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Chile vs Uruguay

en Transexuales

A minutos que comenzara el partido entre Chile y Uruguay, mi amigo y yo hicimos una apuesta:

Si Chile ganaba el tendría que posar usando algún bikini de su hermana uruguaya con una bandera chilena y compartir la foto en nuestro grupo de amigos.

Si Uruguay ganaba yo tendría que llevar la remera de Uruguay de su hermana y ponerme un colaless negro y, de la misma manera, compartir la foto.

Chile perdió 1-0 en un estrecho partido. Mi amigo festejaba y aplaudía, más por no haber perdido la apuesta, que por haber ganado el partido.

"No te preocupés. Si no querés pagar la apuesta está todo bien. Yo no lo iba a hacer de todos modos" - me dijo.

Mi amigo no sabía que yo era travesti de closet.

"Yo pago mis apuestas" - le contesté.

Al día siguiente llevó consigo la remera. Le pedí que me esperara en el living para cambiarme de ropa con cara de aburrida y cabreada pero por dentro estaba excitada.

En mi cuarto abrí mi baúl oculto y comencé a vestirme.

"Estoy lista" – grité después de 15 minutos.

Mi amigo abrió la puerta sonriendo para sacar la foto con su celular pero no pudo. Su cara se había deformado y su celular se le había caído al suelo.

"¡Quién sos!" - preguntó.

"Yo po" - respondí.

Me había puesto una peluca negra larga y me había tomado el pelo con una cinta celeste. Mis labios estaban rojos, ojos delineados y lentes de contacto celestes. Llevaba también un corpiño blanco, colaless ajustado negro, taco altos negros, y lo más importante, la remera de su hermana que me quedaba ajustada. Mi ombligo se notaba.

Él estaba nervioso. No se movía de la entrada hasta que comenzó a caminar hacia mi. Por un momento pensé que me iba a golpear y me asusté pero se detuvo frente a mi y me empujó a la cama. Quedé sentada y él comenzó a sacarse sus pantalones.

"¿Estás seguro?" - le pregunté hablando como bebé.

"Tengo que aprovechar. Quizás en cuántos años más Uruguay le vuelva a ganar a Chile" - bromeó.

Miré su larga verga parada rojiza. De su punta salía un hilo de líquido lubricante que caía.

Puse mi lengua para detenerlo y me acerqué a la cabeza de su verga con mis labios rojitos y comencé a chupársela con suavidad.

Él me tomaba del pelo y yo me afirmaba de su verga con mi mano derecha mientras continuaba en el acto amoroso.

Yo también me encontraba excitada. Mi picha pequeña ya se había escapado del colaless y también se encontraba húmeda como una pequeña banana después de la lluvia.

Sus bolas chocaban en mi cara y cada vez lo hacía más y más rápido hasta que sentí su grito final de excitación y acabo en toda mi cara.

Me costaba ver.

"Sos una nena muy traviesa" - me decía mientras me pegaba con su verga en mi cara llena de semen.

"Yo pago mis apuestas" - le dije.

FIN