miprimita.com

Los celos 4

en Hetero: Infidelidad

"-Quieres jugar putita.-Dijo mirándome, mi cabeza afirmó sonriéndole, podría echarle la culpa a la droga, que quizás también jugó su papel, pero la verdad era que quería romper, romper con todo lo que había sido, romper con el silencio que un día se creó dentro de mi, romper con las normas puestas por nuestra falsa modestia, quería experimentar."

 

 

Susana sacó su mano despacio, con sus dedos mojados, miraba aquellos dedos que habían estado jugando en mi interior, observaba su mirada de lujuria mientras apoyaba sus dedos en mis labios, exhalaba mi propio sexo, dulzor y agrio, sin pensar abrí la boca dejando paso, los movía en mi boca igual que había hecho antes con la cocaína.

- Eres un diamante en bruto.

No hacía más que mirar sus ojos verdes, notaba el vacío que habían dejado aquellos dedos , mi dedos ocuparon aquel espacio, los movía siguiendo el ritmo que Susana marcaba en mi boca, succionaba todo lo que podía, exhibió una sonrisa de satisfacción sabía que había domado a la fiera, a partir de aquel momento sin darme cuenta me convertí en su gatita.

-Levanta.- Se había puesto de pie, aguantando los vaivenes del barco.-Vamos a dentro estaremos mejor.- Ya estaba en la puerta de la habitación con la caja plateada.

Me levanté intentando dominar el balanceo del barco, me sentía flotar con lo cual me era más difícil mantener el equilibrio, su mano me ayudó a llegar hasta el marco de la puerta sujetándome fuerte por la cintura , al momento su boca me estaba besando, me agarré a su cuello intentando no caerme, su lengua jugaba con la mía, absorbía, recorría cada recoveco.

Entramos en la habitación unidas por nuestras bocas, Susana se separó, había una cama perfectamente arreglada,una estantería completa de libros junto a una pequeña mesita, todo perfectamente arreglado cosa rara para un hombre que vive solo.

Susana dejó la caja encima de la cama, y sus manos comenzaron a desnudarme, iba a ayudarla con mis pantalones, deseaba quedarme desnuda para ella.

-Déjame a mí.- Dijo Susana sujetándome los brazos con tono autoritario.-Déjame quiero hacerlo yo por favor.-Dijo suavizando su voz.

La puerta estaba abierta, si Pierre bajaba me podía ver desnuda, pensé que quizás fuera lo mejor, que me viera desnuda con Susana, que descubriera quién era en el fondo, sus manos bajan mis pantalones besando cada centímetro que quedaba desnudo, una sensación extraña recorría mi cuerpo, estaba semi desnuda ante una mujer desconocida, sentí como un frescor inundaba mi pubis, Susana se quedó arrodillada a escasos centímetros de este, su respiración rebotaba en mis labios excitándome.

-Quiero comerte, ¡Dios!.-Al momento percibí su lengua profanando mi interior, recorría cada rincón, todo mi cuerpo se estremeció haciendo que intentara echar mi cuerpo hacia atrás, pero sus manos se apoderaron de mis nalgas apretándome más hacia ella, mordía mi clítoris suavemente, mordía y al momento lamía, me acabó de quitar los pantalones dejándome desnuda de cintura para abajo, de un empujón me tiró sobre la cama quedando boca arriba, entonces vi su cara cargada de deseo, sus ojos brillaban más si cabe.

Comenzó a desnudarse despacio contemplándome , su camisola quedó tirada en el suelo junto a mis pantalones, sus pezones quería romper aquel diminuto bañador, deseaba verlos, jamás hubiera pensado que podría anhelar algo con tanta fuerza, sus manos desataban sus tirantes dejándome ver dos preciosos senos adornados por dos pequeños aros en sus pezones impidiendo quitar la vista de ellos, sin darme cuenta mi mano se había colado entre los labios de mi coño, me estaba masturbando para ella, una risa apareció en sus labios al descubrir mis dedos usurpando mi ser.

-Puta, eres una puta.-Susurraba.

Provocaba que me encendiera todavía más, mis dedos jugaban en un mar de fluidos, mi mano libre acariciaba mis pezones, Susana comenzó a bajar su bañador haciendo eterno su descenso, unos labios abiertos dejando ver un piercing en su clítoris.

Sin dejar de sonreír fue caminando a gatas por encima de la cama, como si de un juego se tratara,retrocedí intentando escapar, hasta tocar mi espalda con el respaldo de la cama, sin escapatoria me vi atrapada por sus labios, nuestras bocas ya se conocían y bailaban como una pareja experimentada, mi lengua ya no se escondía sino que presentaba batalla, recorrí su boca mientras ella cedía permitiendo mi invasión.

Mis labios recorrían su cuello escuchando como ronroneaba dejándome libre el paso, era la primera vez que mi cuerpo se unía con una mujer, era la primera vez...que no lo hacía por amor si no por placer,entretanto mi mano se adelantó a mi boca buscando aquel piercing, mis dedos jugaban con el sintiendo la humedad de su vagina, no podía dejar de besar aquellos pezones, tenía tanto que explorar, Susana lo sabía, sabía mi inexperiencia y como buena maestra guió mi cabeza hacia el centro del universo, quería devorar aquellos labios, mordía y empapaba con mi boca aquella fuente, conociendo sus interiores, las manos de Susana sujetaban mi cabeza a la vez que movía las caderas intentando sentirme más adentro, mi lengua entraba y salía como si de una ola en la playa se tratara.

-Méteme dos dedos cariño.-Susurraba entre gemidos.

Como buena aprendiz obedeciendo al maestro mis dedos ocuparon todo aquel espacio a la vez que mi boca no dejaba de absorber sus labios, dos pistones encendían aquel motor, nuestros cuerpos comenzaron a sudar juntando olores, las caderas de Susana cada vez se movían más deprisa igual que mis dedos, sentía más cerca sus fluidos esperando que me inundarán todos mis sentidos, al final sus caderas ejercieron un espasmo e inmediatamente me bañaron, sus manos me empujaron hacia arriba hasta unirnos como si fuera un pacto, repartimos sus fluidos en nuestras bocas.

-Ahora me toca a mí zorrita.- Dijo Susana dejándome ver sus dientes blancos en una sonrisa perfecta.-Pero antes hay que reponer fuerzas.-Susana volvió a coger la cajita plateada, esta vez no me negaría, deseaba seguir en aquel mar de olas, su dedo corazón apareció blanco ante mi boca, no lo dudé lo saboreé como si de una felación se tratara, volví a sentir aquella montaña rusa, mientras veía a Susana hacer lo mismo.

-Abre las piernas.-Dijo sujetándome los carrillos de mi boca, era su gatita y mi cuerpo era suyo, tenía tanto que aprender que estaba dispuesta a saltar por la borda si ella me lo hubiera pedido.

Sus labios comenzaron a besar mi coño, un dedo jugaba con mi perineo despacio, dos dedos ya introducidos me llenaban por completo, sentí el dedo invasor llamando a las puertas de mi ano, solamente podía morder mi labio inferior y agarrarme a las sabanas de la cama, su cabeza se movía arriba y abajo sin dejar lugar vacío, un dedo consiguió entrar haciendo que sintiera un poco de dolor, ¿pero qué era el placer sin dolor?, enseguida mi cuerpo se acostumbró a estar completo de sus dedos, me sentía penetrada por ambos orificios a la vez, no pude más y me vacíe, sentía como todo mi ser se escapaba de mi ofreciéndome paz, paz después de mucho tiempo, tranquilidad y armonía, no había preguntas, ni nadie que me cuestionase.

 

-¿Estás bien?.-Lola se detuvo en seco, quizás fuera mi cara mezcla de asombro y excitación.

-Si...pero...no te reconozco.

Sonrío como el que sonríe a un niño pequeño.

-Carlos, muchas cosas han cambiado, seguramente tú también has sufrido un giro en tu vida, ¿o no?.

Si, yo había sufrido cambios, o simplemente salió mi verdadera personalidad, ¿pero qué hubiera pasado si Lola no me hubiera dejado?, en mi interior seguía echándole la culpa a ella, ella...fue la que me empujó a comportarme de aquella manera, todo iba bien...todo iba bien ¡por Dios!, había sido un año lleno de subidas y bajadas, desde el día que Vanesa me besó saliendo del restaurante mi vida se había vuelto una montaña rusa, desde tocar el cielo con mis manos a enterrarme en el mismo infierno, pero para mí solo había una culpable...Lola.

-Dime qué piensas, tenemos que ser francos el uno con el otro, si no nunca podremos avanzar.- Lola me conocía bien, sabía que estaba luchando con mis demonios, la deseaba con todas mis fuerzas y a la vez la odiaba.-Háblame de ella, ¿quien es?, ¿como es?, yo también quiero saber.-Cogió mis manos para apoyarlas sobre sus piernas, ese mínimo roce con su cuerpo hacia que me abandonara,mis ojos se nublaban y el nudo de mi garganta amenazaba con dejarme mudo, pero ¿como contarle mi infierno?.

¿Como decir que Vanesa me metió en un juego del cual no podía salir?, si lo hacía, las pocas posibilidades que había de que volviéramos a estar juntos desaparecerían por completo, pero si quería volver a recuperarla tenía que ser sincero.

-Mira vamos a comer algo, y así te relajas, ¿te parece?.- Se puso de pie manteniendo mis manos en las suyas, de pie mirándome con ternura e intentando que me recompusiera, realmente la amaba.-Conozco un sitio donde hacen unos bocadillos buenísimos, ¡vamos!.

Bajamos del mirador sumergidos en nuestros propios pensamientos, ella se había abierto a mí y sin embargo yo llevaba toda mi mierda encerrada en mi cerebro, la terraza donde habíamos empezado aquella conversación estaba recogida, seguramente los patos estarían acurrucados en cualquier rincón esperando un nuevo día, y allí estábamos nosotros cogidos de la mano, cualquier persona que nos viera pensaría que éramos una simple pareja de novios, le daba vueltas a las palabras de Lola, nunca me la hubiera imaginado con otra mujer, y menos consumiendo droga, ella ni siquiera fumaba tabaco, todo era demasiado extraño para mí, me preguntaba qué quedaba de la mujer con la que me casé.

Caminábamos por las Ramblas sintiendo el movimiento de sus caderas, no había soltado mi mano haciéndome más difícil dejarla marchar, deseaba que no acabara aquel trayecto, no sé si podría desprenderme de ella al acabar aquella noche, entramos en la calle del Carmen, como siempre abarrotada de gente de todas las razas, árabes, asiáticos, paquistaníes, normalmente eran calles peligrosas para caminar de noche, podía ver algunas miradas dirigidas a Lola, aquello me ponía en guardia sin saber que ella no necesitaba que la defendiera de nadie, segura de sí misma marcaba el paso, al final llegamos a un pequeño local, una pequeña barra con diversos bocadillos con muy buena pinta, desconocía aquel local, una barra con sillas era los únicos espacios libres que quedaban.

-Lola!.-Un joven árabe la saludo nada más verla.

-Abbud!.-Dijo Lola sonriéndole.

Los ojos del muchacho se encendieron al ver que Lola lo saludaba., salió de detrás de la barra y ante mis ojos beso a Lola en los labios, Lola soltó mi mano para abrazarlo, mi cabeza comenzaba a estallar, no lo entendía, no entendía aquel cambio en nuestras vidas.

-Abbud, este es Carlos.-

-Un placer Carlos.-Dijo con un castellano perfecto.

-Abbud es un buen amigo.- Y seguro que algo más que un buen amigo pensé.

-Que vas a querer?

-Yo quiero uno de ternera picante, pon dos, a él también le gustará.

-Sentaos donde podáis, o si quieres puedes pasar a dentro, tú misma.

-Quizás mejor dentro, tenemos que hablar y aquí hay demasiada gente.

Lola me guío hacia lo que parecía un patio interior, simplemente una mesa con dos viejas sillas.

-Aquí estaremos más tranquilos.-Lola parecía estar en su casa.

-Parece que lo conoces muy bien.- Dije intentando que mi voz saliera con un tono neutro.

-Si, conozco a la familia de Abbad.- Dijo mirándome intentando captar mis pensamientos.- Mira vamos a dejarnos de juegos, si, si me he follado a Abbad, ¿vale?, ya está, así no hace falta que te estés preguntando si sí o si no.- Su franqueza me cogió desprevenido.

-Es a penas un muchacho.- Dije interrogándola.

-Diecinueve años,¿ pero que tal si esa parte la dejamos para más adelante?, me ibas a hablar de esa chica.- Dijo como si no hubiera pasado nada, me acababa de decir que se había tirado a un joven de diecinueve años árabe y allí estaba sin inmutarse.- O si quieres lo dejamos aquí y ya está.-Había vuelto la coraza de Lola, no estaba dispuesta a que cuestionara sus hechos.- Te voy a contar todo, si crees que no podrás soportarlo o simplemente no quieres...no pasa nada, nos vamos y ya está, pero no vengas con tus celos porque no te los voy a tolerar.

Apareció una mujer con nuestros bocadillos provocando nuestro silencio, la mirada de Lola se había vuelto fría, los dejó en la mesa junto a un par de cervezas y se fue sin decir nada.

-Perdona, no volverá a pasar.- Dije encogiéndome en la silla.

-No te preocupes, cuéntame algo de ti.

Le hice un pequeño resumen de mi vida hasta llegar el momento en el que me vio con Vanesa.

-Al final fuiste tú el que me puso los cuernos.-Dijo riendo, no noté ironía en aquella frase, más bien quiso enfriar el tema, pero tenía razón, fui yo el que fue infiel, continúe contándole una parte de mi vida que me hubiera gustado que jamás ocurriera.

Después de que nos vieras acompañe a Vanesa al trabajo, era una vieja casa en la Barceloneta, una escuela de pintores, Vanesa toco el timbre y al momento nos abrieron, subíamos por unas escaleras estrechas, Vanesa iba delante mientras yo no podía quitar la vista de sus caderas, al llegar al segundo piso nos recibió una mujer mayor, alrededor de sesenta años.

-Marta!.-Vanesa la abrazo con ternura.

-Llegas tarde muchacha.

-Lo siento Marta, se me ha hecho tarde, el es Carlos un amigo.

-Pasad, pasad, llevan rato esperando.-Dijo la mujer obviando mi presencia.

La sala estaba iluminada por una claraboya que permitía que entrara la luz natural, habían cuatro hombres y una mujer, todos ellos pasaban de los sesenta años, Vanesa saludo con la mano.

-Quédate aquí, voy a cambiarme.-Dijo besándome en los labios.

Todo el mundo cogió sus instrumentos colocándose en unos pequeños taburetes delante de unos lienzos blancos, me situé en una esquina esperando a que aquello comenzara, Marta situó una silla en medio de la sala a la vista de todos, y noté que me miró percibiendo algo que me extrañó.

Escuché como se abría una puerta y al momento apareció Vanesa desnuda, me dio un vuelco el corazón parecía la Venus en el cuadro de Santo Botticelli, lo único que variaba era el color de su piel y sus rizos, se dirigió hacia la silla poniendo una pierna en cada lado de tal manera que se podían ver cómo sus labios vaginales se abrían como una flor, apoyo los codos en las rodillas apoyando su cara entre las manos, al momento llego Marta para acomodar su pelo en un costado de manera que casi tapara uno de sus pechos y sin decir nada se retiró.

No me explicaba cómo aquellas personas podían pintar sin alterar su trazado, mis manos sudaban simplemente por el hecho de verla, Vanesa era como una roca, no movía ni un solo músculo de su cuerpo, solo a veces levantaba su mirada para encontrarse con la mía realizando un amago de sonrisa al comprobar que aquello me excitaba.

La deseaba, me dieron ganas de abrazarla allí mismo, cubrir su cuerpo de aquellas miradas, entre mis pantalones crecían las ganas de poseerla, y eso ella lo sabía.

 

Me quedé mirando a Lola, continuaba con la mirada clavada en mi, nuestros bocadillos descansaban en la mesa intactos, me parecía imposible estar contándole eso a Lola, estar hablando de los deseos por una mujer que no era ella.

-Continúa, no pasa nada.-Una dulce sonrisa me tranquilizó.-Se que no es fácil pero tienes que sacarlo , así no será más fácil a los dos.

Bebí un trago de mi cerveza sin dejar de mirar sus ojos, desde luego no estaba siendo fácil, pero a medida que me vaciaba me sentía mejor.

 

La sesión duró un par de horas en las cuales hubo dos descansos, en los cuales Vanesa se cubría con una bata blanca que aún la hacía más sensual.

-Que te parece?.-Me dijo en uno de esos descansos, habíamos salido de la sala para tener más intimidad.

-Raro.-Dije con una sonrisa nerviosa.-Para mí sería difícil poder pintarte sin poder tocarte.

Le pasé mis brazos por dentro de la bata tocando su cuerpo desnudo, no la pensaba soltar, una risa sensual apareció antes de besarnos, quería que aquello acabara para poder llevármela.

-Pasarás la noche en mi casa?.-Vanesa me había leído el pensamiento.

-Si tú quieres si.

Sus nalgas cayeron prisioneras de mis manos, las recorría por dentro de la bata descubriendo todo su contorno.

-Te has puesto cachondo hay dentro...te he visto.

-Como quieres que no me pusiera cachondo?eso es imposible.-Dije apretando más sus nalgas.

-Cuando me veías ¿tenías ganas de masturbarte?.-Su mano se dirigió a mi entre pierna, pasaba la mano sobre mi verga.

-Si...me la hubiera sacado allí mismo.-Dije mordiéndole su labio.

-Eso hubieras hecho por mí ?.-Había esquivado la cremallera de mi pantalón, mis slips fueron una débil frontera que cruzó a penas sin esfuerzo.-¿Qué más harías por mí?.-Su mano aprisionaba mi verga subiendo y bajando lentamente.-Dime qué harías cornudo.- Ni siquiera me detuve a pensar en el significado de sus palabras, era como si estuviera en un trance.

-Lo que quieras.-Mis palabras salían entrecortadas, su mano no me daba tregua.

Sentí que me corría llenando toda su mano, no dejo por ello de moverla e incluso aumentó sus movimientos.

-Eso es córrete cabrón, hijo de puta.-La mano de Vanesa menguó su velocidad, ya había conseguido hacedme correr, se dedicó ha acariciar mi verga esparciendo mi semen por todo el tronco.- Ni se te ocurra limpiarte, ¿lo harás por mí ?.-Un beso selló mi boca sin dejarme responder, me encendía a cada segundo manteniéndome en un delirio continuo.

-Nos van a pillar.- Dijo recuperando la compostura,sus ojos brillaban como si hubiéramos hecho una travesura.

Oímos pasos al otro lado, la venían a buscar para continuar la sesión, Marta apareció detrás de la puerta, asomó la cabeza como si con eso pudiera disimular la intromisión.

-Cuando quieras Vanesa.

-Voy Marta.

-Vamos.-Dijo besando mis labios.-Pero compórtate.-Su mano se dirigió hacia mi paquete agarrándolo suavemente.

-Lo intentaré.-Nos reímos los dos de la situación, en mi interior solo estaba esperando el momento de estar con ella a solas, era mi Venus.

 

-Ósea, ¿me estás diciendo que era tu Venus?.-Lola me estaba mirando con cara extrañada.- ¿Tu sabes lo que me estás diciendo?.

-Si...lo sé.-Era difícil de explicar, como decirle lo que sentí por Vanesa, yo que me había comportado como un marido celoso, no tenía explicación, y lo peor era que omití las palabras de Vanesa, como explicarle que me había humillado de tal manera, que me había llamado cornudo y yo simplemente lo acepté.

-Si también estabas...no sé qué hacemos aquí.

-No...

-Es igual, continúa no te tenía que haber cortado, sigue por favor.- No podría explicar la manera en que me miraba Lola, me sentía idiota hablando de Vanesa con ella, tragué un bocado del bocadillo de ternera que me estaba abrasando el estómago, por un momento pensé que Abbud se había vengado de mi poniéndome el doble de picante.-¿Quieres otra cerveza?.-Dijo adivinando lo que pasaba en mi estómago.

-Si la verdad es que es un poco picante.- Por no decir que era demasiado.

-Voy a buscar un par de cervezas, ahora vuelvo.

Lola se levantó y pude apreciar su cuerpo de nuevo, desconocía los motivos pero era como si hubiera mutado, no sólo su imagen si no su carácter, era más fuerte, desde que comenzamos a hablar siempre fue ella la que llevaba el paso sin darme tiempo a recomponerme, estaba allí buscando respuestas y sin darme cuenta era yo el que estaba rindiendo cuentas.

Mientras esperaba que regresara Lola con las cervezas le daba vueltas a mi cabeza a toda aquella situación, recorrí aquel viejo patio con la vista preguntándome cuantas veces habría estado Lola allí , habían algunas viejas plantas y poco más, la mesa era redonda de jardín, seguramente aprovecharían para comer o cenar los mismos empleados, habían pasado diez minutos sin que Lola regresara, no sé el porqué pero comencé a recelar de aquella situación, en cualquier otro momento lo habría achacado a muchos factores, podría haber aprovechado para ir al lavabo, mucha gente en la barra y estaba esperando...pero a esa Lola y con Abbad no creía que la hiciera esperar, desconozco los motivos o porqué engañarme, quería saber que es lo que estaba haciendo, me levanté y entre en el local sintiendo como bombeaba mi corazón, imaginaba tantas imágenes que incluso se mezclaban entre ellas sin darme tiempo a ordenarlas en mi cabeza.

-Hace tiempo que no venias,¿dónde has estado?

Abbud estaba abrazado a Lola, sus manos descansaban en las nalgas de esta, las acariciaba mientras que Lola tenía sus brazos cruzados en el cuello de este.

-A ver cuando hago un hueco y vengo a verte, estoy muy liada ahora mismo.- Sus bocas estaban a escasos centímetros, Lola advirtió mi presencia pero no alteró su posición.- Venga dame esas cervezas.

Me di media vuelta y regrese al patio, al momento llegó con las cervezas.

-¿Por dónde íbamos?.-Dijo dejándolas sobre la mesa, dejaba claro que no iba a dar ninguna explicación.

 

La sesión duró poco más de media hora aunque para mí fueron horas, no hacía más que recorrer su cuerpo desnudo, sus pechos, sus pezones tiesos no sé si por la excitación o por el tiempo que llevaba desnuda, a veces me buscaba con la mirada a la cual respondía pasándome la mano sobre mi entrepierna como si de un juego se tratara advirtiendo una sonrisa, aquel juego me excitaba hasta un límite que jamás hubiera pensado, aquel cuerpo sería mío, podría ser yo el que lo recorriera con mis manos.

Nada más salir nos abrazamos fundiéndonos en un beso.

-Como está mi amigo?.-Dijo posando su mano en mi abultado bulto.

-Deseando tenerte a solas.

-Eres un pervertido, pero eso me gusta.

Sonó un claxon provocando que giráramos nuestras cabeza buscando de donde procedía.

-Mira! Allí está Sebastián.-Lo vi en un viejo Honda verde claro aparcado en doble fila.

-Le he llamado para que se venga a casa.

Vanesa prácticamente me arrastro hasta el coche, me subí en la parte trasera quedando detrás del asiento del copiloto, Sebastián me saludo con un gesto de su cabeza.

-Sebastián! Que puntual.-Vanesa se lanzó a su cuello besando su boca, podía ver cómo se abrían sus labios notando el traspaso de lenguas jugando en sus bocas.

-Estas preciosa.-Dijo separándose de ella.

Sebastián había pasado la mano por debajo del vestido de Vanesa acariciando sus piernas, me sentía extraño viendo aquella situación, por un lado estaba furioso de la presencia de este, pero por otro lado no era la primera vez que los veía juntos y en aquella ocasión fui yo el que rechazó participar, notaba la humedad en mis slips cosa que me hacía parecer sucio pero que aumentaba mi morbo, hacia prácticamente una hora que Vanesa me había masturbado y seguía estando caliente.

Sebastián puso el coche en marcha sintiendo como sonaba hasta el último tornillo, nos metimos en la Ronda Litoral, esta recorre toda la costa hasta salir por Monjuic, como era de esperar agarramos un atasco, la mano de Sebastián seguía en las piernas de Vanesa pero esta vez buscando llegar más profundo, Vanesa pasó la mano por el costado del asiento buscando la mía, nos veíamos a través del retrovisor, entrecerraba los ojos como queriendo sentir aquellos dedos jugando dentro de su coño,me imaginaba sus piernas abiertas, su fino tanga en un costado permitiendo el libre acceso de los dedos de Sebastián mientras sonaba Bob Marley, Is this love.

 

¿Es realmente amor lo que siento?

¡Quiero saber,quiero saber!

¡Tengo que saber, tengo que saber!

Yo estoy dispuesto

¡Así que pon las cartas sobre la mesa!

 

Lola había comenzado a tararear la canción, se me pasó por la cabeza que quizás conociera a Sebastián, habían tantas cosas que desconocía de esa Lola.

-Te la sabes?

-Si, la verdad es que nunca le había prestado atención, pero conocí a alguien que era un amante de Bob Marley.-Los pelos se me pusieron de punta, pero no quise decir nada, si era verdad que me iba a contar todo en algún momento saldría Sebastián, iba a dejar que las sorpresas vinieran de una a una.

-Perdona, sigue por favor.-Dijo acabando su bocadillo.

 

Sentía como Vanesa movía sus caderas sintiendo la mano de Sebastián bajo su vestido, de golpe el coche de delante freno provocando que casi nos diéramos con el.

-Conduce, vas a provocar que nos matemos.- Vanesa cerró sus piernas riendo.

Hasta el frenazo no me di cuenta de mi excitación, el bulto de mi pantalón lo demostraba.

 

 

Mire a Lola descubriendo una sonrisa en su cara.

-¿Qué?.-Dije algo molesto por aquella sonrisa.

-Realmente me estás sorprendiendo.-Dijo arqueando sus cejas.

-¿Por?

-¿Tú ?, el hombre celoso, deja que masturben a su Venus.-Dibujo unas comillas imaginarias.- En tus propias narices y además te pones cachondo, perdona pero eso no me lo esperaba de ti.

Como explicarle que esa noche saco mi parte más oscura, que realmente me demostró lo que podía llegar a hacer.

-Es muy tarde, mañana tengo que madrugar.- Lola se quedó mirando su teléfono, me di cuenta que ella quería seguir nuestra conversación tanto como yo.-¿Qué te parece?.-Se detuvo pensando sus palabras.

-Que me parece¿el qué?.-Sabía que Lola propondría otro día, la conocía.

-Podemos quedar el sábado, conozco a una amiga que tiene una casita en Sitges.-Sus ojos brillaron, Sitges es un pueblo costero, el lugar en que nos conocimos un verano, ella sabía que aquel lugar nos traía buenos recuerdos a los dos.

-Hace un rato que dijiste que hoy sería la última vez¿qué ha cambiado?.- No sé el porqué pero me sentía fuerte, aunque lo estaba deseando no quería ceder ante ella.

-Creo que nos merecemos un descanso, no quiero que te ilusiones, no volveremos a lo de antes, ya no, pero quiero que cuando nos separemos no quede nada por decirnos, que nos podamos mirar a la cara como dos personas adultas que se quisieron y se respetaron, ¡además lo estás deseando!.-Nos pusimos a reír los dos, si yo la conocía ella también a mi.

-Me parece bien¿cómo quedamos?

-Te pasaré a buscar por tu casa sobre las nueve.-"Tu casa", que frío sonaba, siempre fue nuestra casa, sentí un pinchazo al sentir aquellas palabras, se me hizo un nudo en el estómago pero intenté que no se notara.

-De acuerdo.

Esa semana la pasé organizando mi mente, el hecho de haber ocultado parte de la historia a Lola me carcomía, me sentía avergonzado pero en mi interior sabía que me excitaba el recordar todo aquello, sabía que al final acabaría por contárselo simplemente quería esperar el momento adecuado, la noche del viernes se me hizo eterna, sentía nervios como si fuera la primera cita, hice una pequeña maleta, una muda, un par de camisas y el bañador, desconocía si acabaríamos bajando a la playa.

A las diez me entró un mensaje de Lola, me esperaba en doble fila, apure el café y salí de casa, el nudo en mi estómago cogió vida.

Oí un claxon, Lola tenía un BMW dos plazas descapotable, me quedé de piedra, no sabía cómo era posible que ella pudiera tener ese coche, pero viéndola en el me di cuenta que a aquella nueva Lola le pegaba, su corto vestido ibicenco hacía que resaltará su piel morena, unos zapatos rojos de tacón reafirmaban sus gemelos haciéndola una diosa.

-¡Wow!, no te esperaba en este coche.-Dije abriendo la puerta.

-Entra que cogeremos caravana.-Dijo mirándome por encima de sus gafas de sol.

Acomodé mi maleta en los asientos traseros y subí sin saber cómo acabaría ese fin de semana.

Mientras conducía no pude dejar de mirarla, ella lo sabía y de vez en cuando giraba su cabeza y me mostraba una sonrisa, su pelo rapado la hacía atrevida, sensualmente provocativa, su collar indicaba su carácter transgresor, sin duda habían cambiado muchas cosas.

-Como van las cosas en tu empresa?.-Lola rompió el silencio.

-Bien, y veo que a ti tampoco te va mal.- Lola sonrío sin dejar de mirar hacia delante.

-No me quejo.

-Sigues en la universidad.-Sabía que aquello recordaría nuestros últimos días, por un momento me arrepentí de hablar de sus clases en la universidad.

-No... eso se acabó.-Parecía que le costaba seguir hablando.-Trabajo en una empresa de exportación e importación, en el departamento jurídico.

Al llegar a un punto de la carretera de Garraf se paró en un pequeño hueco en la cuneta.

-¿Te acuerdas de aquel día ?.-Dijo mirándome.

-Ya lo creo, pero¿era aquí ?

-¡Claro!,¿ no ves la fuente?.-Su mano me señaló la vieja fuente, era verdad aquel fue el sitio.

Al momento nos pusimos a reír, fue una noche después de venir de fiesta, todavía éramos novios, habíamos bebido mucho y a demás íbamos muy calentitos, Lola me retó a hacer todas las curvas mientras ella me masturbaba, aún recuerdo cómo se bajó los tirantes de su vestido para hacerme perder, menos mal que no había policía, hubiera sido una situación difícil de defender, Lola haciéndome una paja con las tetas fuera, seguro que la multa no nos la quitaba ni Dios, por supuesto que no conseguimos acabar las curvas, me detuve en el único lugar libre que había, nos pasamos a los asientos traseros para acabar follando como dos locos¡Por dios!,¿ como se me podía haber olvidado?.

-Vaya noche.-Lola reía mirándome a través de sus gafas, hubiera dado mi vida por qué aquel momento se detuviera en el tiempo.

-Joder, si vaya polvo.-Dije riendo sintiendo como un trozo de mi se rompía.

Arrancó dejando atrás algo más que un simple hueco en la carretera, al entrar en Sitges nos acogió el bullicio de la gente, estábamos en temporada alta con lo cual el pueblo estaba al completo, se veían a los turistas colorados de las horas de sol, gente de un lado para otro, Lola atravesó el pueblo.

-¿Dónde es?.-Pregunté intrigado pues estábamos saliendo del pueblo.

-Allí.-Dijo señalando una mansión encima del barranco.

-¿Esa?.-Dije alucinando.-Vaya tu amiga debe de tener mucha pasta.

-La tiene.- Dijo mirándome de soslayo, comprobando mi deslumbrada cara.

Llegamos a una verja forjada, habían cámaras de seguridad en cada esquina, un gran jardín nos dio la bienvenida, activo un mando a distancia y la puerta del garaje se abrió dejándonos paso a la vez que yo seguía dentro de mi alucinación, desde luego aquella casa debía de costar millones, ella se veía como si fuera una cosa normal, saqué las dos maletas pequeñas y la seguí por una puerta que daba directamente a la vivienda, un pequeño distribuidor y entramos al comedor,había un gran ventanal que permitía salir a la terraza con vistas a la bahía.

-Déjalas aquí y salgamos a dar una vuelta¿te apetece?, luego ya las colocaremos en las habitaciones.-"Las habitaciones", sin duda no íbamos a dormir juntos.

-Perfecto.-Mi voz soñó con cierta decepción, pero todavía tenía esperanzas que algo cambiara entre nosotros.

-Voy al baño y nos vamos.-Lola desapareció dejándome solo en aquella sala, comencé a caminar , estaba decorada con objetos marineros, al pasar por una cómoda me quedé parado delante de una foto, estaba Lola flanqueada por un hombre y una mujer, estaba hecha en la playa, los tres estaban sentados en la arena desnudos, en ese momento pude poner rostro a Pierre y Susana, sin duda eran ellos.

-Pierre y Susana, aquí en Cala Majó.-Dijo Lola confirmando pis pensamientos.-¿Nos vamos?.-Dijo sin darme tiempo a realizar ninguna pregunta.

Estuvimos paseando por el pueblo, ninguno de los dos quiso hablar, ya habría tiempo más tarde, aunque para mí iba a ser más difícil, ahora tenía los rostros de Pierre y Susana.

Entramos al Cable, un bar de tapas muy conocido en la zona, buen precio y buenas cervezas, Lola me pregunto por mi familia, siempre decía que me tenía envidia pues ella era hija única y sus padres hacía mucho tiempo que se habían separado, en cierta manera creo que tomó a mi familia como propia, mis padres la adoraban igual que mis hermanas, no quise contarle el dolor que supuso nuestra separación para ellos, no quería que se sintiera culpable por ello, a media tarde volvimos a casa, había una parte de mí que no deseaba que llegara el momento de volver a hablar del pasado, quería dejarlo ir, pero en la vida real eso no sucede, tienes un pasado y has de vivir con ello, lo afrontas, tragas saliva e intentas seguir de la mejor forma.

Deje mi maleta en la habitación, me preguntaba cuantas veces habría dormido Lola y con quién, aunque ya sabía las respuestas no podía dejar de hacerlo.

Me puse unos pantalones cortos y una camiseta y salí a buscar a Lola, esta estaba sentada en la terraza, una mesa de mármol blanco junto a dos cervezas me esperaban para continuar la historia.

Lola llevaba un fino pantalón corto junto a una holgada camiseta, al verme llegar levantó la vista, ella sabía que teníamos que continuar hablando.

 

Nos quedamos tumbadas, sentía gotas de sudor recorriéndome el cuerpo.-Lola comenzó a hablar, su vista estaba fija en el horizonte.

-Que buscas Lola?.-Susana acariciaba mi pecho jugando con mi pezon.

-No lo sé.- Dije girando mi cuerpo para mirarla, sus ojos verdes estaban fijos en mis pechos.

-Esto no es un juego, no somos muñecas con las que puedas jugar hasta que te canses, ¿lo entiendes?

Ni siquiera me había dado cuenta que el barco se había detenido, pensé que de un momento a otro Pierre aparecería descubriéndonos desnudas en su cama.

-Si, lo sé, pero no tengo fuerzas para pensar.-Quería volver a sentirla, pasé mis dedos sobre sus pechos jugando con los aros.-¿No te molestan?.- Pregunté mirándola.

-No, al revés,siento placer, si quieres te enseño un sitio, es amigo mío y no te cobrara mucho.-Su mano descendía haciendo remolinos sobre mi piel, deseaba que no se detuviera.-Pero antes tienes que saber lo que quieres, si realmente estás dispuesta no tendré ningún inconveniente en ayudarte.

Un dedo recorría la separación de mis labios amenazando con invadir mi coño, abrí las piernas haciendo saber que estaba dispuesta a la invasión, no tardó en doblar dos dedos e introducirlos, mi mano agarraba aquel pecho, lamía sus pezones jugando con mi lengua con sus aros, baje por su cuerpo hasta quedar a los pies de la cama hundiendo mi cabeza en aquel triángulo, succionando sus labios hinchados sintiendo su humedad, su hinchado clítoris intentaba escaparse a mis dientes, estaba atrapada en aquella fuente, Susana jugaba com mi pelo, sentí unas manos jugando con mis caderas, otras manos diferentes a las de Susana, gire mi cabeza y allí estaba Pierre, sonreía viendo la situación, me giré abandonando el coño, Pierre se agachó ofreciéndome sus labios, nuestras bocas se unieron desesperadas, como si se conocieran nos comimos, Susana se incorporó para sentarse detrás pasando las piernas alrededor mío, Pierre estaba sin camisa dejando que pudiera acariciar su pecho mientras Susana atrapaba mis pechos desde atrás, estiraba mis pezones a la vez que apartaba mi pelo dejando mi nuca libre para besarme , mis manos fueron bajando por el cuerpo de Pierre hasta llegar a su cremallera.

-Estas segura?.-La voz de Pierre salió entre un dulce susurro.

Ni siquiera le contesté, lo deseaba, deseaba tenerlo entre mis brazos, jamás estuve tan segura de algo, mis dedos desabrocharon el botón, aparecía su pubis rasurado, lo besaba mientras bajaba su cremallera dejando que los pantalones cayeran por su propio peso, Susana hizo que me pusiera a cuatro sobre la cama, enseguida vi su verga, bronceada, daba pequeñas sacudidas al sentirse libre, la boca de Susana jugaba con mi coño, separaba mis nalgas dejando paso a su lengua, la cual corría entre mi ano hasta morderme mi botón hinchado, mire a Pierre mientras sujetaba su verga, sus ojos me miraban profundamente, mi mano subía y bajaba aquella piel descubriendo su glande, pasaba mi lengua saboreando su ser, sus testículos se movían al ritmo de mi mano, sus manos capturaron mi cabeza atrayéndola hacia su verga, me quito las manos y simplemente abrí la boca, jugo con su verga en mis labios, yo sacaba mi lengua esperando el regalo, poco a poco la fue introduciendo, llenando todo el espacio, lamia con la lengua intentando mojar todo aquel cuerpo, empezó a meter y sacar como si me estuviera follando, Susana abría mis nalgas y introduciendo la lengua en mi agujero e intercambiaba la lengua con sus dedos, sentía como estiraba el aro anal, dos dedos, los sacaba y volvía a meter, a la vez que con otra mano frotaba mi clítoris.

Pierre sacó su verga de mi boca, agarraba mi pelo levantándome la cabeza para que lo mirara, veía sus ojos de satisfacción, restregaba su húmeda verga por mi cara jugando con ella, Susana se había sentado apoyada en el cabecera con las piernas separadas.

-Date la vuelta.-Pierre me giró para quedar de frente a Susana, ahora era ella la que agarrando mi pelo me llevó hasta que mi cabeza quedo enterrada entre sus piernas, era una muñeca en sus manos, es lo que deseaba, deseaba que jugaran conmigo, me hundí sacando mi lengua para volver a jugar entre sus labios, los separé para poder llegar más profundo, sentí como la verga de Pierre entraba dentro de mi, sus manos agarraban mis caderas, enseguida empezó a aumentar la cadencia de sus movimientos, me sentía llena, me movía en aquella cama adelante y atrás, estaba extasiada, mis pezones eran apretados por los dedos de Susana haciendo que abriera más la boca, Pierre la sacó y comenzó a jugar con mi ano, la sentía húmeda de mis propios fluidos, sentí que me venía simplemente con aquel tacto esperando a que entrara por mi parte oscura, poco a poco se fue abriendo camino despacio, sentí como si me abrieran en canal, descansaba y volvía a meterla como si reconociera el camino antes de profundizar, así hasta notar cómo sus testículos ya tocaban mi cuerpo, descansó para que mi cuerpo se acostumbrara al invasor, apreté mis dientes aguantando el dolor, poco a poco fue entrando y saliendo, una mano me acariciaba mi clítoris compensando el dolor, de golpe empezó a follarme más deprisa, ya no había compasión, lo oía bufar, los golpes de sus caderas llenaron la habitación, se salía abría mis nalgas dejándome abierta totalmente, escupía mojando mi ano para entrar de golpe, perdí la cuenta de mis orgasmos, Susana me dio de beber su jugos los cuales absorbía sin dejar espacio sin lamer, Pierre agarro con fuerza mis nalgas, sentí como se estiró, sentí como me llenaba todo mi espacio de su semen caliente, me desplomé sobre el pecho de Susana extenuada, mis cabellos se pegaban a mi rostro empapado de sudor, las gotas de semen se escapaban por mi piel recordándome que aquello había sido real, Susana me apartaba el pelo como si de una niña pequeña se tratara, las manos de Pierre soltaron mis nalgas para tumbarse al lado, podía sentir el calor de su cuerpo, Susana se incorporó lo justo para alcanzar la cajita plateada, mojó un dedo para untarlo con los polvos blancos, abrí la boca esperando que nuevamente me llevará a la cima, movía sus dedos dentro de mi boca recorriendo mi paladar y dientes como si fuera una limpieza, después ella repitió otra vez pero sin nada en sus dedos simplemente quería que se los lamiera, dos dedos jugaban como si fuera una verga, las manos de Pierre volvieron a jugar con mi cuerpo, agarraba mis pezones estirándolos con fuerza a la vez que besaba mi cuello sudoroso.

Cogió mi mano para llevarla a su verga, ni siquiera lo pensé, comencé a subir y bajar de nuevo, Susana movía sus dedos en mi boca como si me estuviera follando, mi excitación subía por segundos, Pierre se puso de pie en la cama ofreciéndome de nuevo su verga, mi boca se abrió automáticamente para volverla a tener dentro, notaba el sabor agrio de los restos de mis fluidos, no me importaba quería notar cómo me llegaba a la garganta, entraba y salía de mi boca deslizándose por mi lengua.

-Follame.- Dije mirando sus ojos.

Me di la vuelta ofreciendo mi cuerpo, sus dedos entraron en mi coño masturbándome con fuerza haciéndome arder, sentía como recorría por todo mi cuerpo llamas devorándome, Susana estaba sentada con cara de vicio, una sonrisa marcaba su rostro, los labios vaginales se abrían cediendo el paso a su verga, Pierre hizo una coleta con mi pelo obligándome a levantar la cabeza.

-Mueve el culo puta.-Decía dándome palmadas en mis nalgas cada vez más fuerte, un escozor se mezclaba con mis orgasmos.-Si quieres ser una puta lo serás, serás la más puta de todas.-Me escupía las palabras en mi oído, pero me daban igual, cada vez estaba más extasiada,una sensación de suciedad me cubría mi mente, pero solo pude disfrutar...disfrutar....me sentía llena por dentro y por fuera, mi mente se desconecto dejando a mi cuerpo disfrutar sin límites, solo movía mis caderas para follarme yo sola, el simplemente ponía la verga para que yo la introdujera lo más profundo que pudiera, sentía como me corría una y otra vez, de golpe me la sacó.

-Date la vuelta zorra.-Pierre me giro estirando mis cabellos como si fueran las riendas de una yegua.-Abre la boca guarra.-La voz de Pierre era diferente, parecía mister Jekyll y mister Hyde, se transformó olvidando su voz melosa para convertirse en tosca, abrí la boca para recibir todo su semen, sentía como mi cara se llenaba, me relamía como una vulgar puta.

Agarrando mis mejillas escupió dentro de mi boca, me volvió a meter su verga para que siguiera chupando hasta el último rastro de semen que pudiera quedar, una vez que consideró que ya tenía bastante se bajó de la cama cogiendo su ropa.

-Vístete y sal de mi barco zorra.-Dijo girándose antes de desaparecer por la puerta que daba a cubierta.

Me giré hacia Susana, no podía creer que me echara de aquella manera.

-Ya lo has oído puta, sal del barco, mañana te llamaré, si todavía quieres jugar nos veremos, pero piénsalo bien porque no hay marcha atrás, has querido jugar a ser una vulgar puta y has jugado, de ahora en adelante las normas ya no serán las mismas, ¡qué te vayas zorra!.-Recogí mi ropa notando como las lágrimas me nublaban los ojos, no entendía nada, me vestí y salí ha cubierta, Pierre no estaba cosa que agradecí pues no sabía cómo comportarme, ya no era la misma que se había subido al barco esa mañana, me había comportado como una zorra, ¿que podía reprocharle?.

No me atrevía a coger un taxi, sentía vergüenza de mí misma, mi pelo estaba revuelto y podía oler mi sudor mezclado de olor a sexo e incluso en mi cara había restos de semen que se empezaban a secar, corrí por la calle rogando no encontrarme a nadie conocido, sentía mi corazón latiendo a tanta velocidad que pensé que me saltaría del pecho.

 

-Quizás fue la cocaína la que te hizo portarte así.-Lola se quedó mirándome moviendo la cabeza y una sonrisa apareció diciéndome que yo no entendía nada.

-No Carlos, ellos me preguntaron si estaba segura, la coca lo único que hizo fue darme el valor para hacerlo, desde que subí a aquel barco estaba dispuesta a hacer lo que ellos quisieran, no...no es que estaba dispuesta...deseaba que ocurriera.

Me imaginaba a Lola corriendo de aquella manera, me parecía imposible que hubiera llegado a ese estado, pero ¿quién era yo para juzgarla?.- Lola le dio un trago a su cerveza vaciándola completamente.

-Voy a por otra¿quieres algo?.

-Estoy bien.

Lola entró en la casa, la noche había caído sobre Sitges, se podían ver los barcos volviendo a puerto, la situación de la casa era extraordinaria, colocada en lo alto del barranco te permitía admirar toda la bahía sin tener el problema del bullicio nocturno, Lola apareció con otra cerveza, sus pechos se movían libremente bajo la camiseta, el contorneo de sus piernas se hacían más visibles por culpa del pantalón corto de su pijama, sentía dolor por haber dejado que todo aquello hubiera pasado, volvió a sentarse y un nuevo trago de cerveza, estaba haciendo tiempo para seguir hablando.

 

-Al llegar a casa encontré a Cristina sentada en el sofá, me había olvidado de ella, por supuesto que se dio cuenta de mi estado.

-¡Lola!¿qué te ha pasado?.

-Nada Cristina.-Dije pasando de largo para entrar en mi habitación lo antes posible.

-¡Lola!¡Qué pasa?.-Cristina hablaba detrás de la puerta, mientras yo estaba tumbada en la cama llorando sin consuelo, me sentía sucia, no podía hablar por el nudo de mi garganta, solo quería estar sola, ¿cómo contarle a Cristina lo sucedido?, ¿decirle que me había comportado como una furcia?¿ que había tomado cocaína?

-Déjame Cristina, hablamos mañana.-No sé ni cómo pude pronunciar aquellas palabras sin que se notara mi estado, sabía que Cristina no se conformaría con aquella respuesta, oí que volvió al salón esperando a que saliera de mi habitación, me sabía tan mal por ella, ella siempre se preocupó de mi, ella me aviso sobre Pierre y yo no le hice caso, seguramente si se lo contara se sentiría culpable, cuando la única culpable de aquella situación no era otra más que yo, me quede en mi habitación hasta las doce de la noche, escuché que Cristina se dio por vencida y se fue a dormir, aproveché para salir de mi habitación y meterme la ducha, me quede debajo dejando que cayera el agua sobre mi cuerpo, sentía mi ano abierto quizás tuviera algún desgarro, me venían las imágenes de Pierre penetrándome con fuerza, o cuando me ofrecí a él y a Susana entre mis piernas, era todo como imágenes superpuestas, las lágrimas se mezclaban con el agua, me enjabone pensando que todo se iría por el desagüe, pero lejos de eso lo único que hacía era excitarme más, mis dedos entraron en mi coño recordando una vez más lo que había sucedido ese día, luego me rebotaban las palabras de Pierre "puta, zorra, si quieres ser una puta lo serás, serás la más puta", me corrí recordando sus palabras, conseguí conciliar el sueño después de prohibirme repetir, no podía convertirme en una puta, pero al momento mi cuerpo pedía lo contrario, al final decidí que aquello se había acabado, me apuntaría a la academia y me sacaría el master, sería una forma de olvidarme.

A la mañana siguiente fui a la universidad, Juanjo me aconsejó apuntarme por la noche era más tranquilo, las clases eran de diez a doce y media, volvía en el metro cuando sonó mi móvil, sentí un escalofrío por mi cuerpo, no conocía el teléfono pero aun así sabía que era Susana, mis manos temblaban mientras mi mente luchaba contra mi cuerpo, saque fuerzas y lo volví a meter en el bolso, no estaba dispuesta a volver a repetirlo, a los dos días comencé las clases, la sorpresa fue encontrarme con antiguos alumnos, me sentí bien a volver a verlos no hacía que me sintiera sola, enseguida me vieron como una más, los ojos de los chicos ya no me veían como su maestra si no como una compañera con la única diferencia que nos separaban diez años, eso no les impedía cortejarme creo que les daba morbo conseguir llevarme a la cama, yo sabía de su juego he intentaba ponerlos en su sitio, pero por otro lado no quería perder la amistad con ellos, me invitaban a salir y sin darme cuenta caí en su juego, una noche habían quedado en una discoteca, yo pensaba que irían chicos y chicas pero la sorpresa fue al llegar, solo habían dos Marcos y David, dos de los que más encima mío estaban.

-Y los demás?.- le dije a Marcos.

-No han podido venir.-Marcos no perdió el tiempo, me cogió por la cintura y me llevó a la pista, al momento apareció David, no quise discutir y me deje llevar por el juego, bailábamos los tres juntos, se turnaban para ponerse delante, siempre había alguno que traía una consumición y normalmente bastante cargada, por dentro me reía de su juego, me creía a salvo por mi experiencia pero nada más lejos de la realidad, el alcohol empezaba a hacer su efecto y sus cuerpos cada vez estaban más pegados a mi, yo solo reía viéndolos e incluso me arrimaba más a ellos haciéndolos sufrir, aquel día llevaba unos pantalones de lino blanco y una camisa ibicenca, comencé a sentir las manos de David sobre mis caderas, este estaba en mi espalda,mientras que yo tenía las manos en los hombros de Marcos siguiendo el compás de la música, David se pego por completo a mi espalda haciéndome sentir su paquete en mis nalgas,en ese momento me vino a la mente lo sucedido con Pierre y Susana, Marcos apoyó su cabeza en mi hombro, las manos de David no se conformaron con mi cintura si no que comenzaron a bajar por delante de mi cuerpo acariciando mi estómago por dentro de mi camisa, Marcos besaba mi cuello provocando en mi una corriente eléctrica, las manos de David luchaban por colarse por dentro de mis pantalones sin mucho éxito, Marcos pasó los brazos y directamente tenía mis nalgas en sus manos.

-Vámonos fuera.-Marcos me cogió de la mano, me sentía llevada en volandas, David nos seguía, en un momento vi su cara de satisfacción, salimos a la calle,iba a decir algo cuando Marcos me sello mi boca con sus labios, no sé el por qué lo hice, pero permití que nuestras lenguas se juntaran, Marcos se separó y fue el turno de David, repetí con él lo mismo que con Marcos, entre los dos me fueron llevando hasta una esquina que daba a un callejón, me apoyaron en la pared y volvieron a rifarse mi boca, Marcos desabrocho mis pantalones mientras que besaba a David, sentí dos dedos jugando en mi coño pero aún le molestaban mis pantalones con lo cual me los bajó hasta quitármelos junto a mí tanga con mi beneplácito, estaba en un callejón desnuda de cintura para abajo.

-Ven zorra.- Dijo David llevándome más adentro, estaba totalmente fuera de mi, lo seguí sin decir nada, al llegar al final me obligaron a agacharme.

-Cómetela pedazo de puta.-Marcos y David estaban con sus vergas totalmente empalmadas, mi boca se acercó a la de David para engullirla mientras que con la otra mano masturbaba a Marcos, seguía el ritmo de las caderas, después me turnaba así hasta que llegó el momento en el que David sujeto mi cabeza descargando su semen en mi boca, apenas me lleno que sin darme tiempo le tocó el turno a Marcos, este comenzó a follar mi boca mientras David me empujaba la cabeza para que me la enterrara más adentro, sentí como nuevamente mi boca sentía la descarga de Marcos.

-Vamos a mi casa que estaremos más tranquilos.

-No puedo, es muy tarde...-Tenia que terminar aquello, era una locura.

-Tu te vienes.-Marcos había metido dos dedos en mi coño sintiendo mi humedad, no podía disimular que me excitaba.-Tu tienes ganas de polla y te aseguro que te vamos a dar.-Decía moviendo más sus dedos.-David ves a buscar el coche, esta se va así, como la puta que es.

David echo a correr mientras Marcos me comía la boca sin dejar de masturbarme, en mi cabeza volvían a repetirse las palabras "puta, zorra", al momento oí el claxon del coche, Marcos sacó sus dedos y cogiendo mi mano me llevo semidesnuda hasta el coche, David abrió la puerta para que no nos tuviéramos que parar.

-Esto es una locura...no puedo seguir con esto.-Intenté calmar la situación, pero bien sabía que ya no había marcha atrás.

-Ven comete mi polla y calla.-La mano de Marcos agarro mi nuca llevándola hacia su verga, ya estaba todo perdido así que iba chupándosela, a mitad de camino Marcos decidió que mejor iba desnuda.

-David para en el moro y pilla algo de coca.

El coche se detuvo en un chaflán, me soltó la cabeza pero me quedé agachada, no quería que me viera nadie, un chico de unos dieciséis años se acercó a la ventanilla.

-Que pasa Marcos, ¡vaya puta!

Marcos me cogió del pelo para levantarme quedando expuesta a la vista del chico.

-Te gusta? ¿Cuánto por una mamada?

-Que! Ni loca...

Un guantazo hizo que me callara.

-Eres mi puta, y si no te comportas te dejo aquí en mitad de la calle desnuda, y joder sigue mamando que es para lo que vales.-Dijo volviendo a empujar mi cabeza sobre su verga, me sentía sucia, zorra pero estaba cada vez más caliente.

-Dos papelinas, ¿hecho?.

-hecho.-Marcos me acababa de vender por dos papelinas.

-Baja puta.- Marcos abrió la puerta para que saliera.-Date prisa que es tarde.

-El chico me cogió por la cintura metiendo sus dedos entre mis nalgas, me llevo entre dos coches y me hizo agachar, sus pantalones no tardaron en caer al suelo dejándome ver su verga aún flácida.

-Déjame ver tu coñito, separa las piernas zorra.-Abrí las piernas a la vez que me metía su verga, enseguida tomo volumen llenando mi boca, subía y bajaba mi cabeza lamiendo todo su tronco hasta que sujetando mi cabeza me lleno por completo la boca, escupí, me levante y despacio volví al coche, ya me daba lo mismo si me veían o no, ahora ya era la zorra, se cambiaron los puestos y acabe mamando la verga de David hasta llegar a su casa.

Era un piso en Hospitalet, entramos en la portería y mientras esperábamos el ascensor me tuvieron agachada con la boca abierta recibiendo sus escupinajos.

Entré en el piso, recibiendo manotazos en mis nalgas hasta llegar al comedor.

Ven vamos a lavarte un poco, era un trapo en sus manos, entraron en la ducha conmigo, pero se detuvieron.

-Ven que quiero mear y tú me la vas a sujetar.-David levantó la tapadera del water sacando su verga, cogió mi mano llevándola a ella, sentía como salía la orina, cuando termino Marcos se le ocurrió la idea de que me pusiera de rodillas en el plato de la ducha, sacó su verga y empezó a orinar llenando todo mi cuerpo hasta terminar.

-Abre la boca.-Sabía lo que venía.

La metió y la lamí sintiendo el sabor de su orina.

Esa noche la pase entre uno y otro, hicieron lo que quisieron conmigo.

Amanecí en una cama extraña dolorida, David estaba despierto a mi lado.

-Buenos días Lola.-Sus palabras sonaban cariñosas.

-Ayer os pasasteis conmigo.-Fui a darle un guantazo cuando su mano detuvo mi brazo, se giró y me besó, intenté cerrar mi boca pero en el fondo no quería, enseguida saboree su lengua, sentí las manos de Marcos acariciar mi cuerpo,me giré y vi su sonrisa, me lancé a su cuello para repetir, la lengua de David estaba jugando con mi clítoris, mientras Marcos jugaba con mis pezones, los deseaba, deseaba que me hicieran su puta, porque eso era...su puta.

David se puso entre mis piernas y me comenzó a follar, Marcos se incorporó para ponerme su verga en mi boca, David golpeaba mis inglés con fuerza y Marcos mi campanilla , sentí venirse a Marcos y después a David, nos tumbamos rendidos.

-Dejadme que me duche por lo menos.

Me duché y al salir tenía mi ropa doblada encima de la cama, estaba un poco sucia pero por lo menos tenía ropa.

Marcos y David estaban desnudos desayunando en la cocina, fue la primera vez que vi sus cuerpos totalmente desnudos, tenían buenos brazos y se notaban horas de gimnasio.

-Ven, toma una tostada y un café, hemos pensado que te vamos acompañar a comprar ropa, ya sabes por lo de ayer.-Dijo Marcos

-No os preocupéis, no pasa nada.

-Si, es un regalo.-David insistió.

Desayune mientras ellos se vestían, sin darme cuenta sonreía pensando en la locura de la noche anterior, sentía algo extraño en mi.

Al salir al comedor Marcos me llamó para que me acercara a la mesa, había una raya de coca y un billete enrollado, ni siquiera lo pensé, lo esnife sintiendo como llegaba directo a mi cerebro.

Estuvimos andando por las Ramblas, hasta que decidieron la ropa que querían para mi, vestido corto y unos zapatos de tacón, en el mismo probador Marcos se empeñó en que se la mamara allí mismo y hasta que no vacío en mi boca no se detuvo, mis bragas se quedaron colgando del perchero y salimos los tres cogidos por la cintura.

Mi vida se convirtió en un torbellino, el problema fue que me olvidé de Cristina, a penas la veía simplemente cuando iba a casa a coger ropa, normalmente lo hacía de noche, inconscientemente sabía que no podía explicarle en lo que se había convertido mi vida, me sentía demasiado sucia, hasta un domingo por la noche, llegué sobre las cuatro de la mañana, ese día no me encontraba bien y decidí dejar a los chicos y pasar la noche tranquila, coincidió con uno de los días de la regla que junto a la coca creó una bomba dentro de mi, al llegar a casa me la encontré en mi habitación tumbada en mi cama.

-Cristina!¿qué haces aquí ?

-Tenemos que hablar Lola.

-Hoy no, vengo muy cansada.

-¡Joder!, vamos a hablar ahora.-Cristina se levantó con cara seria.-¿Qué coño te está pasando?.-Dijo poniéndose enfrente de mi.-Vienes drogada todos los días, no veo que ni siquiera estudies, ¿pero qué coño estás haciendo?

-Lo que me sale del coño Cristina.-Hay fue cuando la coca habló por mi.-¿Quién coño te crees que eres?, ¿mi madre?.-No me di cuenta que le estaba chillando a mi último flotador, a la persona que me había ayudado, vi las lágrimas de Cristina sin entender mi comportamiento.

-Vete a la mierda Lola, ¿me oyes?, puta¡a la mierda!.-Cristina salió chillando de mi habitación.

-Que te follen Cristina.-Ya no hablábamos las amigas, era la ira por su parte y la coca por la mía.

Al otro día decidí que me tenía que ir de su casa, hablé con Marcos.

-Vente a nuestro piso, hay suficiente sitio para los tres.

-¿Seguro?.-Deseaba oír aquello, los necesitaba.

-Si por supuesto, haz las maletas que pasamos a buscarte.

Tuve la suerte que Cristina se fue a un congreso a Madrid, aproveche para recoger todo, solo me llevaría ropa así que lo demás lo empaquetaría y lo llevaría a un trastero, de esos que alquilas por meses. Me pasé todo el día separando las cosas,sobre las once de la noche apareció Marcos y otro chico Xavier,se notaba que venían puestos, a Xavier lo conocía de la universidad, era de su misma edad, también parecía bastante fuerte, nada más entrar sentí como sus miradas recorrían mi cuerpo, yo llevaba unos pantalones cortos y la camiseta que compramos en Ibiza, no sabía que vendría, esperaba a Marcos y David.

Nada más entrar Marcos hizo tres rayas encima de la mesa de la cocina, realmente lo necesitaba, me sentía fatal con lo que estaba haciendo, cuando me agaché para esnifarla Marcos se puso detrás de mí, pasó las manos por debajo de mi camiseta agarrando un pecho con cada mano.

-Has visto que tetas tiene la puta-Dijo mostrándome a Xavier.-Porque eres mi puta ¿verdad?.- Sus dedos oprimían mis pezones, yo simplemente sonreí mirando a Xavier.

-Si, soy tu puta.-Dije poniendo cara de zorra.

-Si eres mi puta y te encanta mamar pollas, Xavier sácatela para que te la chupe, ya veras que es una pasada, yo voy a cargar el coche mientras tanto, y si de paso quieres follartela ...tú mismo, hay confianza.

Xavier no dudó, se bajó los pantalones allí mismo, tenía una verga más grande que Marcos y David, poniendo mi cara de puta me arrodillé, la cogí entre mis manos y comencé a ensalivarlo despacio, me quitó las manos y cogiendo la camiseta la sacó por mi cabeza quedando con los pechos desnudos, la colocó en medio de ellos y acto seguido los cogí para masturbarlo con mis pechos, veía como asomaba la punta de su verga a la que le dedicaba mi lengua.

-Eso es puta, sigue moviendo tus tetas.-Yo más caliente no podía estar, sus insultos no eran más que elogios para mí, era la mejor puta.

Me levantó del suelo, agarro mis pechos devorando mis pezones mientras yo jugaba con su pelo, me dio la vuelta y yo misma me quite los pantalones, una nalgada después de otra.

-Dime que te folle.-Decía antes de descargar su mano contra mi nalga.

-Si hijo de puta, follame, follame cabrón.

La sentí entrar de golpe, me hizo daño pues no dio tiempo a lubricarme, golpeaba mis caderas a toda velocidad sintiendo como sus huevos chocaban con mi culo, tuve suerte que no apareció Cristina en ese momento, allí estaba yo a cuatro patas en medio de la cocina siendo follada por un chico de a penas veinticinco años, Xavier me estuvo dando bastante rato, yo había tenido varios orgasmos y el aún no se había corrido, hasta que empecé a notar que se corría y saliendo de él logre que fuera sobre mis nalgas.

A la una y media después de haberme duchado salimos de casa de Cristina, ese día entre en mi nuevo hogar, Marcos y David ya tenían a la puta en casa.