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La primera vez en un pub liberal….2

en Intercambios

Cuando llegamos pensé que tenía todo a favor para cumplir mi fantasía. Ana no parecía una profesional y estábamos tan acostumbrados el uno al otro que pasábamos perfectamente por ser pareja. Ana no parecía en absoluto molesta y estaba como siempre muy segura de sí misma. Supe que ella no haría nada que no quisiese hacer, pero que si podía, me daría la oportunidad de hacerlo yo.

 No obstante el principio fue desalentador. En el local todas las parejas eran bastante mayores que nosotros. No me agradaba ninguna de las mujeres que veía y el aspecto de sus parejas tampoco. No quería que Ana tuviese que lidiar con ningún tipo raro.

 La cosa pareció mejorar cuando vimos que salían de uno de los reservados una parejita más joven. Pero pronto percibimos que tampoco había posibilidades. Los dos eran auténticos modelos y buscaban a gente físicamente espectacular. Al poco de hablar con ellos vimos que eran gilipollas integrales y decidimos retirarnos a un rincón a tomarnos nuestra copa.

 Cuando ya decidíamos irnos y montarnos la juerga nosotros solos, se presentó la ocasión motivo de este post, y que cada vez que recuerdo me quedo en babia rememorando los detalles.

 Entro en el local una pareja de nuestra edad más o menos (en esa época tenía 35 años).

 Parecían muy novatos y desorientados. Ella era pelirroja, con muchas pecas y tenía un rostro agradable a pesar de no ser muy guapa. Tenía las piernas más bonitas y largas que Ana, un culo bien puesto aunque menos respingón que ella y un pecho pequeño pero que su traje con escote palabra de honor marcaba muy bien. El traje era de una pieza y terminaba estilo minifalda dejando ver parte de sus muslos, aunque sin ser muy corto.

 El análisis que hice fue acertado, ella parecía no sentirse muy segura y él por el contrario, miraba con ojos de deseo todo lo que se movía. Lo tenía mucho más claro. Sabía que si le nos presentábamos el querría estar con Ana y me daba que intentaría convencer a su mujer para hacer el intercambio, pero nada más entrar se fijaron en la pareja de “modelos”.

Decidí bromeando con Ana, que los dejaríamos cometer los mismos errores que nosotros y así vimos como “los modelos” les daban de lado y el resto de parejas se acercaba haciéndoles sentir incomodos por la diferencia de edad.

 En un momento dado le dije a Ana ¿los rescatamos? ¿Qué te parece el marido?

 Ella contesto:

 No me desagradan, vamos a ver como son.

 Y haciendo de Celestina y siguiendo al baño a la mujer, se le presento y le propuso que se sentaran con nosotros, que estábamos igual de fuera de lugar que ellos.

 En cuanto nos presentamos y empezamos a charlar se sintieron mucho más cómodos e identificados con nosotros. El hombre a quien llamare Juan (y a ella Eva) se sentía muy atraído por lo lanzada que era Ana, que desde el primer momento empezó a hablar de sexo. Eva iba más a remolque, hablando de temas más generales y parecía un poco incomoda, entre otras cosas porque Juan entro en conversación con Ana y parecía haberla olvidado a ella.

 Yo llene ese vacío hablando con la chica y dejando que ella expresara sus dudas y vacilaciones.

 Por un lado no tenía muy claro lo del intercambio, quería ir poco a poco y estaba allí porque su marido había insistido mucho. Pero por otro y ayudada por las copas a las que no estaba acostumbrada, parecía gustarle mucho la atención que yo le demostraba y conforme iba aumentando su nivel de cabreo con su marido, parecía aumentar también su grado de confianza hacia mí.

 Así que cuando Ana propuso que bailáramos una canción lenta en la pista, ella no se negó.

 La note un poco tensa cuando la agarre por la cintura y la atraje hacia mí, pero no me rechazó.

 Estaba más pendiente de lo que hacía Juan con Ana que otra cosa, pero yo desvié su atención hacia nosotros. Le dije que pensara en ella sola y en lo que le apetecía, que su marido parecía arreglárselas muy bien solo. Desvié la conversación hacia ella y sobre todo, a como me parecía una chica sexy y encantadora. En un momento dado, pego su cara a mi hombro y su pecho al mío. Entonces yo, que tenía las manos en su cintura, la atraje un poco más hacia mí, y pegue su vientre al mío. No lo había previsto y la erección fue inmediata. Ella lo notó porque enseguida la sentí como estremecerse, pero no se apartó. No quise forzar más la situación y me quede simplemente empalmado y pegado a su pubis sin hacer gestos o movimientos que pudieran asustarla u ofenderla.

 A vuelta a la mesa y tras otro rato de charla, consideré que había que dar un paso más, ya que la noche se nos iba sin acabar de decidirnos. Así que propuse un juego que consistía en volver a estar un rato juntos bailando o simplemente abrazados, pero por separado y en habitaciones distintas. De ese modo, la presencia de nuestras parejas no nos cortaría y ninguno estaría obligado a contar nada de lo que pasara.

 A juan le pareció bien (él lo seguía teniendo muy claro, iba a por Ana). Eva matizó que vale, pero que “sin que se nos fuera la olla a ninguno” en clara referencia a su marido.

 Así pues, Ana y Juan se fueron a una de las habitaciones y Eva y yo, al estar ocupadas las otras, nos metimos en la sala oscura, que es aquella sin ninguna luz y solo con una cortina negra al entrar. Quedamos en vernos en 20 minutos.

 Una vez dentro, volvimos a la posición anterior, bailando muy pegados y ella notando mi erección de nuevo. Pero esta vez no me iba a quedar ahí, así que empecé por acercar mi boca a su cuello y a besárselo solo con mis labios. Llegaba desde el cuello a su hombro con mis besos y ella no me rechazaba. Empecé a acariciar con mis manos su culo y en un momento dado se lo apreté atrayéndola hacia mi polla a la vez que le comía la oreja.

 Con mis manos en su culo, la boca en el lóbulo de su oído y mi pene apretando contra su coño ella empezó a respirar entrecortadamente, lo que interprete como luz verde.

 Le toqué los pechos por encima de la ropa, notando que tenía los pezones duros. Bajé con mi boca desde su hombro al canal entre sus tetas y le besé en el lateral de los pechos a la vez que le bajaba el vestido y el sostén de golpe.

 Antes de que pudiera reaccionar, empecé a chuparle uno de los pezones y ella emitió algo que era una mezcla entre jadeo y gruñido que me puso como loco. Aquí trate de meter la directa y volví a cagarla, ya que puse la otra mano entre sus piernas y rápidamente trate de subirla hasta su coño por debajo del vestido. Ella cerró los muslos a la vez que me decía:

 ¡Para, para!

 Volví a la estrategia de ir poco a poco y como no rechazaba el trabajo que estaba haciéndole en las tetas, continúe por ahí, pero sin retirar mi mano de su pierna. Empecé a acariciar su muslo por detrás sin intentar subir y Eva fue relajando y aflojando la presión.

 A partir de ahí alternaba el succionar sus pezones con bocaditos y chupadas de cuello y oreja.

 Poco a poco se nos iba pasando el tiempo y casi sin darme cuenta mi mano comenzó a subir por la cara interna de sus muslos hasta que con la parte superior (mi dedo índice extendido en horizontal) toqué sus bragas. Eva dio un respingo pero esta vez no intentó zafarse. Le acaricie la vulva por encima de la ropa íntima y note humedad en sus bragas.

 A estas alturas creo que ella ya no pensaba en nada más que en su placer y lo que estaba sintiendo. Se estaba liberando y no tenía en mente ni a su marido, ni la situación, ni lo que este estuviese haciendo.

 Baje con mi boca dándole besos por el vientre hasta ponerme de rodillas. Hice lo mismo que con las tetas, le subí el vestido (fácil porque era corto y ajustado) y antes de que pudiese decir o hacer nada empecé a pasar mi boca por su monte de venus, eso sí, por encima de las bragas.

 Con las dos manos en su culo, la atraía hacia mí, a la vez que presionaba con mis labios la parte superior de su coño, intentando acercarme a pesar de la postura un poco forzada a su raja. Ella empezó a mover su pelvis tratando de presentarme su clítoris y esos movimientos me pusieron a cien, así que le baje las bragas y directamente le metí la lengua hasta donde pude.

 Empecé a lamer su coño por fuera y por dentro hasta donde podía, y ella empezó a moverse hasta que situó su parte más sensible justo en mi lengua. Luego me agarro por el pelo con las dos manos y me apretó muy fuerte para obligarme a mantener la posición.

 Al poco ya empezaron a temblarle las piernas y yo vi venir su orgasmo. Así que precipitándome un poco ante la posibilidad de quedarme a dos velas, me puse de pie y me abrí la cremallera sacándome la polla mientras le comía otra vez el cuello. Intente introducir el pene entre sus muslos y mi punta resbalo por todo su coño. Intente presionar hacia dentro pero ella me la cogió con la mano y me dijo:

 ¡No me la metas por favor, sigue chupándomelo!

 Pero yo ya iba a explotar. Seguía intentando acercar mi sexo al suyo pero ella me la apretaba con mucha fuerza, hasta casi hacerme daño, y trataba de separarla. Trate de recuperar el aliento y desistí de mis intentos. Cuando intente bajarme de nuevo, ella no acababa de soltar mi pene, parecía que la mano se le hubiese quedado pegada a él y apretaba tan fuerte que me dolía.

 En ese momento se abrió la cortina y la luz entro por un momento en el habitáculo. Yo no reaccione pero Eva se bajó de momento el vestido y se recompuso todo lo rápido que pudo.

 Creía que eran nuestras parejas que habían venido a buscarnos pero solo era otra pareja curiosa que quería saber si había hueco allí para incorporarse a la fiesta.

 En ese momento ya nos habían cortado el rollo con el susto y Eva me pidió que volviéramos a la mesa.

 Joder, que mala suerte, creí que había perdido mis oportunidad, si ahí no había conseguido llegar al final, ya iba a ser complicado rematar la faena esta noche.

 Al poco llegaron Ana y Juan y resulto evidente al primer vistazo que “algo” habían hecho por la cara de satisfacción que traía él. Luego Ana me conto que él la había masturbado y ella le había practicado sexo oral, pero que no habían follado.

 Eva pareció cabrearse un poco, debió pensar que se había quedado con las ganas y sin embargo por la cara que traía su marido él no se había cortado nada. Aun la notaba un poco temblorosa y yo interprete que era de la calentura no resuelta.

Continuará....

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