miprimita.com

Mi querido sobrino (Parte 3)

en No Consentido

MI QUERIDO SOBRINO  (Parte 3)

Habíamos  llegado al bosquecito, después de acomodar las cosas, propuse  ir al agua, si bien las intenciones de mi sobrino eran otras, acato la orden sin mayores problemas.

Cuando salimos del agua nos volcamos al sol, rápidamente los rayos calentaron nuestro cuerpo, trate de descansar un rato, aunque mi querido sobrino estaba bastante inquieto, era lógico, no dudaba que ansiaría continuar lo del día anterior.

Sin esperar demasiado, intentó iniciar un juego sexual,  traté de apaciguarlo pero insistía,  hasta que subió mi sostén, seguido de besos, caricias, succionando mis pezones, por supuesto que poco a poco me fue perturbando, arremetía de una manera bastante apremiante, que trataba de frenar, paso seguido su mano se metió en mi tanga, todo se iba reiterando. Sabía que estaba bastante impaciente y no quería ceder inmediatamente, así que le digo:

--“Realmente tengo que terminar haciendo lo que quieres chico caprichoso”  Poniendo cara  enojada, a la vez que me quito la tanga.

--“Esto querías, bueno ya esta, ahora te guste o no al agua?” mientras la decía esto me observaba algo confuso

--“Otra vez” responde algo molesto.

--“No querías que no bañásemos desnudos, bueno o lo hacemos o pegamos la vuelta” Notando que al sacarse la malla su miembro estaba bastante erecto.

No tardamos demasiado tiempo en el agua dado que regresamos pronto, para tirarnos sobre la lona, e iniciar los juegos previos, se me había pasado ese supuesto presentimiento, se veía calmo y solitario el lugar, comencé  a relajarme, iniciando una serie de caricias.

Bese su miembro acompañado de unas chupadas, hasta que me pidió de que me girase, supuse inmediatamente cual era su objetivo, así que no lo hice esperar demasiado, y fue directo a lo que el día anterior había quedado inconcluso.

Sus lisonjas internas sumadas a sus besos en mi cuello me transportaban deliberadamente, hasta que su dedo se fue introduciendo por mi ano, comenzando a provocar mis hormonas, ese toqueteo ininterrumpido y preciso, donde mi cuerpo se iba alterando, dispuesto a incrementar un sinfín de cosas.

--“Amor, vayamos tranquilos, tenemos toda la tarde” le digo.

De cualquier manera, se sentó sobre mis glúteos, mientras  su verga jugueteaba entre la  división de mis  cachetes, apoyando su glande en mi ano, posiblemente a la espera de mi consentimiento.  Me abrí más de piernas, en señal de aprobación, a la espera de ese acontecimiento anal, cuando una voz nos trajo a la realidad. Intente taparme mientras giraba para ver quién era, que ante nuestra sorpresa, se trataba de dos tipos, bastante desaliñados de unos  40 años o más.

--“Vaya, el pendejo te está por coger por el culo” dice uno de ellos, mientras el otro  solo gesticulaba, a la vez que trataba de tocarme, cuando Guille salió en mi defensa, diciendo:

--“Deja a mi tía, desgraciado”

--“Ah, es tu  tía, que te va a traer un primito, y tu intentando romperle el orto, eso no se hace” lo dijo de una manera sarcástica.

Realmente no sabía cómo actuar, estaba abochornada, y con temor, ambos desnudos mientras Guille trataba de hacerme coito anal, frente a estos tipos, en un lugar que no pasaba nadie, sumado a que se enteran que es mi sobrino, creo que era un castigo de Dios por todo lo que habíamos hecho. Desee que me tragase la tierra, maldiciendo el lugar, la insistencia de Guille.

Nuevamente trató de tocarme, y mi sobrino salió a mi defensa,

--“La próxima vez que hagas algo te cago a golpes”, mientras me acariciaba las tetas.

--“Realmente estas muy buena y un hermoso culo, además tu sobrinito te ha calentado muy bien, hace rato que los observábamos”

Evidentemente habían visto bastante, maldecía estar en ese lugar, debí haberme guiado por mi   presentimiento, o no haber cedido ante mi sobrino, pero ya era tarde para lamentaciones.

--“Déjeme vestir” le digo

--“Estas muy linda así” mientras tiraba la ropa fuera de mi alcance.

--“Sabes una cosa, me has calentado y hace bastante que no cojo” me dice tocándome una teta, que trato de evitar. Mi sobrino reaccionaba cada vez que se me acercaban, pero esta vez le dieron un cachetazo.

--“Tranquilos, por favor, estoy embarazada, no nos hagan daño, déjennos ir.”

--“Que estés embarazada, no te quita que te cojamos, no lo iba a hacer tu sobrino” Responde.

Volvieron a zamarrear a Guille, sin pensarlo demasiado, suponiendo que si accedía, podría manejar la situación.

--“’Está bien hagan lo que quiera conmigo, pero no dañen al chico”

--“Vaya, que rápido accediste, te tomamos la palabra”

El momento era tenso para mi, resistirme, podría tener un problema con el embarazo, correr, nos agarrarían enseguida, nos golpearía y a las buenas o a las malas iban a violarme.

Guille no se quedaba quieto y nuevamente se sublevo contra estos tipos sin posibilidades de hacerles algo, al que terminaron atándolo con nuestras prendas. No quería que nos lastimasen, tampoco veía ninguna alternativa, así me acerque al de la voz cantante, diciéndole

--“Bien estoy dispuesta, pero sáquenlo, que no vea nada, hare lo que quieran, me miraron y lo pusieron tras unos matorrales”. Pensé que se podría desatar y escaparse en bicicleta, para pedir ayuda, aunque eso podría llegar a descubrir nuestra relación. Estaba rabiosa, sin dejar de maldecir por lo que estaba sucediendo, no tenía miedo, trataría de complacerlos y poder irnos, así que me tiré sobre la loneta abriendo mis piernas. Sin pérdida de tiempo uno de ellos se bajo los pantalones depositando rápidamente su verga en mi útero.

--“Mejor que te muevas, porque te vamos a tener que calentar, como lo hacía tu sobrinito” sin dejar de toquetearme por todos lados.

Mientras su compañero estaba cacheteando su verga, esperando su turno.

--“Mira mi amigo ya está listo, y vos en veremos”

Me relaje en la loneta, cerré los ojos, tratando de pasar ese terrible momento, lo más rápido posible.

Esas manos ásperas y sucias comenzaron a desplazarse por mi cuerpo, apretando mis tetillas, metiéndose por mi hueco vaginal, una y otra vez, solo intentando de eludir sus besos en mi boca,  estaba totalmente colérica no podía creer lo que me estaba sucediendo.

El más hablador contaba con un aparato algo más largo pero no tan grueso, como su amigo,  por suerte tanto uno como el otro, acabaron rápido, en ese momento respire, dentro de todo no había sido tan violento, así que me levante como para intentar irme

--“A dónde vas, mi amor? Me dice.

--“No soy tu amor” le contesto de mala manera.

--“Ya sé, estas enojada por qué no acabaste, espera un rato y te haremos gritar como yegua, y si no, nos quedaremos hasta que lo hagas bien”.

Se me contrajo el estomago, al oír eso, pero no quería adelantarme a los acontecimientos. Hubo un tiempo de reposo, por supuesto continuaba desnuda, pues me impidieron vestirme, mientras el llamado Juan se va quitando su ropa, pero a pesar de la situación, observaba su grueso miembro, que no sé si me atraía o no.

Volví a levantarme para irme, siendo nuevamente retenida, así que se me ocurrió decir que tenía ganas de orinar.

--“Hazlo acá, corazón”  me dice de manera muy autoritaria.

A pesar de mirarlo con odio, me coloque en cuclillas, comenzando a orinar ante la mirada lasciva de estos tipos, que me hicieron sentir muy abochornada, limpiándome con un trapo que encontré, volviendo a sentarme, resignada a lo que me depararía el resto del día.

Habrán transcurrido unos 15 o 20 minutos, cuando reiniciaron la actividad, acariciándome o más bien manoseándome, hasta que  uno me chupo una teta,  prendiéndose el otro a la que quedaba libre.

Si bien tuve un rechazo, nunca había experimentado una  succión simultanea, ese comienzo fue suficiente para avivar algo mis hormonas, por más que me contenía, unos gemidos de placer me  fueron delatando.

--“Parece que estas calentando” me dice el voz cantante.

Me dio rabia por lo que dijo, lo mire con cara de odio, pero eso no detenía las intenciones de estos tipos, continuando adsorbiendo de mis candentes y tiesos pezones,  con un ritmo avasallador, hasta que una mano separo mis piernas incrustándose en mi abertura vaginal.

Cuando me dice:

--“Bueno parece que la señora está empezando a humedecerse”

No dije nada, por más que intentaba contenerme, comencé a excitarme levemente, originándome unos leves espasmos, pero esas cosas me era imposible disimular, eso los alentó para hostigar en mis partes más perceptivas, hasta que Juan, así se llamaba uno, evidentemente adicto al sexo oral, comenzó a lamer mi vagina, que me fue llevando a un estado de total frenesí, al introducir su lengua, entrando y saliendo  de mi útero, desplazándola por los bordes de mis labios inferiores para mordisquearlos, al  igual que a mi enardecido clítoris. A la vez que su compañero, Mario era su nombre,  seguía mamando apasionadamente de mi teta, con la finalidad de sacarme mi escasa leche, perdiendo  conciencia de lo acontecido, para comenzar a ceder ante estos desconocidos.

Empecé a arquearme y a liberar mi contención, abriendo mas mis piernas, mientras que ese acoso, se hacía más intenso, hasta que un dedo jugueteo con mi ano, previo a la lamida correspondiente, era imposible controlarme, mis gemidos se hicieron bien evidentes, pareciendo que eso los provocaba mas. Poco a poco mis hormonas prevalecieron a mis neuronas, entregándome en ese juego sexual, mientras un grueso dedo se iba incrustando en mi recto, conteniéndome para no decir que me cogiesen.

Fue cuando me giraron, y el dedo lo embutieron en su totalidad, al punto que eleve mi culo, mientras el índice se perdía en mi conducto, mis tetas parecían estallar, cuando el dedo fue sustituido por su miembro, su grosor se hizo evidente, a pesar de la intromisión anterior, mi esfínter no cedía demasiado, y al mismo tiempo sin lubricación, pero poco a poco lo fue enterrando. Gritando y gimiendo ante esa apremiante penetración, sin ofrecer demasiada resistencia ante este Juan qué no cedía con su objetivo, que  con fuertes empellones lo fue encajando, hasta sentir sus testículos pegados a mis glúteos, me dio la sensación como que estaba ejerciendo una supremacía hacia mi persona.

Me acorde  de Guille en eso dos frustrados intentos, pero a veces no se puede cambiar el destino, siendo dos desconocidos los que concretan esa intención.

Después de grandes esfuerzos su aparato genital descansaba en mi recto, parecía que me partía, el otro empezó a besarme, prendiéndome a su boca, nunca pensé que estos tipos llegasen a ponerme así. Mientras uno me cogía analmente, el otro metió su verga en mi boca, que sin ningún decoro se la mamé, era algo frenético y patético, me sentía sucia y vejada pero eso avivaba mi interior.

Sentía palpitar su verga en mi recto, hasta que después de una serie de empellones, mi canal fue regado por su esperma, a la vez que trataba de contener mis convulsiones, que sin darme demasiado tiempo, el más hablador ya estaba preparado para metérmela, que dice:

--“Wow, como te dejo tu ojete no tendré que hacer demasiado esfuerzo”. Riéndose de su ocurrencia

Sin pérdida de tiempo una nueva herramienta buscaba mi  funda renal, noté que entraba algo más profundo, contraía mi esfínter aprisionando su verga, hasta  que de una manera impetuosa comenzó a entrar y salir sin contemplaciones, trataba de no gemir pero era imposible, hasta que me libere de esa contención exclamando sin disimulos mis gemidos  de placer. Me había entregado a estos desaliñados desconocidos de una manera injustificada, habían descubierto mis centros de estimulación. A pesar de no darle la razón gozaba como su mención de  “yegua”, me había relajado permitiendo ese coito anal,  a ese par de tipos .

El acto final fue inquietante, desconozco el motivo, pero no tenia deseos de vestirme, a pesar de haberme acercado mi ropa, estaba sentada observándolos, aparentemente se habían aplacado, el más hablador, descansaba desnudo boca arriba, lo miré sintiendo una atracción hacia su miembro, me arrodille y se lo mamé para reactivarlo.

--“Vaya eres una delicia, quieres mas mi vida”, me dice muy alegremente.

No respondí a sus palabras solo actué, continuando con mi labor hasta obtener mi objetivo, su miembro erecto, para luego montarlo  mientras ensarto mi sexo en el suyo, me abraza fuertemente y comienzo a moverme lentamente, me besa, meneo mi culo simultáneamente mirando a su compañero, se quita su camisa y comienza a tocar mi culo.

Continúo con mis provocativos meneos, hasta que comienza a separar mis carnosos glúteos, provocándome con su dedo, al que voy consintiendo levantando un poco mi culo, en señal de agrado. Hurgando con su índice mi ano, moviéndome suavemente disfrutando de esos elementos que se iban cobijando en mis cavidades.

Hasta que sentí que lo sacaba  para reemplazarlo por su rígido y grueso pene, elevando nuevamente mis posaderas, sabiendo que el dolor se haría presente. Cuando sentí su saliva lubricar mi delicada entrada, para posteriormente dar pasó a un calibre mayor, volviendo a sentir como su aparato volvía a adueñarse de mi conducto renal.

Mientras uno me besaba sin quitar su verga de mi vagina el otro bombeaba ansiosamente en mi culo, hasta percibir sus testículos contra mis  glúteos. Empecé a gemir y a moverme al unísono de ellos dos, era evidentemente que mis hormonas dominaban mi mente.

Realmente era el jamón del medio entre estos dos tipos que disfrutaban de mi cuerpo, aplacando su necesidad sexual, mi esfínter había cedido ante los envites de este Juan, mi cuerpo oprimido por ambos cuerpos, vibraba ante esa impetuosa y desquiciada doble copulación.

Clamaba y gritaba pidiendo toda su energía, estaba fuera de mi, era mi primera vez que dos hombres hacían uso de mi cuerpo simultáneamente, me cobijaba sobre Mario, sin dejar de ofrecer mi culo a Juan, que actuaban sin ningún tipo de escrúpulos. Me sojuzgaba esa intensidad de sus vergas avasallando en mis cavidades, me había olvidado de mi sobrino, para entregarme sin reparos,  a esta gente, que era más que seguro que jamás los volvería  a ver.

Acataba ese coito anal, sin discusión, sumado a las palmadas que se fueron incrementando a medida que la excitación se iba propagando., cuando Mario, mordía mi cuello y vapuleaban mis nalgas.. 

Deje que estos hombres se recreasen con mi agraviado cuerpo, sentí convertirme en la esclava de ellos dispuesta a aceptar todo, mi organismo parecía estallar por esa triple comunión, el sexo anal era lo que más me alteraba, fue algo impetuoso, esos movimientos al unísono, me sacaron de quicio, ya no contenía mis gemidos, al punto de llegar a decir

--“Soy de Uds. hagan lo que les plazca” me arrepentí de haberlo dicho, pero me salió de adentro.

Eso fue más que suficiente, para poner todas sus energías en esa gemela copulación, donde sin contemplaciones y de una manera abismal, mi organismo era sometido en mis dos preciadas aberturas. Era lógico que la energía de estos tipos estuviera algo débil, así que ese acto duro bastante,  llegando a disfrutar de  un par de deliciosos orgasmos. Solo mi ser estaba enfrascada en ese loco y desopilante trío, donde nuestros cuerpos  desnudos se fusionaban  en esa inesperada orgia, a la vez que la transpiración se aglutinaba en nuestra piel.

Después de unos cuantos minutos y una seguidilla de empellones por ambas partes, percibí  la descarga de sus flujos en distintos momentos, quedando depositada en mis íntimos compartimentos.

Caí extenuada, por la tensión acumulada y la energía utilizada en mis orgasmos, después de este apasionado y atípico encuentro, cuando uno de ellos se puso a orinar contra un árbol, que como una adicta, me fui hasta él, arrodillándome a su lado para poner su verga en mi boca antes de que finalizara, sintiendo un chorrito de su orín en mi boca. Cuando me levante sentí verter el esperma por mis dos aberturas, a la vez que los veía como se vestían.

Ambos se me acercaron y me besaron en la boca, respondiendo de igual forma, sin dejar de tocar mis partes, y mientras este Mario oprimía mi pezón me dice:

--“Has estado de primera, cuando quieras estamos en el pueblo”  Si bien me sentía vacía, por lo sucedido no estaba enfadada y hasta desee que se quedasen. Me quede parada viendo como se alejaban, no los odiaba, tampoco sentía nada. Me limpie un poco y fui rápidamente a desatar a mi sobrino.

--“Estas bien tía?”

--“Si, estoy bien, no te preocupes” por supuesto que no le conté los pormenores, aunque algo debía de sospechar.

Cuando estábamos por partir lo abrace y me puse a llorar, no sé por qué, tenía una congoja, si bien en un principio tenía mis temores, para después entregarme de una manera excedida a ese par de tipos, creo que en ese instante me di cuenta de mi proceder, no entendía como pude rebajarme así, entregándome abiertamente, pero realmente fue para proteger a mi sobrino?.

Nos vestimos y  regresamos a casa de mi hermana, prácticamente no cruzamos palabra, metido cada uno en su mundo, ya era bastante tarde, así que deberíamos tener una buena escusa por la tardanza. Solo lamenté que no hubiese sido Guille quien me hiciese todo eso. Dos días después regresaba a mi hogar, con una asignatura pendiente, si bien no hubo oportunidad, tampoco lo deseaba demasiado, ni mi sobrino trato buscarme