pudiera durar lo que dos noches enteras.
me atolondra dulce y amargo, irresistible bicho.
Has venido y has hecho bien
pues te deseaba
Has encendido mi corazón
que se consumía en deseos
bendita seas muchas veces
tantas veces como ha durado
nuestra separación.
¡Oh, tu, en cien tronos Afrodita reina!
¡hija de Zeus , Inmortal, dolosa!
¡Oh dichosa! sonreías. ¿Para qué me llamas?
¿Cual es tu anhelo? ¿Que padeces ahora?
¿Arde de nuevo el corazón inquieto?
¿A quien pretendes enredar en tu suave lazo de amores?
¿Cual es tu pena, tu mayor deseo?
¿Para que me invocas? bañando tu inmortal semblante.
¿A quien tus redes, ¡Oh, mi Safo! buscan?
Safo de Lesbos
(Lesbos 612-545 a. de C.)