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Josefa y su padre

en Amor filial

JOSEFA Y SU PADRE

Josefa se ha puesto a lavar la vajilla que han usado con su padre esa mañana. Ya el padre ha partido al campo. Ella deberá ahora, en unos momentos, ir al corral, ver el alimento de las vacas, pasar por el gallinero, seguida de sus innumerables perros de todas las clases y colores.

Antes en la madrugada ha ordeñado aquellas vacas, ha sacado la espumante leche tibia. luego se ha dado un baño, y comenzó a preparar el desayuno. En tanto ordenaba las cosas  que habían quedado de la cena en la noche anterior.

Las gallinas desordenadas se empujan entre si en busca de los granos de maíz triturados, mientras ella llama por los nombres a las aves, que se atropellan hambrientas y un poco malcriadas. Los perros las observan a través del grueso tejido que los divide y solo olfatean el aire.

__¡A ver bellezas, tranquilas, tranquilas, Pepa,  Tomasa, pipipipi, bueno, bueno!!!__ la chica continua con la tarea. Luego vera la ropa de lavar. Se toma unos mates porque ese día su padre no vendrá a almorzar, entonces no tiene apuro con la comida.

Tiende la ropa al sol. Un sol que se levanta brillante. Con fuerza. Único. No hace calor, pero esta muy agradable. En eso golpean las manos. Ve y es doña Laura, la vecina del campo contiguo al de ellos.

__¡Hola Josefa!__ dice la mujer

__¡Que dice doña Laura!

__¡Vengo por unos huevos! ¿Tenés?

__¡Sí pase, pase!__ la mujer pasa sonriente Ella busca en la gran canasta y le envuelve unos cuantos.

El padre de Josefa anda en el tractor. Ansioso. Piensa. Recuerda que hace ya doce años quedó viudo. Josefa tenía entonces doce añitos.

Se ha convertido en toda una mujer. Siempre tuvo carácter.  Una bella muchacha, piensa su padre y se le eriza la piel. Sigue en el tractor. El día es largo. Aún queda mucho por hacer.

Los camiones llegan. Bajan los choferes, muchachos que se conocen hace ya unos cuantos años.

__¡Como estas viejo!__ le gritan algunos

__¡Bien bien y ustedes!!

__Tirando, parece que esto va bien…__ observan mirando lo que tienen para cargar. Realmente la cosecha viene bien, el trabajo es bastante. Eso es bueno, pero el hombre piensa en llegar a su casa. Pero falta tiempo aún, así que debe concentrarse en el trabajo rutinario.

Lo invitan a tomar unos mates, así que el hombre baja del tractor y se suma a la pequeña rueda que se arma alrededor del mate.

__¿Y como va la vida viejo?__ pregunta uno de los muchachos

__¡Bien! Haciendo lo que se puede…__ contesta el, mientras chupa un mate espumoso.

__¡Como esta todo de podrido!__ lanza uno de los trabajadores

__¡Sí, en la mayoría de las cosas vamos para atrás!!

__Casi todo

__No se salva nada__ son los comentarios sin cesar que invaden. Después las conversaciones se tornan a otros temas, hasta caer en el tema, mujeres. Allí se arman grandes debates. El padre de Josefa comenta poco y nada. Se limita a escuchar. Se ríen.

Luego de un rato, vuelven al trabajo y así el día transcurre hasta que llega la hora de volver a casa.

Josefa tiene lista la comida.  El padre se ha lavado las manos.

__¿Como fue tu día padre?

__¡Bien! un poco cansador pero esta bien…¿Y tu?

__A mi me ha ido todo tranquilo. He parado pocos minutos, me molestan un poco las piernas…

__¡Aún eres tan joven!

__Lo sé padre, igual me siento fuerte y …

__¿Y qué?__ indaga el padre sonriendo

__¡Nada, nada!

__¡Bueno, muy rica la comida!!__ dice el hombre levantándose

__¿Te ha gustado padre?

__¡Sí claro!... Voy a darme un baño…¿Vienes?

__¡Ya, ya estoy contigo!

El hombre entra en el cuarto amplio del baño. Detrás viene Josefa. Cierran la puerta, a pesar de que viven solos hace doce años. Ella le quita la camisa y la remera que tiene debajo, queda la piel ardiendo del hombre. las tetillas erectas ya. Afloja el cinto y el pantalón cae al piso. La tela del calzoncillo se notan en movimiento. Es el pedazo de su padre que busca levantarse. Josefa se pone de rodillas. Mueve un poco hacia abajo el calzoncillo y aparece el látigo bamboleante semi duro, lo besa, pasa la lengua, el hombre se estremece y el mástil se mueve cobrando vida. Suspira el hombre y acaricia los cabellos lacios de la chica que ya mete en su boca el pedazo de su padre. Lo engulle, lo deglute, lo saborea, en tanto con sus dedos juguetea con las bolas enormes de su padre, que gruñe y súplica que no se detenga, que siga chupando.

__¡Oh cariño, que bien lo haces, ahhh, sigue, chupa, es tuyo, es tuyo, ohhhh!!!__ la lengua va y viene. Traga todo lo que puede y la saliva baña el caño rocoso. Potente. El hombre de pie resuella. Lanza los soplidos al aire. Observa desde arriba como le comen la carne caliente.

Josefa se levanta y abre el grifo, ya se ha quitado su ropa y las curvas jóvenes y firmes aparecen. Los pechitos firmes y los pezones parados. Su cola perfecta. Su vientre plano, su pubis depilado. Chorrea el agua por su cabello, El padre la abraza por detrás. Se prende de sus tetas. Las aprieta desaforado. Caliente. Urgente. Mientras su poronga se restriega en esas nalgas hermosas.

Alcanza el jabón líquido y perfumado. Lo pasa por las carnes firmes, los dedos acarician y la espuma aparece. Llega a las medias lunas, les pasa en redondo, suave y a la vez lanzando llamas. Las respiraciones se aceleran. El hombre lame el cuello de la chica. Los dedos entran en las media lunas y acarician el agujero. Josefa resopla y mueve su cabeza. Gime. El dedo entra, resbala, se pierde hasta el fondo. Luego son dos. El agua sigue cayendo. La poronga del padre de Josefa salta elástico, con vida propia. Cada vez mas enérgico, poderoso. Choca con las preciosas nalgas.

Lentamente la cabeza va entrando en el anillo ya explorado de Josefa. Ella mueve las caderas ayudando a la penetración. El sable va recorriendo el camino profundo. Se hunde en la humanidad floreciente y en llamas de la chica que solloza entrecortadamente mientras la poronga de su padre taladra, horada, explora el anillo abierto.

Las bolas golpean rítmicamente sus nalgas fibrosas, perfectas. El hombre chupa los hombros de la chica y muerde el cuello, el agua cae sobre los cuerpos mojándolos, mientras se sacuden los cuerpos bajo el chorro.

__¡Ohh que lindo es tu culito!!

__¡Sigue cogiéndome padre, anda, cógeme, asíii!!!__ el hombre va y viene dentro de aquel cuerpo. De pie, los dos, ella saca un poco las caderas hacia atrás y la espada se hunde y taladra sin remedio. El hombre maduro va y viene. Bombea. Se prende a las caderas. Su espada se inflama cada vez mas dentro de aquel orificio que tanto lo seduce y lo enloquece.

Levanta los talones del piso y se hunde con el tieso miembro. Empuja. Josefa recibe la enculada, con placer, lujuria y gozo. Su calentura vuela. El padre se prende de las tetas de la joven. Las estruja. Las amasa. Pellizca los pezones que alzan al contacto de los dedos.

__¡Ay hija, hijita, ahhh, ay, ay!!__ grita al punto del desmayo el hombre mientras va llenando la cola de su hija, con el jugo espeso, abundante, salobre que sale de su interior perverso.

Queda buscando respiro. Con el pedazo enterrado y latiendo dentro del culito rebalsado de  Josefa. Ella apenas se mueve, gime, el agua cae un poco mas hasta que ella cierra el grifo. El hombre está pegado a la espalda de la muchacha. Tarda en salir de allí. Josefa siente como chorrea semen entre sus nalgas. Su agujero escupe el líquido. Ahora sale la serpiente bamboleante.

Ella gira su cuerpo. Se abraza al hombre que la acaba de coger. Permanecen unos momentos así. Pegados. Desnudos. La boca de ella se choca con la boca del hombre. Las lenguas se buscan jugando. Chorreando salivas. Mezclándose un poco más.

Se muerden los labios.

Llegan a la cama grande y amplia. El hombre se pierde entre las piernas de la chica. Ella las abre de par en par chorreando líquidos.

Pellizca el clítoris erecto. La lengua del macho viborea en la raja que se estremece y acaba una y otra vez sin descanso. Los gritos de  Josefa se pierden en la habitación. El animal del padre vuelve a crecer de a poco. Va tomando vida. La sangre corre y fluye. Igual la lengua se mete en las profundidades y Josefa jadea y no deja de sollozar gozando una y otra vez.

Saborea el ojete abierto  aún con gotas de semen que caen desde lo mas hondo. Chupa. Besa ese agujero que tanto goza y adora. Limpia y lo llena de saliva. Pasa la lengua, rasca. La marea envuelve a los seres amantes. Son padre e hija, no importa nada eso ahora. La lanza se va irguiendo nuevamente, tan dura y tan tensa como hace unos momentos.

El padre con las manos abraza a los pomelos frescos de Josefa que gime y gruñe enloquecida. Toma con una de sus manos la vara que ama y conoce a la perfección. La amasa. La tantea. Sabe que esta a punto. Gime el hombre, el macho, se prende a las tetas con la boca, las muerde, retoza con ellas, mientras sus dedos se hunden en el culito, lo perfora, ella gime y da suspiros, en tanto los orgasmos se suceden sin reparos.

El delirio fluye. La poronga es masajeada, la mano de la chica va y viene en la dureza. La adora. La lengua del hombre juega con los pezones, con la boca, con el cuello. Josefa se prende a las bolas del padre que se retuerce de gozo pleno.

Ella lentamente se mueve. Baja por el ombligo. Ya pasa su lengua por el mástil. Ya lo baña de saliva. Lo muerde suave. Lo vuelve a rozar con el molusco baboso. Lo chorrea. Gruesas gotas de saliva lo bañan y caen hasta las pelotas, ella llega hasta allí, y los traga tomándose su tiempo con cada uno. El hombre agarra las sábanas con violencia para no estallar, aguanta.

Ella sagaz y perversa hace que el padre gire el cuerpo. Lo logra entre lengüetazos y chupadas intensas.

__¡Oh querida, eres un diablo!!¡¡Ahhh!¡Si, si!!__ mientras gime de esta forma, la lengua de Josefa entra en el agujero negro. Lame suave, rozando, luego hunde, un poco mas otra poco mas, hasta abrir de par en par aquel anillo fogoso. Josefa hierve, chupa, besa el anillo. Los gemidos del hombre hacen que ella sienta mas deseos.

Se coloca en cuatro patas, de rodillas sobre la cama, la chica agarra el potente mástil por detrás, lo sacude como una rama, mientras sigue con la lengua horadando el arito del hombre que se retuerce, sacando su culito hacia atrás…gozando, lujuria pura y sin cuestionar, solo dando y recibiendo.

Josefa penetra con el dedo, entra y sale, los ayees y suspiros del padre hacen que denote que va en camino correcto, el goce pleno. Se hamacan. Plenos. Únicos seres en este planeta. La lengua una y otra vez en las bolas. Saliva ayudando a taladrar sin prisa, sin descanso.

Se agitan los cuerpos mientras una mano de la chica apresa la poronga que esta enervada en forma descomunal, muy dura, potente, al rojo vivo, ardiendo en llamas. Josefa juega con ella. Es una manija sacudiendo y vibrando. Mientras sus dedos de la otra mano se internan en el profundo hoyo abierto de par en par, cada vez más, es una electricidad recorriendo todo el espacio, ella apura las embestidas, las chupadas, la lengua que va y viene sin una dirección pero entrando en todas partes, sin dejar hueco, espacio, piel sin lamer, sin chupar, sin humedecer.

__¡Ay hija me vas a hacer acabar!!¡¡Ahh, ahhh, ahhh!!!__

__¿Ya viene padre, dime, ya viene?

__¡Si, si, siii!!__ los escupitajos empiezan a saltar de la manguera abierta. Saltan, chocan pegoteando las manos de la chica, de las sabanas, de todo lo que rodea la escena y mas. Josefa sonríe orgasmando otra vez, sintiendo entre sus piernas el cosquilleo inmenso y gratificante, sin siquiera tocarse.

La noche avanzó. Con dedos, bocas, lenguas. Vaginas, culos apetitosos abiertos, sedientos, ardientes. Porongas que se vuelven a levantar rocosas. Erectas, firmes, salvajes. Jugando, entrando en huecos, orificios, llenándolos de néctar viscoso.

Amanece entre abrazos, medio dormires, desnudos los cuerpos, enroscados, manos, brazos, dedos. Respiraciones entrecortadas. Gruñidos.

Josefa se despierta y el sol amenaza con salir a pleno. Se va despertando y ve al hombre que esta su lado. Ve que el mástil está erguido, sin pensarlo dos veces hunde su boca y traga, chupa, hasta ponerlo del todo al palo.

Lo besa, le da mordisquitos sensuales, chupa, lame, saca todo el líquido que aún quedaba en el, lo come sin descanso. Luego entrara al baño, el padre hará lo mismo, desayunaran algo porque es domingo y tienen que ir a misa.-

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