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Star Wars One Shot Episodio II

en Parodias

Con un saludo alzando la mano desde la ventana de su apartamento, triste y con lágrimas en los ojos, Padme se despidió de Anakin. Mantuvo la mirada en él hasta que, en el exterior, la cabina de su caza dio la vuelta y éste se propulsó como una centella, dejando una estela a su paso en el cielo de Coruscant.

 

Ella estuvo contemplando el atardecer un poco más hasta que al final dio la vuelta de retorno a su salón. Se sentó en la silla de su despacho, intentando ordenar sus pensamientos. No había nada que pudiera hacer, ahora la República estaba en guerra, y de poco importaba que ella y Anakin se hubieran casado furtivamente en Naboo antes de volver. Había sido un momento feliz, tras haber pasado días de auténtico terror en Geonosis, en los que tuvo por cierto que iban a morir (y que a Anakin le habían costado perder un brazo), y después de la romántica ceremonia, ella se había asegurado de darle a su flamante marido una noche de bodas que jamás olvidaría, pero ahora el regreso a la fría realidad suponía un mazazo. Ella estaba atrapada en el Senado, y él partía a millones de años luz, hacia el frente, donde el peligro y la muerte le esperarían.

 

Ojalá pudiera hacer algo por su Anakin.

 

  • Siento verla entristecida, Milady -intentó sin éxito consolarla 3PO- Pobre amo Anakin, aún un Padawan y ya luchando en una guerra

  • ¿Qué has dicho? -una idea acababa de ocurrírsele a Padme-

  • He dicho que es altamente injusto que el amo Anakin se tenga que exponer a esa cantidad de peligro siendo un Padawan Jedi. Históricamente hablando, las probabilidades de algo así son de mil trescientos cincuenta y dos millones contra…

  • ¡Eso es! -exclamó Padme levantándose-

  • ¡Oh, vaya!  -gimoteó 3PO sin entender- ¿Qué he dicho?

  • ¿No lo comprendes? ¡Anakin va a ir a luchar en esta guerra, y está frustrado porque ni siquiera le han nombrado Caballero Jedi! ¡A pesar de todo lo que ha hecho, de todo lo que ha sacrificado, aún no le han ordenado Caballero! -Padme replicaba nerviosa a 3PO mientras en sus ojos se creaba una mirada de determinación, se quitaba su pesado vestido de senadora y se ponía, como cada vez que tenía que entrar en acción, su traje de campaña blanco ajustado, equipado con brazaletes, un cinturón multiusos con portabláster, y se recogía el pelo en un complicado pero práctico moño-

  • ¡Oh, cierto! -tardó en procesar 3PO- Pero, Milady, ¡Vos no podéis hacer nada al respecto!

  • Oh, claro que puedo. -Dijo Padme, sombría y resolutiva, girándose y mirándolo antes de salir, preparada, por la compuerta que daba al muelle de atraque- Vas a ver si puedo.

 

Decidida, tomó los mandos de su espectacular Nubian cromado, y despegó unos pocos metros antes de acelerar, provocando que los propulsores traseros se iluminaran de azul y la lanzaran a toda velocidad entre las calles de Coruscant. En el horizonte, se recortaban las cinco torres del Templo Jedi. En el camino, activó su holocomunicador e hizo una llamada por el canal oficial de su cargo. Quería una reunión, enseguida.

 

Las puertas deslizantes se abrieron. Antes de cruzar el umbral, se detuvo dos segundos y respiró hondo. La sala del Alto Consejo Jedi. El lugar más sagrado de la Galaxia. Complicado para las mujeres. Vedado a los no iniciados. Inalcanzable para la mayoría de los propios Jedi. Completamente prohibido para los demás y especialmente para los políticos.

 

Padme, sin embargo, caminó con paso decidido hasta el centro de la sala circular, según el protocolo, por todos conocido, y permaneció allí de pie. Pese a que casi todos los miembros del Consejo se hallaban ausentes debido a las Guerras Clon, sus meros asientos, la propia estancia y la presencia en un mismo lugar de Mace Windu, Plo Koon, Ki Adi Mundi, y el mismísimo Yoda imponía a cualquiera. Aquellos eran cuatro de los seres más sabios y poderosos de la Galaxia. Y ahora estaban sentados en círculo a su alrededor, escudriñándola.

 

  • Senadora Amidala, siempre es un placer verla -Dijo Ki Adi Mundi ceremoniosamente, mesándose la barba-

  • ¿Sí? Pues disculpe, Maestro Jedi, pero por sus caras nadie lo diría. -replicó Padme, aguda. Estaba dispuesta a ir al grano-

  • Discúlpenos -dijo Mace Windu secamente- pero es irregular que un miembro del Senado solicite una audiencia en el Consejo Jedi. Máxime con tan poca antelación.

  • ¿Que desea de nosotros? -dijo Plo Koon con voz gutural a su izquierda. Aunque él no lo pretendiera, el aspecto del Kel Dor, alienígena y con sus prótesis faciales, negras y metálicas, resultaba amenazador-

 

Padme suspiró. Aquello estaba a punto de comenzar. Sentía un enorme respeto por el Maestro Yoda que, a diferencia de sus colegas, se limitaba a mirarla, con interés divertido. ¿Lo sabría? ¿Intuiría o preveería lo que ella quería hacer?

 

  • Quiero que ordenéis a Anakin Skywalker Caballero de la Orden Jedi

 

La reacción al principio fue de silencio incrédulo, luego éste se rompió en suspiros, interjecciones y alguna carcajada. De nuevo, el único que mantuvo la serenidad y siguió mirándola, paciente, fue Yoda.

 

  • ¿Qué? -Fue lo último que se escuchó tras el alboroto, en la voz grave y tono incrédulo de Mace Windu-

 

Padme suspiró. Se ceñiría al plan.

 

  • Quiero que ordenéis a Anakin Skywalker Caballero de la Orden Jedi -repitió, seria-

 

De nuevo otro silencio de incredulidad.

 

  • No podéis estar hablando en serio -bufó el Maestro Mundi- Mire, Milady, será mejor que se vaya, vuelva al Senado y consulte los primeros artículos de la Constitución de la República, o quizá un libro de texto de la escuela de educación primaria le valga. Así comprobará que no tiene ningún derecho, poder, o representatividad, para venir aquí y solicitar algo así al Consejo…la misma idea es...

  • Espere -interrumpió sencillamente Padme- Aunque resulte una petición absurda, tienen que votarla, ¿No es así? Yo expongo mis argumentos y ustedes deciden en votación ¿No es así como funciona?

  • Bueno, sí… eso es cierto -aceptó Windu- pero en ningún caso nosotros íbamos a acceder...

 

Yoda hizo un leve ademán de decir algo y el resto se callaron. Recuperaron la compostura, expectantes. Tomó la palabra por primera vez, ante el respetuoso silencio y atención de los demás, como siempre que hablaba.

 

  • ¿Buenos argumentos cree usted tener, Senadora?¿Suficientes como para, respecto al joven Skywalker, nuestra postura cambiar? -se limitó a decir-

  • Si, Maestro Yoda -declaró Padme, dirigiéndose a él con una actitud más sumisa y reverencial. Le parecía adivinar en la mirada del anciano que ya sabía perfectamente por dónde iban los tiros-

  • Perfecto. Expóngalos, así pues -dijo él sencillamente, mirándola con atención, sentado y apoyando frente a él su viejo bastón-

 

Padme sonrió. La idea de que al menos Yoda tuviera una idea de lo que intentaba hacer, le dio seguridad. Sin más ceremonias, rodeada por el Consejo Jedi, ante la mirada de los Maestros, cogió su ajustada camiseta blanca por la cintura y se la sacó por la cabeza, mostrando sus preciosas tetas. Después, se desabrochó los apretados pantalones y se los bajó, exhibiendo un pequeño tanguita blanco que enmarcaba perfectamente su redondo y firme culito.

 

De esa guisa, sólo con sus brazaletes metálicos, y su tanga, cinturón, y botas blancas, se dio sensualmente la vuelta para que todos pudieran tener una buena vista del espectáculo. De nuevo, las bocas abiertas de los maestros se sucedieron como reacción salvo por Yoda, que seguía mirándola, disfrutando de la situación sereno, como llevaba haciendo desde que entró por la puerta.

 

  • Comience pues, Senadora. -dijo el anciano sonriendo lacónicamente-

 

Padme, con carita traviesa y lasciva, se fue girando mirando a cada uno de ellos alternativamente, relamiéndose y mordiéndose el labio, risueña. Al final, decidió empezar por uno de los más reticentes inicialmente. Caminó hasta el asiento de Ki Adi Mundi como una colegiala juguetona, contoneándose a cada paso. Cuando llegó, se arrodilló mirándole a los ojos, y abriéndole las piernas cogiéndole las rodillas. Pasó sus manitas por los muslos de él hasta su entrepierna, desabrochó su pantalón, y con una habilidad inusitada, con la boca agarró la polla de él, se la sacó, y empezó a mamarla. No dejó de mirarle a los ojos en ningún momento.

 

El resto de maestros contemplaban la escena cada vez más excitados… todos tenían clavados los ojos en el culito de Padme, que se meneaba ante sus miradas, ajustado por el tanguita blanco, mientras ella chupaba polla a cuatro patas.

 

Padme notó cuando el Maestro Ki Adi Mundi no iba a poder más. La cogió de la cabeza y empezó a colaborar en la mamada, moviendo las caderas para contribuir al ritmo, su respiración se aceleró. Padme dejó inmediatamente de chupársela, se levantó, y le dio un húmedo beso en su cónica y calva frente.

 

  • Aún no, Maestro Jedi.. aún tenemos que divertirnos mucho -dijo coqueta, y volvió a dar vueltas como si intentase decidir quién iría a continuación… finalmente, se paró seductora, enfilando sus tetas hacia la excitada mirada de Mace Windu. Se acercó a él y le susurró al oido, viciosa, pero lo suficientemente alto para que todos lo oyeran- mmm, Maestro, verá… soy una niña rica de una familia aristócrata de Naboo y… siempre he querido que me follara un negro.

 

La polla de Windu casi revienta los pantalones al oír aquello. Tuvo que recurrir a todo su temple forjado tras una vida de estudio y meditación Jedi para resistir el impulso de agarrar a Padme y follársela brutal y salvajemente en el suelo a la vista de sus compañeros. Padme sonrió al leer ese ímpetu en la mirada del Maestro. Como había hecho con Mundi, le bajó los pantalones y le extrajo la polla. Una inmensa y venosa polla negra. Se dio la vuelta, y posó su culito en ella, encajándola en mitad de sus preciosas nalguitas. Así, empezó a mover el traserito, pajeando  con su culo aquel enorme rabo negro que contrastaba con sus cachetes blanquitos. Movía increíblemente sus caderas, perrendo el rabo negro de Windu.

 

  • Uuufffff, uuuuuffff -resoplaba Windu- Senadora…. Amidala…

  • Mmm, ¿Le gustan mis argumentos, Maestro Windu? Vamos, no sea tímido, fólleme el tanga...

 

Windu no dudó al oir aquello, agarró con sus manazas las caderitas de Padme y empezó a restregarle la pollanca por el pequeño culito. La metió entre sus cachetes, enrollada en la tirita de su tanga, y empezó así una singular paja.

 

De nuevo Padme notó como Windu también acabaría… notó como el enorme pollón ya empezaba a babearle líquido preseminal en el culo y, de nuevo coqueta, se separó antes de que fuera demasiado tarde.

 

  • Ssshhh, tranquilo, Mace, espere un ratito... le prometo que no se va a quedar sin darme mi merecido. Como ya le he dicho, siempre he querido que un negro me diera polla como a una niña mala

 

Repitió el ritual por tercera vez. De pie erguida, mientras Mace Windu y Ki Adi Mundi se masturbaban las pollas al aire, mirándola completamente cachondos, sonrió a Yoda, y luego a Plo Koon, y luego a ambos de nuevo. Al final, le tiró un besito a Yoda, que la miraba vicioso, pero se dirigió al Maestro Koon.

 

  • Tengo curiosidad, Maestro Plo Koon… ¿Cómo son las pollas de su raza? -le dijo dándole un lametón en la rejilla de su respirador metálico bucal, y procedió a abrirle la toga para sacarle el miembro- Siempre estoy abierta a nuevas…

 

Lo que vió le calló la boca, al menos momentáneamente. Un tentáculo lleno de ventosas, de unos veinte centímetros de largo, grueso, con forma fálica y color anaranjado, se retorcía baboso en la entrepierna del maestro Koon. Bajo él, donde deberían estar los testículos -si fuera humano- otro tentáculo similar pero bastante más pequeño hacia lo mismo. Ambos segregaban una especie de mucosa.

 

Se hizo el silencio, mientras esperaban su reacción. El propio Jedi no decía nada. Padme agarró el tentáculo genital y empezó a masturbarlo, mientras se sentaba en la rodilla del Jedi. Estaba duro y fibroso, y tenía una textura parecida a la de un animal marino, pero viscoso. A pesar de su dureza, se retorcía variando su forma.

 

Al final, Padme se arrodilló mientras pajeaba aquella cosa al ladito de su cara.

 

  • Maestro Plo Koon, esto es… -dijo, para que todos lo oyeran- ...asqueroso, es repugnante

 

Y acto seguido le dio un lametón al tentáculo entero que el alien tuvo que agarrarse a la silla, del placer.

 

  • Es repulsivo -siguió diciendo, morbosa, mirándole a los ojos- esta cosa hace que me den arcadas

 

Y abrió la boca, dejando que el gran tentáculo se introdujera en su boca, donde comenzó a mamarlo. El maestro Koon gemía con sonidos metálicos tras su respirador artificial. El pequeño tentáculo auxiliar se le metió a Padme por la nariz, comenzando un movimiento de metesaca con ella. Ella no sólo se dejaba hacer, sino que meneaba la espalda y la cabeza proporcionando un gusto indescriptible al Jedi.

 

Notando la mirada de los otros tres clavada en su culo, oyendo el sonido de sus pajas mientras la veían casi desnuda chupando aquella polla alienígena, inmunda y grotesca, Padme estaba cada vez más excitada. Se empezaba a sentir más expuesta, más humillada, más vulnerable. Le encantaba sentirse así. Su líbido se incrementó. Se estaba poniendo muy cerda.

 

El ritmo del tentáculo retorciéndose en su boca, hasta su garganta, se incrementó, y los fluidos que segregaba cada vez eran más abundantes y tenían un sabor más fuerte. Tal vez aquello no fuera líquido preseminal o flujo, tal y como lo conocía hasta ahora, pero tenía un regusto inconfundible a feromonas, a puro sexo. Interrumpió la mamada antes de que eyaculase, o lo que fuera que hicieran los Kel Dor.

 

Se levantó, y se relamió aquella secreción pringosa de los labios con cara lasciva, dándose la vuelta. Se encontró, por fin, con la mirada pícara de Yoda. Caminando lenta y sensualmente ante las pajas de los otros tres, cruzó la habitación circular hasta situarse frente al venerable anciano. Quiso demostrar un trato auténticamente deferencial. Le miró seductora y, ceremoniosamente, metió ambos pulgares bajo las tiras de su tanga a la altura de sus caderas, y se lo bajó hasta los tobillos, quitándoselo.

 

Se puso un instante en jarras para darle tiempo a todos a contemplar el espectáculo: La así llamada ‘Ninfa de Naboo’ por las tropas clon desde la batalla de Geonosis, totalmente desnuda. Hacía honor a su apodo. Ante la sonrisa de Yoda, que ella interpretó como aprobadora, se acercó, abrió la pequeña túnica del Maestro, y sacó su polla. Una verde y arrugada, pero erecta y gruesa polla, de un palmo y medio de largo, claramente desproporcionada con el resto de su pequeño cuerpo.

 

Padme la sujetó dos segundos en su mano, pajeándola, aunque ya estaba muy dura, y procedió a subirse a horcajadas del diminuto Jedi. Poniendo sus piernas a ambos lados del sillón, se colocó aquel gran cipote verde oscuro a la entrada de su rajita, y se bajó, penetrándose con él, con cara de placer y un largo gemido.

 

  • ¡AAaaaahhh! ¡Dios, Maestro Yoda, qué pollóooon! Mmm, joder, qué gustazoo

 

Se terminó de empalar, abrazándolo, y le besó en la arrugada boca, metiéndole la lengua, mientras se lo follaba. Por primera vez el Maestro se salió un milímetro de su habitual hieratismo, entrecerrando un poco los ojos de placer y diciendo:

 

  • ¡Ah, Senadora Amidala, estrecho su coñito es!

 

Padme se lo follaba ,viciosa. Hasta ése momento, se había concentrado en dar placer a uno tras otro de los miembros del Consejo, incrementando su excitación progresivamente, pero sin siquiera tocarse, así que la gruesa polla de Yoda penetrándola le proporcionó un placer indescriptible. Mientras le cabalgaba intensamente, no tardó en llegar a su primer orgasmo, tras el cual quedó aún más caliente. Se giró mientras follaba y miró al resto de Maestros, que fijaban sus ojos en ella mientras se pajeaban.

 

  • Vamos, Maestros, vengan aquí, no sean tímidos.. Quiero tratar con los cuatro “miembros” del consejo a la vez -dijo con voz seductora, guiñándoles el ojo y tirándoles un besito-

No se hicieron de rogar. Mace Windu, Plo Koon y Ki Adi Mundi se levantaron enseguida y, con sus pollas en la mano, acudieron a donde la desnuda y joven senadora estaba fornicando al Maestro Yoda. La rodearon, magreándole desmañadamente y con pasión las tetas y el culo. Ella respondió dejándose, y cogiéndoles las pollas con ambas manos, pajeándoles. Luego pasó su boca de uno a uno, morreándose con todos, metiéndoles la lengua y dejándosela meter lascivamente, hasta la campanilla.

 

Se encontraba pajeando la polla de Ki Adi mundi con una mano y el tentáculo de Plo Koon con la otra, chupando ambas alternativamente, y follando a Yoda, cuando se giró hacia el Maestro Windu, que se encontraba tras ella.

 

  • Vamos Maestro Windu -le dijo, zorrona, inclinándose hacia delante y mostrando su precioso y sonrosadito ano- ¿No se ha quedado antes con ganas de mi culito?

 

No tuvo que repetirlo. Mace Windu se cogió su enorme rabo con una mano y le abrió los cachetes a Padme con la otra, y, gimiendo desangeladamente, perdiendo la compostura de pura excitación, la penetró hasta el fondo, y empezó a sodomizarla, con sus huevos golpeando las nalgas de Amidala a cada embestida.

 

  • ¡¡AAaahhh, joder, sii!! ¿Esto era lo que querías, puta? ¡¡Toma polla por el culo zorra!! ¡¡Te voy a partir tu culo en dos con mi polla negra, blanquita pija de mierdaa!!

  • ¡¡Aaahh, joder, si!! ¡¡Pues claro que era lo que quería!! ¿¡Por qué crees que te he meneado el tanga en la polla!? ¡¡Vamos enculameee como a una perraa!!

 

Con pollas follándole todos sus orificios, Padme llegó al punto en el que casi perdía la noción de la realidad. No había consecuencias, sólo éxtasis sexual. Sólo quería más. Se corría una y otra vez siendo doblemente penetrada por culo y coño cuando, de repente, sintió una especie de ingravidez en su cuerpo. Flotaba. Era una sensación extraña y a la vez conocida. De sus noches con Anakin. Los cuatro maestros la estaban haciendo levitar con la Fuerza. Poco a poco la llevaron hasta el centro de la sala y allí cambiaron turnos. Ella solamente se dejó hacer, concentrándose en darles placer, extasiada.

 

Notó la polla de Mundi en la mano izquiera, y la siguió pajeando. Antes de mirar la de su derecha ya había reconocido la piel rugosa del pollón de Yoda, que la sonreía cuando empezó a masturbarle a él también. De repente, una duda surgió en su cabeza, pero fue rápidamente despejada cuando sintió como dos cosas extrañas penetraron simultáneamente su vagina y su ano. Viscosamente lubricadas, se abrieron paso hasta el fondo de cada orificio, y después se retorcieron, restregando sinuosamente su textura con ventosas por sus cavidades internas. Plo Koon estaba follándosela a placer con sus tentáculos. La sensación fue tan brutal y repentina que Padme no puedo evitar correrse de nuevo, poniendo los ojos en blanco y abriendo la boca, dejando caer sus babas, si no hubiera sabido lo que era hubiera jurado que la estaban follando dos serpientes, o tal vez las patas de un pulpo.

 

Cuando el tremendo orgasmo pasó, hizo ademán de levantar la cabeza e ir a girarla, por si conseguía ver algo de lo que sin duda debía ser todo un espectáculo, pero entonces se encontró de bruces con lo que tenía delante. La enorme polla negra de Windu estaba delante de su cara. Le dió tiempo a mirar arriba un segundo y ver la expresión viciosa del Jedi antes de que éste la cogiera de su moño, y le clavase su enorme rabo en la boca hasta los huevos, que chocaron contra sus labios y su barbilla.

 

Padme no pudo evitar que dos lagrimones cayeran por sus mejillas, e incluso un acceso de arcada, que no sirvió de nada ya que el enorme cipote estaba alojado en su garganta. Mace descargó un gemido largo y contenido, y a continuación comenzó a follarle brutalmente la cara.

 

Ella hubiera sido incapaz de decir cuánto duró aquello, o cuántas veces se corrió. No veía nada, pero no es que cerrara los ojos, es que la sobrecarga sensorial era tal que embotaba el resto de sus sentidos. El mundo daba vueltas a su alrededor, y ella era sólo un pedazo de carne flotante siendo usado por cuatro pollas simultáneamente. Ni siquiera sentía dolor alguno, su garganta y su recto estaban completamente relajados, como si su estado natural fuera ser violados sin miramientos.

 

  • ¿Lo que querías esto era, zorra? -dijo Yoda, a punto- ¡Seguro que si pudiera verla, orgulloso estaría!

 

Padme se quedó lívida ¿Así que lo sabían?¿Siempre lo habían sabido?

 

  • ¿Qué pasa puta?¿No puedes hablar con mi rabo en la boca?¿O es que no tienes nada que decir? -dijo Windu cachondo, follándole la boca-

  • ¡¡Mmmm!!

  • ¿Que dices? -dijo sacándosela, completamente babeada-

  • Digo.. -Padme casi no podía hablar, jadeante- que..

  • ¿Qué?

  • ¡¡Digo que me sigas follando la puta cabeza, cabronazo!! ¡¡Que me deis tanta polla que Anakin no pueda pasar por la puerta de los cuernos que lleveee!! ¡¡Vamos, qué hacéis, seguid follándome, jodeeer!!

  • ¡¡Aaahh, joder, no aguanto más a esta puta!! ¡¡La zorra no tiene fin, me voy a correeer!! -gimió en voz metálica Plo Koon detrás de ella-

 

Mundi y Yoda también hicieron lo propio, y con grandes convulsiones empezaron a eyacular copiosamente, al igual que Windu. En ése momento la concentración que los cuatro hubieran podido mantener se desvaneció, y Padme cayó al suelo como un peso muerto mientras todos los Maestros se corrían sobre ella. El golpe, unido a los lefazos que empezaba a recibir, la pusieron todavía más, y alargó la mano hasta los ropajes de los Jedis que había cerca. A tientas, cogió dos pesados cilindros metálicos: Los sables de luz de Yoda y de Windu, y se los metió, uno por el ojete y el otro por la rajita, comenzando a follarse a ella misma mientras bocaarriba arqueaba la espalda, con los ojos y la boca muy abiertos y la lengua fuera, recibiendo semen por todo el cuerpo. Windu y Yoda descargaron grandes cantidades de semen sobre su cara, que quedó completamente empastada en lefa. Mundi cubrió de semen sus pequeñas tetas, y los tentáculos de Plo Koon expulsaron una enorme cantidad de una mucosa viscosa y blanca que terminó de bañarla.

 

Tras correrse, Padme quedó completamente derrengada, tirada inerte en mitad de la sala, sin moverse, cubierta de fluidos, casi en un charco, y con sendas empuñaduras cromadas saliendo de sus orificios. Pero los Maestros no estaban mucho mejor. Se habían retirado, semidesnudos a sus respectivas sillas del Consejo, y terminaban de jadear, igualmente sin fuerzas. Se miraron significativamente.

 

  • Puede retirarse, Senadora -dijo finalmente Windu-

  • Decidido está -rubricó Yoda- Skywalker, Caballero Jedi será.

 

Padme se levantó desnuda y cogió su ropa del suelo.

 

  • Gracias, Consejeros.

 

Se dió media vuelta y se fue.