corriera dentro de mi, sin salir me quedé en la posición en la que estaba. Cerré los ojos, y volví a cabalgar esa polla, con todo su semen en mi interior. Se oían gemidos, muchos. Unos labios me besaban mientras disfrutaba de mi compañera. Al abrir los ojos, vi a mis hermanas siendo folladas por dos desconocidos. Llevaban un collar de esclava, y disfrutaban de lo que estaban haciendo. En la habitación había mucha gente, no éramos las únicas que follabamos. 

–Ojalá estuvieras aquí, de verdad–dijo Lyne–Ah ah...–tuvo un orgasmo

Un hombre salió de ella, y otro hombre metió su polla en su culo. Otro hombre, al que no podía verle el rostro se acercó a mí para que le hiciera la mamada mientras follaba con mi chica. Ambas somos unas zorras, esto es en lo que nos hemos convertido. Aunque realmente siempre fuimos así. 

–Hermana, nos veremos pronto. 

Volví a la realidad cuando sentí semen en mi coño calentito. Al terminar me acosté junto a ella, extrañada por las dos visitas que había tenido, la de la diosa y mi hermana. La última vez soñé que el esposo de mi hermana moría, así que este sueño es de verdad. Mis hermanas son esclavas, y les gusta. 

–He visto a mis hermanas...eran esclavas–me costó decirlo

–¿En serio? ¿Que les pasaba?

–Les gustaba aquello, se encontraban en una orgía. 

–Si ellas se lo pasan bien. 

–Creo que no me gustaría estar con ellas, prefiero ser una zorra que una esclava, Naritta. 

–Valoras mucho tu libertad, ya lo has dicho.

–Hablando de eso, si vamos a tener tanto sexo será necesario que vea a la curandera. Para evitarme un embarazo. 

–¿Y si no vas, Nye? Por favor, cuidaré de ti. 

–No sé si es por tu influencia sobre mi, o por mi amor por ti, pero no puedo decirte que no. 

–Ya verás, nuestras hijas van a ser preciosas–dijo ilusionada

Ella sonreía de solo pensarlo, y ahora tenía esa opción al alcance. Cuando murió su amado esposo, ella lo perdió todo. Ella estaba perdidamente enamorada, por lo que me contó, su relación era perfecta. Y estaban intentando tener un bebé, pero antes de conseguirlo él murió. Las pocas veces que hablaba de aquello se echaba a llorar, y ahora me tiene a mi, y puede reproducir lo mismo solo que con los papeles cambiados y una servidora sin poder negarse a su compañera. 

Tras aquello nos acostamos en la cama y poco a poco nos quedamos dormidas. 

Pasaron varias semanas para que nos acostumbraramos a nuestra nueva vida. La sociedad en este lugar estaba jerarquizada. Quienes no éramos hermafroditas teníamos una compañera o un compañero al que satisfacer, en todo. Cuando lo aceptábamos se hacía mejor para nosotros. En ese momento una hermafrodita que parecía ser importante aquí, nos hizo llamar a las dos. La hermafrodita en cuestión tenía a una humana encadenada y que estaba durmiendo en el suelo. Hubiera condenado aquella acción de no ser por Naritta, pero en aquél momento era yo la que deseaba estar ahí. 

–¿Quién es usted?–preguntó Naritta

–Quien consigue esclavizar por completo a nuestras…víctimas. 

–Yo prefiero no llamarlas así

–Llamala esclava, es lo que será para ti dentro de poco. Necesitas instruirla, y que te trate como tal. 

–¿Por qué iba a convertirme en una esclava?–pregunté

–Porque estás emputecida, y la delgada línea que separa estar emputecida de ser una esclava es muy fina. Ahora mismo voy a desnudar a tu compañera, y mi esclava te va desnudar a ti. 

La esclava se despertó, y miró a su ama. Ella asintió y ambas nos desnudaron a las dos. Y se apartaron. Naritta y yo nos miramos, mis ojos fueron hacia su entrepierna, soy una mujer simple. 

–Juguemos a un juego, en vez de Naritta y Nye, seréis Ama y esclava respectivamente. 

–Hazme una mamada, esclava

–Si, ama. 

Como estaba claro, lo hice nada más verla. Ella sabía muy bien, y mi mente necesitaba su miembro. Ella acarició mi pelo mientras estaba con la faena. 

–Todavía no se va a quedar embarazada, te contaré algo sobre tu esclava. 

–Se llama Nye

–Nuestro poder no es perfecto ni infalible, con los años nuestra influencia se va...oxidando. Cuando tu esclava se quede embarazada la influencia que tienes sobre ella irá desapareciendo. 

–¿Y eso es malo?

–Cuando tu influencia sobre ella se esfume, quizás no piense muy bien de ti. Suele ocurrir cuando se liberan, se vuelven agresivas. Todo eso puedes evitarlo, si la dominas. No solo su cuerpo, su mente también. ¿Os queréis?

Ella me miró mientras chupaba su miembro, como si de un manjar se tratase. Yo tragué entero su miembro y se le escapó un sonoro gemido. Cómo se nota que me he metido muchas pollas en la boca, satisfacer la suya no fue ningún reto. Mantuve en mi garganta su polla durante unos segundos. Hasta que la saqué y volví a lamerla.  Entonces dejé que Naritta tomase el control y me follase la boca. 

–Si, la amo y ella a mí. 

–Te enseñaré a tener una esclava obediente y leal, lo agradecerás. Empezaremos por algo simple.

Se calló mientras continuaba con la mamada, cuando llegó a su orgasmo sonreí a Naritta. Tenía la boca llena de semen. 

–Serás su esclava a partir de ahora, y la llamarás ama. Viviréis conmigo y os enseñaré. Se acabaron las salidas a menos que yo os lo permita. Las dos, orejas picudas, me llamareis ama. 

–¿Por dónde empezamos?–pregunté

–Ponte a cuatro patas–me di la vuelta y la obedecí–Tu no, tu amiguita. Tú no follarás con nadie, no le chuparás la polla a nadie, y no te tocarás. 

Su esclava sacó utensilios que no había visto nunca. No quería perder mi libertad. La esclava me dió una paliza, y me inmovilizó en el suelo. Y me puso esas cosas a la fuerza. Un cinturón de castidad, y una mordaza. Además de un collar, y una cadena como la suya. La esclava me siguió golpeando hasta que me dejó inconsciente.