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Mi vecina le toma gusto a follar

en Sexo con maduras

Después del trio que hicimos Ricardo, su mujer Sonsoles y yo, pasaron un par de días sin coincidir. Estuve tentando de llamar o mandar un whatsapp, más que nada por saber que sucedió con lo de Clara su hija, porque estaba claro que sabía que su madre y yo habíamos follado, lo que ignoraba que su padre estaba también. Lo deje pasar y esperar a coincidir con alguno de los dos.

Qué casualidad, cada vez que coincidía con ellos o con uno de los dos, iba uno de los hijos y no podía preguntar. Lo que si estaba claro que la hija me miraba con odio tal vez no, pero con resquemor mucho. Cuando me la iba a encontrar, cambia de camino o aceleraba para que no coincidiéramos. Claro el malo de la película era yo, seguro que para ella su madre era una víctima de un “sádico” como yo. Hasta que un jueves vi que Clara no me esquivaba y cuando le salude, no me devolvió el saludo pero si me hablo.

- Quiero pedirte disculpas.

- Repito de nuevo HOLA y ahora ¿De qué me tienes que pedir disculpas?

- Por cómo me pase el otro día contigo.

- No pasa nada. Cualquiera se puede equivocar. Que a mí me dolía más porque pensaras eso de tu madre, no por mí.

- Ahora me tendrías que pedir disculpas tú a mí.

- ¿Por qué? si se puede saber.

- Por mentirme, por tratarme como a una tonta. Que mis padres me lo han explicado todo, que ya sé que mi padre estaba también. Son mayorcitos y si es lo que querían los dos, pues que sigan. Aunque a mí no me haga gracia, saber que mis padres, ya sabes.

- Es que no tienes que entender nada. Cada uno vive como puede o como le dejan.

- Por lo menos que sean discretos, imagínate que en vez de nuestra casa, fuera la de otro vecino.

- De verdad Clara, no le des tanta importancia, vive tu vida. Que tienes unos buenos padres, que eso no ha cambiado.

- Ya sé que son buenos, sé que no me debería sorprender, porque siempre nos han educado e inculcado una vida libre, con respeto a los demás. Pero todo eso es muy bonito, hasta que son tus padres, ¿Me entiendes?

- Te entiendo y ya verás cómo los acabas entendiendo tu al final. Vamos a dejarlo aquí, que hablar en el portal pasando gente, al final pueden escuchar algo suelto que interpreten mal y sería peor.

- Pues podías invitarme a tu casa y seguir hablando.

- ¡¡NO!!

- Jope vaya no. ¿Por qué no?

- Seré claro, porque si vienes a mi casa acabaremos follando y sé que tú tienes novio. Y no estaría bien.

- ¿Pero qué te has creído? ¿Tan guapo te crees? Vas muy sobrado.

- Nada de eso, ¿Pero ya has olvidado lo del coche? ¿Lo que hiciste yendo tus padres? Y es que eres guapa, estas muy buena, pero no me gustan tan jovencitas.

- Serás, serás, serás… vete a la mierda.

Se fue indignada y cabreada. Sabía que había herido su orgullo. Porque seguro que los tíos babearían por ella. No es que no me apeteciera follar con ella o quisiera ser prepotente, que va, es que no quería tener tantos frentes abiertos. Era cuestión de esquivarla hasta que se fuera a estudiar fuera, porque sabía que si insistía un poco más, me la follaría sin miramientos. Como también decidí evitar ir a la playa con ellos. Pero no siempre se consigue lo que uno quiere. Todo ocurrió porque era una noche de esas que se iban a ver las perseidas y querían ir y que nos quedarnos hasta la noche. Puse una pega tras otra y Sonsoles fue la que me llego a convencer. Se comprometió a hacer una cena muy deliciosa.

Fuimos a la misma playa. Al poco de llegar estábamos todos desnudos menos Clara. Lo volvió a hacer cuando ella quiso y haciendo una exhibición que pondría el rabo duro a cualquiera. No conforme con eso, se puso de rodillas y se agacho a coger algo del bolso de playa que llevaba. Dejando su culo mirando para mí, que se veía delicioso y sus labios hinchados sin un solo pelo. Estaba para ponerse detrás y clavársela hasta el fondo. Se puso nerviosa porque sonó su móvil y su hermano gritando le dijo “CLARA, TU NOVIO” se puso a hablar con el prácticamente en susurros y como se apartó de todos nosotros, era difícil oír lo que hablaba, aunque algo si oímos, como que lo echaba mucho de menos, que estaba a dos velas, textualmente dijo eso y le recrimino porque no había ido a verla, que lo necesitaba ya, que no era de piedra.

Me hacía gracia, porque se le notaba demasiado y luego lo que suele suceder bastante cuando una mujer está muy, muy buena, que a los tíos les da “pánico” entrarlas. Porque tal como estaba la muchacha no sería muy difícil llegar a algo con ella y encima pensando eso va y cuando acaba la conversación se le acercaron dos tíos ordinarios y groseros, con chistes malísimos y ella los ignoraba, se pusieron un poco bordes y me metí por medio, diciendo que era mi novia, se disculparon y se fueron. Clara me miro seria y me dijo, “No soy una cría, se defenderme sola, nadie te ha llamado”

Para no contestarla mal, me fui a dar un baño, vi como los padres el decían algo y luego se venían al agua conmigo. Al llegar a mi altura se disculparon por la hija y sin esperármelo, estando los tres cerca unos de otros, agarro mi rabo y el de su marido, se me puso duro rápido y Sonsoles me sorprendió diciendo, “Es que la niña esta con las hormonas revolucionadas y como no tiene al novio que le dé lo suyo, pues esta que se sube por las paredes” Ricardo aviso a su mujer de que Clara se había metido en el agua y que venía. Seguro que se imaginó algo y vino a joder.

Volvimos a jugar con la pelota en el agua, pero me mantuve a distancia de Clara, aunque me di cuenta de que ella además de seguir con sus provocaciones, trataba de buscar algún contacto físico como quien no quiere la cosa. Ahora me divertía más, porque la veía sus tramas y resultaba graciosa. El que me hiciera gracia no quería decir que por “culpa” de la madre y de la hija, estuviera muy cachondo.

Iba oscureciendo y esta vez la gente se quedó en su mayoría. Sonsoles saco todo lo que había preparado y se había pasado con la cantidad de comida. No como mucho, solo un poco. Mientras cenábamos dije que me bañaría ahora. Sonsoles decía que ella ni muerta se metía en el agua de noche, que el daba miedo. Ricardo tampoco se metía porque era de los que decían que hasta que no pasaran dos horas después de comer algo, no tocaba el agua. Pablo me pregunto si se podía meter conmigo y le dije que por supuesto. Aunque Ricardo había sacado dos lámparas led de camping, la zona del agua se veía muy oscura. Me decía que pusiera una más cerca de la orilla y le dije que no hacía falta.

Nos metimos en el agua Pablo y yo. El chaval entraba como un poco asustado, pero se hizo el valiente y les gritaba a los de su familia lo buena que estaba el agua y era verdad. Aunque no se metía muy dentro como hacía por el día. Yo si me metí bastante y seguíamos hablando, que nos veíamos a oscuras pero lo suficiente. De pronto oímos la voz de la hermana y Pablo fue hablándola para que llegara hasta donde estaba el. Le dijo al hermano de meterse un poco más y el hermano le dijo que él estaba bien ahí. Ella se metió un poco más y llego hasta donde estaba yo. Se dio un buen chapuzón y se mojó la cabeza. Hizo el comentario de que era verdad que estaba el agua mejor que por el día. Se oían algunas voces próximas a nosotros, de más gente que había en el agua.

Pablo empezó a decir que por la noche salían más bichos en el agua, protegidos por la oscuridad y cosas así, la hermana le decía que no dijese esas cosas, se veía por la voz que no le hacían nada de gracia. Me acerque más a ella y me puse casi pegado a su espalda, estire mis brazos y la abrace, puse mis manos en sus voluminosas y duras tetas. Corto su conversación de golpe, por lo que su hermano le pregunto, “¿Te pasa algo Clara?” y su hermana, que no me quito las manos le respondió, “¿No, no me pasa nada. Que no quiero hablar más de esas tonterías, que lo que buscas es que me de miedo?” su hermano se rio en alto.

Baje una de mis manos, acariciando su tripa hasta llegar a su coño, se lo toque, se lo acaricie y luego empecé a acariciar su clítoris, de forma muy suave. Ahora mi rabo estaba entre sus piernas, al estar tan pegados podía coger la punta de mi rabo y pegársela a su clítoris. La tenía bien agarrada por sus tetas y notaba la dureza de sus pezones. Con una mano agarré su cuello para pegar mi boca a su oreja y preguntarle, “¿Qué diría tu novio de ver a su chica así, siendo tan puta?” ella que parecía molesta por lo que dije, se revolvió se dio la vuelta y me dijo, “No sé qué te toleraran las demás, pero no te permito que me trates así ni que me digas esas cosas”, a conciencia, me separe de ella y le solté un “Perdón” poco creíble y si muy provocador. Ella que no se esperaba que la soltase me respondió, “¿Ya está? Eso es lo que se te ocurre, menudo cretino que estas hecho?” y no le conteste me limite a nadar e irme hacia la orilla.

Al rato vinieron los dos hermanos y al salir les entro un poco de frio. Me había sentado en sitio más adecuado, porque había dejado sitio a mi derecha y a mi izquierda, por lo que Clara tenía que sentarse pegada a mi o quedarse de pie. Se había enrollado en una toalla y se sentó a mi lado. Ricardo está a pocos pasos de nosotros, montando un trípode para fotografiar las perseidas y Sonsoles a su lado le ayudaba. Aprovechando la oscuridad, metí como pude una de mis manos entre la toalla de Clara y empecé de nuevo a masturbarla. No decía nada, solo se había colocado mejor para facilitarme lo que hacía y veía como se mordía sus labios. Percibí que estaba a punto de tener un orgasmo y pare en seco, saque mi mano, me acerque a ella y le dije a su oído, hasta que no me lo pidas, no lo tendrás y esta noche sería un buen momento para que pasara, mi casa es muy acogedora. Me empujo con mala leche.

Decidimos irnos para casa y de camino al coche, le pregunte a Clara si se lo había pensado, la única respuesta que obtuve fue que acelero su manera de andar y se pegó a su hermano que iba el primero. De vuelta a nuestras casas y con muy mala leche, les pregunte a Sonsoles a Ricardo, “Os invito a una copa en mi casa, que vosotros habéis preparado todo, que menos. ¿Os apetece?” respondieron los dos a la vez, pero no lo mismo. Ricardo con un no y Sonsoles con un sí. Ricardo, decía que estaba muy cansado que otro día y Sonsoles le dijo, “Venga no seas así, una sola y ya está, venga, que nos vendrá bien” al final Ricardo cedió y Clara puso cara de enfado. Llegamos y quedaron en darse una ligera ducha y venir para mi casa. Yo hice lo mismo, me di una ducha rápida. Me coloque un pantalón corto ancho, sin nada de bajo y una camiseta. Saque hielo, lo deje junto a los vasos y las bebidas y a esperar.

Llamaron a la puerta y al abrirla vi que Ricardo iba más o menos como yo. Sonsoles iba provocadora y con ganas de marcha, como las ganas que tenía yo. Llevaba un top que se notaba que no llevaba sujetador y un pantalón cortito elástico, completamente ajustado. Nada más verla intuí que ella al igual que yo tenía ganas de juerga. Aunque a Ricardo no se le veía por la labor. Les puse sus bebidas y tenía música suave de fondo. Ricardo y yo nos sentamos y Sonsoles que se había quedado de pie, después de dar un par de sorbos, se puso a bailar sensualmente delante de nosotros. Sus movimientos pasaron de ser sensuales a provocativos. A mí me tenían a tope. Nos estiraba los brazos para que bailáramos con ella, de buena gana me hubiera levantado, pero no quise que Ricardo se sintiera incomodo, por lo que me aguante las ganas.

Sonsoles no estaba por quedarse en blanco. Se acerco provocativamente a coger su vaso, para hacerlo me dio la espalda, quedando su culo prácticamente en mi cara y al agacharse a coger la bebida, casi me da con él. Mi corazón iba como una locomotora, una vez que cogió su vaso, se echó para atrás y se sentó sobre mis piernas. Su olor me embriagaba y tenerla tan cerca me “destrozaba” pero se había quedado sentada prácticamente en mis rodillas, de momento nada peligroso. Ricardo la miraba con mirada rara. Ella le lanzo un beso y le soltó una sonrisa, él aunque se quería hacer el duro, le devolvió media sonrisa. Sonsoles no conforme con eso, puso morritos y le pidió un beso. El tratando de “imponer” lo que quería le dijo, “Venga déjate de tonterías, hemos quedado que una copa y ya. No fuerces la situación” y ella que no se daba por vencida le respondió con voz mimosa, “Ya no me quieres. No me quieres dar ni un besito. Que malo que eres. Dame un besito, si no, no me voy”

Ricardo se puso de pie y se acercó a ella, quiso darle un piquito, pero ella le agarro bien y le dio un beso en condiciones, que se convirtió en un auténtico muerdo muy pasional y aprovecho para tocarle el rabo por encima del pantalón. Cuando se apartó se le notaba una buena erección y ella que le decía, “Que tonto eres algunas veces, te quiero” a él ya le cambio la cara aunque no dijo nada. Ahora ella se echó para atrás y coloco su culo sobre mi rabo, se movió hasta dejarlo entre sus dos nalgas. La abrace por su cintura pero de forma normal. Nos pusimos a hablar los tres, hablábamos de todo y Sonsoles movía con mucho morbo su culo, era una autentica provocadora, como me gustan las mujeres.

Cambie una de mis manos y la puse entre sus piernas, moví mis largos dedos y al ser el pantalón elástico, mis dedos llegaron pronto y sin problemas, porque tampoco llevaba nada debajo de los pantalones, a su coño. Estaba bastante húmedo. Mientras hablábamos empecé a acariciar su clítoris. Me gustaba notar como se iba mojando cada vez más y como su clítoris adquiría una dureza deliciosa. Que todo iba acompañado por el aumento de su respiración, de ver y notar como su pecho se hinchaba. Cuando la otra mano la metí por debajo de su top y empecé a acariciar sus tetas, ella ya dejo de hablar, se recostó sobre mi pecho y se dejaba hacer encantada de la vida, eso sí, mirando hacia su marido. Que al verla así dejo de hablar.

Empecé a comerle el cuello, a lamérselo y ella gemía, cada vez con más intensidad. Hasta el punto que Ricardo le decía a su mujer, “Se menos ruidosa, no te vaya a oír de nuevo la niña. Que no quiero luego malas caras ni morritos” eso hizo que Sonsoles apretara más los labios para evitar que de su boca salieran los gemidos. Se levanto se quitó el top dejando sus tetas libres, diciéndole a su marido que era porque tenía mucho calor y porque le apretaba, se sentó sobre mí regazo, a horcajadas, esta vez de cara a mí. Ricardo con poca fe, decía de acabar la copa e irse. Ella le respondía un sí, nada convincente y yo me puse a comerle las tetas, sintiendo como ella me acariciaba la cabeza y como de vez en cuando la apretaba contra ella.

Poco a poco notaba como se pegaba más a mí y como su coño se aplastaba sobre mi rabo que estaba durísimo. Mis manos agarraban fuertemente sus nalgas, me sobraba ese pantaloncito que llevaba y se lo bajaba todo lo que podía, miro a su marido y le dijo, “Me lo voy a quitar que este animal me lo rompe al final” y se quedó desnuda por completo, se acercó a su marido le dio los pantalones y le dijo, “No me mires así, no me pongas esa cara” luego se dieron un buen morreo.

Se puso como estaba antes y ahora podía notar como mi pantalón corto dejaba pasar la humedad de su coño y como mi rabo se humedecía gracias a ella. Estaba ya muy mojada, sus pezones parecían misiles, sus besos ya no eran besos, eran algo mucho más morbosos. Miro totalmente encendida y con apenas voz, por lo cachonda que estaba, le reclamo a su marido que se sentara junto a mí, que lo quería más cerca y Ricardo se puso a mi lado. Nada más ponerse, Sonsoles sin quitarse de su posición, se estiro hacia su marido, se dieron en principio un pequeño morreo y ella le decía al oído en voz susurrante, aunque pude oírla, “Mi amor, me tenéis chorreando, estoy hasta con taquicardia, que cachonda me tenéis” se empezaron dar un buen morreo. Al estar dándoselo, ella se había tenido que levantar un poco, lo suficiente para que yo me pudiera sacar el rabo, ella al notar como golpeaba su coño, soltó un buen gemido, que se oyó menos al estar morreándose.

Estaba tratando de coger un condón y ella no me dio tiempo, se movió un poco hasta que mi rabo encajo en la entrada de su coño, al notarlo ella se dejó caer, esta vez sus gemidos se oían más, a pesar de que Ricardo le pidió que no fuera escandalosa. Ahora era ella la que me follaba, no la follaba yo, me follaba ella. Lo hacía como para que su marido no se diera la cuenta, era muy excitante. Mientras le comía una de sus tetas. Ricardo dejo de morrearse y se puso a comerle la otra, Mientras ella se colocaba mejor y mi rabo estaba a tope dentro de su coño. Sus gemidos se iban convirtiendo en algo más que gemidos y Ricardo de vez en cuando decía, “Sssshhhh” Sonsoles parecía que se apaciguaba, pero sin tardar mucho volvía a lo mismo.

Todo cambio cuando Ricardo llevo una de sus manos al coño de su mujer, empezó a hacerle un dedo y cuando le resbalo más de la cuenta el dedo, topo con mi rabo y se dio cuenta de que su mujer tenía mi rabo dentro. Ricardo con voz grave, pero no con tono de enfado, dijo, “Serás zorra, si te lo estas tirando ya” él se levantó, se puso detrás de ella y ella provocándole y con voz de ingenua le replico, “No querías que sacara la puta que llevaba dentro, pues ya la tienes” Ricardo empezó a azotar el culo de su mujer, ella en los dos primeros se quejó un poco y mirándome a mí con intensidad, dijo, “¿Eso es lo fuerte que puedes dar? Pues vaya” y entonces me metí yo en la conversación, “Ricardo vamos a enseñarle a esta puta lo que es follársela bien follada, rómpele el culo”

Ahora además de la acra de perversa de Sonsoles, se le puso a su marido que empezó a desnudarse. Aproveche para azotar su culo y en verdad que la di fuerte, ella solo gemía muy fuerte a cada azote que le daba y oía como ella le decía a su marido, “Aprende, aprende”, tuve que a minorar porque veía que se corría y quería que se corriera cuando su marido follase su culo. Ricardo se puso detrás de ella, le coloco su rabo en su culo y se lo metió prácticamente de golpe, mientras le decía en voz alta, ahora aprende tu PUTA. Los tres estábamos muy excitados. Ricardo la empotraba bien, con dureza, le mordía su hombro y ella tenía la cara desencajada por sentir y notar a si a su marido, se corrió casi “aullando” no solo la iba a oír su hija, la oiría todo el vecindario. Pero si ella fue escandalosa, su marido no se quedó atrás, que se corrieron a la vez y él también fue escandaloso.

Hubo un momento en que nos quedamos como congelados. Hasta que Ricardo se salió. Entonces Sonsoles me cogió de la mano, quería que fuéramos a mi habitación, porque quería que la follara poniéndose ella boca abajo y yo follándomela desde atrás o boca arriba. Le gustaba sentir la presión de un cuerpo sobre el suyo. Estaba como desesperada y se tumbó boca arriba, le coloqué un gran cojín que tenía debajo de su culo y no me dio tiempo a más, me hizo ponerme sobre ella, nos morreamos y en un segundo, tenía sus piernas cruzándose en mi cintura.

Mis penetraciones eran en ese momento lentas y profundas, cuando le metía mi rabo, sus ojos se abrían y dejaba escapar un gemido tremendo. Nuestras miradas eran profundas e intensas, le daba la mano a su marido y podía ver como se la apretaba fuertemente cuando mi rabo entraba. Lo que más me ponía era sentir como recibia mi follada y como sin pedírmelo, sus ojos me pedía más, me pedían un morreo intenso, sucio y profundo. Me ponía muy cachondo también, ver la cara de Ricardo, como se excitaba viendo a su mujer. Cuando se miraban se les veía algo especial a los dos.

Nos cortó un poco el momento, cuando en el salón se oyó sonar el móvil de uno de ellos. Ricardo fue al salón mientras nosotros seguíamos y le oíamos, “Vale, vale, que sí, no te preocupes, ya vamos” llego Ricardo y con cara de enfado dijo, “La niña que dice que Pablito se ha despertado con miedo, que ha tenido una pesadilla” Sonsoles con un tono de enfado le dijo, ves vistiéndote, danos un minuto. Ahora se acabó la suavidad, empecé más que a follarla a empotrarla y se le olvido todo. Gemía escandalosamente y me agarraba el culo apretándolo contra ella, hasta que me pidió que quería que nos corriéramos juntos y cuando estaba a punto se lo dije, cuando nos empezamos acorrer nos dimos un super morreo que fue tan excitante o más que la misma corrida. Era como si nos hiciéramos un boca a boca, fue algo increíble. De hecho cuando acabamos nuestra respiración estaba más acelerada de lo normal.

Al llegar Ricardo vio que me quitaba de encima de su mujer y puso muy mala cara cuando vio que no habíamos usado condón. Sonsoles que se dio cuenta le dijo que luego lo hablaban y Ricardo dijo, “No, quiero decirlo ahora. No me parece bien que lo hayáis hecho sin condón, no era lo acordado” quise justificarme, pero no sabía que decir porque no había justificación, quien encontró las palabras fue Sonsoles, “Venga Ricardo, ya ha pasado y ya está. Si alguien ha tenido la culpa he sido yo, que él quiso ponerse protección y no le di tiempo. No me ha dado tiempo ni a pensarlo, además sabes que me gusta hacerlo a pelo, perdona, si te ha molestado”, Ricardo se quedó sin saber que decir, pero se le veía queriendo decir algo, pero no le venía nada a la cabeza.

Cuando Sonsoles se dio cuenta de que su marido quería decía algo, ella cambio el tema de conversación diciéndole, “Lo que es más preocupante que tu hija, nos quiera controlar nuestra vida. Porque te darás cuenta que lo de Pablito, es una excusa que se ha buscado para jodernos la noche” Ricardo movió la cabeza afirmativamente. Mientras se vestía Sonsoles, dije que en ese momento me apetecía algo dulce, que era una faena no tener ni chocolate ni nada, fue un comentario para quitar tensión. Ricardo me dijo que porque estaban las cosas como estaban, que si no me acercaba una tableta de chocolate o mejor tarta, que por lo que se ve Sonsoles s pasaba el día haciendo tartas y sospechaba que a él no le debían de gustar mucho. Solo añadí que a mi si me gustaban las tartas. A pesar de ese momento distendido, veía en la cara de Ricardo cierto malestar y suponía que se traduciría en un distanciamiento.

Al día siguiente, después de comer, me tumbe en un sillón que tengo, que da masajes. Es donde más me gusta echar una siesta siempre que puedo y ese día era uno de los que podía. Estaba ya casi en modo amodorramiento, los parpados ya no me respondían y estaba alcanzando el nirvana, cuando se oyó un largo y estrepitoso sonido del timbre de la puerta de mi casa, quise ignorarlo en un primer momento, pero sonó nuevamente. Me acorde de toda su familia, me daba igual quien fuera e iba dispuesto a darle la bronca, por llamar a esas horas y de esa manera. Ni mire por la mirilla, abrí la puerta con bastante mala leche. Era Clara y traía en sus manos una tarta de frutas, la verdad con muy buena pinta. Me contuve, respire profundamente y la invite a pasar. Dudo pero al final entro. Dije de probar la tarta y ella me decía que no hacía falta, pero insistí y nos pusimos dos trozos de tarta. Fue clara la que inicio la conversación. Antes diré que venía vestida discreta pero a su vez llamativa, normal con ese cuerpo y teniendo solo 18 años.

- ¿Quieres saber qué es lo que más me desquicia de ti?

- Pues la verdad que no.

- Me da igual, te lo diré de todas maneras. Es ese aire de suficiencia que tienes. Eso de decir todo como te viene a la cabeza, el no ponerles filtros a las cosas.

- Te lo he dicho me daba igual, aunque en eso me has descrito bastante bien. Es cierto que no me gusta ponerles filtros a mis palabras, a mis pensamientos, porque así nadie se lleva engaños conmigo.

- Es que te pasas muchas veces. Como decirme lo de, ya sabes, no soy eso. Como lo de meterte con mi novio, tampoco me gusta y luego eso de que creas que estoy por ti, como si fueras irresistible. Te lo tienes muy creído.

- Igual que antes estaba de acuerdo ahora no lo estoy. No soy ningún creído. Se de sobra que no eres ninguna puta, solo te lo dije en el contexto del momento y es como te lo tienes que tomar, seguro que tú me has llamado otras cosas similares en tu cabeza, la diferencia que tú no te has atrevido a decirlo, por tu cobardía y yo lo he hecho. Y ¿Cuándo me he metido con tu novio? Que yo sepa nunca.

- No soy ninguna cobarde y claro que te metiste con mi novio. Cuando me preguntaste eso de, ¿Qué diría tu novio de ver a su chica así, siendo tan, ya sabes?

- Dilo sin miedo, tan puta. Pero eso no es meterme con tu novio. Me has tocado el rabo, me lo has pajeado, ha estado entre tus piernas, ¿Sigo?

- Vale, déjalo.

- Se que todo eso son escusas, no creo que nada de eso te moleste en verdad. Te molesta lo de tus padres.

- Pues SI, CLARO QUE ME MOLESTA ¡¡JODER!! Eso de saber que alguien se tira a mi madre y encima delante de mi padre. (Su cara se puso muy tensa) ¿Puedo ir al aseo?

- Claro que puedes, vaya preguntas.

Recogí los platos y los cubiertos y los lleve a la cocina. Me senté en el sillón a esperar a que saliera. Oí la cisterna y que se abría la puerta y venia. Apareció completamente desnuda, con cara de timidez, específico, desnuda, desnuda no, que llevaba el calzado de cuña. ¿Era en verdad timidez? Me quite la camiseta que llevaba, luego los pantalones y me quede también desnudo. Me acerqué, la pregunte si estaba segura y su respuesta fue abrazarme y darme un morreo. Coloque mi rabo entre sus piernas y ella respiro fuerte, se contenía. Me miro y me dijo, “Pero con mi madre ya no más, ¿Vale?” me aparte y me miro sorprendida. Aunque me tenía muy cachondo, muy seriamente le dije. “Mira Clara, ahora no quiero hablar de eso, no me comprometo a nada. El único compromiso que tengo ahora mismo, es hacerte gozar. Que veas lo puta que puedes ser y lo cabrón que voy a ser follándote. Pero si no quieres, ya sabes dónde está la puerta”

Me miró fijamente, se acercó, nos abrazamos y cuando la llevaba para mi habitación me dijo, “Aunque no soy muy ruidosa y aunque mis padres se han ido a comprarle ropa a mi hermano, prefiero otra habitación si en la tuya estuviste con mis padres” no la hice caso y nos fuimos a mi cama. La veía decidida, con muchas ganas, pero algo tensa, nerviosa y con un punto de vergüenza tal vez. Para eso no hay nada mejor que mis labios, mi lengua por su cuerpo. Ella se tumbó boca arriba y tal vez con un poco de brusquedad, le di la vuelta para quedar boca abajo. Se quiso revolver, no por haberle dado la vuelta, sino porque olía a su madre. No me había dado tiempo de cambiar las sabanas, pero no se lo permití y en ese momento probé por primera vez ese culazo, duro y prieto que tenía, soltándola dos buenos azotes.

No se los espero y nada más dárselos, lo que hice fue lamer, besar y morder, la zona donde recibió mis azotes. Sacándole los primeros gemidos, aunque muy comedidos. En eso no se parecía a su madre. Deje esa zona y subo lamiendo su columna, hasta llegar a la nuca y su cuello. Me ponía cachondo ver como su piel se erizaba, como gemía y como “protestaba” por lo que le hacía, pero no se quitaba y se colocaba para que siguiera haciéndoselo. Pero no solo le hacía eso, con mis manos “atacaba” su coño desde atrás, acariciaba su clítoris y mis dedos se metían en su mojado coño sin ningún problema. Ya no estaba ni tensa, ni nerviosa, ni nada parecido, simplemente estaba igual de cachonda que esta yo. Hasta el punto, que la muy zorra hizo el paripé de querer salirse de la cama, como hizo al principio. ¿Era una provocación? Pronto lo sabría, porque sin dejar de morder y lamer, su cuello, hombros, azote de nuevo su culo, con más vehemencia que la primera vez y me encanto sentir, notar, que le había gustado. Me ponía cachondo su provocación.

Le susurre al oído, “Jovencita pero muy putita, seguro que al final lo serás más que tu madre” ella sin mucho convencimiento me respondió, “No me digas eso, sabes que no lo soy” azote con más ganas su culo, le di una buena tanda en ambas nalgas y no pudo contenerse, se le escapo un “SIIIIII” y entonces le dije, “Tienes razón no eres una putita, eres muy puta” ella que se le notaba muy cachonda me soltó, “Y tu un cabronazo, pero ¿Vas a seguir hablando o vas a hacer algo?”

Estaba en una de las posiciones que a su madre le gustaban. Me coloque detrás, me puse un condón y empecé a meterle el rabo. No costo porque estaba muy mojada, pero estaba bastante más apretada que su madre, algo también normal, daba gusto como rozaba mi rabo dentro de su coño. A cada penetración ella decía un “Augggg” muy profundo, pero se tapaba la boca con la almohada. La follada estaba siendo buena, pero la notaba incomoda. Sin dejar de follarla le pregunte y me dijo que prefería otra posición. Quería a cuatro patas y le dije que lo hubiera dicho antes. Como avergonzada me dijo, “Es que a mi novio no le gusta porque se viene muy pronto y no sabía si” corte la conversación, otra vez con cierta “brusquedad” la coloque casi al borde de la cama y en esa posición empecé a follármela.

Una vez que me agarre a su cintura con mis manos, para que no se escapara, empecé a follarla con un ritmo suave y decidí ir aumentándolo, según viera como reaccionaba ella. El ritmo era ya un ritmo fuerte y Clara era de las que digo yo asmáticas, porque ya no se contenía, se expresaba con una respiración fuerte, gemidos sueltos y cuando levantaba la cabeza le salía un gemido ronco. Me chupe un dedo pulgar y empecé a “jugar” con la entrada de su culo, al notarlo se tensó, pero un par de azotes la relajaron. Estaba muy claro que ese culo inexplorado, lo que me puso muy cachondo. Quise ver su estado real y nada mejor que aminorar la follada. “Pero ¿Qué HACES? JODER, JODER, JODER, ahora no, ¡AHORA NO!”, quite el dedo de su culo, agarre bien sus caderas y la penetre al máximo, si no la tuviera agarrada hubiera salido lanzada.

Ya no se contenía, gemía en alto, gritaba, cuando le decía “Vamos puta, córrete, ahora eres mía” ella solo me decía, “Si, siiiiii, me voy a correr, que llego, que lleeeeeego” y se corrió haciendo aspavientos con su cabeza y gritando de todo, me insulto, se insultó a sí misma, una pasada. Se dejo caer sobre la cama y seguí follándomela, en esa posición, se lleve una mano por debajo para llegar a su clítoris y mientras me la follaba le tocaba. Volvía a estar otra vez a punto y yo también. Nos corrimos los dos de forma muy potente y me quede tumbado encima de ella, los dos en silencio y solo se oía nuestras respiraciones entrecortadas.

Nos movimos y nos tumbamos uno al lado del otro. Clara se quedó medio abrazada a mí y entonces la abrace también. A los pocos minutos ya estábamos tonteando de nuevo. Ni me había dado cuenta de que seguía teniendo el condón puesto. Clara miraba sonriendo y me decía en plan jocoso, “Por lo que se ve no te dejaron bien anoche, porque vaya corrida” fue ella la que me quito el condón. Se agacho y se puso a comerme el rabo. Su culo no tenía experiencia, pero su boca si, la mamaba muy bien. La puse encima mía y empezamos a hacer un 69. Me encantaba sentir como restregaba su coño en mi boca, me ponía muy cachondo, me llenaba la boca de lo mojada que estaba. Empecé a jugar de nuevo con su culo, los jugos de su coño me servían para lubricar mis dedos.

Esta vez no protestaba, se dejaba hacer y me estaba resultando más fácil follarle el culo. Aunque algunas veces tenía que parar porque se quejaba más de la cuenta y no quería estropear el momento. Vi como abrió más sus muslos, como se pegó más a mí y al momento, se quedó parada, para luego contonearse sobre mi boca de forma caliente, se estaba corriendo. Se saco el rabo de la boca y gimió con rotundidad, se dejó llevar, no hay nada más bonito, más caliente que ver cuando no se cortan, hasta el punto de que te entran ganas de correrte. Se quito de encima, se tumbó y empezó a hacerme una paja con furia, con ojos libidinosos, me pidió que no me corriera en su boca, que quería que me corriera en sus tetas.

Me la mamaba a ratos y otras me lo hacía solo con su mano. Me miraba hipnotizada y me hipnotizada, tenía una mirada muy “viciosa” es una locura ver la cara de una mujer así, pone a mil. Quería correrme en su boca y se lo dije, puso una cara rara, nunca se habían corrido en su boca y no quería. No insistí, ella siguio y cuando estaba bastante a punto la avise. Se quito el rabo de su boca, lo pegó contra uno de sus pezones, relajo el movimiento y con la otra mano se tocaba su clítoris. Era una imagen preciosa, me miraba como diciendo, córrete que quiero correrme cuando te corras. Quite su mano de mi rabo, le di un morreo y le dije que ya lo hacía yo. Cambio su mano, la que tenía tocándose su coño la llevo a tocarse el pezón libre y con la que me hacia la paja a mí, la llevo a su coño. Me puse a hacerme yo la paja, teniendo pegado mi capullo a su pezón.

Solo se oían nuestros jadeos, nuestra respiración profunda. Nuestras miradas tenían mucha “tensión” pero tensión de placer. Ella me miraba, se mordía el labio inferior y me movía la cabeza diciéndome que sí, la entendí perfectamente, quería correrse, veía que en algunos momentos se paraba y dejaba de tocarse. Me encantaba, era una chavala que me estaba poniendo a tope. Avise de que me corría y cuando sintió mi corrida caliente sobre su pezón, se corrió más bestialmente que las veces anteriores y se restregó toda mi corrida por sus tetas. Una vez acabamos nos cruzamos las miradas y se tapó con la sabana.

- ¿Por qué te tapas la cara?

- Porque me da vergüenza algunas cosas, que yo no soy así.

- Eres así, ¿No te lo has pasado bien?

- Claro que me lo he pasado bien, lo mismo ese es el problema, Jajajajaja.

- Eso es lo que tienes que ver.

- Bueno, eso solo no, que le he puesto los cuernos a mi novio y lo que más rabia me da, que no tengo remordimientos.

- Pues mejor para ti.

- No te molestes, pero no sé si eres más vicioso que pervertido o a partes iguales. Me has hecho cosas que nadie me ha hecho y sobre todo la forma de cómo lo haces. Es como si te saliera de dentro, no sé cómo definirte. Y espera no me interrumpas, ¿Por qué esa manía con mi trasero?

- Pues lo que tu consideras vicio o perversión es simplemente no cortarse, estar a lo que se está y no cerrarse en nada para pasarlo bien, que para pasarlo mal, ya está la vida diaria. Y lo de tu culo, es que es puro morbo, deseo. Antes de que te vayas a estudiar fuera, pienso follártelo.

- Pues no lo creo. Mi novio que la tiene más pequeña que tú, bastante más pequeña y menos gruesa, lo intento y…

- ¿Y qué?

- Que le di una hostia, aunque suene mal decirlo. Que me hizo mucho daño, fue muy bruto.

- ¿Te he hecho daño yo? Hay que hacerlo con suavidad, sin prisas.

- Es que puede ser muy… ¿Violento? (Cara de duda, de sorpresa y media sonrisa)

- Jajajajaja, tranquila solo quiero “romperte” el culito.

- Que bruto que eres. Ni suavidad para tratar de convencerme.

- Si ya lo estas, si vuelves ya sabes que me apoderare de tu culo. Sera mío y también que sepas que me correré en tu boca, ya verás como no es tan malo.

- Me lo pones difícil para volver, me das miedo, Jajajajaja.

Miro la hora y se quiso ir a su casa, no quería que llegaran sus padres y que se dieran cuenta de que estaba conmigo. Porque eso sí, me pidió muy seriamente que no le dijera nada a sus padres, que no le apetece que lo sepan. Que si me preguntaban, que había dejado la tarta, que la había invitado a entrar pero que como siempre fue muy cardo conmigo y no quiso. Lo acepte, no me costaba nada hacerlo, si alguien tenía que contarlo si quería, era ella.

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