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La noche excitada.

en Poesía Erótica

 

La noche nació excitada,

tal y como te encontrabas tú

bajo el dosel de aquel infierno

de sexo y flores.

 

Sonaban melodías melifluas

para engañar

con enamoramientos ingenuos.

 

Había más deseo

de traspasar al mundo

con varas de carne

que con espadas de acero;

y así gozar gritando

hasta romper la oscuridad caliente.

 

Si hubo o no dinero de por medio,

sustancias ingeridas, olor a poder,

no lo sé, no se supo.

 

Sólo se vieron, como de costumbre,

cuerpos desnudos, ojos que sudaban...

Se podían contemplar

pensamientos obscenos

flotando en el aire.

Pensamientos esféricos como senos, como glandes y testículos,

como glúteos también.

 

Todo aquello y más

se vio aquella noche

que intitulamos Luxuria.

 

Después ni tan siquiera hubo amanecer.

Acaso esperar al nuevo ocaso;

horas terribles a decir de algunos

de los que allí nos dimos cita.

Quedó una suciedad grata

a determinados paladares. Animales.