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Bimbo o Billonaria

en Control Mental

Este original relato, escrito por "TheHandsThatLead", apareció hace ya tiempo en la página "Erotic Mind Control". Es el primero de una larga serie de relatos similares y su planteamiento me pareció muy divertido y original. En esta traducción, por cuestiones de sonoridad, he dejado en inglés original casi todas las opciones de bimboficación. Espero que lo disfrutéis.

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Capítulo I: Títulos de crédito

El telón del estudio se alza al tiempo que se mezcla la música que sale de los altavoces con los estruendosos aplausos del público que asiste al programa. Tengo mariposas en el estómago, pero ya es demasiado tarde para echarme atrás. Firmé el contrato hace dos semanas y el frío metal del “Collar del Destino” me había estado acompañando desde entonces.

Instintivamente toqué el collar mientras lo pensaba. Sus nanobots se habían dispersado por todo mi cuerpo durante los últimos siete días, esperando solamente las órdenes del equipo técnico del programa.

- Sí, amigos y amigas, es hora de responder a la pregunta que ronda en nuestras cabezas. ¿Se convertirá ella en… Bimbo o Billonaria? - una voz en off sonó a través del sistema de megafonía y apartó mis pensamientos del collar. En la gran pantalla del estudio pude ver los videos que mostraban el momento en que accedí a colocarme el collar y como lo activé. En las imágenes s eme veía sonriendo atolondrada, pero recordaba perfectamente estar excitada ante la perspectiva de lo que se avecinaba. Después de todo, ¿cuántas oportunidades iba a tener de ganar mil millones de dólares?

Por supuesto que no iba a ser una tarea fácil. Nadie había conseguido aún reclamar el premio y, después de haber aceptado participar, llegaron hasta mi rumores de que el programa estaba amañado. Pero cuando se encendieron las luces del escenario, revelando todo el conjunto a mi alrededor en toda su deslumbrante gloria, ya era demasiado tarde como para preocuparse por eso.

El estudio parecía sacado de un mal programa de los 70, con alfombras de pelo largo y muchos tonos pastel que parecía haber sido diseñado por un decorador de catorce años con una profunda fijación por todo lo rosa. Al lado izquierdo del escenario, me encontraba yo de pie tras una especie de atril. En el lado derecho había dos grandes columnas con monitores. Doce en cada una de ellas. Una de las columnas estaba marcada con el cartel “Bimbo”, mientras que la otra lo estaba con el cartel “Dinero”.

En el centro del escenario había veinticuatro polveras de maquillaje de un color rosa intenso colocados sobre pedestales transparentes que desprendían un brillo rosado. Cada estuche estaba numerado, desde el uno al veinticuatro. Dentro de cada uno de ellos había un signo de dólar o una exuberante silueta femenina cromada como las que a veces se colocan en la parte de atrás de los camiones. Cada vez que se abría un estuche, subía un escalón en la columna asociada. El juego continuaba hasta que hubiese elegido doce polveras al azar y me marchaba con lo que hubiese recogido de ambas columnas.

- Gracias, Dan. Es hora de presentar a nuestra competidora de hoy… Sharon - el público pareció volverse loco cuando Jack, el presentador, se acercó a mí con una enorme sonrisa falsa dibujada en su rostro.

- Bueno, Sharon, cuéntanos algo de ti…

- Hola, Jack. Bueno, como sabes mi nombre es Sharon y soy asociada menor en el bufete de abogados McGinty, Wallace and Baird. Tengo veintiséis años y mido uno setenta y cinco de estatura. ¡Pero lo único que debes saber es que estoy aquí para ganar los mil millones de dólares! - dije esgrimiendo mi mejor sonrisa falsa mientras la multitud me aplaudía.

- Eso suena genial, Sharon. Ya hablaremos más tarde un poco más sobre ti, pero ahora solo tengo una pregunta para ti… ¿estás lista para jugar? - la multitud gritó al unísono acompañando a Jack en la pregunta y solo después de que el rugido se acallase podría responder. La pregunta era retórica, por supuesto, tan solo para demostrar, como el contrato que había firmado y los nanobots en mi cuerpo, que al menos se garantizaba una primera ronda del juego.

- ¡Sí, absolutamente, Jack! ¡Estoy lista para jugar!

Una vez más la multitud estalló en aplausos mientras yo no dejaba de sonreír mientras los miraba. Luego me volví hacia Jack y me vi en una de las pantallas del escenario. Había visto ya a otras concursantes, pero se me hacía difícil creer que aquella persona de escaso atuendo fuese yo. Estaba vestida tan solo con un simple tanga y un ajustado top de tubo. Ambas prendas estaban hechas de un material expandible para asegurarse de que los censores no multarían a la productora, pero aun así no dejaban mucho a la imaginación.

- Ok, Sharon, déjame ocuparme de algunos asuntos primero antes de empezar. ¡Y antes de nada me gustaría que atendieseis a nuestra chica favorita, Chrissi! - dijo señalando a la chica y la pechugona bimbo rubia saludo soltando una risita cuando el público lanzó otra ronda de aplausos.

- Como la mayoría de ustedes sabe, Chrissi ha sido la participante menos afortunada que jamás haya pasado por nuestro concurso. ¡Abrió doce polveras bimbo seguidos! Pero no podíamos dejar que se fuese sin nada, así que, en lugar de ello, no la hemos dejado marchar y ¡ha permanecido con nosotros desde entonces! No podemos dejar de mencionar, también, a los excelentes técnicos que operarán esta noche el “Collar del Destino”, que se encuentran en la parte de atrás del estudio. No tendremos la oportunidad de verlos, ¡pero ciertamente veremos su obra sobre el escenario! ¡Y por supuesto, no podemos olvidarnos de nuestro generoso benefactor! ¡El hombre que ha donado el premio de mil millones de dólares! Nuestro misterioso hombre al que simplemente conocemos como “El Contable”.

Un área oscura sobre las columnas de monitores fue, repentinamente, iluminada desde atrás, revelando la silueta de una persona sentada detrás de un escritorio, oculta en la oscuridad para que lo único que pudiésemos ver fuese su contorno.

- Y ya todos conocen nuestro tablero de juego. Dos flancos con doce casillas cada uno. Casillas que iremos desvelando a medida que abramos las polveras. Como siempre, el flanco del dinero comienza con un centavo y… ¡alcanza los mil millones de dólares! Por otro lado, el lado Bimbo está dividido en dos mitades: Las seis primeras casillas son cambios físicos que el “Collar del destino” efectuará sobre la concursante, mientras que las últimas seis casillas son cambios mentales. Cada uno de estos cambios será seleccionado por el voto de la audiencia sobre una lista de cuatro opciones aleatorias seleccionadas de nuestras bases de datos - una vez más, el rugido de la multitud, alentado por Jack, fue atronador.

- Bien, Sharon, esta es tu última oportunidad para retirarte del programa, ¿todavía quieres jugar?

- ¡Vamos a allá, Jack!

Capítulo II: Primera vuelta

 Toda la emoción del inicio del espectáculo había hecho desaparecer por breves instantes las mariposas de mi estómago, pero ahora, una vez que el juego comenzaba de veras, habían vuelto con renovadas fuerzas.

- Bien, Sharon. Como ya debes saber, el programa consta de cinco vueltas. En la primera deberás abrir doce polveras, en la segunda seis, tres en la tercera y en la cuarta y quinta vuelta tan solo deberás abrir un estuche para ver si ganas o no los mil millones de dólares. Eso significa que necesito que me des ahora doce números entre el uno y el veinticuatro.

- Bueno, Jack, no he considerado ninguna estrategia para el juego, así que elegiré los primeros doce números que se me vengan a la cabeza. Voy a empezar con el trece.

El pedestal sobre el que se apoyaba la polvera número trece comenzó a parpadear, pero Chrissi permaneció inmóvil.

- Chrissi, ¿podrías abrir la polvera, por favor? - dijo Jack.

- Oh, lo siento, me había olvidado de que tenía que hacer eso - dijo sonriendo Chrissi mientras se caminaba entre el bosque de pedestales hacia el número trece.

- Chrissi, el trece, por favor.

- Uhmmmm… Jack, ¿cuál es el trece?

- El que brilla, cielo - contestó Jack con una sonrisa y la multitud se echó a reír.

Durante unos instantes, Chrissi pareció luchar con la polvera, pero finalmente logró abrirlo revelando uno de los temidos símbolos Bimbo.

- Oh, que mala suerte con tu primera elección, Sharon. Espero que esto no sea un indicio de como va a ir el resto del juego.

- Sé que no será así, Jack.

Sentí como si mi estómago se me cayese a los pies, pero el juego solo acababa de comenzar y sabía que no pasaría la primera ronda sin sacar algunos símbolos Bimbo.

- Bien, amigos, ¡revelemos cual va a ser el primer bimbocambio y cuáles serán las opciones para votar!

La música comenzó a sonar en crescendo hasta que la primera pantalla de la columna Bimbo cobró vida.

- ¡La categoría es “cabello”!  Y las cuatro opciones a votar son… ¡Farrah Fawcett, Black Bob, Long Red Ringlets y Calvo! Ok, público, usad los mandos de los reposabrazos para votar por vuestro corte favorito. Sharon, ¿qué opinas acerca de estas opciones?

- Bueno, Jack, debo confesar que no me agrada mucho la idea de quedarme calva.

- No solemos ver muy a menudo a una, aunque creo que a ti te quedaría bien la ausencia de pelo. De todas formas, esa melena castaña hasta los hombros desaparecerá en unos instantes.

- Podré vivir con ello, Jack. Al menos las otras tres opciones parecen razonables.

- ¡Bien, la votación ha acabado! Démosle una respuesta a Sharon, por favor.

En la pantalla apareció un gráfico con los resultados de la votación. El corte elegido fue “Long Red Ringlets “.

- ¡La audiencia ha hablado! ¡Oh, gran equipo técnico, activad el “Collar del Destino”!

De pronto sentí a mi cuero cabelludo cobrar vida y, aunque no podía verlo, sabía que el collar estaría brillando y destellando en varios tonos de rosa. En poco segundos noté como mi cabello crecía y caía sobre mi espalda. Algunos mechones se deslizaron sobre mi cara confirmándome que mi pelo era ahora de un color rojo brillante imposible de encontrar en la naturaleza.

- Bien, Sharon. ¡Siguiente estuche!

- Número siete, Jack.

- Chrissi, por favor.

Esta vez el destellante pedestal llamó la atención de Chrissi que no tuvo problemas en coger la polvera y abrirlo rápidamente.

- ¡Oh, no, otro estuche Bimbo! Veamos que tenemos esta vez para ti, Sharon.

La verdad es que no me gustó nada el contenido del segundo estuche. No quería terminar como Chrissi, una concursante con doce Bimbos seguidos, pero eso era algo extremadamente improbable, aun con la mala suerte de haber abierto dos polveras Bimbo consecutivos. Concentré toda mi atención en las diez polveras que me quedaban por abrir.

- Y la pantalla dice… ¡Voz! Con opciones de voz… “Chillona común, grave y ronca, acento paleto sureño y acento ruso norteamericano”. Dejemos claro que esto no cambiará tu vocabulario, sino tan solo la forma en la que hablas. Es decir, que si sale ruso norteamericano no empezarás a decir “da” y “neyt”, pero hará que tus palabras tengan un sonido más recortado y harás énfasis sobre ciertas sílabas que no haría un hablante de inglés tradicional.

- Bueno, siempre y cuando no acabe pareciendo una ratona, ¡creo que podré soportarlo, Jack! - contesté con una sonrisa.

- Y los votos dicen… ¡grave y ronca!

De nuevo el collar pareció cobrar vida y, de repente, tomé aire con fuerza cuando noté arder mi garganta. Una vez el collar finalizó su tarea, me permití exhalar el aire que había aspirado.

- Guau, Jack. Eso ha sido un poco raro… - dije. Mi voz sonaba ahora varias octavas más baja, empapada de sensualidad.

- Bueno, Sharon, aunque el cambio de voz ha ocurrido bastante tempranamente en el juego, hace falta un gran esfuerzo para lograr el cambio. Sin embargo, no parece que debas preocuparte, ¡ha funcionado a la perfección!

- Gracias, Jack - respondí sarcásticamente a sabiendas de que, con mi nueva voz, aquello sonaba como una invitación a mi apartamento.

- Ok, Sharon. ¿Cuál será el próximo número que elijas?

- Probemos esta vez con el veintiuno.

Chrissi abrió la polvera seleccionado revelando esta vez el símbolo del dólar.

- ¡Enhorabuena, Sharon! ¡Estás ya en el camino del dinero! - dijo Jack cuando el primer monitor de la columna “Dinero” se iluminó con la cantidad de un centavo.

- ¡Di que sí, Jack! - respondí -. ¡Vamos a intentarlo ahora con el quince!

Chrissi tomó la polvera número quince y, por unos segundos, se puso a juguetear con él como si hubiese olvidado como abrirlo. Sin embargo, una vez que logró abrir el cierre, reveló un nuevo símbolo Bimbo.

- ¡Oh, que mala suerte! ¿Qué le tocará esta vez a Sharon? ¡Labios! La categoría es labios. Las opciones de voto para la audiencia son…: “Permanent Pink, Pleasure Pillows, Sexual Sensitivity and Always in Touch”.

Otro de los temidos polveras Bimbo. Esta vez el presentador ni siquiera trató de hacer bromas ingeniosas mientras la audiencia votaba.

- Y la audiencia ha elegido… ¡” Pleasure Pillows”!

En la gran pantalla que había en el escenario vi como la cámara se acercaba a mi boca en el momento en que el collar comenzó, una vez más, a hacer su trabajo. Mis modestos pero agradables labios comenzaron a hincharse hasta formar un par de “almohadillas” gemelas en mi rostro.

- Te digo que es todo un clásico, Sharon. ¡Esos nuevos labios van a dar mucho placer a algún tipo afortunado!

- No si puedo evitarlo, Jack. Continuemos, quiero el número tres - sentí que ahora me costaba más hablar, como si tuviese que aprender de nuevo a mover mis labios, pero lograría acostumbrarme a ello.

- Tu segundo estuche de dinero, Sharon. ¡Enhorabuena, tienes ya diez centavos!

- Elijo ahora el uno.

- ¡Oh, tu cuarto estuche Bimbo! Las cosas se están poniendo serias, Sharon. La categoría a cambiar es la forma del cuerpo. Las opciones son… ¡” All Gone Pear Shaped, She’s All Legs, Hour Glass and She’s Going to Reach a New Height”! Querido público, cumplid con vuestro deber.

- Dime, Sharon, ¿cuál crees que saldrá?

Me sentí hundida, sabía lo que iba a suceder…

- No sé, Jack, ¿quizás “Hour Glass”?

- Averigüémoslo, ¿Qué tiene que decir el público? ¡“Hour Glass”, Sharon! ¡Buena suposición!

De repente sentí como si mi tronco ardiese. Al mirar la pantalla vi como mi normalmente delgada cintura de 66 centímetros empezaba a contraerse. Cuando terminó, jadeé tratando de coger aire. ¡Mi cintura medía ahora unos 50 centímetros! Con mis 75 centímetros de cadera y mis 70 de busto, mi nueva cintura me proporcionaba una figura de reloj de arena muy sexy.

- ¿estás bien, Sharon?

- Sí, Jack. Solo necesito recobrar un poco el aliento, gracias.

- Bien, Sharon. ¿Qué estuche eliges a continuación?

- El veintitrés, Jack.

- ¡Oh, no, Sharon! ¡Otro símbolo Bimbo! Y esta vez la categoría es… ¡Pechos!

El rugido del público fue ensordecedor. Esta era siempre la categoría favorita. Era consciente de que me hallaba metida en serios problemas. Tan solo llevaba acumulados diez centavos y este era mi quinto símbolo Bimbo. Tal vez todo cambiase, ¡no podía acabar esta vuelta sin casi nada! No, mi suerte tenía que cambiar, tenía que seguir adelante.

- Las opciones esta vez son… ¡” Nipples Like Erasers, Valley of Pleasure, To “E”ternity and Beyond and Man Handled!”

Había visto en programas anteriores lo que significaba “Man Handled” y sabía que no quería eso para mí. La última concursante a la que le había tocado esa opción hacía ahora porno BDSM, ya que necesitaba que acariciasen sus senos con la mayor frecuencia posible y cuanta más dureza emplearan mejor.

Si algo jugaba a mi favor en esos instantes era que mis senos naturales eran bastante pequeños, apenas una copa B, y el público se había estado decantando por un conjunto más “tradicional” de opciones de bimboficación.

- Oh, mi querida Sharon, esta vez la audiencia nos ha deparado una sorpresa, ¡tenemos un empate!

Maldije para mis adentros. Un empate era el peor de los resultados posibles, ya que en caso de empate la concursante era sometida a la vez a los cambios que habían resultado en empate. Una pobre concursante de la temporada pasada sufrió un empate en las cuatro opciones de la categoría de forma corporal, y pasó de tener un cuerpo de modelo de moda de uno sesenta al de una mujer de culo inmenso de un metro treinta que se veía obligada a usar siempre zapatos de tacón alto. Le destrozaron el físico y abandonó llorando el concurso tras la primera ronda.

- ¡Y el empate está entre “E”ternity and Beyond y Nipples like Erasers!  -  gritó Jack. Me alegré de que el empate hubiese sucedido entre aquellas dos opciones y no hubiese ocurrido lo que había temido. Hoy el público solo pensaba en Bimboficación clásica.

Esta vez no tuve que mirar hacia la pantalla para apreciar los efectos del “Collar del Destino”. Tan solo tuve que mirar hacia abajo cuando la sensación de calor recorrió mis senos al tiempo que estos aumentaban su volumen. La tela del top se expandía más allá de sus posibilidades a medida que mis pechos crecían hasta adquirir una enorme copa E, o incluso más. Era difícil saberlo en aquellos momentos.

Coronando cada uno de mis pechos, mis pezones aumentaron de tamaño haciéndose más gruesos, más largos, más duros y erectos, haciéndose claramente visibles a través del tejido elástico de mi top. Fui consciente de que, de ahora en adelante, siempre estarían así.

El público seguía enfervorecido y Jack tuvo que calmarlos para poder continuar con el espectáculo.

- Bien Sharon, ¡tengo que admitir que la combinación entre esos nuevos senos que ahora posees y la opción “Hour Glass” son absolutamente complementarias! Pero ahora necesitamos que elijas un nuevo número.

Notaba el peso de mi nuevo busto y tuve que hacer verdaderos esfuerzos para mantenerme en pie. Necesitaba un estuche de Dinero ya o las cosas se iban a salir de madre.

- Ok, Jack, elijo el diez.

- ¡Muy buena elección, Sharon! Un símbolo de dólar. ¡Ya llevas acumulado un dólar!

El público aplaudió diligentemente, pero no tan enérgicamente como cuando salía un estuche Bimbo.

- ¿Cuál va a ser tu próximo número?

- Estuche número cinco, Jack.

- Estás en racha, Sharon, ¡otro estuche con Dinero! ¡Diez dólares!

Una vez más sonaron los obligados aplausos del público. Ahora estaba en racha y las cosas se volvían a mi favor.

- Mejor, Jack, esto está chupado. ¡Dame el dieciocho!

- ¡Oh, Sharon, lo siento! ¡Es el sexto símbolo Bimbo que sacas!

Me di cuenta de que aquello era un contratiempo, pero había las dos polveras anteriores me habían devuelto al juego y solo quedaban tres polveras más en esta vuelta.

- La categoría es… ¡Rostro! Y las opciones a votar son…: ¡“Wide Eyed, Pretty in Pink, Bedroom Eyes and Expressionless “!

El público se lanzó a votar tan pronto como Jack dejó de hablar. “Expressionless” era la peor de todas las opciones. Las demás, aunque no era que me agradasen demasiado, estaban dentro de lo que se esperaba del concurso.

- Has tenido suerte esta vez, Sharon, y te has salvado de otro empate, ya que un solo voto ha hecho ganar a “Pretty in Pink” de “Bedroom Eyes”. Debo decir que, a mi juicio, “Bedroom Eyes” se complementaría a la perfección con tu nueva voz “Grave y Ronca”, pero el público sabe mejor lo que te conviene y ha elegido ¡“Pretty in Pink”!

Sentí como oleadas de calor se extendían por mi cara y, una vez que este desapareció, pude ver en la gran pantalla del escenario una completa visión de mi nuevo maquillaje permanente. La sombra de ojos, el delineador, el colorete… el color rosa dominaba mi rostro. Incluso mis labios estaban teñidos de un brillante color rosa.

- Y, claro está, Sharon, este nuevo maquillaje no se desvanecerá, correrá ni nada por el estilo hagas lo que hagas - dijo Jack mientras presionaba su lengua contra una de sus mejillas.

La columna Bimbo se dividía en dos partes. Las seis primeras pantallas conllevaban cambios meramente físicos, pero era en las seis siguientes donde realmente se ponía en marcha el proceso de bimboficación con cambios mentales. Había llegado ya al final de la primera mitad y ya no me quedaban más cambios físicos. El próximo estuche Bimbo que me tocase me iniciaría en el camino de convertirme en una Bimbo de verdad en vez de solo parecerlo. Me quedaban dos polveras más por elegir en esta ronda y tenía que evitar a toda costa que fuesen polveras Bimbo.

- Jack, dame la polvera número diecinueve.

- ¿Estás segura, Sharon? Te daré la oportunidad de cambiar de opinión. Sabes que el próximo símbolo Bimbo hará que comiencen los cambios mentales.

- Lo sé, Jack. Pero aun así, dame la diecinueve.

- ¡Uf, Sharon! ¡Qué fuerte, tu séptimo símbolo Bimbo!

La multitud estalló en aplausos a pesar de que a mí pareció estar cayendo en un pozo sin fondo. Quería evitar los cambios mentales, pero ahora iban a suceder quisiera o no y tan solo llevaba acumulado un premio de diez dólares. Tendría que jugar al menos una vuelta más para poder llevarme algún premio importante.

- La categoría es… ¡Forma de vestir! Has tenido suerte, Sharon, este es un cambio sencillo para tu reacomodación mental. Ahora las opciones son… ¡“Sunny Day Dress, Party All the Time, Tripping the Flesh Fantastic and Gothic Splendor”! Es una selección muy amplia, Sharon. ¿Qué opinas al respecto?

- Bueno, Jack, las dos primeras opciones no suenan del todo mal, pero no creo que las dos últimas se ajusten bien a mi nuevo cuerpo - dije guiñándole un ojo al público.

- ¿Y qué dice nuestro público?... ¡Y aquí está el resultado…! ¡” Sunny Day” es la opción ganadora!

En esta ocasión, en vez de notar como cambiaba una parte de mi cuerpo, sentí como si una espesa niebla se apoderaba de mi mente mientras sucedía el cambio. Tras unos instantes, la niebla se desvaneció, dejando de nuevo mi mente clara pero, claramente, diferente.

- Bien, Sharon, como aun no podemos proporcionarte tu nuevo atuendo, permíteme decirte como será a partir de ahora tu nuevo sentido de la moda. Anteriormente pasabas la mayor parte del tiempo embutida en traje ejecutivo y, según nos contaste en las entrevistas previas al concurso, sabemos que cuando no trabajabas usabas normalmente vaqueros. Bien, a partir de hoy tu atuendo principal lo constituirán los vestidos de verano, aventurándote ocasionalmente, cuando la ocasión lo requiera, con algunos vestidos más formales.

Lo cierto era que había tenido mucha suerte, tanto en la categoría como en la selección del público. Seguro que mis nuevos senos y mi cintura me harían parecer una de esas eróticas amas de casa de los cincuenta con aquellos vestidos veraniegos, pero las otras opciones hubiesen sido mucho peores.

- Entonces, Sharon, ¿cuál será el último estuche que elijas en esta ronda?

La pregunta me sacó de mis pensamientos, devolviéndome al concurso.

- El número ocho, Jack.

- Y el último estuche contiene… ¡Dinero! Has conseguido 100 dólares. Felicidades, Sharon. Has logrado completar la primera vuelta.

- Gracias, Jack. No me ha salido tan bien como hubiese deseado, pero ya está hecho.

- Bien Sharon, como ya todos saben, al final de la primera vuelta, el “Contable” me enviará una oferta para proponerte. No dispones de mucho dinero, así que no esperes demasiado de ella, eso es seguro.

- Perfecto, Jack. ¡Estoy aquí para ganar! - dije con todo el entusiasmo que pude a pesar de que realmente no lo sentía.

El público estalló en aplausos para darme ánimos y sentí una oleada de adrenalina recorriendo todo mi cuerpo. Podía hacerlo, tan solo tenía que superar la segunda vuelta con cuatro polveras de Dinero para mantener intacta mi dignidad.

- Bien, entonces, mientras esperamos esa oferta, cuéntame, ¿cuáles son tus planes de futuro?

- Bueno, Jack, mi intención es convertirme en socia de pleno derecho de mi bufete de abogados en los próximos dos años y, luego, unos años después, crear mi propia firma. El dinero que gane en el programa será la semilla que me permita poner las cosas en marcha. ¡Necesito ganar al menos cincuenta mil para hacerlo posible!

- Está bien saber que tienes un plan de futuro, Sharon. Vale, la oferta del “Contable” es la siguiente… Te sube dos peldaños en la columna del Dinero y uno en la de Bimbo si te plantas ahora.

- Ni hablar, Jack. Eso solo serían cinco mil dólares y no es suficiente para fundar mi propia empresa. ¡Estoy aquí para ganar a lo grande!

El público aumento sus aplausos de apoyo y Jack tuvo que alzar las manos para que se calmasen.

- Muy bien, Sharon, ¿quieres entonces ir a la segunda vuelta?

- ¡Juguemos, Jack!

Capítulo III: Segunda vuelta

 La audiencia no dejaba de aplaudir y gritar mi nombre mientras yo sonreía y saludaba con la mano. La segunda vuelta constaba tan solo de seis polveras y aún tenía la posibilidad de pasarla con un buen resultado.

- Ok, Sharon, ¿cuál es tu elección?

- La polvera número dos, Jack.

- ¡Un magnífico comienzo para esta segunda ronda! ¡Mil dólares!

La suerte comenzaba a sonreírme al tiempo que en la columna de “Dinero” se iluminaba la pantalla de los mil dólares.

- Muy bien, Jack, ¡ahora el veinticuatro!

- ¡Ohhhhh…! El octavo estuche Bimbo, Sharon, ¿cómo te sientes al respecto?

- No es lo que hubiese deseado, pero aún no estoy preocupada, tan solo necesito obtener más polveras de dinero en esta vuelta que en la anterior.

- Me encanta que nuestras concursantes mantengan una actitud positiva, Sharon, pero toca elegir ahora categoría. Veamos… ¡Vocabulario! Oh, sin duda esto vendrá a complementar la categoría anterior referida al tono de voz. A diferencia de la anterior, esta categoría no modificará tu voz, sino el tipo de palabras que usas. Las opciones por las que votará ahora la audiencia son… “¡Third Person Bimbo, French Immersion, Street Slang and Simply Sweet!”. Elecciones clásicas en esta ronda. Yo sé cuál es mi preferida… ¿pero ¿qué opinas tú, Sharon?

- Yo…

- No tienes por qué preocuparte, Sharon. Ya tenemos una respuesta… ¡Simply Sweet!

Conocía la respuesta incluso antes de que Jack la dijese. Cada elección que el público había hecho me había ido conduciendo hacia la clásica bimbo dulce y simple. Habían evitado las opciones más desagradables y supongo que debería estar agradecida por ello, pero de alguna manera, simplemente, no podía asumirlo…

Una vez más sentí la niebla apoderarse de mi cerebro y, cuando esta se disipó, mis pensamientos parecían, de nuevo, más claros, pero, de alguna forma, distintos.

- ¿Cómo te sientes, Sharon?

-¡Okidoki, cielo! ¡Ha sido muy dulce por tu parte el preguntarme, dulzura! Gracias.

Me percaté de que de ahora en adelante escucharía muchas palabras del tipo cielo, carió, dulzura… El cambio estaba hecho y no me quedaba otra que seguir adelante.

- De nada, Sharon. ¿El próximo número, por favor?

- ¡Apuesto por el nueve, Jacky!

- Otro estuche con efectivo, Sharon. ¡Eso es una buena noticia! ¡Ya llevas acumulado cinco mil dólares!

- ¡Sí! ¿Puedo elegir ahora el cuatro, cariño?

- Ohhhhhhhh… ¡Otro estuche Bimbo! ¡El noveno! ¡Creo que este te va a costar más!

- Awww… vale, ¡no es culpa tuya después de todo!

- ¡Gracias, Sharon, es muy dulce de tu parte! - dijo Jack guiñándole un ojo al público mientras me hablaba y este respondió con una carcajada -. ¡La categoría esta vez es Carrera Profesional! Oh, Sharon, lo siento, no creo que vayas a conseguir hacerte socia de tu bufete de abogados.

Era consciente de que las categorías sencillas habían acabado. La categoría de Carrera Profesional podía convertirme en casi cualquier cosa, desde algunas opciones realmente desagradables hasta un simple cambio de rol dentro de mi puesto actual.

- Muy bien, querido público. Estas son las opciones a votar… “¡Sleeping with the Boss, Serving the Public, Adult Industry and Trophy Wife!”. Unas opciones muy interesantes, Sharon, ¿qué te parece?

- Caramba, no lo sé. La verdad es que no creo que quisiese dedicarme a la industria del entretenimiento para adultos.

En mi interior sabía que la mejor opción era “Sleeping with the Boss”. Esa opción me permitiría, incluso, avanzar en mi empresa de una forma más rápida de la que yo había planeado. Sin embargo, no deseaba que el público lo supiese no fuese a ser que, conociéndolo, eligiesen otra cosa para mí. Lo mejor era jugar con sus deseos actuales de convertirme en una dulce bimbo, alejarlos de la opción “Adult Industry” y esperar que la suerte me sonriese.

- No sé, Sharon. Ese nuevo cuerpo tuyo junto con esa dulzura tuya de los que te ha provisto nuestro público podría hacer de ti una estrella dentro de la industria para adultos como bailarina o actriz.

- ¡Awww, qué amable por tu parte decírmelo, Jacky!

- Bueno, el público ha elegido… ¡y ha elegido “Serving the Public”!

La niebla se apoderó de nuevo de mi mente y cuando se despejó, Jack seguía hablando.

- La opción “Serving the Public” obligará a Sharon a buscar trabajo como camarera o similar, pasándose todo el día atendiendo y entregando pedidos del público. Un gran paso hacia atrás para una abogada, ¿no crees, Sharon?

- ¡Caramba, a mí me parece un gran trabajo!

- Lo sé, Sharon. Pero basta ya de hablar de tu nueva carrera profesional, ¿qué estuche vas a elegir ahora?

- Claro, cielo. ¿qué tal el seis?

- Ahí lo tienes, Sharon. ¡Oh, otro estuche Bimbo! El décimo, me temo.

- ¡Eso apesta, Jacky! - dije haciendo pucheros.

- Bueno, veamos cual es la categoría… ¡Compulsión! Este último tramo del tablero Bimbo se presenta desafiante, Sharon. Y las opciones son… “¡Flirting with Disaster, Public Performance, Dirty Deeds Done Dirt Cheap and Trying to Please Everyone!”.

- ¡Boooooo Jacky, no me gusta ninguna de ellas!

- No te preocupes, Sharon, el público sabe mejor que tú cual es la mejor opción y ha elegido… “¡Trying to Please Everyone!”.

Una vez más sentí la niebla apoderarse de mi mente y, cuando se disipó, miré a todas las personas del estudio. No pude evitar preguntarme que haría feliz a cada uno de ellos y que podía hacer yo para ayudarlos a conseguirlo.

- Bien, Sharon, ¿cómo te encuentras?

- Ok, Jacky. Creo que…

- Eso es bueno. ¿Puedo preguntarte algo?

- ¡Claro!

- ¿Qué opinas acerca de cambiarte el nombre?

- Uh… no sé, ¿crees que debería hacerlo?

- Creo que sería una idea estupenda. ¿Puedo sugerirte Shari?

- Bueno, si a ti te gusta supongo que estaría bien.

- Oh, creo que me gusta. ¿Y nuestro público? ¿qué opina nuestro público?

La audiencia estalló en aplausos de aprobación y supe en ese instante que aquel era el nombre correcto para mí.

- ¡Sí! ¡Mi nombre es Shari!

- Bien, Shari, tu próximo estuche por favor.

- Puedes apostar lo que quieras a que me hace muy feliz darte el número de un nuevo estuche, Jacky. ¿Qué tal el número veinte? - dije casi preguntándolo, como buscando la aprobación de Jack. Deseaba escoger la polvera que él quisiese que yo escogiese.

- Una buena elección, Shari. ¡Un estuche de Dinero! ¡Ya acumulas diez mil dólares y has finalizado la segunda vuelta!

- ¡Sí!

- Bien, mientras esperamos a que “El Contable” nos envíe su oferta, ¿por qué no me cuentas cuales son ahora tus planes de futuro una vez acabada la segunda vuelta?

- Caramba, Jacky. Ahora las cosas son bastante diferentes. Debo encontrar un nuevo trabajo… ¡y hay tanta gente por ahí a la que quiero ayudar a ser feliz!

- Me alegra escuchar eso, Shari. Bien, ya tengo en mis manos la oferta de “El Contable”. Al “Contable”, por tu propio bien, le gustaría que abandonases el juego. Piensa que ya es suficiente para ti. Así que te ofrece subir un peldaño más en la columna del “Dinero” si abandonas el juego ya mismo.

- Oh, no sé Jacky, ¿a ti que te parece? ¿Debo aceptar el trato?

- Bueno, eso no depende de mí, Shari, pero el público ha sido muy bueno contigo hasta ahora, ¿por qué no le preguntas a ellos?

- ¡Esa es una gran idea, cielo! ¿Qué pensáis, chicos? ¿Debería aceptar el trato?

El público comenzó a rugir. “¡No, no, no…!”. Yo podía sentirlo en lo más profundo de mi alma. La gente no quería que yo aceptara el trato y, por lo tanto, no lo haría.

- ¡No hay trato, Jacky!

Capítulo IV: Tercera vuelta

 - Muy bien entonces, Shari, ¿quieres continuar entonces con la tercera vuelta?

La multitud me gritaba que “sí” y yo no podía contrariarla.

- Sí, cielo, ¡vamos a allá!

- ¡Bien, Shari, elige otro estuche entonces!

- ¡El veintidós!

- ¡Oh, mal comienzo, Shari! ¡Tu decimoprimer estuche bimbo!

- ¡Oh, nonono!

- Bien, esta vez la categoría es… ¡Fetish! Y las opciones son… “¡Fit to be Tied, Latex and Lace, Down and Dirty and Breast Obsessed!”. Y creo que puedo imaginar por donde va a ir la elección del público, ¿tú qué opinas, Shari?

- ¿En serio, Jack? ¡Eres tan inteligente!

- Gracias, Shari, y parece que la audiencia está de acuerdo conmigo… “¡Breast Obsessed!”

La niebla pareció envolverme aún más rápido que las veces anteriores. Esta vez me daba la sensación de estar flotando a través de ella. Cuando se disipó, miré hacia abajo, hacia mis maravillosos senos, y no pude evitar darles un apretón. Un suave gemido escapó de mis labios cuando el placer proveniente de mis pechos llegó a mi cerebro. Me pellizqué los pezones y tiré de ellos logrando que me temblasen las rodillas y que casi me cayera al suelo a causa del placer. La risa del público me devolvió a la realidad.

- ¡Eh! ¿Qué les resulta tan gracioso? - pregunté enojada.

- Oh, nada, Shari. Gracias a ti lo estamos pasando genial.

- ¡Oh, que bueno, Jacky! ¡Me alegra mucho hacerlos felices a todos ustedes!

- Bien, Shari, entonces no te importará elegir otro estuche, ¿verdad?

- ¡Claro que no! ¡El doce!

- ¡Qué bien! Esta vez te ha salido un símbolo de “Dinero”. ¡Te estás acercando a tu meta de los cincuenta mil dólares!

- ¡Estoy muy feliz, Jacky!

- Ahora, todo lo que debes hacer es evitar un nuevo estuche Bimbo y habrás acabado la ronda.

- Ok, Jacky, ¡dame el número once!

- Oh, Shari, los siento mucho. ¡Te ha tocado la última tarjeta “Bimbo”!

- Pero, pero… ¡No quiero eso! - exclamé haciendo pucheros y cruzando mohína los brazos bajo mis grandes pechos.

- Oh, ya lo sé, pero todos sabemos cuál es la categoría final… ¡Inteligencia!

También yo sabía que la categoría final era Inteligencia, y que esta no necesitaba de los votos del público pues siempre dejaban a la concursante como una bimbo sin cerebro.

¡Esta vez la niebla se apoderó de mi mente y ya no me abandonó!

- Bien, damas y caballeros, ¡termina aquí nuestro show semanal! Quiero aprovechar estos últimos minutos para anunciarles que pronto tendremos un nuevo programa llamado “Businnes Bimbo’s”, donde colocaremos a una de nuestras bimbos en un negocio que se encuentra en apuros y que necesita de un “algo” extra para sacarlo adelante. Y no se olviden de visitar nuestra web dentro de unas semanas para que obtengáis información actualizada acerca de Shari y como se desenvuelve en su nueva vida, ya que ahora ya sabe si es… ¡Bimbo o Billonaria!

Capítulo V: Epílogo

Llevaba puesto el uniforme de camarera del restaurante, pero no me encontraba a gusto con él. La falda era demasiado larga y tapaba, fácilmente, unos quince centímetros más debajo de mi trasero. Con la parte superior de mi uniforme hice lo que pude, pero aun así cubría demasiado mis tetas y yo sabía que los chicos del restaurante querían ver más de ellas.

Los cincuenta mil dólares que gané en el concurso me ayudaron a comprar el nuevo guardarropa que iba a necesitar tras haber pasado por él. El programa poseía también un excelente servicio de colocación y me había conseguido un nuevo trabajo inmediatamente después de acabar el programa.

Antes de mi llegada el restaurante no había sido muy popular, pero ahora todos me habían visto en la tele y, aunque no era una camarera muy buena, nadie se quejaba y yo trataba de asegurarme de que todo el mundo se marchase contento.

Pero aun así, Doug, mi gerente, estaba molesto conmigo y por eso me encontraba nuevamente en su despacho.

- Shari, sé que eres una Bimbo, pero debes asegurarte de que tomas correctamente los pedidos, ¡anótalos!

- Lo siento, Dougie, ¡trato de hacerlo lo mejor que puedo!

- Lo sé, pero eso no es suficiente. Simplemente tu trabajo no me hace feliz.

Sus palabras se clavaron como un puñal en mi corazón, aunque creí ver una ligera sonrisa en el rostro de Doug mientras me las decía.

- Por favor, cielo, dime, ¿qué puedo hacer para hacerte feliz?

- ¿Por qué no te acercas a mí y te lo digo?

- Claro, cielo - contesté levantándome de mi asiento y avanzando hacia donde se encontraba él, tras su escritorio. Doug echó su silla hacia atrás y me indicó que me sentase sobre sus rodillas. Me senté sobre su regazo, esperando a que me dijese como hacerlo feliz, pero en lugar de eso sentí como una de sus manos agarraba una de mis tetas por encima de mi uniforme.

Dejé escapar un gemido de placer. Me encantaba que jugasen con mis tetas y me acerqué más a él para asegurarme de que no se detuviese. Luego, arqueando mi espalda, solté los botones de la blusa de mi uniforme para que facilitarle el acceso.

Mientras la blusa caía alrededor de mi cintura, Dougie se inclinó hacia delante y chupó mi enorme y erecto pezón. Mis gemidos se intensificaron y, finalmente, se convirtieron en palabras.

- Sí, Dougie, chúpame mis enormes tetas…

Dougie siguió chupando mi pezón mientras jugaba con el otro. Yo me perdí en mi propio placer y solo volví a la realidad cuando Dougie comenzó a hablarme otra vez.

- ¿Qué, cielo?

- Estaba diciéndote que te arrodilles y me hagas una mamada con esos grandes y gruesos almohadones que llamas labios, Shari.

Rápidamente me levanté de su regazo y me arrodillé ante él mientras Dougie se desabrochaba los pantalones y se sacaba la polla. ¡Sabía que una buena mamada siempre hace felices a los chicos!

Envolví con mis brillante y rosados labios el miembro de Dougie y comencé a hacerle una mamada. No era tan placentero como hacerle una cubana, pero al menos podía acariciarme yo misma mis tetas mientras se la mamaba a Dougie. Cuando observé la cara de placer que Dougie estaba poniendo, recordé haberle dicho a alguien que mis labios, si podía evitarlo, no le iban a dar placer a nadie, pero juro por mi vida que no recordaba por qué lo había dicho.

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