Del chat a la cama (1)

Nunca pensé contar mis historias, pero el anonimato de internet me permite hacerlo sin que nadie que yo conozca lo sepa. Esto me parece maravilloso.

Les contaré todo lo que he vivido en la red, los episodios más excitantes de mi vida sexual. Totalmente reales, espero que os gusten.

Me llamo Carolina, tengo 28 años, trabajo y al mismo tiempo estudio en la universidad.

Lo que les voy a contar pasó hace como cinco años. Yo estaba sin novio. Comencé a salir con amigas de mi universidad. Con los tragos y en grupo, todas nos soltábamos y poco a poco nos contábamos todo lo guarro que habíamos hecho con chicos, experiencias actuales, pasadas, infidelidades, etc.

Una de mis amigas, nos contaba de sus aventuras de cibersexo, algo que yo nunca había probado, y de cómo en más de una ocasión quedaba con tíos o parejas para follar, tras haberlos conocido en chats o redes de todo tipo.

Algunas de mis amigas se enrollaban con los chicos que conocíamos en las discotecas que frecuentábamos, pero otras entre las cuales me incluyo, preferúamos solo bailar y un poco de magreo, besos, y nada más. Luego a casa a dormir.

Cuando llegaba a  mi apartamento, se me quedaba en la cabeza todo lo que nos contaba mi amiga. El cibersexo era algo excitante, era un método estupendo para tener sexo anónimo y sin ataduras de la manera más discreta posible. Tanto darle vueltas hizo que sin casi darme cuenta, me encontrara empapada en más de una ocasión. Y hasta acababa haciéndome un dedo que me proporcionaba un orgasmo increíble. Acto seguido quedaba dormida como un lirón.

Tanto pensar en eso que una noche en que estaba aburrida, decidí entrar a ese tipo de chats. Entré en varios chats de adultos, había de todo, desde las páginas de ligues normales, páginas de BDSM, salas de intercambio de parejas y muchas cosas más.

Como me puse un nick de mujer, me llovieron docenas de mensajes privados. De todos los mensajes, me llamó la atención uno, me pareció gracioso su nick: MrHard.

Yo me había puesto gatita19, y jugué a que era una guarra perdida, tuvimos una charla muy caliente.