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Mi primer experiencia de cornudo(1)

en Confesiones

Haciendo un paréntesis de la historia sobre la fiesta que cambio nuestro matrimonio, les contamos lo que paso cuando se dio la primera aventura de mi hermosa esposa Petra poniéndome los cuernos con mi consentimiento, con Don Jacinto un taxista.

Andrés:

Cierta ocasión, cuando salimos de una fiesta de quince años como a las 2 de la mañana, no llevé mi carro ya que estaba descompuesto así que salí del salón con mi esposa Petra ya algo mareados, para pararnos en la calle y abordar un taxi que nos llevara a nuestro domicilio.

Tanto mi esposa como yo ya habíamos hablado varias veces sobre la posibilidad de ser un cornudo mirón cuando ella se entregara por primera vez a otro hombre, lo único que nos faltaba era conocer una persona amable, sin vicios ni peligrosa para hacer realidad ese deseo de ambos.

Muchos carros que pasaban nos echaban las luces y silbaban, sobre todo ocasionado por mi esposa, ya que llevaba un vestido color vino de encajes a los costados y la espalda totalmente descubierta, unos tacones de plataforma que ocasionaban que sus nalgotas se vieran aún más sexys y apetecibles,  me excitaba el saber que muchos choferes silbaran por ver el cuerpo voluptuosa de mi amada Petrita.

Por azares del destino, un taxi nos silbo y por reflejo le hicimos la parada, el taxi se paró y yo le pregunte al señor cuanto nos cobraba a nuestro domicilio, el señor nos dijo que 100 pesos, a lo cual aceptamos y nos subimos en la parte de atrás. Desde que el señor empezó a platicar con nosotros nos transmitió confianza, seguridad y amabilidad tanto a Petra como a mí.   

PETRA:

Así es, nos mencionó que se llama Jacinto de 48 años, que se dedicaba al taxi desde hace 15 años y que de ahí mantenía a su esposa e hijos, yo venía algo ebria, sentía morbo por las miradas que me hacían los hombres en la fiesta y el manoseo de nalgas que me dieron algunos señores ya ebrios cuando me sacaron a bailar a la pista de baile, el sentir esas manotas algo torpes por la borrachera de como masajeaban mis nalgotas mientras mi esposo disfrutaba discretamente de lo que me hacían esos señores ebrios. Me excitaron pero ninguno me dio confianza para entregarme a él en mi primera aventura con mi esposo como cornudo.

Pero el taxista no se con sus palabras me dio esa confianza de que pasara por mi mente diciéndome que él podría ser el indicado para tener la primera experiencia, era maduro, era atractivo, caballeroso,  se veía que notaba discreción y no era tan vulgar.

Mientras hablábamos con él,  cosas triviales, tal vez por mi borrachera o calentura, discretamente le hable al oído a Andrés y le dije:

P:- Amor creo que él es el indicado si tú estás de acuerdo. (Con nerviosismo sin saber cómo sería su reacción)

A:- (Antes de contestar, una descarga recorrió mi cuerpo al escuchar de los labios de mi esposa que tanto adoro esa palabra, pero al estar excitado y lo bien que nos había caído el señor acepte) Ok amor, pues esta noche se ara amor.

(Seguimos hablando de cosas triviales pero mi verga ya estaba erecta de lo que podía pasar con mi esposa y ese señor, cuando el taxista empezó hablar por la radio con otros taxistas aprovechamos y nos pusimos de acuerdo del plan pues esta situación nos había tomado de improviso). Y el plan al que llegamos de acuerdo con rapidez y sin que nos escuchara se dio de la siguiente manera, o, que hubieran planeado ustedes de algo tan imprevisto, esperamos que nos mencionen que plan se les habría ocurrido a ustedes o si hubieran planeado lo mismo que nosotros, el plan se dio así,)

A:- Señor mire nuestro domicilio está lejos y mi esposa esta algo mareada, nos podría llevar mejor a un hotel para que mi esposa se recupere y no se vaya a empeorar. (A lo cual el señor acepto de inmediato, nos hizo sentir bien lo preocupado que se veía por lo que le había comentado).

(Elegí un hotel discreto donde había ido con mi esposa en ocasiones a coger, cuando realizábamos fantasías eróticas. Esas fantasías donde hacemos cambios de roles donde mi esposa actuaba de ella misma y yo me hacía pasar por señores amigos de mi esposa o de nuestro trabajo, a veces yo me hacía pasar por su jefe de trabajo, por el vendedor del mercado, por el doctor al que íbamos con mi hijo etc.)  

Llegamos a un hotel discreto y sencillo, se estaciono en la puerta y yo pasa a el hotel diciéndole al encargado que quería rentar una habitación para tres, y dijo que si pero sería un costo extra. A lo cual estuve de acuerdo y pagué, regrese al taxi y le dije al chofer que me ayudara a bajar a mi esposa, el amablemente acepto, cuando la tratábamos de bajar mi esposa como buena actriz se hacia la que estaba muy mareada aflojando el cuerpo sobre todo al taxista que le ponía todas esas nalgotas pegándolas a su entrepierna del señor.

Los dos la abrazamos y llegamos a la recepción, el dueño quedo asombrado pues no pensó que fuéramos dos hombres y mi esposa, talves pensó que éramos una familia, nos vio pasar, recuerdo como sus ojos se clavaban en el cuerpo de mi esposa, no sé qué pasaría por la mente del señor al ver que subíamos los dos hombres con ella. Al entrar a la habitación los tres caímos a la cama, yo le dije al taxista que me ayudara a acostarla, a lo cual accedió, le dije que la desnudáramos un poco para que se refrescara a lo cual accedió nerviosamente, le quitamos cada uno una zapatilla, entre los dos le quitamos el entallado vestido quedando tirada en la cama con una tanga negra de encajes y un bra de media copa, le dije al taxista que mi esposa estaba linda a lo cual el respondió con nervios que sí.

Me arme de valor y le dije que si se la quería coger, a lo cual él se sorprendió y con una voz que transmitía confianza me dijo que si pero porque yo le ofrecía a mi esposa. Le engañe que éramos una pareja swinger y que veníamos de un club de intercambio de parejas, al oír eso le dio más confianza y acepto.

Yo me senté en una silla del hotel dejando a Don Jacinto y a mi esposa en la cama, el, la empezó a besar y acariciar con nerviosismo, debo aceptar que no se concentraba mucho pues me menciono el señor que era la primera vez que experimentaba esto, a lo cual yo le dije que como podía entrar en confianza, el señor me dijo que me fuera al baño mientras él se concentraba a calentarse con mi esposa, a lo cual yo accedí.

Me fui al baño, pero apague la luz, con la puerta entre abierta me puse a ver lo que pasaba, veía claramente como el señor recorría con sus besos el cuerpo semidesnudo de mi amada esposa, después le acariciaba su panocha bajo su tanguita, mi esposa se retorcía haciéndose aun la mareada.

Después el señor se desnudó dejando ver una buena verga más grande que la mía, se bajó a las piernas y le empezó a mamar su panocha peluda a mi esposa, ella empezó a retorcerse y a gemir, para eso yo ya estaba desnudo masajeándome mi verga totalmente erecta de ver como el Don Jacinto gozaba la panochota de mi esposa Petrita.

Después, saco un condon de su cartera y se lo puso, abrió de piernas a mi esposa y poco a poco fue sumergiendo esa vergota en mi esposa que no aguanto a empezar a gemir y lanzar unos grititos,  el señor la embestia con todo su peso encima de mi esposa ahí con sus piernotas abierta recibiendo todos los centímetros de esa vergota.

Mi esposa decía mi nombre, la buena actriz de mi esposa fingio haciendo pensar al taxista que ella pensaba que era yo el que la cogía, decía mi nombre mientras el taxista la penetraba con dureza, eso le dio confianza al señor, luego la puso de perrito, yo no aguante y Sali y me sente en una silla teniendo esa vista en primer plano, se veían unas nalgotas enormes de mi esposa viendo como esa verga desaparecía en la panocha de mi esposa.

Pasaron algunos minutos, cuando el señor empezó a bramar señal de que estaba viniéndose a placer, termino de venirse y termino satisfecho, al sacar su verga el condón estaba lleno de semen. El señor se vistió, me agradeció la cogida que le dio a mi Petrita y salió del hotel, yo estaba tan excitado que cogí con mi esposa como dos perros en celo en esa maravillosa noche de mi primera experiencia de cornudo.

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