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Gonzalo - Vuelta al ruedo.

en Sexo con maduras

Habían pasado ya casi tres años del día en que cambió mi vida y mi mundo entero se hundió para siempre. Me llamo Gonzalo y desde siempre idee en mi cabeza en como quería vivir y aunque suene tradicional en estos tiempos que corren, la verdad es que siempre pensé en ser maestro, con una vida tranquila rodeado de mis amigos y familia, así como tenía muy claro que aquella chica con quien realmente empezase algo serio sería aquella con quien compartiría mi vida. Y así fue, nada más entrar a la universidad conocí a María, una chica un año menor que yo y quien desde ese primer flechazo se convirtió en mi alma gemela y yo en la suya.

Fueron estos años en la universidad los mejores de mi vida, pese a estar en la casa de mis padres y es que, así como continúe con mi pasión por el futbol y viví innumerables experiencias con mis amigos disfrute todo lo posible con María. Ella era preciosa o al menos para mí lo era, rubia y de ojos azules, con un pecho bastante bonito y de buen tamaño y un culito respingón que a mí me volvía loco. Hacíamos además buena pareja, o eso decían quienes nos conocían, pues yo moreno y de ojos verdes con algo más de 1,80 de altura y bastante atlético, no me quedaba atrás en cuanto a lo de llamar la atención.

Como digo esos años fueron inolvidables, y fue con María con quien viví mis primeras experiencias sexuales, aunque costó lo suyo que ella cediese, pues tampoco había experimentado nunca nada. Mi vida era perfecta, o al menos así lo veía yo, enamorado de mi novia, encantado con mi entorno familiar y amigos y terminando mis estudios con buenas notas. Al licenciarme comencé a trabajar en el centro de enseñanza concertado del cual el padre de María era el director (ventajas de conocer a alguien de dentro) y al año siguiente tras terminar la carrera, también se incorporó María. Así con 23 años y todo por delante pero desde una situación muy estable para nuestra corta edad, decidimos irnos a vivir juntos. Lo compartíamos todo y en nuestra ciudad donde habíamos crecido, manteniendo nuestras amistades y en mi caso hasta mi equipo de futbol, donde ese año cuajamos una gran temporada.

El sumun llegó ese mismo verano cuando sin comerlo ni beberlo y después de una noche de borrachera se me ocurrió jugarme, después de almorzar con los amigos  y ya bien amanecido el día la calderilla de los bolsillos a la  primitiva. Al día siguiente ni me acordaba del boleto, sin embargo al llegar a casa después de pasar la tarde con mi chica, ahí estaba sobresaliendo del pantalón. Resultó premiado con 12 millones de euros. No sabía ni que hacer y la verdad tras confiarle la noticia únicamente a mis padres, los de mi novia y la propia María, decidí que ese dinero de momento lo guardaría y nos serviría para vivir cómodos el resto de nuestras vidas, pero sin demasiados lujos al menos de momento, pues pensé en que nadie se enterase de mi buena dicha. 

Sin embargo, esto pronto cambiaria y así fue, en medio de esa espiral de felicidad tras unas vacaciones en la playa con María en las que nos comprometimos en matrimonio la desgracia se cebó con mi vida. Fue un accidente de trafico volviendo del viaje lo que me hundió literalmente el mundo. Desperté en el hospital, con heridas graves, pero nada irreversible, no así ella quien había fallecido. Aquello me destrozó por completo, la mujer de mi vida, la persona que más fidelidad y amor me había regalado y a la cual yo adoraba se había marchado para siempre. Me tire 2 semanas en shock sin hablar con nadie y recién eché algo de luces y comencé a asimilar aquello comuniqué a mi suegro, él siempre lo sería y lo es, mi decisión de abandonar por lo menos de forma temporal el colegio, pues ese lugar era una mina de recuerdos.

Pasé así dos años en casa de mis padres donde el apoyo de mi familia, el deporte y alguna quedada con los amigos fueron los únicos cabos que me mantenían atado con la realidad. En ese tiempo poco a poco fui saliendo de mi letargo y con la ayuda de mis amigos comencé a animarme a alguna juerga donde si bien hubo varias oportunidades siempre rechacé retomar mi vida sexual. Lo había decidido, nadie podría ocupar el hueco de María, pues yo sería incapaz de querer a nadie como lo había hecho con ella, por eso no volvería a comprometerme con nadie, así como también evite los rollos sin compromiso de ningún tipo, algo que nunca había hecho y que no iba conmigo. Además en este tiempo me propuse retomar la docencia pues a pesar de mi fortuna, bien almacenada, la vocación seguía ahí y comencé a preparar las oposiciones al cuerpo público de maestros.

En el examen, ya casi dos años después de mi desgracia si bien no logré la plaza, conseguí una buena nota que me permitiría trabajar como interino. Mi vida recuperaba algo de alegría poco a poco, pero en el terreno sexual seguia de luto. Mis amigos no eran ajenos al asunto sin embargo jamás me presionaron más allá de alguna indirecta. Ellos ya me conocían sabían que era muy reservado, pues hasta que conocía a María fui muy esquivo con las mujeres, pese a llamar bastante la atención. De cualquier manera, frecuentemente me veían escapar de cualquier chica que se interesase por mí, hasta que de un modo u otro estos decidieron hablar con mis padres y les comentaron la situación. Mis padres nunca se habían entrometido en mi vida sexual, pero aquella vez decidieron que lo harían y tras reunirse con los padres de mi difunta novia, con quienes todavía mantenemos una cercana relación, se decidieron a hablar conmigo.

Yo explique mi postura y si bien ellos se esperaban algo así y lo entendían me hicieron ver que pese a mi desgracia la vida seguía y no deshonraba a nadie si yo rehacía mi vida. Esto me espabiló de nuevo y me empujó a tomar una decisión que aun mantengo, reactivaría mi vida sexual, pero jamás me comprometería en algo estable pues nunca podré.

Retomé así plenamente el control de mi vida o lo que quedaba de ella cuando el verano llegaba a su fin en las fiestas del pueblo de uno de mis amigos. Tras una noche de alcohol y risas, acabé en la bajera que la cuadrilla del pueblo de mi amigo alquilaba para juntarse, con una de sus amigas, Celia. Era una chica simpática, bajita y de ojos verdes de la misma edad que yo, que desde el principio de la noche se había mostrado muy cómplice conmigo. Allí estábamos los dos hablando y apurando las últimas horas cuando decidida ella, se sentó en mis piernas y me besó. Yo me dejé hacer y respondía a sus besos y caricias y poco a poco se fue calentando el ambiente y quitándonos ropa. Sin embargo, sentía que algo iba mal y es que mi polla no respondía. Preocupado por el asunto, mi libido empezó a decaer y todo se fue al traste. Ella se preocupó por mí y por lo mal que me sentía en esos momentos, algo que le agradecí, y tras acompañarla a casa y decirle que todo era cosa mía y que era bastante guapa la besé y me volví a casa de mi amigo a dormir.  

Aquella noche fue el comienzo de una serie de situaciones similares en los meses siguientes con 3 chicas más con las que mi polla, no dio respuesta alguna a la hora de la verdad. Empezaba a tener un problema y es que, si bien emocionalmente yo no sentía nada amoroso por nadie, tampoco podía dar rienda suelta a una tensión sexual que sinceramente si sentía. Era algo que no le encontraba explicación, pues en el terreno sexual no tenía remordimientos de ningún tipo, pues acepté que no le faltaba al respeto a mi difunta novia. Era algún tipo de bloqueo mental, pero no sabía de dónde venía. Pese a todo decidí seguir intentándolo a ver si así se solucionaba, pues la libido la mataba en mis ratos de soledad masturbándome y ahí el asunto si se empalmaba como siempre lo había hecho.

Con este problema en mente pasé las navidades en casa bastante arropado y poco después, llegó el día en que se me ofreció un nuevo puesto de trabajo. Era en una ciudad cercana a la mía, pero que me exigía mudarme al menos durante la semana para una mayor comodidad a la hora de acudir nuevo colegio. La verdad es que pensé en rechazar el puesto, pues no necesitaba trabajar para vivir ya el resto de mi vida, sin embargo, la idea de tener una ocupación, cambiar mi modo de vida y vivir fuera me sedujo, además siempre podía regresar para el finde a casa. De esta forma, acepté el puesto, al que me incorporaría a principios de la siguiente semana, algo casi inmediato. Esto me obligó a buscar de urgencia un sitio donde dormir y si bien ya estaba decidido a hospedarme en un hotel hasta encontrar una vivienda un colega me comentó que en una página web, se podía contactar con familias u personas que alquilaban habitaciones en su propio piso a un buen precio. La idea me sedujo, pues siempre me había gustado la idea de compartir un espacio con desconocidos a ver como resultaba la experiencia. Me decante por un piso que se ubicaba en la misma calle que el colegio al cual iba a trabajar, y así acorde por medio de una llamada telefónica que me alojaría en el durante al menos el primer mes de estadía en el centro, y pudiese acomodarme y buscar un nuevo piso para mí solo. 

Llegué a la que sería mi nueva casa el domingo a media tarde, con el coche cargado de cosas para acomodarme en la habitación y sobre todo con la duda de conocer a Tere, mi casera. Nada más llegar al portal, donde habíamos quedado, la contemple y para mi sorpresa despertó en mí un interés que no tenía desde hacía tiempo. Ahí estaba ella, con su melena castaña, unos ojos grandes y marrones, de tez morena y con una bonita sonrisa, pero que daba pie a la imaginación. Su cuerpo era además bastante llamativo, con una estatura cercana al 1,70 tenía un buen culo, redondo y algo grande, pero firme y bien trabajado por el deporte. Además, a ese culo grandote y de caderas anchas, le acompañaban dos grandes tetas que, aunque un poco caídas aun llamaban la atención de forma descarada.

Desde el momento en que la vi me fijé en ella, una mujer madura, con una expresión de calidez y cercanía en su rostro, risueña y con cierto morbo, pero claro no pensé en intentar nada pues que gilipollas la intenta liar con la casera. Lo cierto es que Tere desde el minuto uno fue muy maja, me mostró la casa, me dio tiempo a instalarme y me llevo a dar una vuelta y tomar algo para enseñarme el lugar y conocernos. Fue muy cercana conmigo, demasiado diría yo, intentando algún roce y lanzándome alguna puya sobre mi vida sexual, que me sorprendió. En ese clima de confianza la situación me llevo a contarle mi historia, algo que la cohibió un poco.

Pese a ello, ella me contó como a sus 39 años hacia 5 que se había divorciado, a causa de varias infidelidades, que trabajaba como corresponsal de un banco y que salía bastante con su grupo de amigas. La verdad es que cogimos bastante confianza desde el primer momento y eso cuando eres nuevo en un sitio ayuda. 

Las primeras dos semanas se me pasaron volando, buen ambiente en el trabajo, alguna charla en la cena con Teresa y los ratos libres los aprovechaba para ver series o hacer algo de deporte. Mi nueva vida me gustaba, además fui trabando amistad con algunos compañeros y así en medio de una conversación con ellos a la salida del trabajo un viernes, me decidí a salir a dar una vuelta con ellos y ver el futbol. Mis nuevos amigos eran Ander y Mario, poco mayores que yo, pero jóvenes al fin y al cabo pues tenían 28 y 29 años. Poco a poco la noche se fue alargando y finalmente terminamos en un bar de copas. Allí entre risas nos juntamos con un grupo de amigas de estos dos, y en medio de la noche apareció por la puerta Teresa mi casera. Iba con 3 amigas, de su edad o cercana, y mismo me vio corrió a saludarme. Tras una breve conversación y ante la insistente llamada de sus amigas que ya habían elegido mesa, se despidió de mi con un beso en la mejilla, algo que me inquietó. No obstante, volvía a mi mesa con mis nuevos amigos, quienes decidieron, a fin de seguir a las chicas con quienes estábamos compartiendo el rato hasta otro garito. De nuevo nos sentamos en una mesa Ander, Mario y yo, junto con Montse, Belén y Eva que así se llamaban ellas. La noche prometía y en medio de varios cubatas, finalmente cada uno de nosotros estaba emparejado y comiéndose la boca con una de las chicas, en mi caso con Eva y que si bien era rubia y esbelta, con un culo bonito, no era nada nada del otro mundo, siendo Montse y Belén chicas bastante normalitas también, la primera bastante alta y delgada y la segunda más de talla media, con unas tetas grandes y apetecibles, pero cuyo rostro era más apagado que el de sus dos amigas. Así en poco rato y con los deberes echos cada uno se fue acompañado por su camino.

Decidí ir con Eva hasta su casa, sin embargo, una vez allí volvió a surgirme ese dichoso problema y el cipote no quiso funcionar. Valiéndome de excusas, le dije que no era normal y sin ya vergüenza de ningún tipo me disculpé con ella y me retire a casa, no sin antes intercambiar teléfonos para un nuevo intento como ella lo llamó. 

Caminé así de nuevo hacia casa, borracho y sin ánimo. En silencio intenté entrar sin despertar a Tere quien esperaba estuviese dormida, pero para mi sorpresa allí estaba ella, en camisón, por encima de la ropa interior y preparándose antes de meterse en la cama. Al verme llegar se echó a reír y comenzó a bombardearme a cerca de que tal la noche y que, si había triunfado, que en el bar más de una se me comía con los ojos. Así poco a poco mientras me quitaba la ropa y me quedaba en gayumbos antes de irme a dormir, me espabilé y comencé a chincharle sobre qué tal su noche.

Por lo que vi también había bebido y me atreví a preguntarle si no se animaba a cazar a ninguno de los pardillos que seguro la tonteaban.

T- Seguro que sabrás tu si hay o no pardillos que me tontean. -Contestó entre risas-.

G- Creéme los hay, o por lo menos debería haberlos.

T- Crees bien, sin embargo, la verdad después de la última aventurita no tengo ganas de muchos trotes.

G- Algún despecho o que Tere?, desde luego no hay más que gilipollas por el mundo…

T- Pues si la verdad, después de 2 meses quedando con un tío, en una relación totalmente abierta, vale que hagas lo que quieras, pero joder no mandes mis fotos desnudas por el grupo de tus amigos.

G-Joder, hace falta ser capullo aunque la verdad no se quien esta peor de los dos.

Aquella respuesta la sorprendió y de nuevo entre risas dijo

T-Que le pasa al marqués? No has podido vaciar los huevitos con la rubita del bar…

La respuesta me espoleó y la verdad es que pese al poco tiempo en que nos conocíamos teníamos ya mucha confianza mutua. Eso unido al vacile que me acababa de meter me empujó a contarle ni corto ni perezoso mi noche y mi situación. Ella entre risas y yo con humor expliqué cada detalle y al acabar con sorna dijo:

T- Como es posible que un maromo como tú le falle el muelle a la hora de la verdad. Algo tiene que andar mal porque si no… jajajaja.

G- Si no te lo crees compruébalo por ti misma.

Al mismo momento en que le lance el desafío un escalofrió me recordó la locura que acababa de cometer, me esperaba un corte de los buenos sin embargo ella se echó a reír y dijo

T- Mira pichón, yo estoy calentita como una mona y sin nada que perder. La verdad es que estas como un quesito y además tan tiernito e inocente.

Aquello me dejo fuera de juego, no sabía que hacer pero ante la situación, y pensando en que no había nada que perder (siempre podía irme a un hotel) decidí quitarme el bóxer y ver que hacia ella.

G- Ahí lo tienes.

Le dije, y ni corta ni perezosa me echo mano al manubrio, algo morcillona, entre risas.

T- No calzas nada mal, a ver cómo es esto en apogeo pichón.

La verdad es que la situación la estaba disfrutando y es verdad, si bien no tengo un tarugo de medio metro, si tengo una polla bastante grande y gorda. Para Tere aquello era la mar de divertido y cogido de la polla me paseo hasta su habitación. Allí tras sentarme en la cama comenzó a pajearme y por su cara poco a poco demostraba un vicio de alucinar. Después de sacarse el sujetador y enseñarme dos melones tremendos, me agarro de nuevo el badajo y empezó a pajearme mientras me miraba a los ojos con cara divertida. Yo sin saber que hacer le di un beso y ella me contestó muy pasionalmente, sin dejar de bombearme la polla.

En poco rato estaba yo totalmente ido sobándole los melones y disfrutando de aquel pajazo, cuando entre risas me dijo bueno, hasta aquí ha durado el hechizo. Aquello me espoleó y mire hacia mi polla encontrándola dura como hacía tiempo no la veía.

T-Menudo pollón te gastas si señor.- Mientras con una mano me acunaba los huevos y con la otra me descapullaba la polla con vicio-.

Estaba en una nube y en medio de ese placer que me estaba dando, sin darme cuenta descargué. Me la meneo al notar la corrida aún más deprisa y me dejó correrme a gusto.

T-Bueno pues hasta aquí el problema. -Dijo al tiempo que se marchaba al lavabo-.

Yo me quede flipando, con la persona que menos me lo esperaba, había recuperado unas sensaciones que empezaba a dar por muertas, sin embargo, algo me saco de relax.

T- Nene, no creerás que esto se ha terminado no? -dijo mientras de nuevo me agarraba de la polla meneándola despacito pero muy firmemente-.

G- No se ni que decirte Tere, pero claro viendo como estas de salida y lo tremenda que estas así en tanguita tendremos que aprovechar que el colega a salido del coma…

T- Que gallito estas no, quien lo diría después de tanto tiempo disparando fogueo jajaja

Sabia como calentarme y más cuando se agachó y se metió mi polla en la boca, succionando el glande ante mi asombro. Sin embargo, después de liberarme de ese bloqueo que tanto me había amargado, mi confianza estaba por las nubes. Con decisión comencé a masajearle las mamellas y cebarme a pellizcos con esos pezones más bien grandes y de un color marrón no muy oscuro que coronaban sus tetas.

T-Bueno, bueno si parece que sabes hacer algo, a ver potrillo enséñame tus mañas.

Como pude y agradecido me incorporé un poco en la cama. Tenía de nuevo la polla como un mástil pues la mamada que me estaba haciendo era un escándalo. Bien era cierto que durante mi noviazgo con la total seguridad que existía entre María y yo habíamos practicado muchísimas ocasiones sexo tanto oral, como vaginal e incluso anal en ciertas situaciones, sin embargo, aquello era diferente. No había amor, solo deseo y esto era lo que desde ahora tendría.

Desde luego no era lo mismo en cuanto a la calidez y el cariño que se sentía, pero no estaba nada mal y ofrecía otras posibilidades. Sabiendo esto, y dejando salir lo más bajo y pasional de mis instintos, como decía pasé a la acción. Llevé una mano a la nuca de Teresa y mientras la besaba con fuerza, la senté en la cama y bajé mi mano hasta su entrepierna. Con el tanga aún encima, mis dedos comenzaron a moverse en círculos por su raja haciendo la suficiente presión como para que ella comenzase a gemir con ganas.

G-Esto esta bien, o no más vale fuerza que maña. -Todo esto mientras sonreía con malicia.-

T-Sigue mamoncete, no te pares.

La respuesta me dio vía libre a seguir y así con descaro retiré la tela del tanga y comencé a meterle los dedos en un coñete que ya estaba bastante húmedo y la verdad con algo de pelo. Poco tardó Teresa en retomar el control y sin decirme nada me cogió la cabeza y trató de empujarla hacia su coño. Yo me deje llevar y al acercar mi boca a su almeja. Comencé a dar lametazos al centro de su raja, para después cebarme con su clítoris y darle algún que otro besito. En estas estábamos cuando Teresa quien no había parado de gemir en todo el rato comenzó a moverse entre algún espasmo y se corrió con algún grito de por medio.

T- Menudas ganas tenía de correrme Gonzalito. -Exhausta me abrazo y se tumbó conmigo. –

Aquello estaba siendo increíble, pero faltaba algo o por lo menos a mi y es que no iba a terminar la noche sin intentar meterla. Ella tampoco debió creerlo así, pues apoyada sobre sus rodillas y sin avisar se metió de nuevo mi polla en la boca. La mamaba de maravilla, de nuevo succionando el glande y alternando con chupadas más profundas y algún beso en el tallo de la polla y los cojones, que entre tanto también masajeaba. Así en medio de una espectacular mamada, mi polla que había estado bien dura todo el rato, se agrandó hasta sus topes y cuando Tere creyó estar recuperada del orgasmo, se incorporó y se la clavó en el coño. Lentamente empezó a cabalgarme y el placer se adueñó de mí, así tras un rato follando en esa postura, y aprovechando para sobar y morder esas berzas decidí poner yo mayor esfuerzo.

Acosté a Tere boca arriba y empecé a penetrarla en una postura de misionero, que me permitía ver su cara de entre risueña y viciosa, pero que cambió en el momento en que mi polla entró por completo hacia un gesto de placer.

T-Pffff esa polla me llena, joder sí que estoy gozando.

Yo no supe que decir, así que de nuevo la besé con fuerza y sabiendo que en poco tiempo me iba a correr imprimí más ritmo a mis embestidas y me corrí como un poseso entre los gemidos de Tere.

Sin saber que decir y recuperando la cordura, mire a Tere y esperando de ella un gesto, caí en la cuenta de que no me había puesto el condón. Mi cara se volvió un poema y con miedo dije

G-No he podido avisarte a tiempo perdona, yo…

T- jajajajaja mira que eres pardillo. No te preocupes, tomó la píldora y ahora quédate aquí en mi cama o lo que quieras, pero vemos a dormirnos.

G. Joder, menos mal. Bueno, si vamos a dormirnos.

T- Ha estado bien esto, Gonzalito.

Y tras pellizcarme los huevos, se dio la vuelta y trató de dormirse. Yo comencé a pensar en lo ocurrido, en que por fin había vuelto al ruedo y que de ahora en adelante trataría de disfrutar del sexo, pero siempre sin compromiso.