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Esta perrita quiere leche

en MicroRelatos

Soy nueva escribiendo en este portal, espero que les guste mi primer relato corto. Varias razones me motivaron a escribir sobre sexo, erotismo y amor. Una de esas razones es que siempre pienso en sexo, expresar y que lean mis fantasias, pertenecer al lector desnuda en mis verdades más intimas. A veces paso todo el día  mojada, excitada... todos mis pensamientos se relacionan con sexo, cuando estoy en casa me masturbo hasta 3 veces en el día. También lo hago en el trabajo antes de comenzar o al terminar. Y es que el sexo, el erotismo y el amor integran todas las actividades de mi vida.

Nos habíamos enviado fotos y videos recordandonos la anatomia genital, y como satisfascerla. Yo le muestro amablemente como introducir mis dedos uno a uno hasta 4. Y el no pierde tiempo en bajarse los pantalones en el baño para enviarme su rico guevo parado y como se da mano hasta escupir toda la leche que me tiene guardada. Al fin pude quedar verme en mi trabajo a primera hora del día, con mi ex.

En un gran esfuerzo por dominar mi cuerpo ante la excitación de su llegada, se humedecen mis labios y se resbalan mis piernas. La espera no me deja caminar, casi ni respirar; expando más mi pecho para que mis pulmones atrapen más oxigeno, y trato de poner en calma mi mente para dejar de temblar un poco.  

Através de la puerta de vidrio, veo su silueta acercarse, con un esfuerzo de coordinación de mis piernas y mis manos logro abrir, pero sin lograr ocultar mi urgencia.  Entre besos desesperados, lenguas y abrazos, desabrocha despacio mi pantalón, desliza sus manos cálidas hasta tener mi carne atrapada entre sus dedos, poco a poco los va metiendo más adentro; yo desabrocho despacio el suyo; anhelaba tenerlo así delante de mí, expuesto, desnudo, erguido como un poste. Lo tomé entre mis manos para probar su temple. Pero me subió enseguida a la mesa, para quitarme la panty empapada dejando un hilo de baba suspendida en el aire y penetrar mi desvergonzada cuca, se movía dentro de mí mientras besaba mis tetas, que todavía estaban bajo mi bra, no me di cuenta en que momento me quitó la blusa.  

Pude bajarme un momento y arrodillarme, para saborearlo con toda mi boca hambrienta de guevo, me encanta esa perspectiva de él; y yo puta hasta la médula, quería que me jalara del cabello, ser suya y obedecer, de vez en cuando lo sacaba de mi boca ensalivada para verlo y rogarle un beso, su cara de pasión entregada me animaba más a arrastrarme como la perra obediente de papi.

Me alzó de nuevo a la mesa para engarzarme otra vez la cuca, por un momento mi razón se nubló, pude verlo pajearse para acabar y desbordar su leche tibia en mi abdomen. Su boca se apoderó de mi clítoris, empujaba con sus manos mi pelvis hacia arriba para exponerlo más. Lo chupaba fuerte, mientras aprisionaba mi pie entre sus piernas para aminorar mi temblor. Yo enloquecí, enloquecí al ver sus labios adheridos a mi mojado caramelo, corría un río de flujo y saliva transparente, hasta que provocó una erupción en el centro de mi vientre, que subió por mi columna y me hizo perder la visión por unos segundos.

Entre abrazos, besos y algo más, nos reencontramos, perfumamos nuestros sentidos del aroma de cada uno, hablamos por 30 minutos tomados de las manos como dos niños. Tenía que despedirme; él tenía que seguir con su vida y yo ordenar un poco para comenzar mi día en el trabajo.