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Harry Potter One Shot: Amigos

en Parodias

En la oscuridad del dormitorio, Ron se arrebujó en su cama placenteramente. Pocas cosas había mejores que acurrucarse entre el colchón, la almohada y las colchas mientras afuera hacía un frío de mil demonios. Miro la litera de al lado, vacía. Genial. Por si fuera poco, Harry se había quedado estudiando en la biblioteca. Se permitió bajar un poco la sábana y la manta, descubriéndose, para masturbarse bien agusto. De todos modos, la penumbra era casi total. La estancia sólo estaba tenuemente iluminada por la luz de la luna llena que entraba por la ventana. Alargó su mano derecha bajo sus pantalones de pijama y se agarró el miembro sacándolo, comenzando a pajeárselo placenteramente. Estaba en el paraíso.

 

Un ruido lo asustó de repente, y rápidamente se hizo el dormido. La puerta se entreabrió con cautela, dejando pasar momentáneamente la luz de las antorchas de fuera antes de cerrarse de nuevo, y dos figuras entraron a trompicones, abrazándose, tocándose, riéndose y besándose entre susurros. Reconoció la voz de Harry.

 

  • Sssshhh, está dormido.. No hagas ruido.

 

Ron entreabrió los ojos y vió como una figura femenina morreaba apasionadamente a Harry hasta empujarlo, tumbándolo, sobre su cama, y ambos se liaban en ella, metiéndose mano bajo los uniformes. “Joder, Harry, qué cabrón”, pensó, “Hasta en la biblioteca liga… no, si al final tendré que hacerle caso a mi madre y estudiar más”. Se atrevió a entreabrir un poco más los ojos, dado que la pareja parecía demasiado ocupada como para advertir nada más que a sí mismos. Las manos de Harry magreaban con pasión el culo de la chica mientras se besaban, levantándole cada vez más la faldita reglamentaria del uniforme de Hogwarts. Al final dejó a la vista, sobre los negros calcetines altos, un precioso y firme culito redondo embutido en unas pequeñas, inocentes y sexys braguitas blancas de algodón… la polla de Ron se endureció inmediatamente al verlo.

 

Qué narices, él también se divertiría… En silencio y con cautela, se agarró de nuevo la polla y siguió pajeándosela, con la mirada clavada en el culito de la chica. Joder, qué buena estaba. Entre las vistas y el morbo de la situación, tuvo que contenerse para no gemir mientras se la cascaba, estaba gozando de verdad.

 

Mientras tanto, Harry y su rollo seguían a lo suyo. La chica se quitó el jersey, quedándose en camisa blanca y la corbatita con los colores de Gryffindor, y claramente ansiosa, necesitando más de Harry que sus labios, le descamisó, y comenzó a desabrocharle el cinturón y el pantalón. “Joder, no me lo creo”, pensó Ron “¿Se la va a chupar?¿De dónde coño habrá sacado Harry una chica tan guarra como para estar dispuesta a meterse en el dormitorio de los tíos y mamársela?”. Confirmando las expectativas de Ron, la figura femenina se puso a cuatro patas de espaldas a él, sacó la polla de Harry de sus calzoncillos, y a comenzó a comérsela con vicio. Harry echó la cabeza hacia atrás de gusto, también poniendo expresión de estar conteniendo lo que sin duda hubieran sido escandalosos gemidos. Ron no daba crédito, la cabeza de ella bajaba y subía no sólo succionando la polla de su amigo, sino lamiendo su escroto y su perineo, pajeándole y volviéndosela a meter en la boca. Lo estaba dando todo. Ron cada vez disfrutaba más de su paja. Se masturbaba al ritmo que ella chupaba imaginando que se lo hacía a él. Se recreaba la vista en el espectacular traserito de la chica.

 

En su pajazo, subió la vista un momento y de repente se quedó paralizado. Harry lo estaba mirando fijamente. Ron miró lívido a la cara de su amigo, sin saber cómo reaccionar, pero lo único que encontró en su rostro fue una sonrisa pícara y cómplice. Movió los labios como pronunciando, sin emitir sonido alguno. Quería decirle algo. “Mira esto” leyó Ron en sus labios. Al momento, mientras la chica se la chupaba, Harry alargó la mano y le terminó de levantar la falda, para después agarrar sus braguitas y tirar también de ellas, metiéndoselas entre los cachetes hasta que quedaron como un tanga, dándole a su amigo un tremendo espectáculo, enseñándole en primer plano el perfecto culito de su conquista. La chica apenas emitió un gemidito, concentrada en lo suyo, y los dos amigos se sonrieron, con complicidad. Ambos iban a disfrutar de ella. Harry se contorsionaba de placer ante la tremenda chupada, mientras que Ron se estaba haciendo el pajazo de su vida, hacía tiempo que no disfrutaba tanto. Harry le miró de nuevo significativamente, y sonrió antes de hablar, como dirigiéndose a la chica.

 

  • ¡¡Ooohhh!! ¡Oooohhh! -gimió entre susurros Harry- Qué bien lo haces… Ginny.

 

A Ron casi se le para el corazón. ¿Ginny? ¡¿Ginny?! De repente se fijó. Al leve reflejo de la luz de la luna, sus cabellos eran… rojizos. Ella dejó de mamar un segundo para mirar a Harry con una lasciva sonrisa de agradecimiento al halago, antes de volver a su tarea. Ron vio entonces su cara de perfil. Se quedó inmóvil. Era ella, su hermana pequeña. Harry sonreía pérfidamente, mientras seguía disfrutando de la felación. “Pero… pero… ¡Será...!” Ron no sabía qué pensar ni qué hacer. Sin reaccionar, se quedó quieto mirando cómo su hermanita chupaba polla como si le fuera la vida en ello. Conforme lo veía, entre todos sus sentimientos en conflicto, el morbo y la excitación acabaron pudiendo con él… primero le dedicó una mirada asesina a Harry como diciendo “Ésta me la vas a pagar”, pero sólo recibió otra mueca traviesa de su colega. “Como si no lo fueras a disfrutar”, parecía decir.

 

Ron se la agarró de nuevo y siguió pajeándose en silencio mirándola, pero esta vez con otros ojos. Si hasta ahora había estado disfrutando, por retorcido que parezca, ahora el placer era mucho más intenso, más prohibido, absolutamente indescriptible.

 

  • Nena, me estás matando, mmmm -susurró Harry- vamos, mástúrbate tú también.. Quiero que te corras.

 

Ron pudo ver cómo a Ginny no le costaba nada obedecer. Como si lo hubiera estado deseando desde hace rato, pudo verla desde atrás a cuatro patas introducir sus finos dedos bajo sus braguitas y empezar a masturbarse entre gemiditos, ahogados en la polla de Harry. Pronto quedó claro por la humedad y los espasmos de su cuerpo que estaba disfrutando por lo menos tanto como ellos dos. Ron no sabía decir si su hermana se había corrido una o cuántas veces, pero lo que estaba claro es que estaba yendo a por más.

 

Al cabo de poco los tres estaban al borde del delirio: Ginny lamía viciosa el ano de Harry mientras pajeaba su polla, babeada por ella misma, mientras se masturbaba apasionadamente penetrándose con dos dedos. Ron casi tenía que morder la almohada mientras se pajeaba frenéticamente para no gemir ante el enloquecedor placer que se estaba dando, y Harry agarraba a Ginny del pelo con los ojos en blanco, mientras la pelirroja le llevaba al cielo.

 

Harry sólo quería correrse, correrse entero mientras Ginny le daba un repaso espectacular, pero por otra parte… no tendría otra oportunidad. No estaba seguro de si lo que le estaba empezando a mover era la amistad, la lujuria.. Pero era ahora o nunca. Tenía que hacerlo. Iba a ser memorable de un modo u otro, pero… necesitaba cerrar el círculo. Merecía la pena intentarlo. Agarró a Ginny delicada pero firmemente de la barbilla y el pelo, le apartó la cara un palmo de su entrepierna, y le giró la cabeza noventa grados para obligarla a mirar a su retaguardia. Ginny no comprendió al principio, durante un instante, hasta que lo vió.

 

En la litera de al lado, casi en oscuridad absoluta, su hermano estaba con la colcha por los tobillos, y la polla enorme, gruesa, dura y babosa, en la mano, masturbándose mientras la miraba, hasta que se dió cuenta de que ella le veía, que le había descubierto, y paró. Se miraron por un instante los dos. En cualquier otro instante, se hubieran tapado, uno de los dos hubiera salido corriendo. O al menos apartado la vista. Pero él estaba con su miembro en la mano al aire, y ella tenía dos dedos metidos en su vagina, bajo sus empapadas braguitas. Ambos estaban, o habían estado, al borde del orgasmo hasta hacía tan sólo dos segundos. Sus niveles de calentura nublaban sus prioridades habituales.

 

La primera en reaccionar fue Ginny. Se apartó de Harry, se levantó de su cama, y se acercó lentamente hasta la cama de su hermano, y se sentó a su lado, mirándole a los ojos. Con una mezcla entre cariño y lascivia, alargó tímidamente la mano y le agarró su enorme y venosa polla, esperando su reacción. Ron no se hizo esperar. Sin poder aguantar más al notar la pequeña y suave mano de Ginny en su sensible verga, agarró la camisa de su hermanita y la abrió a la fuerza, haciendo saltar los botones en todas direcciones, dejando a la vista sus pequeñas y preciosas tetas, que se lanzó a comer con avidez. Ginny dejó escapar un largo gemido al notar por fin una boca chupándole los pezones, y empezó a masturbar el rabo que tenía entre manos.

 

Harry sonrió, algo aliviado, y siguió pajeándose, mirando la escena. La visión de su novia y su mejor amigo haciéndolo a su lado, máxime siendo hermanos, le hizo disfrutar aún más, iba a disfrutar como nunca de la corrida.

 

Los Weasley estaban tan calientes que no aguantaron más. Gimiendo mientras Ron le comía las tetas, Ginny le susurró al oído.

 

  • Ooohh, dios, no pares, Ron, sigue… quiero que me folles. Métemela a saco y fóllame, hermanito.

 

Ron ni siquiera dudó. La cogió y la tumbó boca arriba en su propia cama, la agarró de las braguitas a la altura de las caderas y se las bajó hasta los tobillos. Acto seguido se puso encima de ella, entre sus piernas, y se dispuso a penetrarla. Pero fue Ginny la que agarró a su hermano de las nalgas, incluso con las uñas, y lo atrajo hacia sí con fuerza, clavándose en su polla mientras gemía. Ron alucinó al sentir el tierno, ajustado, ardiente y mojado coñito de su hermana y empezó a follársela con ritmo. Estaba disfrutando hasta el frenesí, ya le daba igual absolutamente todo. Llevó sus labios a los de ella y empezó a morrearla apasionadamente. Ella no se quedaba atrás, devolviendo el beso y contoneándose espasmódicamente de placer.

 

  • ¡¡Mmmm!! ¡¡Ahhhh, si!! ¿Con que te pajeabas mirándome, eh, cabrón? Mmmm, eres un pervertido, ¿Qué, te gusta mirarme el culo? ¿A tu hermanita pequeña?

  • ¡¡Oooohhhmmm!! ¡Mira quien fué a hablar! ¡¡Chupando pollas en mitad del dormitorio de chicos, como una zorra!! ¿No te da vergüenza? -respondió Ron clavándosela con saña-

  • ¡¡Oooaaahh, si, sigue!! ¡¡Por dios, no pares!! ¡¡Me encanta que me llames zorra, Ron, no pares!!

  • ¡¡Ooohh, tan formalita que pareces y que puta que eres, Ginny!! ¿Que diría mamá si te viera ahora? ¡¡Joder, y qué buena que estás!! ¡Joder, no aguanto más, me voy a correr, Ginny!

  • ¡¡Sí, yo tambieeén, Ron, me corro, vamos, ponme muy cerda, por favor, me voy a correer!!

  • ¡¡Me corro puta!! ¡¡Me corro entero en tu coño Ginny, toma leche hermanitaaaa!!

  • ¡¡¡Oooohhh, joder, siiii!!! ¡¡Fóollame Ron!! ¡¡Fóllame, por Dios, lléname enteraaa!! ¡¡Córrete a pelo, préñameee!!

 

Ambos se corrieron a la vez, abrazándose como amantes, Ginny tuvo un brutal orgasmo entre espasmos mientras notaba cómo Ron eyaculaba entero, clávándosela hasta el fondo, casi empotrándola contra el cabecero de la cama con dosel, rellenándola de espesa lefa caliente.

 

Acto seguido, cuando Ron se apartó, derrumbándose exhausto sobre el colchón, ella miró a Harry, que estaba al borde del orgasmo, masturbándose vicioso mientras la miraba. Sus preciosas tetitas exhibiéndose a ambos lados de la sedosa corbatita escarlata y dorada. Ginny caminó sensualmente hasta él, se agachó, sacándose las braguitas por los pies, y se las enrolló a su novio alrededor del cipote, pajeándole con ellas, terminándole ella la paja mientras él gemía eyaculando abundantes chorros de semen.

 

  • Vamos, cariño, ¿Te ha gustado el espectáculo? ¿Te gusta verme recibiendo polla de otro, eso te pone, verdad? ¡Los dos sois unos cabrones, me consideráis vuestra y os pone verme recibiendo polla de otro como si fuera una zorra! ¡¡Pues vamos, cielo, córrete en mis braguitas!! ¡¡Vamos, léfamelas e iré por ahí con ellas puestas, bien llenas de tu corrida, marcada como una perrita!!

 

Harry seguía corriéndose más y más escuchando hablar a su novia, hasta que había vaciado completamente sus huevos en las braguitas de ella. Tras lo cual cayó tumbándose hacia atrás en su cama.

 

Cuando hubo terminado, Ginny se las retiró de su polla ahora fláccida. Sopesó un momento sus bragas en la mano. Estaban pringosas, como bañadas en esperma, pesaban de tan empapadas de semen que estaban. Por encima de los zapatitos y los calcetines, se las puso de nuevo, subiéndoselas bajo la faldita del uniforme, que se alisó cuidadosamente después. Mientras ambos chicos la miraban omnubilados, se puso también el jersey,  se giró ondulando su preciosa melena pelirroja, les tiró un beso a cada uno, y caminó de puntillas para no hacer ruido de vuelta a su dormitorio, cerrando la puerta tras de sí.

 

Ellos se quedaron en silencio durante unos minutos, agotados tras sus extenuantes corridas y pensativos y anonadados por lo que acababa de pasar. Al cabo de un rato, Harry habló, azorado, constatando ridículamente lo obvio, por romper el hielo.

 

  • Esto… Ron, estoy saliendo con tu hermana… No te importa, ¿No?

  • No… si tiene que ser alguien, definitivamente me alegro de que seas tú.