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Sin pensarlo

en Lésbicos

 

SIN PENSARLO

CAPÍTULO I CLOE

Estaba por rendirme en la búsqueda de trabajo y de pronto ahí estaba, aquel anuncio que tanto esperaba, todo en letras mayúsculas, buena paga, incluía una comida, pero era en otra ciudad.

 

Llevaba una buena temporada desempleada. El último trabajo que tuve era genial, pero tuve la buena y mala suerte de meterme con la hija del dueño del restaurante. La pasábamos bien, sin rollos de nada, solo buen sexo. Y tenia un trato especial, a veces salía mucho antes de la hora, otras tenía que quedarme hasta tarde para "compensar" las horas en que salía temprano.

 

Todo iba bien, siempre fuimos muy discretas y nadie sabía nada de lo que pasaba entre Cloe y yo, o eso creíamos. Hasta que un día alguien nos vio mientras follábamos, no supimos quien fue porque salió corriendo de la cocina, luego de eso obviamente se nos cortó todo y lo dejamos ahí. Yo me fui a mi casa, preocupada y Cloe creo se quedó aun peor.

 

Al día siguiente el padre de Cloe, el señor Giovani, nos llamó para hablar con nosotras. Yo dije en mi mente adiós trabajo y adiós Cloe. Pero todo fue una falsa alarma. Él solo nos quería felicitar porque habíamos hecho un buen trabajo durante el último mes, pues las ganancias habían aumentado significativamente y en recompensa nos mandó a una cata de vinos, con todo pagado, y por supuesto luego de ella haríamos un recorrido por los viñedos y compraríamos las mejores botellas para el "Vibo Valentia" en fin todo tenía buena pinta.

 

Muy emocionadas fuimos cada una a hacer las maletas. Ese día salimos temprano del trabajo, pues nuestro bus salía a primera hora. Por mi parte, tardé en conciliar el sueño por la emoción del viaje, pero eso era lo de menos, ya habría tiempo de descansar. Al sonar la alarma me levanté de una, preparé algo de comer y luego me fui a bañar, pero no desayuné en casa. Tenía pensado llevar las French toast y los huevos revueltos  para comer durante el viaje con Cloe y ella por supuesto de camino había comprado dos cafés.

 

Todo el viaje la pasamos súper divertidas recordando los Cientos de veces que estuvo don Giovanni a punto de encontrarnos con las manos en la masa, pero siempre supimos disimularlo bien.

 

Me estaba encariñando mucho con esta chica, pero no estaba enamorada, ella por su parte creo que sí, o no lo se, tal vez solo se obsesionó conmigo, nunca supe cuáles fueron sus verdaderos sentimientos hacia mi.

 

Lo cierto es que nuestra relación solo se basaba en tener sexo cuando podíamos en el restaurant, nunca tuvimos una cita como tal y bueno tampoco es que tenía pensado iniciar una relación. Para qué complicarnos la vida, así estábamos bien.

Durante el viaje pude ver otras facetas de Cloe que no conocía, era tierna y cariñosa, se veía tan adorable mientras dormía y también era muy celosa. Recuerdo cuando la terramoza muy amable se acercaba a preguntar si necesitamos algo y Cloe siempre contestaba algo grosera, decía que la chica solo venía a coquetarme descaradamente y yo decía que solo cumplía con su trabajo y era amable.

Aunque yo lo negaba, Cloe tenía razón, y tuve algo de culpa, pues desde que subimos al bus no dejé de mirarle descaradamente sus voluptuosas tetas ni el tremendo culo que la chica tenía, eso y de vez en cuando le sonreía. En una ocasión casi terminamos cogiendo en el estrecho baño del bus, pero solo llegamos a besarnos apasionadamente y toquetearnos un poco, porque un pasajero  tocó la puerta insistentemente. Tuve que dañar el lavamanos para fingir que ella había entrado a ayudarme y accidentalmente nos habíamos quedado encerradas. Al parecer el tipo se había creído todo y hasta nos ayudó.

 

Al llegar a nuestro destino la terramoza se acercó a desearnos una buena estadía y discretamente dejó un papel en el bolsillo trasero de mis pantalones. Luego al llegar a nuestro hospedaje recién lo leí, en la notita ponía en  perfecta caligrafía su nombre, Isa, y su número, decidí solo guardarla.

 

Ese día solo comimos y cenamos temprano, el viaje había sido muy largo y necesitábamos descansar. Así que solo nos dimos un cálido beso de buenas noches e inmediatamente nos entregamos a los brazos de Morfeo.

 

-¡Buenos días pequeña dormilona! ¡Levanta ya ese pequeño trasero! - la saludé, para molestarla y que se levante - ella odiaba que interrumpan su sueño, pero a eran las diez y media y un largo día nos esperaba.

 

Aunque nunca antes habíamos dormido juntas, algunas veces luego de una larga sesión de sexo puro y duro, ella quedaba exhausta, se dormía enseguida, y yo la despertaba de esa manera, ella odiaba que haga eso.

 

-Solo diez minutos más, Ann. Luego peleamos o hacemos lo que quieras.

- Bueno sigue durmiendo, entonces, iré a ducharme sola y luego bajaré a desayunar, muero de hambre - sabía que mi estrategia no iba a fallar, y no dije más, solo me quite la ropa y me fui a bañar.

 

A los pocos minutos minutos el agua estaba a una temperatura ideal y me relajé por completo, solo dejé que el agua recoriera mi cuerpo y me desconecté totalmente . Ni siquiera escuché a Cloe que ya estaba desnuda trás de mi, hasta que sentí como me tomó de los pechos y depositó un beso en mi hombro.

 

-¡Hola, bebé! ¿Acaso creías que te iba a dejar bañar solita? - dijo a mi oído sin soltar mis pechos, logrando que mi cuerpo se estremeciera.

 

-Ellos también dicen hola - dije refiriéndome a mis pezones que ya estaban duros como rocas, y me giré para darle un beso en los labios.

 

- Creo que alguien más dice hola, por aquí abajo- dijo ella, tocando mi hinchado y palpitante clítoris.

 

La agarré fuertemente de las caderas y la puse contra la pared, ella puso su hermoso y redondo culo en pompa y aproveché para darle dos nalgadas. El solo escuchar el sonido del contacto de mi mano contra su blanca piel hizo que me excite aun más. La agarré de sus tetas, que aunque no son muy grandes, son firmes, redondas y están coronadas por unas preciosas aureolas y pezones rosas, que me volvían loca. Giró su cabeza y empecé a comerle la boca, mientras mi mano izquierda bajaba hacia su ya mojado sexo. Me encantaba sentir cómo sus nalgas hacían presión contra mi clítoris.

 

Me encantaba lo excitadas que estábamos, ella cada vez gemía más, pero aun no era momento de llegar , así que baje un poco el ritmo de los movientos de mis dedos sobre su clitoris y empecé a penetrarla lentamente con dos dedos de mi mano derecha, su cuerpo me pedía más, pero yo quería que se corriera en mi boca, así que la giré y Besé salvajemente, mientras masajeaba su clitoris, sentí que estaba por llegar, entonces bajé a besar sus pechos, los succionaba y mordía, que eso a ella le encantaba.

 

Finalmente dirigí mi boca hacia abajo, sobre su hinchado clítoris, con mi ágil lenga empecé a darle más duro y rápido, mientras penetraba su vagina con dos dedos de mi mano derecha y ella cada vez estaba más cerca, gemía tan rico y tan fuerte que no aguanté más, con mi dedo medio de la mano derecha penetré su virginal ano. Fue ahí que ella estalló en el orgasmo más sonoro y delicioso que había tenido hasta ese momento.

 

Obviamente esto apenas había comenzado, medio secamos nuestros cuerpos y nos fuimos a la cama para tener mayor comodidad.

 

-¡Ahora te toca a ti! - dijo, tirándome a la cama, esta versión tuya, más salvaje, me estaba gustando.

 

Empezó a besarme apasionadamente apoyando sus manos hacia los costados de mi cabeza, sentía la tibieza de su sexo sobre mi abdomen. Ya quería sentirla por completo. 

 

- Vamos baby, no me hagas esperar más - dije, con mi voz algo ronca por la excitción.

Puso su pierna derecha debajo de mi pierna izquierda, y su izquierda arriba de mi derecha, haciendo que nuestros sexos estén en contacto y empezó a moverse lentamente y yo también para sentirnos aun más. Entre gemidos y nuestros cuerpos sudados, nuestros movimientos sincronizados y nuestros sexos tan mojados, no tardamos en venirnos, primero yo y minutos después, ella. Pero ella sabía que soy multiorgásmica y mi cuerpo aún quería un poco más. Así que fue directa a mi sexo sin que le diga nada y empezó a lamerlo frenéticamente y en pocos minutos volví a estallar, esta vez en su boca.

 

Luego de reposarpor unos minutos la llevé casi a rastras a la ducha para quitarnos ese olor a sexo, que teníamos impregnado en todo el cuerpo. Fue una ducha rápida porque teníamos mucho hambre.

 

Cloe usó un vestido color aquamarine con escote moderado y unos tacones no muy altos. Por mi parte elegí algo más cómodo y sencillo, unos shorts color azul claro, una blusa manga Siza de color blanco y unas sandalias del mismo color.

 

Era mediodía cuando bajamos al restaurante del hotel a comer, yo pedí una ensalada, y un bistec con puré de papas, tú pediste lo mismo y además una hamburguesa. Nunca supe cómo podías comer y comer y mantener un cuerpo tan esbelto. La verdad envidiaba tu jodido metabolismo. De tomar solo pedí agua y tu una coca cola.

 

Subimos nuevamente a cepillarnos los dientes, cogimos nuestros bolsos y salimos a pasear a la ciudad, era un día precioso, no hacía mucho sol, pero si molestaba un poco a nuestros ojos, a medida que íbamos caminando. Yo llevaba mis gafas animal print en mi bolso, tú habías olvidado las tuyas en el hotel, así que viendo que ya estábamos algo lejos, decidió comprar unas gafas nuevas para ella.

 

Ni por asomo hubiera imaginado lo que me esperaba.