[Los sucesos de este relato se ubican entre

 y 

]

Varias veces se dio el caso en las terapias de parejas con problemas, empiezan a vivir juntos y las convivencia no resulta como esperan, están profundamente enamorados, pero la pasión desciende, se esfuma sin dar una razón; o simplemente sin darse cuenta, estuvieron mucho tiempo juntos por el sexo y todo cayo en picado, por monotonía o porque simplemente no es suficiente.

Solo una vez, trate con una pareja de lesbianas; acababa de finalizar la sesión con una chica budista, fue católica, cristiana, incluso musulmán, ahora por fin había encontrado el camino genuino, el ideal, vino a mí buscando mejorar en la meditación, había probado en el piso de abajo con las chicas de yoga, pero no lo lograba, no llegaba al estado ‘supremo’ que necesitaba. Ella acariciaba su clítoris , emocionada, al tiempo que yo me masturbaba en su cara, con la boca abierta y la lengua afuera, esperando. Corriéndome en su boca pude ver como mis fluidos chocaban contra su úvula, trago cada gota y se chupo los dedos chorreados de su jugo. Al despertar sus mejillas se enrojecieron.

De allí a su casa la excitación crecería con potencia, tendría que masturbarse para conservar la compostura, una y otra y otra vez, cada ocasión más cachonda, menos consciente, forzándola a perder el sentido, en ese estado entre el sueño y la vigilia, llegarían a ella visiones de seres divinos, flores de loto, dragones y monjes. Antes de salir de ese ‘Estado metafísico’, se vería a sí misma en un templo entregando su culo a los monjes, justo cuando alguna polla esta a punto de tocarla, despierta, limpia el sudor de sus manos contra la ropa.

“Antes que te vayas, en la próxima sesión, haremos una interpretación de los sueños. No soy un ‘guiá espiritual’ y conozco poco del budismo en general, pero gracias a tratar con muchos pacientes, se que los sueños son una parte importante de la psique, allí puede estar el bloqueo.”

“No lo sé, mis sueños han sido extraños...últimamente. Además al pasar las horas olvido algunos detalles y...no se si me siento cómoda expresándolos...son realmente raros.”

“Recomendaría que los anotaras, aunque fuera para tí misma. Solo dime lo que seas capaz de expresar, entre más detalles posea, mejor podre ayudarte. Nos vemos la próxima semana, buen finde!”

Hurgó en su mochila de tela y saco un libro “Budismo Para Dummies”.

“Es para usted, es algo básico, si le interesa puede darle una lectura. Tómelo como agradecimiento por la ayuda que me esta brindando.”

“Uh, gracias, lo mirare.”

Se persigno (conservando sus viejas costumbres) y salio.

Entró la pareja, la más delgada se sentó en el borde izquierdo del diván, y la otra a la derecha.

“¿Hablas tú?” Dijo la primera.

“No hazlo tú.” Replico la segunda.

“¿Siempre debo hacerlo yo?”

“………..”

“………..”

“Mmn, esta bien, perdón por la escena. Me llamo Alexa y ella es...”

“Soy Clara, y ella es una pu..”

No completo la frase por la fiera mirada de Alexa. Clara más desinhibida, sacudió las sandalias de sus pies, y levanto una de sus piernas, jugando con sus dedos del pie, ahora apoyado en el sofá. Alexa con el ceño fruncido y los brazos cruzados, destilaba enojo, ambas lo estaban, pero Clara parecía disfrutar la situación.

“Ella piensa que debemos darnos otra oportunidad.” Exclamo con desgano Clara.

“Pensamos.”

“No me metas en tus asuntos, ni siquiera entiendo como lograste convencerme de venir.”

“Al menos dame una oportunidad de mejorar esto, fue un error, lo lamento.”

“Ja! ¿Accidentalmente la señorita cayo en la polla de Tony?”

Continuaron así por un rato largo, resumo: Tony era un ex-amigo en común de ambas, resulta que Alexa es bisexual, hubo una fiesta, ella estaba a punto de quebrar por su baja tolerancia al alcohol. Tony, un joven atlético que estudiaba medicina, para ‘ayudarla’ la llevo al baño. Clara preocupada por Alexa, entro sin tocar la puerta, observándola cabalgar felizmente a Tony. Alexa arrepentida le rogó que la perdonara.

“¡Tampoco eres una santa Clara! ¿Crees que olvide cuando te enrollaste con Valeria? ¿Piensas que no me he enterado de tus andanzas con otras mujeres?”

“¡Ay, Alexa! Mujeres, no hombres. Jamas te prohibí salir con otras mujeres.”

“Yo jamas te prohibí salir con otros hombres.”

“No es un juego justo, los hombres me dan asco. Con todo respeto Doctor.” Dándome una desagradable mirada condescendiente.

“No importa ¡Paren! no tengo porque enterarme de sus problemas personales. A menos que el trabajo lo requiera. Veo que tienen múltiples conflictos de intereses. Mi especialización es la hipnosis clínica, por favor, aclárenme en que puedo ayudarlas.”

“Doctor, como puede mirar, no llegamos a acuerdo alguno, yo la amo a Clara.”

“También te amo Alexa, solo que no puede pasar lo mismo de nuevo.”

Se miraron una a la otra, sus ojos brillaron con anhelo mutuo.

“Por eso Doctor, tenemos dos listas, de lo que queremos cambiar la una de la otra. No quiero volver a traicionar a Clara, pero sé que algunos actos superan mi voluntad.”

“A mi me parece una tontería, cuando terminemos este circo, aunque me duela, romperé contigo Alexa.”

El ambiente se torna tenso. Enciendo el intercomunicador.

“Kassia, dos aguas aromáticas, por favor. Deben calmarse, muchas parejas pasan por lo mismo que ustedes, dense la oportunidad de sanar. Juntas es complicado, por lo cual les daré un horario a cada una, y nos veremos la semana próxima; dos citas individuales, para discutir el tratamiento. Unas listas hechas a mano, no son suficientes. Esto no es un circo, es algo muy serio, la hipnosis requiere un dialogo constante con el paciente.”

Clara vio de arriba a abajo a Kassia entregándole el vaso, casi babeando. Tomo un sorbo, siguiéndola con los ojos mientras salia.

“¿Que me garantiza que Alexa, no tendrá sexo con usted?”

“Clara, ¿Es enserio?” Reclamo Alexa.

“Jaja, me parece excesivo. Para su confort, tenemos una cámara, la usamos en casos especiales; sale un poco más costoso, pero luego de las sesiones, si ambas están de acuerdo en ser grabadas, podrán ver el registro integro.”

Después de esa tortura, fijamos los horarios, primero vería a Alexa y luego a Clara. Ojee las listas por encima: “Amarse, amarnos y respetarnos”, “Ser mejores personas”, “Que Clara lave los platos”, “Que Alexa deje de chupar pollas”, “Paz interior”. Las rompí en pedazos.

Al terminar la jornada, le pedí a Kassia unos cigarrillos, no soy fumador, pero esas dos llevaron mi estrés a otro nivel.

“Gracias Kassia, una cosa más.”

“Sí, señor.”

“Manos Cremosas.”

Nos desvestimos, yo vulgarmente, ella rítmicamente en una especie de estriptis, besándome las manos, las piernas, el abdomen, el cuello. Restregando jocosamente su culo contra mi miembro viril. Acariciando con sus manos aterciopeladas, mis hombros, trapecios y espalda. Dejándome sus pechos cercanos, para que yo me deslizara en ellos como quisiera. Entre en su coño caliente y húmedo, como una fogata luego de ser empapado en la lluvia.

Esa noche la lleve a casa y follamos hasta que amaneció. Su piel se veía como el bronce, y su cabellera perdiendo sus tonos rojos, brillo cual cascada oleante de oro suave.

#La comida favorita de Karen:

Ingrese al departamento de Karen, abrí una lata de gaseosa, y fui pidiendo las pizzas. En media hora llegó, se quito la chaqueta y se sentó sorprendida de verme en su lujoso hogar. Era la segunda ocasión que venia al departamento.

“Sé que te dí una copia de las llaves. Aun así aclaro, es solo para que cuides el departamento cuando yo no este. Confió en tí por Laura, has cuidado a su hermana, que es una pequeña diablilla.”

“No lo volveré a hacer, te lo prometo. Muy lindos zapatos, por cierto. Tienes muy buen gusto.”

Unos zapatos rojos, cerrados de tacón bajo. Perfectos para la ocasión.

“Oh, ehm, muchas gracias.”

Dio un vistazo a mi cremallera.

“Ya pedí las pizzas, solo nos queda esperar.”

“Voy al baño, no tardo.”

Regresó con la cara mojada.

“Estoy algo acalorada, el trabajo estuvo pesado hoy.”

“Vamos a darnos nuestro merecido descanso Karen.”

Agarre mi cinturón acomodándome el pantalón, mientras lo hacía, Karen se mordía el labio inferior y enredaba su indice en uno de sus mechones.

“Me gusta tu hebilla, ¿Es un León?”

“Buen ojo, un majestuoso león africano.”

Se levanto de la silla, camino sensualmente hacia mí. Arrodillándose entre mis piernas, cepilló su corto cabello detrás de las orejas, poso su mano derecha en mi muslo, y trazo espirales con su mano izquierda sobre la hebilla. Alzo la mirada y ladeo la cabeza sonriendo afablemente.

“Un gran león.” Dijo ella saboreando sus labios.

Tomo sus sienes con mis manos, ella las retiro.

“No me agrada que me toquen el cabello.”

Se retiro, dirigiéndose a la mesa, al lado contrario de la sala, donde tenía cargando su celular, dándome la espalda, agachándose lo más posible, luciendo su culo ante mí, lo acarició aparentando acomodarse la falda o sacudirse el polvo. Volvió a sentarse, con las piernas lo suficientemente abiertas para que pudiera apreciar sus bragas rosadas.

“Deberías recomendarme un cinturón algún día. Tienes estilo.”

“Cuando quieras. Disculpa, ahora voy yo al baño, con tu permiso.”

Hice mis necesidades básicas, me lave las manos y saliendo, Karen que estaba recostada al otro lado de la puerta cae sobre mí, sus dedos rozan por un breve instante el bulto entre mis piernas.

“¿Estas bien?” Le pregunto.

“Sí, todo normal, todo muy muy normal.” Lo decía con una cara suplicante de sexo.

Demoró unos minutos en el baño y regreso disimulando su real deseo.

“La pizza se esta retrasando...¿Seguro llamaste?”

“Por supuesto.”

Apretó sus manos contra su falda.

“Eres un cerdo.”

¿Que hice? Me quede estupefacto.

“Estoy casi muerta por el trabajo, quería llegar a casa y quitarme esta incomoda ropa.”

Deambuló por la sala hasta llegar frente a mi. Introdujo sus manos por debajo de la falda y hábilmente se retiro las bragas, deslizándolas entre sus piernas. Las estiro mostrando una mancha húmeda evidente en medio. Las olio presionándolas contra su nariz. Balanceándolas las lanzo sobre mi pecho.

“Pruébalas cerdo, prueba mi sabor.”

Simplemente me las lleve a la boca, ella levanto una de sus piernas, pisando el brazo de la silla, exponiéndome su coño goteante. Ella jadeabá con una sonrisa de satisfacción.

“Ya esta caliente tu amigo, ahora es mi turno de probarlo.”

Demasiado ontológico para mí.

Frotó su rostro contra mi pantalón, desato mi cinturón, y de un bocado se trago a mi ‘amigo’. Definitivamente Karen no mentía cuando dijo que podía hacer una garganta profunda. La mejor en años ¡Carajo!

Completamente salida de sí, me tenía en las nubes, que buena mamada hizo la rubia. Tocaron el timbre, las pizzas, como suele pasarme cuando me desconcentro me corro, ella saco la cabeza al escucharlo, impregnando con lefa sus labios y la punta de la nariz. Se limpio precariamente con la palma y le dio una lamida.

Al volver con las pizzas, yo seguía extasiado en el sillón. Observe al lado inferior de los labios de Karen.

“Karen, tienes una mancha de semen en la cara.”

Fue al baño a revisarse en el espejo.

“Con razón se estaba burlando el repartidor. Esta es una ciudad de pervertidos.”

“No puedo estar más de acuerdo ¡A comer!”