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Star Wars One Shot Episodio IV

en Parodias

  • Pongan rumbo a Alderaan

  • Si, Alteza.

  • Y avísenme cuando salgamos del hiperespacio

  • Por supuesto, Alteza

Tras dar esas órdenes, Leia Organa por fin pudo retirarse a sus aposentos: El camarote principal de la Tantive IV. Por el blanco pasillo, los soldados se cuadraban a su paso, a lo que ella apenas respondía con un leve arqueo de ceja, reconociendo el saludo. Sólo al fin, tras cerrarse la puerta corredera a sus espaldas en la intimidad de su habitación, se permitió derrumbarse en la cama, respirar, y al final, relajarse.

Aquello estaba empezando a ser demasiado. En los últimos dieciocho meses, había asumido su rol de Princesa de Alderaan, había jurado su cargo en el Senado Imperial, y para colmo, había convertido todo ello en la tapadera perfecta para ser, en realidad, una de las líderes de la clandestina Alianza Rebelde.

De cara a la galería, no podía ser mejor en ninguna de sus facetas. Su pueblo la admiraba como una representante preciosa y gentil, en el Senado se la consideraba una política hábil y brillante, y entre los rebeldes era una pieza fundamental, tan válida estratégicamente como audaz en las operaciones de campo.

Sin embargo, allí tirada en su cama, en su soledad, era el único tiempo y lugar en el que podía suspirar y mostrar alguna emoción, comportarse como lo lo que al final era, una jovencita. Una chica joven, estresada y casi sobrepasada, que hacía más cada día de lo que la mayoría hacen en toda su vida. La carga, a veces, era casi insoportable.

En sus aposentos en el palacio de Alderaan al menos tenía cierta intimidad y, tras un día interminable, podía retirarse tranquila, tras un baño y un camisón limpio, a descansar con alivio. Solía arrebujarse entre sus sábanas, sobre el confortable colchón y los mullidos almohadones, comenzar a acariciarse, a tocarse delicadamente sus incipientes pechos, pellizcándose los pezones, para despues masturbarse metiendo sus manitas bajo sus delicadas braguitas de seda, hasta correrse entre gemidos, a menudo mordiendo la almohada, tras lo cual se quedaba relajada. En paz. Y se quedaba profundamente dormida.

Allí, en cambio, no era lo mismo. Su litera de campaña era con diferencia la mejor de la nave, y al menos tenía un camarote para ella sola, cosa que no podía decir nadie más en la tripulación, salvo el Capitán Antilles, pero si tenía alguna esperanza de quedarse a solas se había desvanecido. Por culpa de su padre.

Sabía que él lo había hecho con todo el cariño del mundo, que regalarle el día de su partida aquellos dos droides era lo más parecido que podía hacer a ir él mismo con ella. No sabía muy bien por qué, pero el dorado y resabido especialista en protocolo y el pequeño astromecánico blanco y azul, que llevaban en su familia desde que ella era pequeña, gozaban de un trato y un prestigio considerables entre todo su entorno. Las veces que había intentado averiguar algo al respecto su padre cambiaba de tema. Según se le escapó alguna vez, sus hazañas databan de la época de las Guerras Clon. Tras saber éso, ella no quiso seguir indagando. Cada vez que Bail Organa hablaba sobre la Guerra -lo que no era a menudo- su rostro se tornaba sombrío. Por lo que pudo saber hasta entonces, de todos modos, aquellos dos debieron haber hecho cosas muy importantes.

Pero en ese justo momento, cuando por fin conseguía dejarlo todo funcionando en el puente e irse a la cama, aquellas dos presencias lo único que eran era un estorbo. A ver, sabía que eran droides. Callarían lo que ella les dijera que callasen. Borrarían los archivos que ella les dijera que borrasen, y si ella se lo ordenaba, se estarían quietecitos y sin rechistar. Con todo, no se sentía cómoda dándose placer enfrente de ellos.

Joder, pero hacía ya tantos días que no tenía un rato para ella sola… Sólo sería un momento, con lo excitada que estaba no creía que fuera a tardar mucho. Giró la cabeza en la cama y les miró. De pie, inmóvil como un maniquí, en una esquina de la habitación, C3PO tenía su inexpresivo rostro mirando hacia otro lado, y en la otra, R2D2 estaba aparcado, con la mayoría de sus luces apagadas y su lente orientada hacia la pared. Sin dejar de mirarles, agarró la falda de su vestido blanco y fue tirando de ella poco a poco, descubriendo sus piernas preciosamente torneadas… no reaccionaron. Tiró un poco más y dejó también al descubierto el frontal de su sencillo tanga de suave sintético blanco. Seguían sin reaccionar.

Se distendió un poco, y parte de su cerebro, que hasta entonces había estado en tensión, se relajó. Con la falda arremangada hasta mostrar su monísimo ombliguito sobre el vientre plano, cerró los ojos, y alargó ambas manos y procedió al ritual: con la izquierda comenzó a masajearse sensualmente el pecho izquierdo, y con la derecha acarició todo su cuerpo hasta llegar a su pubis, donde, tras estimular con delicadeza sus labios mayores sobre sus braguitas, introdujo la mano bajo ellas y empezó a frotar la yema de su dedito en su clítoris.

Automáticamente su cerebro empezó a evocar morbosas imágenes. Tras pasar tantas jornadas de viaje a bordo de la Tantive, se imaginó a sí misma desnuda, rodeada por toda la tripulación… Sí, aquellos soldados adultos, fuertes y viriles, que obedecían marcialmente cualquier orden que ella diese, a su alrededor con sus miembros en la mano…

Su imaginación voló hacia todo aquello que la hacía humedecerse…  Finalmente, en uno de los escorzos que realizaba tumbada mientras se masturbaba, abrió los ojos y vió su entorno. C3PO y R2D2 ahora tenían sus sensores oculares clavados en ella.

Su primer impulso fué de asustarse.. Pero para su sorpresa, aquello la excitó aún más. Miró a la cara de 3PO, y luego a la lente de R2. Se sintió al descubierto. Sintió que la miraban mientras ella se masturbaba. El hecho de no haber parado de hacerlo hizo que secalentara aún más, que se sintiera descarada… joder, cada vez estaba más cachonda, las sensaciones derivadas de su dedo estaban a empezando a ser de las mejores que había tenido. Más y más lasciva, incluso se giró, de cara a ellos, y se abrió bien de piernas mientras se tocaba.

  • Mmmm, ¡Jodeeer!

Empezó a gemir ella sola en la habitación. De pronto recordó que, como todas las cabinas de naves diplomáticas, la suya estaba insonorizada. Aquello la tranquilizó y la animó a ir todavía un poco más allá. Sabiendo que nadie la oía, empezó a hablar entre gemidos.

  • Mmmm, siii… eso, mirad mi coño, montones de chatarra… mmmm -dijo pajeándose abierta de piernas hacia los robots- ¿Eso os gusta, eh? ¿Habéis visto qué puta soy? ¡Joder, qué puta soy! ¡Mmm, sii!

Estaba empezando a disfrutar del mejor dedo de su corta vida cuando de repente, 3PO la sobresaltó.

  • Si, Alteza, lo estamos viendo -dijo con su tono sintético y remilgado-

  • ¡Joder! -se asustó Leia, pero estaba demasiado excitada para parar, aunque sí que se ocultó un poco- ¿Estáis encendidos?

  • Claro, Princesa

  • Joder, pensaba que estábais.. No sé, en reposo, o algo así…¿Por qué coño has hablado?

  • Su alteza nos ha preguntado

  • ¡Mierda! -Leia se estaba empezando a cortar- ¡Pues date la vuelta y cállate!¡Y tú también, cabezón! -dijo a R2, que obedeció con un pitido- ¡No me grabes!¡Joder!

  • ¿No quiere que la ayude, Alteza?

  • ¿Ayudarme?

  • Puede usted seguir, yo responderé a lo que me diga, no olvide que domino más de seis millones de formas de comunicaci...

  • 3PO, ¡¡Cállate!!

Furiosa con los droides y consigo misma, se tumbó de nuevo. Mierda, estoy tan caliente... Pensó. A la mierda, quiero correrme. Quiero correrme y si hace falta en cuanto termine les pego a estos dos un tiro blaster en los circuitos. Decidida, volvió a masturbarse… su cuerpo volvió a relajarse inmediatamente, y su líbido volvió a crecer hasta los niveles anteriores. Se dedeaba frenéticamente mientras se pellizcaba los pezones y se mordía los labios. De nuevo el morbo se apoderó de ella.

  • Mmmm.. joder, sí… es el mejor dedo de mi vida… mmmm, siii, joder, qué puta soyy! -en medio del éxtasis, cedió a una idea precipitada- ¡3PO, dime que soy una puta!

  • Es una puta, Alteza

Se volvió de nuevo, sorprendida. Estaba asombrada, pero aquello no le había cortado el rollo como lo de antes. Aquello le había gustado. Le había excitado mucho oírlo.

  • Mmmm, dios, ¡Sigue!

  • Es una Princesa muy puta, masturbándose así, despatarrada delante de dos simples droides, debería darle vergüenza

  • ¡Joder, sí, que bueno, vamos, háblame mientras me pajeo, insúltame, dime de todooo!

  • Eres una cerda, Alteza, estás encharcada como una perra en celo. Ahora termina de desnudarte y enséñanos las tetas, zorra.

La joven Leia se masturbaba cada vez más rápido. En un principio sólo había querido alcanzar un orgasmo, pero en ése momento deseaba alargar la experiencia lo más posible, quería pasar la noche así, cachonda perdida, pajeándose y corriéndose hasta el amanecer mientras oía obscenidades dirigidas a ella.

  • ¡¡Joder, Dios!!¡Pero cómo lo haces tan bien, 3PO! ¡¡Con lo remilgado de mierda que eres, mmmm!!

  • Es lógico, Alteza, recuerde que soy un droide de protocolo, no sólo domino seis millones de formas de comunicación, también conozco sus distintos usos y registros de la lengua que..

  • ¡¡¡Cállate y sigue diciéndome cerdadas!!!

  • ¡Si! Perdón.

  • ¡¡Brrrprrrrppppp!! ¡Birrrp! ¡Biiiip! -pitó R2-

  • R2 dice que está grabando lo puta que es, y que luego subirá el vídeo a la Holored para que todos lo vean. Seguro que su padre se hace una buena paja viendo como la zorrita de su hija se hace un dedo mientras se desnuda… pero no será el último. Toda la Galaxia descargará su lefa mirando cómo Su Alteza gime como una putita.

  • ¡¡Joder, sii!! ¡¡Que buenos sois, no paréeis!!

  • Eso zorra, suplica. Ahora mismo te metería mi verga dorada hasta reventarte a pollazos, niñata.

  • ¡¡Si!! Eso es lo que… ¿Qué? ¿De qué coño estás hablando?

Por toda respuesta, la pieza inguinal de 3PO se abrió, dejando que se extendiera en su entrepierna un falo dorado, de sofisticado diseño. Parecía un juguete sexual de lujo.

  • ¡¿Pero qué es eso?! ¡¿Quién te ha instalado eso?¡

  • No lo sé alteza -dijo 3PO volviendo a su tono habitual- Es anterior a mi último borrado de memoria. Alguna dueña anterior, muy adinerada, debió…

  • ¡Joder, ven aquí! -Leia estaba desatada- ¡¡Cállate y fóllame!!

3PO se acercó al borde de la cama con su miembro metálico, donde Leia no tardó en clavarse en él, gimiendo.

  • ¡¡¡OOOOoohh, jodeeeeeeEEER!!!

Tuvo que agarrarse a las sábanas ante la sensación de ser penetrada hasta el fondo por aquel falo, frío y duro. Por suerte el diseño del mismo era simplemente perfecto, y ella no podía estar más mojada.

  • ¡¡Sigue, montón de chatarra!! ¡¡¡Vamos, no pares, fóllameee!!!

  • ¿Esto es lo que quieres, puta? ¡Tan joven y ya tan cerda, vaya cría más guarra! ¡¡Te voy a partir a pollazos, niña pija!! ¿Te gusta dar órdenes, verdad? ¡Voy a hacer que supliques mi polla metálica en mitad del puente de la nave como una furcia barata para que todos te vean!

  • ¡¡¡Joder, no sé quién coño sería la guarra ninfómana que te mandó instalar esta maravilla, debía de ser una furcia viciosa de cuidado, pero cómo se lo agradezcooo!!!

Leia ya se corrió en el orgasmo más brutal que había sentido en su vida cuando 3PO empezó a follársela, pero no paró ahí… siguió disfrutando, y a partir de ahí sólo se concentró en correrse de nuevo una y otra vez, encadenando orgasmo tras orgasmo.

  • ¡Vamos, pequeño cabezudo, no te quedes ahí parado!¡Ven aquí y ayúdame a complacer a Su Alteza!

  • ¡Biiiip! ¡¡Brrrprrrrppppp!! ¡Birrrp! ¡Biiruup!

  • ¡Eso! ¡Ven aquí y sodomiza a esta guarra!

A Leia le dio un vuelco el corazón al oír eso, y posteriormente ver cómo R2 rodaba hasta situarse al lado de 3PO, al borde de su cama, abría uno de los compartimentos de su cuerpo, y de él salía un brazo mecánico extensible rematado con un cilindro de goma, que insertó eficientemente y de golpe en su ojete, como si fuera una de sus conectores a una toma de computador.

  • ¡¡No, cuidado, eso no, cuidadooOOOHH!!

  • ¡¡A callar, puta!! ¡¡Vamos, callate de una puta vez!! ¡¿Te gusta cómo el pequeño R2 te está enculando, eh zorra?! ¡Seguro que no es la primera vez que fantaseas con que un mecánico te parta el ojete a pollazos, guarra!

Mientras oía aquello, y tenía el cachivache de R2 insertado en su culo, el pequeño mecanismo hidráulico del falo de 3PO se puso en marcha, y empezó a vibrar y a bombear el coño de Leia sin cesar como si fuera un pequeño martillo neumático. El último y demencial orgasmo obligó a Leia a arquear la espalda sobra la cama como si estuviera poseída, corriéndose con los ojos en blanco y la lengua fuera mientras babeaba.

  • ¡¡¡¡OOOOOAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!!!!

Tras acabar, quedó inerte, y ambos droides se retiraron. Ella cayó rendida, completamente exhausta, y quedó profundamente dormida.

***

“Su Alteza. Princesa Leia. Hemos salido del hiperespacio”

La voz en el intercomunicador la despertó. Recompuso su voz y pulsó el botón, contestando aún somnolienta.

  • Oído, Capitán Antilles. Enseguida estaré en el puente.

Se desperezó, mirando a su alrededor. Hacía tiempo que no dormía tan bien. C3PO y R2D2 seguían en las mismas esquinas en las que se habían posicionado al comienzo de la noche anterior.

  • Buenos días ¿Desea algo, Alteza?

  • ¡Brrrrpp! ¡Brrrruuuuuuiip! ¡Biip!

Leia les miró, redescubriéndoles. Empezaba a comprender la deferencia de los demás hacia ellos.

  • No, gracias, 3PO. Gracias, R2.

Fuera la esperaba un nuevo día. Leia sonrió. Con aquellos dos droides a su lado, ya no se sentía tan sobrepasada.