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Instrucciones para disfrutar de un reloj

en Hetero: General

No te regalan un reloj; tú eres el regalado para el cumpleaños del reloj.

Julio Cortázar

 Me tendió un paquete envuelto en papel de regalo.

—Feliz cumpleaños.

Lo desenvolví, nerviosa, rogando que fuera el reloj que le había mencionado, con más o menos sutileza, durante toda la semana. ¡Sí! ¡Era su estuche!

—Ábrelo.

Lo hice y me llevé la sorpresa de mi vida. Saqué el botecito de lubricante y le sonreí, coqueta, disimulando la decepción.

—Me parece que este regalo es para ti.

—No. Es para ti. Dámelo.

Abrió la tapa, se untó los dedos y deslizó la mano por debajo de la mesa. Separé las piernas.

—¿Por eso me pediste que viniera sin ropa interior?

Me miró, perverso, mientras sus dedos lubricados acariciaban mi vulva y trazaban círculos alrededor de mi clítoris, con tanta lentitud, que creí enloquecer. El camarero entró en el reservado para retirar los platos y preguntarnos si queríamos postre. Disimulé como pude, aunque el bote estaba abierto sobre la mesa, olía a sexo y los gemidos pugnaban por salir de mi garganta. Hundió tres dedos en mi interior y me folló con ellos, mientras, con voz sibilina, contestaba que él no, que quería un café.

— Como debe ser. Ya sabe, negro como la noche, dulce como el amor y caliente como el infierno. ¿Y tú que quieres, amor?

Susurré que lo mismo, mientras me corría y mi orgasmo humedecía mis muslos. Cuando el camarero se fue, sacó los dedos de mi interior y los chupó con avidez.

— Bueno, puede que también sea para mí, por eso lo escogí sin sabor.

Entonces fui yo la que se llenó la mano de lubricante mientras que, con la otra, sacaba su miembro erecto de la prisión de sus boxer. Comencé a masturbarle, pero me detuvo.

—En casa te espera el reloj, pero no te hará falta. Hoy, no. Quiero que me masturbes despacio y luego follarte como si el tiempo no existiera.

Y lo hizo.

Feliz #MesDeLaMasturbación