miprimita.com

MI QUERIDO SOBRINO (Parte 2)

en Amor filial

MI QUERIDO SOBRINO (Parte 2)

Traté de olvidar lo que habías hecho, aunque no dejaba de dar vueltas en la cabeza, me levante para ir a preparar los desayunos, intentando distraerme para disipar esas locas ideas que poblaban mi mente. Cuando mientras estaba abocada a esa tarea, sigilosamente surgió mi sobrino, tomándome de la cintura hasta meterlas dentro de mi camisón apretando mis pechos, besando mi cuello. Me quede  unos instantes mientras acariciaba mi abdomen hasta que intento meterlas dentro de mi  pantaloncito, no es que me fastidiaba, solamente debía frenar ese ímpetu, evitar lo predecible.

--“Guille, ayer lo hable, por favor no me lo hagas mas difícil” se lo dije en un tono tajante.

--“Esta bien, tía” me contesto bastante molesto.

Me dolía lo que le había dicho, pero esto ya estaba en el punto de inflexión, sabia cual era el paso siguiente, no era que me desagradaba, pero sentía que traicionaba a mi esposo y hasta a mi querida hermana. Era fácil para mí entregarme a sus deseos sexuales, de los que no me incomodaba, pero creo que era cuestión de conciencia, de lealtad a mis seres más cercanos. Tras la salida de mi sobrino, que regreso después del mediodía, traté de pasar la mañana distrayéndome con un paseo  por el centro, que quedaba a escasas cuadras de nuestra casa.

Regrese para preparar algo de comer, al rato llegó Guille, apenas me saludo, comimos, trate de entablar una conversación, respondiéndome con monosílabos, era evidente su mal humor, evidentemente estaba acostumbrado a que le concediesen lo que quería, producto de hijo único de madre divorciada.

Por supuesto que  no intente pedir explicaciones, así que después de comer decidí irme a mi dormitorio. Cerré la puerta y me desnudé para estar más fresca, pero me  era imposible dormir por el calor y además giraba en mi cabeza esa desavenencia con mi sobrino, que si bien era de consentirlo bastante, no quería ceder en esta oportunidad, de pronto me vino a la mente la tarde anterior en el bosquecito, trasladándome a  una serie de fantasías con ese momento, que de hacerlo o no, podía llegar a arrepentirme por cualquiera de las dos determinaciones

Me cerré en la habitación y me acosté, después de casi una hora, dando vueltas en la cama sin conciliar el sueño, decidí ir a darme una ducha rápida, me levante  pensando cosas, me envolví con un toallón dirigiéndome al baño.  Al pasar por su habitación, estaba tirado en la cama, ni levanto la vista al percibir mi paso.

Me duche un buen rato, hasta toque bastante mi vagina, sin llegar a masturbarme, evidentemente eso no deseaba.  Después de haberme refrescado, me cubrí con el toallón, para dirigirme a mi habitación, mi sobrino continuaba en su cama  leyendo, haciendo caso omiso a mi presencia, dándome irritación su actitud.

Llegué a mi cuarto, me senté al borde de la cama, me quite el toallón, pensando en lo sucedido, sin preverlo me levanté de golpe, me envolví nuevamente con el toallón, me quite el anillo, y me saque las ojotas, salí y me pare frente a su puerta, para decirle algo, cuando me mira sorprendido, no sé si fue la manera de observarme, pero sin pensarlo demasiado desate el nudo, exhibiendo mi cuerpo desnudo,  a su pasmada  mirada.

--“Esto es lo que estas esperando “le digo, a la vez que pensaba que cedia nuevamente a sus “caprichos”.

 Durante unos breves segundos me miró hasta que tiro revista, para venir a abrazarme y llenarme de besos.

--“Realmente, no  te lo mereces, enojarte, en lugar de razonar un poco,  además jamás me he entregado tan deliberadamente a alguien, totalmente desnuda para que aplaques tu excitación, debería dejar que te hagas la paja por pelotudo. Nuevamente te consiento y es mucho lo que te entrego” lo dije con rabia, sintiendo que me desahogaba

--“Perdóname tía, tienes toda la razón”. Me dice, a la vez que me abraza y besa la cara. Es ahí donde beso sus labios metiendo mi lengua en su boca, a la vez que me manoseaba de una manera alocada, y descontrolada, haciendo sus dedos hincapié en mi raja, mis tetas adsorbidas por su boca, convirtiéndose en un torbellino de exaltación. Me volcó sobre la cama mientras se  quitaba su bóxer, mostrando una satisfactoria  erección.

Me abrí de piernas, y sin hacerse esperar demasiado, comenzó a hincar su miembro en mi vagina, por primera vez sentí su miembro cálido y rígido penetrarme asiduamente, en esa  iniciación de mi sobrino.

 Su arremetimiento era precipitado, entrando y saliendo de una manera arrebatada, me encantaba sentirlo dentro de mí pero trataba de abrazarlo para contenerlo, mientras nuestros cuerpos se aglutinaban, entremezclando nuestra transpiración. Su eyaculación fue rápida, es ahí que lo abrace, dejando su verga en mí interior, cuando después de un rato le digo

--“Quieres que te lo limpie”

-- “Si, tía”

Lo acosté, y comencé a chupárselo suavemente, captando ese sabor mezcla de semen y de mis flujos, eso me transportaba, trate de no ocultar mi masturbación mientras lamia y chupaba  de su miembro, mientras me acariciaba la cara, manteniendo ese constante contacto hasta  llevarme a un clamoroso y delicioso orgasmo.

Me arrodille en la cama, observando su desnudez, pensando que hacía unos pocos años era un niño, cuando me dice:

--“Pasa algo tía?”

—“No nada, todo bien”

Comenzamos conversar, me encontraba a gusto con él, hasta que la charla se encamino en las vivencias anteriores a esta relación carnal.

 

 

--“Antes que nada, y no es un reproche, porque soy lo suficiente grande para tomar decisiones, pero quiero que tengas en cuenta que le he sido infiel a mi esposo, no estoy arrepentida, pero a partir de ahora las pautas las determino yo, te guste o no. Y si te he entregado mi cuerpo, no quiere decir que somos pareja, sigues siendo mi sobrino. Estamos?

--“Si tía”

Quiero preguntarte algo

 

--“El  día, que  me pediste de acariciar la panza, fue para después poder llegar a tocar mis tetas, y tras esto te calentaste y te pajeaste?”

--“Bueno, si” me contesta algo avergonzado.

--“Porque me hiciste sexo oral esa mañana, estabas excitada?” me pregunta

--“Si lo estaba, realmente necesitaba sexo, se que ante los ojos del resto de nuestra familia, esto es algo aberrante, pero no estoy arrepentida de haberlo hecho contigo”

--“Porque no quisiste desnudarte ese día en el bosquecito?”

--“No sé realmente tuve temor que alguien apareciese, después me arrepentí de no haberlo hecho”

Me toma la mano y nota que carecía del anillo

--“Porque te lo quitaste?

--“Uf, buena pregunta, muy observador, creo que no quería tener ningún elemento que me relacionase con mi matrimonio”

-- “Viniste a mi habitación con el propósito de coger?”

--“ Más que nada sacarte esa cara de culo que tenias, y realmente quería hacerlo, estos días de abstinencia me tenían bastante alterada”

--“Lo haces seguido con tu marido”

--“Realmente con este estado muy seguid”

Estas revelaciones venían acopladas a una serie de caricias leves y continuas que nos hacíamos llevándonos lentamente a una nueva y llevo a una nueva y bastante ferviente copulación.

Después de tomar un respiro, nos quedamos remoloneando y charlando cuando Guille arrodillo a mi lado observaba mi cuerpo.

--“Que pasa? Le pregunto       

-- “Quiero mirarte, detenidamente, me encanta tu cuerpo”

--“Ya lo has visto, bastante” Le comento

-- “Pero no a fondo y además no dejar un mínimo espacio sin tocar y observar”

Me acosté plácidamente, cuando comenzó a acariciar mis pechos, mi abdomen, hasta que su mano busco mi sexo, separe las piernas para permitirle más autonomía de acceso,  su dedo la recorría con mucha sutileza, bordeando mis gruesos labios, penetrando su dedo en mi cavidad, palpando mi membrana interior, rosando una y otra vez mi enardecido clítoris.

No solo me encantaba verlo explorar mi cuerpo, sino que me incitaba, ni mi esposo había actuado así, en esa indagación  corporal, descubriendo cada centímetro de mi piel. Paso varias veces su dedo por mi húmeda vagina, hasta llegar a probarlo convidándome con mi propio flujo.

Trate  de empujar su cabeza con el fin de sentir su boca en mi sexo, pero solo me  giro suavemente, para acariciar mi espalda, hasta que llego a mis glúteos, abrí bien mis piernas, dejando al descubierto mis aberturas intimas. Separo mis glúteos para rozar el borde de mi ano, oprimiendo con su dedo el orificio, haciéndome  desbordar de excitación, hasta provocarme un gemido.

--“Te encuentras bien tía? “me pregunta, algo desconcertado por mi exclamación.

--“Si, mi amor, no te preocupes, sigue” respondo

Continuo asiduamente bordeando mi esfínter, hasta que levante mi culo, como demostrando que me gustaba, si bien no respondió de inmediato, ante mis continuas exclamaciones, fue introduciéndolo   gradualmente su índice, rozando su yema, las paredes de mi conducto renal.

Dado que no objetaba ninguna queja, cada vez iba aumentando ese contacto, para introducirlo y sacarlo lentamente, hasta que su dedo comenzó a perderse en el interior de mí conducto rectal.

Me agradaba esa experiencia que iba adquiriendo, además me excitaba enormemente, mientras continuaba jugueteando con mi parte más privada, acto que mi esposo era bastante reacio en hacerlo. Suponía cual era el objetivo de mi sobrino, no quería influenciar, solo permitirle hacer lo que le era placentero o deseaba, no es por jactancia pero muchos hombres han alabado mi culo.

Continuo con su dedo penetrar mi conducto, hasta que intento hacerlo con dos, experiencia que nunca había tenido, pero me atraía y excitaba esa manera de remover mi recto, así que con algo de esfuerzo comenzó a hincarlos, donde se ofrecía mayor resistencia, ante alguno gemidos míos por el dolor y la motivación.

Cuando quita sutilmente sus dedos para abrir con su verga el surco entre mis glúteos, mi alteración estaba al  límite hasta eleve mi traste, en la espera de ser engarzado, era mi máximo deseo en ese instante. Cuando oímos la puerta de calle que se abría con la llegada de mi hermana, como una tromba corrí a mi habitación, habíamos perdido la noción del tiempo.

Después de la cena, charlamos un poco,  y después fuimos al estar a ver televisión, sentándose Guille a mi lado, por supuesto comenzó a tratar de tocarme, con disimulo, que en dos o tres oportunidades lo fui rechazando. En un momento que mi hermana se fue al baño, me dice,

--“Esta noche voy a tu cama?”

--“Ni se te ocurra pendejo, no quiero problemas, ya has tenido lo tuyo, cálmate, que si tu madre nos descubre hay escándalo familiar, así que olvídalo

Sabía que el día siguiente era sábado, y mi hermana no trabajaba, además el lunes me iba no quedaba demasiado tiempo para estar juntos.

A la mañana siguiente llega a la cocina, se arrima por atrás, notando su inesperada erección al apoyarse abiertamente contra mi culo, mientras mete sus manos entre mi camisón apretando mis tetas.

Lo detuve inmediatamente, diciéndole.

--Cálmate, puede venir tu madre, además ya has tenido lo tuyo”

--“Porque no nos vamos al bosquecito, entonces?”

--“No” le respondo  rotundamente

Realmente no tenía ganas de ir, no se algo no me convencía, pero a cada rato insistía, sabía que muchas alternativas no había, aunque porque negarlo, yo también lo deseaba, de alguna manera me agrado ese nuevo contacto anal. Traté de concederle su pedido, por lo dicho anteriormente y para que me dejase en paz con su constante insistencia.

--“Esta bien, te aclaro que no haremos nada” no sé si sería posible pero me adelante a los hechos.

--“Esta bien tía.”

--“Así que disfrutemos del lindo día.”

--“De acuerdo, lo que digas”

Si bien teníamos planeado ese “paseo”, debía proponerle a mi hermana si quería acompañarnos, pero por suerte apenas se lo comente me dijo, vayan Uds. ese lugar no me agrada para nada, pero por favor regresen temprano así podemos salir y estar juntas.

Preparamos todo  y emprendimos el viaje al lugar, no sé que me pasaba, pero no iba muy convencida, no era como la primera vez,  solo para conformar al insistente de mi sobrino.

Llegamos al sitio y acampamos, para ir después a bañarnos, Guille volvió a insistir que me quitase la malla, le dije que no, nos metimos en el agua, jugamos, alguno que otro toqueteo algún beso, fue entretenido además de disfrutar del hermoso día, mis presentimientos se disiparon, y estaba contenta, sin saber que se avecinaba.